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Escena I

 

El DUQUE, LEONORA.

 
DUQUE
Saben los cielos, mi Leonora hermosa,
si desde que mi esposa te nombraron,
y de dos enlazaron una vida
por vella divertida en otra parte,
quisiera aposentarte de manera 5
en ella, que no hubiera otra señora,
que no siendo Leonora, la ocupara.
Si un reino, es cosa clara que se rige
de un solo rey que elige por cabeza,
y la naturaleza solamente 10
dio al mundo un sol ardiente y una luna;
si en cada cuerpo es una el alma bella,
no es bien que estén en ella dos señores,
ni ocupen dos amores una casa,
como en la esfera escasa de mi pecho. 15
Diligencias he hecho que no han sido
bastantes al olvido; he intentado
ausentarme, he probado a divertirme,
y para persuadirme al tuyo honesto,
las partes he propuesto que ennoblecen 20
tu fama, y enriquecen mi ventura.
Tu virtud, tu hermosura, tu nobleza,
la célebre grandeza de tu casa
mi memoria repasa cada día;
mas ¡ay Leonora mía! que no basta 25
contra la mala casta de un tirano,
que a todo da de mano, y en mi pecho
de suerte asiento ha hecho, que con todo
alzándose, no hay modo que se aplaque,
si no es que con él saque el alma y vida 30
que está con él asida, y porque goce
su reino desconoce al propio dueño.
Esto me quita el sueño; que quisiera
un alma darte entera, y no partida.
No sé qué medio impida aqueste daño, 35
pues contra el desengaño, esposa mía,
crece más cada día: sólo uno
hallo que es oportuno y provechoso,
si bien dificultoso, pues comienza
la tímida vergüenza a refrenalle 40
al tiempo de explicalle; y esto pende
de tu amor, si se extiende, Leonor bella,
a tanto, que atropella de los celos
la línea y paralelos, porque estriba
sólo en que el Duque viva, que padece. 45
Si el tuyo te parece que es bastante
a hazaña semejante, harete cierta
de la herida encubierta, que te llama
su médico.
LEONORA
Quien ama como debe
debajo el yugo leve y amoroso 50
del matrimonio, esposo, no repara
en cosa, por más cara que parezca;
pues si es bien que se ofrezca al golpe rudo
el brazo, aunque desnudo, cuando mira
que a la cabeza tira y amenaza, 55
bien es que de esta traza yo pretenda
tu vida y te defienda, pues estriba
mi ser todo en que viva la cabeza
que la Naturaleza en ti me ha dado.
Si el fin de tu cuidado en mí consiste, 60
no estés, Filipo, triste; dame cuenta
de la pasión violenta que te abrasa,
y pues tienes en casa la ventura
que dices, ponte en cura, aunque yo muera.
DUQUE
¡Oh mi bien! ¿Quién pudiera, para amarte 65
mejor, desocuparte el alma toda,
que hospeda y acomoda ingratas prendas?
No imaginas ni entiendas que te pido
que si por su marido ofreció Alceste
la vida, imites este ejemplo extraño, 70
ni que tan en tu daño mi sosiego
te salga, que en el fuego riguroso,
el amor de tu esposo, como a Evadne
te arroje, porque gane eterna fama;
que ni acero ni llama han de ser medio 75
que pueda dar remedio a tanta pena.
La marquesa Sirena es el tirano
que con violenta mano se retrata
dentro del alma ingrata y homicida:
la posesión debida a tu hermosura 80
tiranizar procura: ya ha dos años
que con mil desengaños menosprecia
la voluntad que necia permanece,
cuando más me aborrece, más constante.
Ni el verme mozo amante, ni el estado 85
ilustre que he heredado, y su señora
la llamara, Leonora, ablandar pudo
aquel pecho desnudo de clemencia;
ni el ver que la potencia, en compañía
del poder, cada día precipita 90
la razón, si la irrita el menosprecio,
la obligó ¡caso recio! a ser mi esposa.
Viendo, pues, peligrosa mi esperanza,
para tomar venganza y olvidalla,
del alma quise echalla, haciendo dueño 95
suyo, en tiempo pequeño, a mi Leonora.
Llamote al fin señora mi Bretaña,
y como te acompaña la belleza
igual a tu nobleza, creí contento
echar del pensamiento al dueño ingrato 100
que en el alma retrato, pues ausente
de Sirena, y presente tu hermosura,
¿en qué pizarra dura se esculpiera
que no la echara fuera y se borrara?
Ni el sol de aquesa cara, ni su ausencia, 105
ni el ver por experiencia ya imposible
mi frenesí terrible, hizo otra cosa
que aumentar más furiosa la cruel llama
que ciega se derrama, y como loca
se sale por la boca. Al fin, Leonora, 110
viendo de hora en hora alborotada
y ya banderizada el alma mía,
que de tu parte cría atrevimiento,
porque el entendimiento te defiende,
que conoce y entiende lo que vales, 115
con armas desiguales la refrena
memoria de Sirena, y de su parte
la voluntad reparte, aunque sin ojos,
la vitoria y despojos de mi vida.
Viéndote de vencida y ya olvidada, 120
porque desengañada te siguiese
la voluntad, y viese juntamente
tu belleza excelente, y la hermosura
de quien mi mal procura, fui por ella
y aquí quise traella; que un contrario 125
junto a otro, es ordinario dar más muestra
de la virtud que muestra. Desta suerte
creí, mi bien, que en verte más perfeta,
más hermosa y discreta, se enlazara
en ti el alma, y dejara a la Marquesa, 130
de quien, aunque le pesa, le atribuye
la ventaja que incluye tu hermosura.
No salí con la cura; antes creciendo
el fuego en que me enciendo, es ya de suerte,
que si no es que la muerte le reporte, 135
desde que está en la corte a tal estado
me trae, que me ha obligado a que disponga
mi vida, y que la ponga ¡ay Leonor bella!
en tu mano; que si ella no me sana,
cualquiera cura es vana.
LEONORA
El cómo aguardo.
140
DUQUE
¿Creerás que me acobardo y no me atrevo
cuando a decirte pruebo mi locura,
viendo que tu hermosura, entendimiento
y discreción afrento? Leonor mía,
quita mi cobardía: en esta mano 145
que beso, y por quien gano el bien que espero,

