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El oficio de vender un lenguaje multimedia, con muy poco uso

Doménico Chiappe






I

Tierra de Extracción era (es) una novela que pudo ser impresa y vendida como libro en 1996, pero su contenido, aquello que contaba su narración, estaba (está) también en otras formas de expresión, por lo que el sentido de la obra atravesaba las palabras y su tradicional orden literario. Cuando creí poner el punto final a Tierra de Extracción, en su versión impresa, entendí que algo escapaba de entre sus líneas, algún susurro me llegaba desde los espacios vacíos entre capítulo y capítulo y que resultaba esencial para dibujar el cuadro que quería exponer a los lectores. Pero ese susurro que salía del interior del papel, nadie más podía escucharlo, pues no tenía cabida en el formato tradicional del libro, en su forma exquisita, inamovible, objeto de culto y costumbre.

Lo que asomaba más allá de las páginas era (es) una obra musical, compuesta en proceso paralelo a la redacción de los capítulos, que partió de la misma inspiración que produjo la escritura de la novela. No tengo manera de tratar de explorar en qué consiste la inspiración, cuándo llega y cómo se transforma en alguna manifestación del arte; sólo sé que la misma fuente que nutrió una cosa, regó la otra y que en 1996 me exigía transmitir por entero la obra, atar ambos componentes en una sola presentación al lector.

Cavilando, buscando hacia el inicio, el primer acto de la novela fue la canción y de allí partió el resto. En el proceso de creación, que dio lugar al nacimiento de Tierra de Extracción, esa esquiva y abstracta musa inspiradora fue retratada de manera instantánea a través de la música, cuyo compás desencadenaba la lírica, corta y contundente como la poesía, y después, mucho después, se transformaba en relato. Así, cuando creí poner el punto final a la novela, entendí que su narración estaba ligada íntimamente a las canciones, y que para dárselas juntas al lector sólo había un formato: el multimedia. Este soporte sería el hilo que uniría todos los componentes que presenta Tierra de Extracción.

Para que el contenido y su «navegación» en las aguas de la computadora tenga sentido y el hilado no sea de retazos cosidos con el único fin de hacer más grande la cobija, y para que el lenguaje multimedia tenga coherencia, es imponderable que todos los componentes hayan surgido de un mismo punto de creación, que la «escritura multimedia» haya sido fluida. Cuando hablo de punto de creación, no me refiero a una sola mente, sino de lo que bien pudiera ser llamado «grupos multidisciplinarios de trabajo» o cuerpos de investigación, que garanticen que todos los componentes deben nacer y crecer juntos, para que así logren el espacio que merecen a medida que la obra toma cuerpo. De allí que el título de este trabajo, de poca rigurosidad científica, y que más bien es el vuelco de los apuntes de campo realizados por mí, como autor de Tierra de Extracción, sea el que tiene. Una ironía para quienes piensan que la escritura multimedia es cortar y pegar contenidos, que, si son gratuitos, mejor.




II

Ahora, luego de casi cinco años de investigación, trabajo, pruebas y experimentos, lectura y relectura, y diálogo con otros investigadores, como Caroline de Oteyza, directora del Centro de investigaciones de la Comunicación de la Universidad Católica Andrés Bello, y Andreas Meier, jefe del Laboratorio Multimedia de la Universidad Simón Bolívar, y de estrellar contra el muro impenetrable del mercado, puedo extrapolar la experiencia y resumir de qué manera se escribe una novela multimedia:

  1. Los capítulos deben ser como eslabones de mercurio: concisos y circulares
  2. Se narra en varios planos.
  3. Las imágenes sirven como enlaces con el subconsciente del lector
  4. Dos premisas: Sencillez del diseño y modestas instrucciones
  5. Construcción lúdica. El lector hace su camino

Pero antes de explicar en qué consiste cada uno de estos «pasos», hace falta un paréntesis para describir a la novela multimedia Tierra de Extracción, versión 1.0: El «cuento» que «echa» esta obra puede, perfectamente, ser recorrido a través de la música, compuesta por 16 canciones divididas en 44 partes, cada una con una arreglo especial para ambientar el relato; o, bien, puede ser «navegada» a través de los capítulos textuales, que son 67 y están escritos de manera que puedan ser leídos por separado. Todos tienen un principio y un final y están vinculados entre sí por sus protagonistas, pero no por un orden de tiempo.

