Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.


ArribaActo III


Escena I

 

D. MARIANO y D.ª MÓNICA de basquiña y mantilla.

 
D.ª MÓNICA
Sí, amiguito; no lo dudes.
Así ha pasado el suceso,
y tan atroces calumnias
forjó aquel malvado viejo.
Yo, que no he visto a Granada, 5
ni sé dónde está ese reino,
nací en la calle de Elvira.
Mónica es nombre supuesto,
porque me llamo Antoñuela.
Mis padres son posaderos. 10
Allá quisieron prenderme,
y escapé por mi dinero.
Aquí soy estafadora...
Y en suma, tantos enredos
fingió en menos de un instante, 15
que sin bastarme mi esfuerzo,
perdí el sentido, y no supe
lo que prosiguió añadiendo.
Llego a mi casa aturdida;
mas luego, cobrando aliento, 20
salgo sola, disfrazada,
como ya me ves que vengo,
con la basquiña y mantilla
de una criada, y resuelvo
entrar a buscarte a impulsos 25
del amor que te profeso.
No debiera yo volver,
ni aun siquiera de secreto,
a esta casa en que me ultrajan;
pero por ti lo atropello 30
todo. Esta noche te aguardo.
Mariano, ya estás impuesto
de la injuria que padece
mi inocencia. Sólo quiero
que vayas a verme pronto 35
en mi casa. Aquí recelo
que o bien tu madre o tu tío
o ese infamador perverso
me expongan a nuevos lances;
pero allá, con más sosiego, 40
sabrás cuanto necesites
para quedar satisfecho.
Esta noche habrá porción
de concurrentes al juego;
mas porque no nos impidan. 45
hablar, nos retiraremos
adonde pueda mostrarte
legítimos documentos
que prueban mi ilustre cuna,
ínterin que los presento 50
a algún juez que mande darme
un desagravio completo.
D. MARIANO
¡Pobre Mónica! Estas gentes
la tienen ya en mal concepto.
D.ª MÓNICA
Yo acreditaré quién soy. 55
D. MARIANO
Sí, chica, porque con eso
tendré el gustazo de dar
un buen bofetón al suegro.
¿Oyes? ¿Conque, según dices,
esta noche ya tendremos 60
una banca en forma?
D.ª MÓNICA
Mucho.
D. MARIANO
Me pones en un aprieto.
Si salgo de casa, el tío
rabiará. Será un infierno.
Pero ¿no es fuerte rigor? 65
¡Hoy cabalmente que tengo
cien doblones! ¡Y saber
que allá os estáis divirtiendo!
D.ª MÓNICA
¡Cómo! ¡El mejor jugador
sin cartas! Mucho respeto 70
te infunde ese don Cristóbal.
D. MARIANO
Ya me escaparé, si puedo.
D.ª MÓNICA
A solas te informaré
de cosas que he descubierto
acerca del fin que lleva 75
don Fausto, y los viles medios
de que se vale.
D. MARIANO
Me importa
acá para mi gobierno
averiguarlo.
D.ª MÓNICA
Bien sé
que, trocados tus afectos 80
desde que tratas a Flora,
faltas al formal empeño
que contrajiste conmigo.
Lo sé, aleve, hombre ligero;
pero ya no disimulo 85
el gozo que experimento
al ver que esa forastera
a quien rindes tus obsequios,
me venga de ti, se burla
de tu amor y tiene puesto 90
el suyo todo en don Fausto.
Sí, traidor; recibe el premio
de tu infiel correspondencia.
No eres digno de mis celos.
Ya las dos te despreciamos, 95
pues con las dos te hace reo
tu perfidia. Pero aguarda.
Para que veas procedo
con más generosidad
que otras mujeres, intento 100
no usar violencia contigo,
dejarte ya libre y dueño
de la fe que me entregaste.
Si tienes honor, bien creo
que serás mío; y si no, 105
celebro seas ajeno.
Este papel me firmaste.
Tómale. Yo te le vuelvo.
Obra tú como te guste,
obrando yo como debo. 110
Sólo te pido la gracia
de que examines atento
lo que en esta obligación
prometiste, los expresos
términos en que juraste 115
ser el esposo más tierno.
Lee. Confúndete, ingrato.