  (Bésasela.) 

poner mi salud quiero; ansí me veas
libre, porque poseas toda el alma,
que pongas quieta calma a esta tormenta.
No has de estar descontenta ni enojarte. 150
LEONORA
Empieza a declararte, lisonjero.
DUQUE
Si me juras primero no hacer caso
de celos, pues me abraso, aunque procuro
olvidar...
LEONORA
Yo lo juro; ea, acabemos.
DUQUE
No te cansen extremos, ten paciencia. 155
Ya suele la experiencia haber mostrado
causar odio y enfado, si se alcanza,
lo que hace la esperanza más perfeto.
Ya sabes que el objeto deseado
suele hacer al cuidado sabio Apeles, 160
que con varios pinceles, en distinta
color esmalta y pinta con bosquejos
lo que visto de lejos nos asombra,
y siendo vana sombra, nos parece
un sol que resplandece, una hermosura 165
que deleitar procura, y nos provoca;
mas si la mano toca la fingida
pintura apetecida, ve el deseo
ser un grosero anjeo, en que afeitado,
ni cría yerba el prado, ni la fuente 170
prosigue su corriente, ni ve, ni habla
la imagen que la tabla representa,
y así lleno de afrenta, busca viva
la que la perspectiva enseña muerta.
Mi voluntad incierta, que engañada 175
ve en Sirena pintada una hermosura
divina, una cordura deleitable,
un sol que hacen amable sus reflejos;
como la ve de lejos, ignorante
juzga lo que delante le parece, 180
y engañada apetece como loca
lo que si gusta y toca, ser podría
que hiciese, esposa mía, más segura
la divina hermosura que en ti siento,
y el aborrecimiento y desengaño 185
remediasen el daño que me abrasa.
El remedio está en casa, por quien peno;
tú has de ser mi Galeno y mi bien todo:
haz, Leonora, de modo, aunque provoque
tus celos, que yo toque esa pintura; 190
desengañar procura mi deseo,
sepa yo si es anjeo, comparado
contigo, este adorado desatino;
sepa yo si es divino o si es humano
este ángel, porque sano, como es justo, 195
te estime más mi gusto, y la experiencia
me enseñe la excelencia, mi Leonora,
con que eres vencedora; y yo mudado,
vuelva desengañado y reducido
no a darte dividido, sino entero, 200
un amor verdadero.
LEONORA
La primera
mujer que sea tercera de su esposo
seré; mas si es forzoso el agradarte,
y a costa he curarte de mi gusto,
vaya con Dios, yo gusto darte en eso 205
la vida con el seso. A los desvelos
de averiguados celos pondré pausa,
si con tan justa causa no dan pena.
Persuadiré a Sirena con caricias,
con ruegos, con albricias, y de modo 210
tentaré al vado todo, que si a ruegos
muestra desdenes ciegos, y te agrada
su belleza forzada; a que la fuerces
y el torpe deseo esfuerces daré traza.
¿Estás contento?
DUQUE
Enlaza en este cuello
215
el tusón rico y bello de tus brazos:
acorta, mi bien, plazos, pues acortas,
si a mi dicha la exhortas, el agravio
que te hago; y cuerdo y sabio podré darte
toda el alma, que jura de adorarte. 220

  (Vase.) 



Escena II

 

LEONORA.

 
No sé cómo he reprimido
el ímpetu a la pasión,
ni cómo mi corazón
disimular ha podido.
¿Ha visto el mundo o ha oído 225
combate de amor más necio?
¡Ah Filipo, torpe y necio!
A engendrar en mí comienza
venganza tu desvergüenza,
y desdén mi menosprecio. 230
¿Tan fuerte es una mujer,
que la pruebas en tu daño?
¿Tan sufrible un desengaño,
que en mí le quieras hacer?
¿No pudieras escoger 235
otra tercera mejor,
ignorante pretensor?
No es mucho, pues indiscreto
me pierdes así el respeto,
que yo te pierda el amor. 240
Pon los ojos en Sirena,
necio; que yo los pondré
en quien venganza me dé
de tu desprecio y mi pena.
Tu tercera hacerme ordena; 245
que yo te haré mi tercero,
porque por tus filos quiero
vengarme desta manera,
para que tu honra muera
con las armas que yo muero. 250


Escena III

 

SIRENA. -LEONORA.