En la versión 1.0, que es la que se comercializó y la que sirvió de punto de partida para el Seminario sobre Escritura Multimedia, organizado por el CIC-UCAB, cada capítulo textual es precedido por una presentación que explora en la retórica que se está creando por el uso del CD-Rom e Internet. Esta «retórica multimedia» carece de textos para favorecer recursos que impactan rápidamente al lector, como combinaciones de elementos visuales (fotografías y obras plásticas) y musicales. La cadencia musical le llevará al estado anímico del protagonista del capítulo y la letra de la canción lo introducirá en su pensamiento.

En la versión 2.0, que se desarrolla actualmente, en conjunto con Andreas Meier, citado antes, se profundiza en el lenguaje que crean las tecnologías y se quiebra el orden de los elementos, para que cada uno cumpla mejor su función dentro del escenario que es cada capítulo. En esta nueva edición, la «retórica multimedia» no tiene un lugar específico porque es su deber estar presente en toda la obra, incluso en sus mínimos gestos.

En ambas versiones, y por razones relacionadas con la psiquis del ser humano y su manera de entender al mundo, el texto es lo más explícito de todas las narraciones que posee la novela y la palabra continúa siendo el icono perfecto. Aunque se rompe con el relato lineal, los diferentes elementos aparecen vinculados de alguna manera a los párrafos. Quizá en el futuro, cuando el lenguaje evolucione aún más, no sea necesario la prominencia de un eslabón sobre otro. Quizás otras artes, como el cine, tampoco tengan que apoyar su trama en el guión de sus actores.

Por el momento y en esta novela, el lector obtiene distintos matices sobre lo narrado gracias a las fotografías de Humberto Mayol, Edgar Galíndez, Archivo Fotográfico Shell-CIC y Fundación Andrés Mata; y a las obras plásticas de Ramón León y Manuel Gallardo le otorgará una visión artística y plural. Desde otro flanco del arte, la música compuesta por mí, como autor de la obra y producida por Raúl Alemán, introduce al lector dentro del estado anímico y pensamiento interior de los protagonistas de cada capítulo. En fin, un conjunto de elementos que inducirán al lector a una asociación libre de pensamientos. Así, florece su propio mundo junto al de la narrativa. Así se logra lo que llamo «interactividad pasiva». La «activa» sucede gracias al carácter lúdico y a la necesidad de «pasar las páginas» de la pantalla, que se explica más adelante.

Pero, ¿de qué trata la novela? Tierra de Extracción cuenta historias que se entretejen sutilmente y que suceden en el pueblo zuliano Menegrande, donde existe el primer gran pozo petrolero de Venezuela: el Zumaque I, que inauguró la era comercial de la explotación en 1914. La narración transcurre en tres tiempos básicos: comienzo del siglo XX, finales de ese siglo y un lapso comprendido entre ambas. Las tramas tienen un argumento común: búsqueda. Un personaje busca un lugar donde refugiarse de un sistema que no entiende; otro siente que su palabra empeñada lo obliga a buscar a una mujer amada por su padre muerto; un tercero intenta encontrar la manera de esconder su miedo; otro, sólo quiere hallar tranquilidad. En algún momento, que puede ser el principio o el final, según el camino electo por el lector, las historias rompen con el patrón tiempo y se encuentran en el mismo espacio.




III

Ahora, teniendo una idea general de lo que se trata la novela multimedia, se puede desgranar los pasos escritos antes, y que representan el desarrollo básico para labrar la escritura multimedia.

