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Bernardo Sánchez Salas, «Paulino Masip, un escritor español en el cine mexicano», Secuencias, 7 (octubre 1997), pp. 42-43.

 

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Juan Rodríguez, «Paulino Masip, una narrativa entre dos mundos», Ojáncano, 13 (octubre de 1997), pp. 23-32.

 

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No es casual el hecho de que no haya prácticamente -con excepción de En el jardín vacío (1962), de Jomi García Ascot, película que, por otra parte, nunca se estrenó comercialmente- ninguna cinta que trate el tema del exilio republicano español a pesar de la gran cantidad de profesionales de todo tipo, desde guionistas a escenógrafos y músicos, que ese exilio aportó a la industria cinematográfica mexicana. Puede verse al respecto el todavía imprescindible estudio de Román Gubern, Cine español en el exilio, Barcelona, Lumen, 1976.

 

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«A los pocos meses de llegar a México, empezó a escribir guiones para el cine y con la sensibilidad que tenía para el diálogo, pudo formular modismos sin que nadie notara que por boca de un catalán riojano, hablaban Jorge Negrete, el Chicote o Pedro Infante.

Mi padre salía poco a la calle, así que el contraste con el habla popular del pueblo mexicano lo tenía a través de sus hijas. Nosotras tuvimos maestros y compañeros mexicanos desde el primer día y todos los niños republicanos empezamos a incorporar con gran naturalidad esta segunda lengua a la nuestra, y muchas veces confundíamos el habla de nuestras regiones españolas con las de México...», reproducido por M.ª Teresa González de Garay en su «Introducción» a Paulino Masip, Seis estampas riojanas, Logroño, Gobierno de La Rioja.

 

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Gubern mencionaba únicamente nueve títulos, todos ellos, significativamente, de los años cuarenta: El barbero prodigioso (1941), El verdugo de Sevilla (1942), La barraca (1944), Lo que va de ayer a hoy (1945), No basta con ser charros (1945), Los maderos de San Juan (1946), Jalisco canta en Sevilla (1948), Yo soy charro de levita (1949) y Crimen y castigo (1950) (op. cit., p. 57). Nada nuevo añadieron al respecto Anna Caballé (Sobre la vida y la obra de Paulino Masip, Barcelona, Edicions del Mall, 1987, p. 54), M.ª Teresa González de Garay («Introducción» a Paulino Masip, El gafe o la necesidad de un responsable y otras historias, Logroño, Gobierno de La Rioja, 1992, pp. 33-34), ni quien esto suscribe («La aportación del exilio republicano español al cine mexicano», Taifa, 4 (otoño de 1997), p. 214.

 

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Pablo Corbalán, «Prólogo» a Paulino Masip, El diario de Hamlet García, Barcelona, Anthropos, 1987, p. 11.

 

297

V. Sánchez Salas, Art. cit., pp. 48 y 51-59. El recuento del mencionado crítico oscila entre cuarenta y uno y cuarenta y dos, según se incluya o no en el mismo El inocente (1955), película en la que, según Carmen Masip, también colaboró su padre, aunque dicha colaboración no ha podido ser documentada (v. p. 59, nota 59).

 

298

V. Riambau y Torreiro, Guionistas en el cine español, Madrid, Cátedra / Filmoteca Española, 1998, pp. 396-398. El recuento de estos autores es de treinta y seis películas.

 

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Sobre un argumento original de Chano Urueta y Roberto Rodríguez, con un desarrollo de Ramón Peón y el propio Roberto Rodríguez. Emilio García Riera no lo menciona en la ficha que hace de esa película, hecho que explicaría que tanto a Sánchez Salas como a Riambau y Torreiro se les haya pasado por alto (v. Historia documental del cine mexicano, vol. 2, México, Era, 1969, p. 178).

 

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V. Sánchez Salas, Art. cit., p. 56; Riambau / Torreiro, op. cit. p. 397; Ayala Blanco, La aventura del cine mexicano, México, Era, 1968, p. 443; y García Riera, op. cit., vol. 4, pp. 208 y 217. Respecto a Médica de guardia, Sánchez Salas aclara que la autoría de Masip sólo aparece recogida en el repertorio de la Cineteca Nacional de México (Ibíd., p. 56, nota 49). En relación a Se le pasó la mano, Sánchez Salas acepta la indicación de Ayala Blanco y la justifica por el parecido de algunos aspectos del argumento de la película con la novela La aventura de Marta Abril, que Masip iba a publicar al año siguiente, en 1953 (Ibíd, p. 57, nota 53).