 
SIRENA
Para ser vuestra excelencia
la guarda que se ha encargado
de mí, muy poco cuidado
descubre mi diligencia.
Dos horas ha que en su ausencia 255
el recelo me provoca
de que con voluntad poca,
pues que tanto se retira,
las cosas de mi honor mira.
LEONORA
¡Ay, Sirena, que estoy loca! 260
Si de pesar no reviento,
es por ver que la esperanza
que tengo de la venganza
da riendas al sufrimiento
que ofendiendo al sacramento 265
conyugal, busque un marido
otro amor, ya es permitido,
y que su tálamo ofenda
aunque lo sepa y entienda
la esposa que ha aborrecido; 270
¡pero que se descomida
y sea tal su desacato,
que para tan torpe trato
ayuda a su mujer pida!...
Hoy le quitara la vida, 275
a no juzgar por mejor
quitalle, amiga, el honor,
en él tan mal empleado.
SIRENA
Ocasión justa te ha dado;
mas miraraslo mejor; 280
que siempre el agravio saca
palabras que la ira ofrece,
y el alma noble aborrece,
aunque con ellas se aplaca.
LEONORA
No halla mejor triaca, 285
Marquesa, el veneno recio
de mi injuria y menosprecio;
en esto me determino:
pague así su desatino
un marido que es tan necio. 290
Tan lejos de imaginar
está que me agravia en esto,
que en mi interés propio ha puesto
el dar a su amor lugar:
en llegándote a gozar, 295
dice que echándote fuera
del corazón, que es tu esfera,
si ahora soy aborrecida,
el alma por ti partida
me volverá a dar entera; 300
y así que te solicite
pide con ruegos, con trazas,
con joyas, con amenazas,
porque a su locura imite.
Si para que me ejercite 305
en oficio tan honrado
nombre de esposa me ha dado,
y a esto vine de Borgoña,
yo le daré la ponzoña
misma que a beber me ha dado. 310
Para con Dios, tanta pena
llega el hombre a merecer
que hace agravio a su mujer,
como la esposa, Sirena.
SIRENA
Señora mía, refrena 315
resolución tan extraña.
LEONORA
El Duque me desengaña;
no hay que hablar: a ser primera
vine, y no infame tercera,
desde Borgoña a Bretaña. 320
Goce el Duque tu hermosura,
que ya en mí no hay resistencia.
SIRENA
¿Luego con vuestra excelencia
mi honra no está segura?
¿Luego ya salió perjura 325
la fe, que de defender
mi fama, quiere romper?
LEONORA
Si tu amistad no me ayuda,
como mi honor pongo en duda,
el tuyo pienso poner. 330
Mi afición volvió en furor
el Duque y su desatino,
porque del más fino amor
nace el odio que es más fino.
Si por aqueste camino 335
no me ayudas, con mi fe
tu honor a riesgo pondré,
dando a mi enojo motivo;
pues cuando mi honor derribo,
no ha de haber honor en pie. 340
Los ojos ha puesto en ti
el Duque para cegarlos,
y yo los he puesto en Carlos
tu primo.
SIRENA
¿Cómo?

 (Aparte. 

¡Ay de mí!)
LEONORA
Mi desprecio vengo así; 345
a amar a Carlos me animo;
ni honra ni vida estimo;
de su prima vengo a ser
tercera, y así he de hacer
que lo seas de tu primo. 350
Hecho me ha solicitarte,
y que te ruegue permite;
yo haré que él le solicite,
y le ruegue de mi parte.
SIRENA
Vendrás a desenojarte, 355
y miraraslo mejor.
LEONORA
Ya lo he visto; mi rigor
ha dado aquesta sentencia:
Sirena, ya no hay paciencia,
ya no hay seso, no hay honor. 360
Si por ti Carlos me ama,
al Duque haré tal engaño,
que, resultando en su daño,
quede segura tu fama;
pero si no, de su llama 365
aquesta noche has de ser
materia para encender
tu afrenta.
SIRENA

 (Aparte.) 

¿Qué es esto, cielos?
¡Entre la deshonra y celos
me habéis venido a meter! 370
Antes que pierda el honor,
la vida el Duque destroce;
y antes que Leonora goce
a Carlos, me mate amor.
No sé cuál daño es menor: 375
dar al Duque aborrecible
contento, es caso terrible,
pues ser solicitadora
yo con Carlos, por Leonora,
eso no, que es imposible. 380
LEONORA
¿Qué he de hacer, triste de mí?
Marquesa, a Carlos prevén;
que a las dos nos está bien
vengarnos del Duque así.
SIRENA

 (Aparte. 

Disimular quiero aquí 385
el tormento que reprimo.)
Tu gusto, señora, estimo;
mas mira...
LEONORA
No hay que mirar:
envía luego a llamar,
Sirena, a Carlos tu primo. 390
Busca amorosa elocuencia
con que persuadille puedas,
y si vitoriosa quedas,
haz que venga a mi presencia.
SIRENA
Si, de dar a vueselencia 395
contento, segura estoy
del Duque, a servilla voy.

 (Aparte. 

Agora, Carlos, veré
los quilates de la fe,
que empiezo a probar desde hoy.) 400

  (Vase.) 



Escena IV

 

LEONORA.

 
Si consiste la prudencia
en el saber elegir
medios para conseguir
el fin de una diligencia,
la deshonesta insolencia 405
del Duque cuán imprudente
es me ha mostrado al presente
en los medios que ha buscado,
pues ellos medio me han dado
para que su fama afrente. 410


Escena V

 

CARLOS. -LEONORA.

 
CARLOS
Tener en casa el sustento,
y no poderlo comer;
cofres de oro poseer,
y estar pobre el avariento;
en el río estar sediento, 415
sin agua y sal en la mar,
con alas, y no volar,
todo esto junto en mí pasa,
pues tengo a Sirena en casa,
y nunca la puedo hablar. 420
LEONORA
Carlos.
CARLOS
Gran señora.
LEONORA
Pues
¿de qué venís pensativo?
CARLOS
Disgustos son con que vivo,
después que aquí estoy.
LEONORA
¡Después!
¿Pues en qué dama habéis puesto 425
el pensamiento, que necia
las muchas partes desprecia
de vuestro talle dispuesto?
¿Son desdenes? ¿Lloráis celos?
CARLOS
No sé a qué sabe, señora, 430
ese manjar hasta agora.
LEONORA
Muchos debéis a los cielos.
¿Queréis bien?
CARLOS
Ni bien ni mal.
LEONORA
Miraldo, Carlos, mejor;
que yo sé que os tiene amor 435
una dama principal
de palacio.
CARLOS
¿A mí?
LEONORA
Y por veros
en donde estorbos no hubiera,
no sé si la vida diera,
que sustenta con quereros. 440
CARLOS

  (Aparte.) 