1. Los capítulos deben ser como eslabones de mercurio: concisos y circulares. Una imagen: un termómetro que se hace añicos, cuyo mercurio escapa y se convierte en brillantes pelotitas de diferentes tamaños, que uno puede unir y separar a voluntad y sin dificultad. Esto quiere decir que cada capítulo, ya sea texto, canción o imagen, debe presentarse de manera independiente para que el lector pueda comenzar a leer donde se le antoje, pero, al mismo tiempo, deben permitir ser encajados y que se les encaje cualquier otro capítulo posterior o anterior sin generar contradicciones. La manera de escribirlos es conciso. Por ejemplo, para la versión 1.0, el primer capítulo dice así:

«1

«Quien llega, se queda», escuchó apenas entró a Menegrande. «Esta tierra tiene su encanto y debes descubrirlo», dijo la mujer, como si dictara una condena.

Cuando bajó del autobús, la noche intentaba cerrarse sobre las llamaradas de fuego que surgen de dentro de la tierra y que guían los pasos de quien penetra por aquel caluroso camino. Un olor, una mezcla de gas y petróleo quemado, inflamaba sus sentidos.

-Son las entrañas del mene. Las queman antes de que hagan combustión por sí solas -explicó la mujer, cuando vio que el hombre miraba fijo a una de las candelas.

Es el infierno, pensó él.

La mujer se le había acercado cuando el autobús medio vacío, que los alejaba de la costa sur del lago, atravesaba el puente de Maracaibo. En el terminal de pasajeros, él había notado su presencia, cuando ella subió al autobús sin hacer la cola en la que él esperaba para entrar también. Ella escogió un asiento en la ventana y volvió a bajar. Se toparon y ella le sonrió, para perderse en el tumulto de humo, gritos y vendedores ambulantes de baratijas y pasatiempos que rodeaba al vehículo.

-¿A dónde vas? -le preguntó al tiempo que se sentaba a su lado. La sorpresa venció el sopor y quiso enderezarse en el asiento.

-A Menegrande -respondió, simulando una sonrisa.

-¡Qué casualidad! ¡Vamos al mismo sitio! -dijo la mujer, estirándole la mano-. Soy Miriam Fuentellana, ¿y tú?

-Matías Gracia.

-Yo nací allá, pero me fui a estudiar a la capital... Ahora regreso a ver a mi familia... -y después de un rato agregó-. Creo que me voy a quedar a vivir en Menegrande otra vez... No me acostumbro.

-¿Y es bonito?

-No sé -respondió ella-. Pareciera como si nunca hubiera qué hacer. Pero yo lo adoro. Y tú, ¿vas a visitar a alguien?

-No.

-¿Qué vas a hacer entonces?

-No lo sé muy bien todavía. Voy a ver.

-Allá las cosas que se ven no son las mismas que se viven -respondió ella cada vez más lento-. A nadie le gusta, pero quien llega, se queda.

La sentencia resonó entre el ruido del motor del autobús y el silencio de ambos. Ella permaneció sentada a su lado y, como si la confesión hubiera roto el velo que los separaba, recostó su cabeza en el hombro del hombre.

-Voy a dormir un poco -susurró-.

Matías Gracia permaneció inmóvil para tratar que su cuerpo no resultara demasiado incómodo. Los dos se dejaron adormecer por el vaivén del auto y las sombras enrevesadas de los lados del camino».



Hasta aquí el primer capítulo de la primera versión. Sin embargo, el ritmo propio del multimedia exige un texto más corto y contundente, cosa que se hizo patente al enfrentar al lector a la pantalla, atraído por otros elementos que hacen perder su concentración en la lectura (pues el formato del libro tradicional tiene la virtud de captar toda la concentración del lector, aunque de una manera muy débil: ¿cuánta atracción causa el libro cuando se lee en un cuarto donde existe prendido un televisor?). Así, en la reescritura de los textos de Tierra de Extracción, para la versión 2.0, el primer capítulo quedó así:

«Autobús

La noche intentaba cerrarse sobre las llamaradas de fuego que surgen de dentro de la tierra.

Es el infierno, pensó Matías Gracia.

-Son las entrañas del mene, explicó Miriam Fuentellana como si lo hubiera oído.

El autobús acababa de detenerse en Menegrande, al sur del lago de Maracaibo, donde ambos pasajeros pausaban el andar.

El vaivén del motor y las sombras enrevesadas de los lados del camino los habían presentado en tan largo viaje. Ella, cansada y de regreso, cuando él apenas iniciaba la huida que lo arrojó a este pueblo.

Gracia desperezó su cuerpo adormecido y por segunda vez miró fijo a las candelas que rompen la noche.

-Quien llega se queda. Esta tierra tiene su encanto, pero debes descubrirlo -dijo ella, como si dictara una sentencia.

La suya, la de ambos, la de quien elige los infiernos para vivir».



Nótese otra diferencia: para que los eslabones sean de mercurio no pueden estar numerados. Deben ser identificados con una palabra, pues el número siempre indica una referencia: hay algo antes o después, no así la palabra. El capítulo «1» fue renombrado como capítulo «Autobús».




IV

Sigo, punto por punto:

2. Se narra en varios planos. El formato multimedia permite la existencia de los hipertextos, de la superposición de elementos y significados. Permite definir un mismo evento de innumerables maneras. Permite interrumpir una voz, para dar paso a otra. Y al decir voz, me refiero, incluso, a la imagen. En el caso de Tierra de Extracción, los planos utilizados fueron:

2.1. Los hipertextos, que sirvieron como estímulo para ver y oír.

2.2. La música, que es la voz entrelíneas y transmite sensaciones. Por ejemplo: No transmite lo mismo un ritmo acelerado, con guitarras distorsionadas, que una melodía realizada por un violín.

2.3. La letra de las canciones establece lo que no se lee en los capítulos de manera implícita, como el pensamiento del protagonista, lo que le grita el inconsciente y no dice, o lo que ni siquiera sabe que piensa.

Esta escritura por planos debe conservar la misma concisión y rigurosidad que los «eslabones de mercurio». No deben ser considerados como «complementos» ni «aliños», sino piezas indispensables para el buen funcionamiento de los engranajes. Si algo no aporta, sobra y debe borrarse.

La revista El Paseante, en una edición dedicada a la revolución digital y sus dilemas, publicó una entrevista al filósofo Paul Virilio, quien sostuvo que ya «el riesgo no es la censura por privación de información sino rigurosamente lo contrario: la censura por saturación...» Sentencia corroborada día a día. En los individuos nace una nueva patología: las ansias por llegar al final con desespero, de no terminar de percibir algo y ya querer intuir lo otro.

Y aquí entra el punto 3: Las imágenes sirven como enlaces con el subconsciente del lector, pues su impacto es rápido y obliga al recuerdo y a aflorar la propia experiencia. Ayuda a intuir lo otro, a olvidarse del resto.

En estos tiempos en que existe la urgencia por llegar a la información total en el menor tiempo posible ¿el deleite de la lectura existe en la cadencia del relato o en la velocidad con que informa? ¿Existe, aún, el placer de leer o la lectura es tan solo una herramienta para lograr más información? La destreza del escritor quizás esté en golpear la mente de un lector con la información. Y la información que quiere captar el lector nunca es la suplementaria. Como en el caso de la escritura multimedia, sólo la médula importa cuando se lee contra el tiempo, y así cada elemento de la información, sea visual, auditivo o textual, debe tener la importancia de una vértebra.

Esta premisa se traslada no sólo al contenido, sino al diseño e interfaz. Lo que no tiene una función está de más. Si se acata esto, las instrucciones son breves y, algunas veces, redundantes.