¿Si le ha contado Sirena
a Leonora nuestro amor?
Pero no hará tal error,
pues no me ha puesto otra pena
sino el silencio discreto, 445
después que con ella trato.
LEONORA
Si dais lugar al recato,
y no ofendéis al secreto,
a un duque, Carlos, sé yo
que esta dama desestima 450
por vuestra causa.
CARLOS

 (Aparte.) 

Mi prima
cuenta de todo le dio.
No hay más; el deseo de hallar
traza de verme y hablarme,
pudo solo, por amarme, 455
peligros atropellar.
Y porque esté la Duquesa
segura de los desvelos
que el Duque ha dado a sus celos,
con este medio interesa 460
su amistad e intercesión,
para que pueda segura
hablarme. ¡Extraña cordura!
¡Peregrina discreción!
LEONORA
Entrado habéis en consejo 465
con vos mismo, y sois prudente;
que en peligro tan urgente,
no es mucho que estéis perplejo.
Mas pues que yo os aseguro,
no creo que hará el temor 470
agravio a mi mucho amor.
CARLOS
Aunque es el enigma oscuro,
no tanto que dél no entienda
cuán favorecido quedo
de vueselencia. Ni puedo, 475
ni es prudencia, que pretenda
agradecer con razones
el bien que de vos consigo;
sólo, gran señora, digo
que a tantas obligaciones 480
pienso pagar con quedar
por vuestro cautivo y preso;
y en señal la mano os beso.
LEONORA
Poco hubo que negociar.
La materia hallé dispuesta, 485
Carlos, que dudaba en vos.
CARLOS
Ya ha un año, y va para dos,
que el amor que os manifiesta
mi pecho tuve encubierto.
LEONORA
Pues de un año ya habla amor. 490
CARLOS
Tuve del Duque temor.
LEONORA
Castigad su desconcierto,
y entrad vos en su lugar;
lo que vuestra prima bella
os dijere, haced; con ella 495
podéis sin temor hablar.
Seguid las trazas que os diere;
que yo os facilitaré
estorbos, y dispondré
todo lo que ella os dijere, 500
pues con tal intercesora,
sin peligro de mudanza,
daréis del Duque venganza
a una mujer que os adora.

  (Vase.) 

CARLOS
Llegó mi dicha a su extremo, 505
Sirena, si para hablarte,
Leonora está de mi parte,
¿qué hay que dudar, o qué temo?
Afuera, celosa pena;
no pongáis mi dicha en duda, 510
pues la Duquesa me ayuda,
y es tan constante Sirena.

  (Vase.) 



Escena VI

 

El DUQUE, FLORO.

 
DUQUE
No ha de quedar diligencia
que no intente hasta vencer
la espantosa resistencia, 515
Floro, que en esta mujer
martiriza mi paciencia.
La Duquesa, persuadida
de mis ruegos y desvelos,
de sus agravios se olvida, 520
y anteponiendo a sus celos
el remedio de mi vida,
me promete hacerse guerra
a sí misma, por templar
el fuego que en mí se encierra, 525
y persuadilla hasta dar
con su fortaleza en tierra.
Para que al extremo llegue
siempre mi vivo cuidado,
y mi tormento sosiegue, 530
que me llamen he mandado
a Carlos, porque la ruegue,
solicite y persüada;
que aunque forzalla pudiera,
nunca, la fruta alcanzada 535
por fuerza, della se espera
lo que estando sazonada:
con sazón quiero cogella.
FLORO
Si en el consejo de estado
de amor (donde se atropella 540
la razón, sabio letrado,
por no regirse por ella)
se admitieran pareceres,
uno pudiera yo darte
saludable, si es que quieres, 545
gran señor, no despeñarte.
DUQUE
Tal puede ser el que dieres,
que le estime, si no es
divertirme de Sirena.
FLORO
No, gran señor.
DUQUE
Dile, pues.
550
FLORO
Edificas sobre arena,
y todo ha sido al revés
cuanto hasta este punto has hecho.
Un filósofo enseñaba
su facultad, satisfecho 555
que por sus letras ganaba
juntamente honra y provecho.
Al que estudiado no había,
con un precio moderado
a su escuela le admitía; 560
pero el que estaba enseñado,
y algunas letras tenía,
dos precios había de darle
si su oyente había de ser,
uno por desenseñarle 565
(que sobre ajeno saber
no quería lición darle)
y otro por volver de nuevo
a hacelle en su escuela sabio.
Yo, que esta opinión apruebo, 570
si no lo juzgas a agravio,
a cumplir tu amor me atrevo;
pero con tal condición,
que deshagas cuanto has hecho
en tu ciega pretensión, 575
pues no será de provecho
de otra suerte la lición.
Ya que al principio lo erraste
(pues, sin curar dentro el mal,
con Leonora te casaste, 580
siendo Sirena tu igual,
y así imposibilitaste
el alcanzalla mejor),
y remediarse no puede
tan desenfrenado ardor; 585
porque incurable no quede
de todo punto tu amor,
has de deshacer agora
el disparate que has hecho;
pues viendo lo que te adora, 590
quieres que ablande su pecho
la Duquesa mi señora,
que por más que te parece
que terciar tu amor intenta,
o este agravio la enloquece, 595
o si no siente esta afrenta,
la Duquesa te aborrece.
Y será cosa pesada
cualquiera destas, señor;
que en la mujer injuriada, 600
nunca hay venganza mayor
como la disimulada.
No has de provocar tampoco
que sea Carlos tu tercero,
por los peligros que toco; 605
que es Carlos muy caballero,
y si le tienes en poco,
como el honor de su prima
por tantas partes le alcanza,
si aqueste agravio le anima, 610
podrá ser que a la venganza
le fuerce tu desestima.
Sirena es, señor, mujer;
como tal, ha de acudir
al natural de su ser. 615
Lo que más suelen sentir
es el verse aborrecer
de quien las quiso primero:
finge que la has olvidado,
no la mires lisonjero, 620
pregúntala descuidado,
y respóndela severo.
Cuando le hables, bosteza;
si cuidadosa te mira,
vuelve a un lado la cabeza; 625
de cuando en cuando suspira;
muestra, hablándola, tristeza,
ponte en parte que te vea
celebrar algún papel
a solas, y aquesto sea 630
fingiendo la letra en él;
y porque después le lea,
haz al sacar el pañuelo,
después que le hayas guardado
que se te cae en el suelo; 635
escribe en él el cuidado
de una dama con recelo
de que a Sirena procuras
y en su amor te desvaneces,
y por más que la aseguras 640
lo mucho que la aborreces,
que mientes en cuanto juras
verás, aunque el corazón
tenga como el bronce recio,
que vale en esta ocasión 645
más una hora de desprecio,
que un año de pretensión.
DUQUE
Como médico de aldea,
comunes recetas das:
en bárbaros las emplea, 650
que en la corte no hallarás
quien las admita ni crea.
Los medios que yo he escogido
me darán por fuerza o grado
el gusto que no he adquirido; 655
que el trabajo que he pasado,
no lo he de dejar perdido.
Estudia un consejo nuevo,
y déjame hacer a mí,
que el camino sé que llevo. 660
FLORO
La Duquesa viene aquí.
DUQUE
Vete, pues, Floro.
FLORO
No apruebo,
por más que te determines,
tan peligrosos remedios.
DUQUE
No importa que eso imagines. 665
FLORO
Malos principios y medios
nunca alcanzan buenos fines.