Por ejemplo, en la versión 1.0 de Tierra de Extracción, se presentan cuatro formas de navegar la novela. Esto se explica de la siguiente forma en las «instrucciones» del CD-Rom.

«A) El Mapa presenta cuatro formas de navegar en el libro:

Mata de Mango: el árbol es la figura central del Mapa, porque sirve de punto de unión entre las tramas centrales, que en total son seis. Cada historia es representada por los nombres de sus protagonistas, que tienen alrededor unas bolitas, cada una con un número. Por ejemplo, Carmencito Villegas y Carlos Tortuga están rodeados por las bolitas 9, 14, 42 y 53, que son los capítulos donde se les involucra. Con hacer clic alguno de los números, aparecerá el capítulo identificado con el mismo número. Para facilitar la orientación, cada historia tienen un color para sus bolitas. Hay bolitas que tienen colores diferentes dentro de un mismo grupo debido a que esos capítulos mezclan dos o más historias a la vez. Esta forma permite leer la novela en un orden aleatorio que descubre por separado cada historia.

Navegación musical: debajo de este título aparecen los nombres de las canciones que conforman la banda sonora de Tierra de Extracción y que aparecen en la Retórica Multimedia. Al hacer clic en uno de estos nombres, aparecerá la lírica, y al lado de cada estrofa una bolita, idéntica a las que aparecen alrededor de la mata de mango, que señala en cuál capítulo el personaje vive, siente o piensa lo que se expresa en la letra de la canción. Por ejemplo, si se aprieta Un Día de Playa, aparecerá una pantalla con la lírica. Al lado de la primera estrofa estará la bolita N.º 1, lo que quiere decir que esa música aparecerá en la Retórica Multimedia del capítulo 1 y que identifica e momento de alguno de los protagonistas de ese capítulo. La disposición de los nombres de las canciones obedece a la cronología de las historias. Si se lee la novela siguiendo el orden indicado se tejerá según las fechas en que fueron ocurriendo los acontecimientos narrados.

Locaciones: cada recuadro ilustrado con una fotografía u obra tiene un nombre escrito. Significa que ese icono es la puerta de entrada al lugar donde transcurre la narración. Por ejemplo, hacer clic sobre Grand House presenta las bolitas que indican los capítulos que suceden dentro de la discoteca de Menegrande. No existe orden al abrir los capítulos de esta manera, sólo saber que las cosas suceden en el mismo lugar, aunque no en el mismo tiempo.

Tradicional: A los amantes de los patrones se les presenta un espacio «Capítulo:__» donde pueden llamar a los capítulos como prefieran con solo colocar el cursor allí y escribir el número del capítulo que quieren leer. Esto permite que se llamen en el orden tradicional, del 1 al 67, lo que dará un orden similar al de la lectura del libro en páginas si se leen sin saltearlas. También permite que el orden sea absolutamente al azar. Esta forma es la preferida por ser menos experimental, lo que garantiza entendimiento pleno de la lectura, algo que bien pudiera no suceder de las otras miles de maneras que tiene este libro electrónico para ser leído.

B. Una vez apretada la bolita, aparecerá el capítulo identificado con el mismo número. Si este capítulo consta de Retórica Multimedia entrará en escena el juego de la música y las imágenes. Deje que florezca cualquier pensamiento que asocie con lo que ve y escucha; tal vez algo de eso sienta también alguno de los actores de la narración. Los acordes de la música van al compás del estado anímico del personaje; la lírica revela su pensamiento interno; los iconos ya sean imágenes o palabras relacionan a la novela con el mundo real.

C. La Retórica Multimedia da paso al capítulo en sí, como se entiende en la novela tradicional. La narración a través de la letra, para utilizar a la palabra como el icono exacto para la transmisión de información. El texto, corazón de toda la narración, se presenta en dos columnas, diseñadas para una lectura ágil. Sobre la segunda columna se encuentra un recuadro. Allí aparecen los hipertextos que pueden ser llamados haciendo clic sobre las palabras resaltadas en la pantalla. Los hipertextos pueden ser fotografías, obras de arte, hemerografías o artículos escritos por especialistas de la materia que tratan».