Escena VII

 

LEONORA. -El DUQUE.

 
LEONORA
Duque, la mayor hazaña
que han visto jamás los cielos,
tiene hoy de honrarme en Bretaña 670
contra el rigor de mis celos,
el amor que me acompaña,
y te tengo, me ha podido
persuadir que hable a Sirena.
Con lágrimas la he pedido 675
que dando alivio a tu pena,
la esperanza que he perdido,
y me robó su beldad,
me la procure volver;
que quiero, aunque es necedad, 680
verte más en su poder,
que verte sin voluntad.
He dicho que si a tu pena
una vez alivio da
y sus desdenes refrena, 685
segura se casará
con el duque de Lorena,
a quien por ti la prometo:
que goce tu amor prestado
pues lo sufro, y en efeto, 690
que ponga su honra y cuidado
en las manos del secreto.
¿Puedo hacer más?
DUQUE
No te quiero
hacer exageraciones,
porque pagar presto espero, 695
mi bien, tus obligaciones,
no partido, sino entero.
Mas ¿qué responde?
LEONORA
No hay cosa
que a los principios no sea,
Filipo, dificultosa: 700
cuando la hablo, colorea
entre airada y vergonzosa.
DUQUE
Reina agora la vergüenza
y el temor que della nace.
LEONORA
Yo haré que tu amor la venza, 705
porque ya sabes que hace
la mitad el que comienza.
Una cosa solamente
falta, Duque, por arrimo
de la conquista presente; 710
y es obligar a su primo;
que el persuadilla un pariente
a quien parte del honor
y de su deshonra cabe,
hace el peligro menor. 715
DUQUE
Tu ingenio mi dicha alabe,
tu lealtad, tu firme amor.
¿No es bueno que había enviado
con aqueste fin por él?
LEONORA
Carlos es noble y honrado; 720
no te declares con él,
por si acaso alborotado
llega a perderte el respeto.
Yo lo dispondré mejor;
que soy mujer, en efeto. 725
Encúbrele de tu amor
el pensamiento secreto,
y dile que si desea
servirte y tenerte grato,
con más frecuencia me vea, 730
y con prudencia y recato
cuanto le dijere crea,
porque en darme gusto a mí
estriba todo tu gusto.
DUQUE
Dices bien, yo lo haré así. 735
LEONORA

  (Aparte.) 

Y yo con castigo justo
me pienso vengar de ti,
haciéndote mi tercero,
pues que tu tercera me haces.
DUQUE
Si a Sirena por ti adquiero, 740
después con eternas paces
servirte, Leonora, espero.
LEONORA
Carlos viene; el declararte
excusa con él, y di
que el servirme es agradarte. 745
¿Enviarasle luego?
DUQUE
Sí.
Luego, Duquesa, irá a hablarte.
 

(Vase LEONORA.)

 


Escena VIII

 

CARLOS. -El DUQUE.

 
CARLOS
¿Qué manda vuestra excelencia?
DUQUE
La baronía de Flor
está vaca, y el valor, 750
Carlos, de vuestra presencia,
por dueño os ha de tener.
Barón de Flor sois desde hoy.
CARLOS
Tu esclavo, sí, aquesto soy.
DUQUE
Dicen que llega a valer 755
seis mil ducados de renta;
mas yo prometo aumentarlos
con otras mercedes, Carlos;
que os tengo muy por mi cuenta.
CARLOS
Ya deseo que se ofrezca 760
ocasión en que poder
con algún servicio hacer
que tanta merced merezca.
DUQUE
La que entre manos traéis
os le puede bien cumplir, 765
si me deseáis servir,
según me lo prometéis.
CARLOS

  (Aparte. 

¿Mas que es la merced tan cara,
que quiere que intercesor
con mi esposa sea en su amor? 770
Moriré si se declara.)
Dígame vuestra excelencia,
de mí ¿en qué se servirá?
DUQUE
La Duquesa os lo dirá,
id, Carlos, a su presencia: 775
haced lo que ella os mandare,
dalde gusto vos; que así
me tendréis contento a mí;
y advertid que no repare
en peligros de honra o fama 780
vuestro recelo; que a todo
por libraros me acomodo.
Andad, que Leonora os llama.
CARLOS
Declaraos más, gran señor;
mirad que confuso quedo. 785
DUQUE
Carlos amigo, no puedo;
ella os lo dirá mejor.
Haced diligente vos
lo que os pide y aconseja;
y advertid que si se queja, 790
hemos de reñir los dos.

  (Vase.) 



Escena IX

 

CARLOS.

 
¡Hay confusión más extraña!
¿La Duquesa no me anima
para que sirva a mi prima?
¿No ha que el duque de Bretaña 795
sin seso por ella anda,
dos años? ¿Pues cómo agora
me pide que hable a Leonora,
y cumpla lo que me manda?
Ella manda que a Sirena 800
sirva, y me promete dar
para gozalla lugar;
el Duque también ordena
que obedezca a la Duquesa:
si el obedecer me está 805
tan bien, ¿qué pena me da?
¿Qué temo? ¿De qué me pesa?
Pues con el Duque y Leonora
cumplo con mi amor ardiente,
digo que soy obediente 810
más que un fraile desde agora.


Escena X

 

SIRENA. -CARLOS.

 
SIRENA
Por muchos años y buenos,
aunque sea a costa mía,
se emplee vueseñoría
en pensamientos ajenos, 815
y mejore de afición;
que por lo bien que le está,
una tercera tendrá
en mí, con obligación,
aunque lo sienta y me pese, 820
de acudir desde este día
a su gusto.
CARLOS
Esposa mía,
¿qué modo de hablar es ese?


Escena XI

 

Un PAJE. -SIRENA, CARLOS.

 
PAJE
A vueseñoría espera
la Duquesa.
SIRENA
¿A mí? Ya voy.
825
CARLOS
¿Qué es esto, prima?
SIRENA
No soy
prima ya, sino tercera.
 

(Vanse SIRENA y el PAJE.)

 


Escena XII

 

CARLOS.

 
¿Tercera? ¿Cómo o de quién?
Cielos, añadí eslabones
de enredos y confusiones 830
para que muerte me den.
¿En qué encantamiento estoy?
¡Válgame Dios! ¿Si he perdido
con la ventura el sentido?
¿Qué hechizos me espantan hoy? 835
Leonora ayudarme ordena;
el mismo duque me obliga
a que la obedezca y siga;
yo adoro sólo a Sirena;
y cuando mi amor espera 840
gozalla, y su esposo soy,
se va, y me dice: «No soy
prima ya, sino tercera».
¡Ah corte llena de encantos!
Líbreme el cielo de ti. 845


Escena XIII

 

Otro PAJE. -CARLOS.

 
PAJE
El Duque os llama.
CARLOS
¿A mí?
PAJE
Sí.
CARLOS

 (Aparte.) 

Despertadme, cielos santos.
PAJE
Mudad vestido, que quiere
salir con vos a rondar.
CARLOS

 (Aparte.) 

Si se llega a declarar, 850
y a mi confusión luz diere,
yo escribiré esta quimera.
PAJE
¿Venís?
CARLOS
A vestirme voy.

 (Aparte. 

¡Que me dijese: «No soy
prima ya, sino tercera»!) 855
 

(Vanse.)

 


Escena XIV

 

Vista exterior del palacio.

 
 

LEONORA y SIRENA, a una ventana.

 
LEONORA
Digo pues, Sirena amiga,
que cuando a Carlos hablé
y le conté mi fatiga,
tan de mi parte le hallé,
que no sé cómo te diga 860
el gozo que recibió,
cuán pocos estorbos puso...
Ni de oírme se alteró,
ni me respondió confuso,
ni al rostro el color mudó; 865
antes alegre y humano
mi dicha hizo manifiesta,
pues de puro cortesano,
en lugar de la respuesta,
los labios puso en mi mano. 870
SIRENA
¿Pues tan presto, gran señora?
Mirad que es Carlos discreto.
LEONORA
Marquesa, Carlos me adora;
el temor tuvo secreto
lo que manifestó agora. 875
Un año, y va para dos,
ha que se muere por mí.
SIRENA
Para uno sois los dos.

  (Aparte. 

¡Que no me arroje de aquí!
¿El firme, Carlos, sois vos? 880
¡En tierra a la primer prueba!
¡Si una mujer se mudara,
que en sí la inconstancia lleva,
que tantas veces en cara
la dieron todos con Eva! 885
¡Ay hombres, hombres!)
LEONORA
Parece
que de mi bien te ha pesado,
pues mi dicha te enmudece.
SIRENA
Tiéneme puesta en cuidado
el peligro a que se ofrece, 890
si a sabello el Duque alcanza,
mi primo.
LEONORA
Amor es discreto,
industriosa la venganza,
y en las manos del secreto
no hay recelos de mudanza. 895
Para esto te he menester,
no para que a Carlos hables.
SIRENA

  (Aparte.) 

¡Frágil llamáis nuestro ser,
hombres, y en el ser mudables
sois menos que una mujer! 900
LEONORA
¿Sabes lo que he colegido
del pesar que has enseñado
a la suerte que he tenido?
Que si a Carlos he llamado
debe de ser tu escogido. 905
Bien le quieres.
SIRENA
Si te engaña
tu sospechosa quimera,
cree que no soy tan extraña
si amara, que no quisiera
ser duquesa de Bretaña 910
más que ser dama de Carlos.
LEONORA
No sé: de celos me muero.
SIRENA

 (Aparte.) 