Tanta palabra puede ahorrarse, como se hace en la versión 2.0, en la que los elementos aparecen sólo en el momento en que el lector los llama con su curiosidad. La escritura multimedia necesita un lector activo, curioso, ávido de apretar los botones del «ratón» y de descubrir nuevas posibilidades en las narraciones. En la nueva versión, el relato se construye a medida que el lector avanza, como si explorara un laberinto. La novela puede ser construida de múltiples maneras, obviando datos o buscando la historia por otros senderos. Para que el lector no se pierda en este laberinto, la interfaz es exacta y ésta es la mejor herramienta que puede dársele al lector-navegador. Esta es la verdadera interactividad del arte: el de descubrirlo y recorrerlo a placer, no el de crear luego de la ausencia del artista, pues el entendimiento es así nulo y se doblega el mensaje de la obra. A mi juicio, la creación no puede ser un acto tribal (ni trivial), pues la intención se pierde si se deja al azar, a menos que la intención sea, precisamente, dejar una obra a la deriva. Lo que puede suceder, y eso se explica en las conclusiones de este estudio, es que parte de la obra sea tomada, ya sea sin alterarla o distorsionándola, para crear novedosas manifestaciones artísticas. Pero aquí ya nacería una nueva obra y el artista, y su mensaje, sería otro.

El quinto, y final, enunciado es la construcción lúdica de la lectura por parte del lector, quien hace su camino. Es decir, la «interactividad activa», donde el lector desempeña el papel de ser el ente que decide cuál camino seguir.






Conclusión

La pantalla necesita un nuevo lenguaje y no el que utiliza el papel. El lenguaje que debe emplearse en los medios electrónicos no existe. Debe inventarse, para aprovechar todas las posibilidades del formato electrónico. Y una de las probetas para su nacimiento ha sido Tierra de Extracción, novela multimedia. Aparte del valor literario y musical que pueda encontrarse en Tierra de Extracción, el mérito de esta novela interactiva es que muestra que, para encontrar el camino hacia un lenguaje multimedia, se deben combinar artes y oficios: narración literaria y periodística, plástica, música, poesía, electrónica, ingeniería, programación y diseño. Estos elementos deben componer una unidad tan exacta como un cuento de Augusto Monterroso: nada, que no sea imprescindible para llevar al lector hasta el final, debe existir. Así, para esta nueva expresión que surge de la pantalla y que modifica los patrones de percepción, interés y tiempo no basta con sólo un texto ni un sonido ni una animación. Todo debe ser dispuesto y ensamblado de tal forma que narre un mismo relato en el menor tiempo, pues es la única manera de que el contenido se encuentre acorde con la velocidad que requiere el nuevo lector.

Entonces, esta nueva escritura, que todavía se adivina y que, por el momento, se nutre de los lenguajes conocidos de la radio, la televisión y, sobretodo, la prensa, debe adaptarse al perfil del lector del futuro, el que saldrá de las aulas dominando la programación y la navegación en red. Dominarán estas materias tanto como nosotros, hoy, sabemos escribir e interactuamos de esta manera con la lectura. El binomio leer - escribir será insuficiente para el alfabeta.

Cabe la pregunta: ¿Cómo es este lector? Actualmente, en el medio musical, existe una muestra del lector del futuro, de la interactividad cultural a la que vivirán sometidos los medios de comunicación, incluyendo el libro. Se trata del fenómeno de los DJ's, esos seres que toman la música de otros para alterarla y mezclarla de tal manera que componen sus propias creaciones.

Muchos de ellos carecen de estudios formales de música y tampoco dominan la ejecución de instrumento alguno y sin embargo les basta con controlar la tecnología para crear música, probablemente la más difícil e interesante de las artes.