Y yo no puedo ocultarlos.
LEONORA
Gente ha venido al terrero;
mas yo vendré a averiguarlos. 915


Escena XV

 

El DUQUE y CARLOS, de noche. -LEONORA, SIRENA.

 
DUQUE
Traidor, no busques rodeos,
que ya conozco la causa
porque tanto dificultas
lo que mis penas te mandan.
Por más que encubrirte pienses, 920
la turbación con que hablas
me enseña por el aliento
las traiciones de tu alma.
No es la honra de Sirena
la que recelas y guardas, 925
sino el tenerla, en mi agravio,
más que prima, por tu dama.
CARLOS
Gran señor, sosiégate,
y con la cólera envaina
el enojo, que te incita 930
sin razón a la venganza.
¿Qué has visto en mí que te obligue
y a creer te persüada,
haciéndote competencia,
que a mi prima adora mi alma? 935
¿Así se encubre el amor,
que en ser niño nunca calla,
y en ser fuego manifiesta
dónde vive en humo y llamas?
No me tengas por tan vil 940
que si yo a Sirena amara,
aunque tu vasallo soy,
sufriera que la sacaras
de Belvalle, y la trujeras
a tu corte y a tu casa, 945
donde creciendo mis celos,
mis tormentos aumentaras.
Que yo sienta, siendo noble,
que tercero vil me hagas
de quien, por ser prima mía, 950
me ha de caber de su infamia
tanta parte, no te espantes,
pues sabes lo que Bretaña
me estima, y que soy tu deudo,
y de lo mejor de Francia. 955
DUQUE
¿Pues qué afrenta se te sigue
de que cumpla mi esperanza
tu prima, y la goce yo,
si cuando me satisfaga,
dando a Leonora la muerte, 960
la has de ver entronizada
sobre mi silla ducal?
CARLOS
Hablar siento en la ventana.
Mira, gran señor, que piden
más recato esas palabras. 965
DUQUE
¿Quién puede ser?
CARLOS
Fácilmente
lo sabrás, si oyendo callas.
SIRENA
Mal sabes quién es Sirena:
ni he dado ni daré entrada
en mi vida a amores locos 970
sin obras y con palabras.
DUQUE

 (Habla aparte con CARLOS.) 

¿No es tu prima?
CARLOS
Ella parece.
DUQUE
Carlos, disculpas no bastan
a asegurarme de ti:
si pretendes confirmarlas, 975
habla con Sirena agora;
finge que no te acompaña
ninguno, y colegirán
mis celos de tus palabras
si la pretendes o no. 980
La oscuridad nos ampara
para que verme no pueda;
así sabré si me engaña.
CARLOS
¿Qué la tengo de decir?
DUQUE
Desdenes, desconfïanzas, 985
celos, aborrecimientos,
con que la provoques, y hagas
que te responda: veré
mis sospechas confirmadas
o más firme tu lealtad. 990
CARLOS

  (Aparte.) 

¡Hay confusión más extraña!
Desta vez mi poca dicha,
dándome la muerte, saca
año y medio de secreto,
para avergonzarme, a plaza. 995
¡Oh peligros del honor!
DUQUE
¿No llegas? ¿Qué te acobardas?
CARLOS
Lo que he de decir prevengo.-
¡Ah de las rejas!
SIRENA
¿Quién llama?
CARLOS
Carlos soy.
LEONORA

 (Habla aparte con SIRENA.) 

Oye, Marquesa.
1000
De los celos que me causas
has de asegurarme agora.
No digas que a la ventana
estoy contigo.
SIRENA
¿Pues qué?
LEONORA
Finge que porque me ama 1005
y en mis memorias se ocupa,
pierdes el seso y te abrasas.
Pídele celos de mí.
SIRENA

  (Aparte.) 

No los pediré sin causa.
LEONORA
¿Qué dices?
SIRENA
Que por servirte,
1010
quiero hacer lo que me mandas.-
¡Ah Carlos! ¿Rondando vos?
¿Tenéis en palacio dama?
¿No os dejan dormir sospechas?
¿Lloráis desdén o mudanzas? 1015
CARLOS
¿Quién os mete a vos en eso?
SIRENA
¿Ser vuestra prima no basta
para correr por mi cuenta
vuestras dichas o desgracias?
CARLOS
¡Pues qué! ¿Es pedirme eso celos? 1020
SIRENA
¿Fuera mucho?
CARLOS
Si me cansa
vuestra memoria de suerte,
que no hay cosa más contraria
para mi gusto que oíros,
¿por qué con vuestras palabras 1025
aguáis de mis pensamientos
pretensiones y esperanzas?
¿Heos querido yo jamás?
SIRENA
¿A qué propósito y causa
eslabonáis disparates? 1030
¿Pídoos yo cuenta tan larga?
¿Heos rogado que me améis
alguna vez? ¿Qué embajadas
de mi parte os solicitan?
¿Qué papeles os enfadan? 1035
¿Qué prendas mías adornan
en público vuestras galas,
y en secreto vuestros gustos?
Si burlando os preguntaba
por la dama que os desvela 1040
(buen provecho, primo, os haga),
desde aquí, por no enfadaros,
juro no hablaros palabra,
ni veros.
CARLOS

  (Aparte al DUQUE.) 

¿Estás contento?
SIRENA

  (Aparte a LEONORA.) 

¿Vives ya desengañada? 1045
DUQUE
Carlos, prosigue tu tema;
que me enamora la gracia
de aquellos dulces desdenes.
LEONORA
Sirena, presto te cansas
de asegurar el amor 1050
y fe que Carlos me guarda,
cuando por mí te desprecia.
Muestra que estás enojada,
pídele celos por mí,
y entretengan mi esperanza 1055
estas burlas.
SIRENA

  (Aparte.) 

Estas veras,
dirás mejor, pues me matan.
DUQUE
Veamos cómo te aíras;
Carlos, enójala; acaba.
CARLOS

  (Aparte.) 

¡Que a esto el Duque me fuerce! 1060
¡Ay Sirena de mi alma!
¡Cuál debes de estar conmigo!
DUQUE
¿Qué esperas, Carlos?
CARLOS

 (A SIRENA.) 

Mi dama
por vos, Sirena, me mira
sospechosa y agraviada; 1065
celos tiene de que os quiero;
dos días ha que no me habla
por verme con vos hablar;
y sin el sol de su cara,
¿qué he de hacer? A mí me importa 1070
la vida el asegurarla,
aunque sea a costa vuestra;
y pues os va poco o nada,
ni me habléis ni me miréis;
antes cuando entrare en casa 1075
del Duque, si os encontrare,
echad vos por otra sala.
LEONORA

 (Para sí.) 

Mis celos ha penetrado:
para asegurar mis ansias,
menosprecia a la Marquesa. 1080
¡Oh amor discreto! ¿Qué os falta?
CARLOS
Esto, Sirena, os suplico.
SIRENA
Eso mismo imaginaba
pediros, Carlos, yo a vos;
que de resistir cansada 1085
pretensiones de dos años,
ha podido la constancia
de un amante, a quien ya quiero,
en mi pecho encender brasas.
De vos está receloso, 1090
contándoos los pasos anda,
puede mucho, y haraos mal
si hablando conmigo os halla.
No alcéis los ojos a verme.
CARLOS

  (Aparte.) 

¿Cómo ¡ay Cielos! si eso pasa, 1095
y el Duque mi honor usurpa,
cómo no tomo venganza
de mí mismo? Mas diralo
celosa de mis palabras.
DUQUE
Carlos, si mis dichas oyes, 1100
llega a abrazarme. ¿Qué aguardas?
Pídeme largas albricias.
¿No ves cómo se declara
en mi favor la Marquesa?
¡Oh venturosa mudanza, 1105
oh averiguación discreta,
oh firmeza bien empleada!
CARLOS
Pues de fingir desatinos
tanto interés tu amor saca,
fingirme celoso quiero. 1110
Veamos en lo que para
tanta quimera.
DUQUE
Bien dices.
CARLOS

  (Aparte. 

Hablemos verdades, alma:
aunque la vida nos cueste,
a luz mis desdichas salgan, 1115
rompa mi agravio el silencio,
mudo fui dos años, basta.)
¡Con qué pequeña ocasión
me das a entender, ingrata,
que eres mujer, y que es fuerza 1120
pagar pecho a la mudanza!
Ya yo sé que al Duque quieres;
que a no amalle, no bastaran
para traerte a su corte
persuasiones ni amenazas. 1125
Goza, en mi agravio y tu afrenta,
su amor mudable y tu infamia;
que para no vella yo,
muerte me dará esta daga.
 

(Vase a dar con la daga, y tiénele el DUQUE.)

 
DUQUE
Carlos, para burlas sobran. 1130
¿Estás loco?
CARLOS
¿Pues pensabas
que me mataba de veras?
DUQUE
Es de suerte la eficacia
con que celoso te finges,
que por instantes me engañas. 1135
CARLOS
Todo es de burlas.

 (Aparte. 

¡Ay cielo,
si de veras me matara!)
LEONORA
¿No ves que celos te pide?
Luego mis sospechas claras
desengaños averiguan. 1140
¿Qué es esto, Sirena?
SIRENA
Calla,
que lo dice porque teme,
siendo de mi sangre y casa,
que con los demás le injurie.
Porque veas si te ama, 1145
de ti le he de pedir celos.-
Carlos, si agora me mandas
que ni te hable ni vea,
y está celosa tu dama,
¿por qué me injurias así? 1150
¿Por qué mudable me llamas?
Como primo te he querido;
nunca ha pasado la raya
del parentesco mi amor;
que ya ves, si la pasara, 1155
los celos que te pidiera
de la Duquesa, a quien hablas
a costa de la lealtad
que al Duque tu amor quebranta.
DUQUE
¿Cómo es esto?
CARLOS
El verme hablar
1160
con la Duquesa, a quien mandas
que a menudo sirva y vea,
le ha dado, gran señor, causa
para pensar tal malicia.
DUQUE
Es discreta: no me espanta; 1165
que hay ocasión de creerlo.
No se te dé, Carlos, nada.
SIRENA
Si afrento, porque amo al Duque,
tu linaje y mi prosapia,
¡por eso le honrará mucho 1170
la lealtad que al Duque guardas!
Váyase uno por lo otro;
si quieres que calle, calla,
y adiós, que siento ruido.
LEONORA
¿Adónde vas?
SIRENA
No sé.
LEONORA
Aguarda.
1175
SIRENA
No puedo.

 (Vase.) 

LEONORA
Confusa voy,
y entre temor y esperanza,
no sé si Carlos me burla;
mas yo lo sabré mañana.

 (Vase.) 



Escena XVI

 

El DUQUE, CARLOS.

 
DUQUE
Ya Sirena se entró dentro. 1180
Y tú, Carlos, en el alma
te has entrado de manera,
que ha de llegar tu privanza
hasta igualarte conmigo:
marqués eres de Anguiana. 1185
CARLOS
Gran señor...
DUQUE
No hay para qué
me des por aquesto gracias.
Mucho a la Duquesa debo;
ve a menudo a visitarla;
que de su gusto depende 1190
mi dicha.
CARLOS

 (Aparte.) 

Ciegas marañas,
vosotras me mataréis.
DUQUE
¡Ay mi Sirena!
CARLOS

 (Aparte.) 

(¡Ay ingrata!)



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