En esta búsqueda del nuevo lenguaje, Tierra de Extracción se sometió a las mezclas y alteraciones de un lector, un DJ de la literatura y que bien podría ser un prototipo del lector del futuro. Desde Europa, Andreas Meier tomó la versión 1.0 de la novela para recrearlo. Yo, como autor, creé un libro, y tú, como lector, lo modificas con tu visión. ¿La nueva versión, bautizada 2.0, de la que hablamos arriba, es el mismo libro o es una canción inédita? Puede ocurrir cualquiera de las dos cosas, depende de la intención del DJ. En esta versión 2.0 sucede que decidimos mantener el espíritu de la novela 1.0.

En este momento, Tierra de Extracción, como primer experimento para encontrar el lenguaje de la multimedia, se encuentra siendo escrutada por el mercado, los académicos y el público. Yo creo que en el futuro se tomarán la prensa y los libros interactivos, como Tierra de Extracción, y se desharán, juntarán con otros libros semejantes y crearán su propia obra. El lector creará, de una manera sumamente personal, la información que desea.

Por supuesto que, como sucede hoy con los DJ, no todo público realizará las mezclas. Tan sólo lo hará la minoría con talento e ingenio. Igual sucederá con la literatura, que ya no es sólo letras. También con los medios de comunicación. El nuevo lector quiere hacer su camino y por eso el «texto» debe ser interactivo, lúdico y multimedia. Esto es lo que pretende enseñar, con todo su rudimento, Tierra de Extracción versión 1.0, y lo que demuestra la versión 2.0. En esta novela multimedia las intenciones están definidas para que el lector reciba su espíritu sin necesidad de recorrer un camino lineal. Ni siquiera necesita andarlo completo.

Se mezclan artes con un fin específico: la música expresa el sentimiento que transmite el capítulo: violencia, amor, tristeza, felicidad. La lírica que acompaña a la música proyecta el pensamiento más íntimo de los personajes, una acotación que no se encuentra en el texto. Las imágenes captan un momento (real si es fotográfica, o imaginaria si es una pintura) que nada tiene que ver con lo narrado posteriormente, pero que transmite una sensación que ocurre justo cuando el lector la observa y la relaciona con su propia experiencia. Luego viene el texto, breve, conciso, que puede prestarse a múltiples entradas e hipertextos, que se lee sin linealidad. Un experimento que concierne a la literatura, pero que puede servir de espejo para los medios de comunicación que se abren espacio en la internet.

Hoy, asomarse a la mayoría del espacio de internet, que debería ser la tribuna del nuevo lenguaje, sólo se encuentra patente la carencia de iniciativas para lograr esculpir la manera en que la comunicación fluya a través de la pantalla. Los medios digitales se han limitado a transportar al periódico o la revista a la computadora. Ciertamente, los portales con mayores recursos compiten con la televisión en cuanto a inmediatez y resultan incomparables como banco de información. Pero este medio se encuentra subestimado. Resulta merecido entonces que las empresas que se cotizan en el Nasdaq sufran la caída de sus acciones, pues muchas no son más que tiendas, sin siquiera mobiliario como capital. Y las que ofrecen información, quizás el único bien producido íntegramente a través de las redes, ni siquiera han labrado el lenguaje óptimo con el que pueden comunicarse con sus usuarios.

Me resulta increíble ver la gerencia de los nuevas empresas de internet, pues, al parecer, no tienen claro cuál es el negocio. Ni siquiera se trata de la información, sino de la manera de presentarla. Y es allí a donde deberían invertirse los recursos, en lugar de en la compra de lujosas oficinas y computadoras de última generación. Cada portal debería tener un equipo de investigadores del lenguaje. No lo tiene. Iniciativas como Tierra de Extracción son puntas de lanza, pero la carne se cierra tras el camino que abren.



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