 (Entrégale un papel doblado.)  

Adiós.

 (Da algunos pasos como para irse, y vuelve.)  

Mira que te espero
sin tardanza. Allá diré
todo lo que aquí no puedo. 120
Te devolveré el retrato
de Flora; entrégame luego
el mío; y quede sin mancha
mi opinión, que es lo primero.

 (Vase por la puerta de la izquierda.)  



Escena II

 

D. MARIANO, solo.

 
D. MARIANO
¡Qué mujer! Por más que diga, 125
me quiere. Reflexionemos...

  (Paseándose.) 

Si no recobro el retrato
de mi novia, yo me pierdo...

  (Con resolución.)  

Es preciso ir a buscarle.
¡Y Mónica haberme vuelto 130
este papel! Tiene rasgos
muy nobles. No sin misterio
me habrá dicho que le lea.
A fe que apenas me acuerdo
de lo que firmé. Veamos. 135

 (Desdobla el papel.)  

¡Hola! ¿Qué viene a ser esto?

 (Lee:)  

«Adorada Flora: Extremado ha sido mi júbilo al recibir escrita de tu puño una confirmación tan clara de estar ya bien persuadida de la inconstancia, necedad y desarreglada conducta de ese don Mimado. Te doy el parabién de verte libre de toda pasión a semejante loco, y me le doy a mí mismo de que te halles firmemente resuelta a premiar con tu mano la fidelidad y la ternura con que es y será tuyo hasta la muerte, Fausto de Villegas».

No tengo más que saber.
Me la pegan en efecto.
¡Ingrato! ¡Pérfido! Toma
tu papel de casamiento; 140
y salimos con que es uno
escrito a Flora. Habrá hecho
la tal Mónica diabluras
por pillarle. Con dinero
ganaría al portador. 145
Para todo tiene ingenio
Pero el don Fausto... ya, ya...
Aquí viene. Nos veremos.


Escena III

 

D. MARIANO y D. FAUSTO.

 
D. MARIANO
Señor mío, si usted piensa
que yo he de roer el hueso, 150
y otro ha de ser quien se lleve...
¿Eh, digo algo?
D. FAUSTO
No lo entiendo
si usted no se explica más.
D. MARIANO
Ninguno puede entenderlo
mejor que el que se ha valido 155
de un indigno fingimiento
para enemistar así
a dos que se están queriendo.
Poner en manos de Flora
su retrato; haber supuesto 160
que era el que ella me entregó,
siendo, según yo sospecho,
otro del mismo pincel
igual en caja y en cerco;
y venderla por fineza 165
para introducirse...
D. FAUSTO
Creo
que usted me conoce mal.
Creo también que no miento
(que en mí no caben infames
artificios), y que enseño 170
a quien me los atribuye
a usar modos más atentos.
D. MARIANO
Es lástima que no aprenda
los de usted, que son muy buenos.
D. FAUSTO
Sepa el señor don Mariano 175
reportarse.
D. MARIANO
En eso pienso.
Como si una falsedad
tan inicua, y con sujetos
de mi clase y mi crianza...
D. FAUSTO
Solamente con los hechos 180
se acreditan una y otra.
D. MARIANO
Los hechos son que aquí tengo
un papel que usted ha escrito
a Flora, y en él merezco
a su autor unos elogios 185
tan magníficos como éstos.

 (Mostrando el papel.) 

Vea si hablo de memoria.
Dígame: ¿quién es el necio,
el loco, el desarreglado...?
D. FAUSTO
¿Eso escribí yo?
D. MARIANO
A lo menos
190
tal me parece.
D. FAUSTO
¿Y conoce
usted mi letra?
D. MARIANO
Me acuerdo
de haberla visto una vez.
D. FAUSTO
Ésta, aunque se da un remedo
a la mía, es contrahecha. 195
D. MARIANO
Ya, viéndose descubierto,
ésa es la mejor salida.
D. FAUSTO
Vuelvo a decir que no miento.
D. MARIANO
¿Conque no? Vaya que a veces
el ser un poco embustero... 200
D. FAUSTO
El hombre de bien...
D. MARIANO
El hombre
de bien, puesto en un estrecho,
también miente... como usted.
D. FAUSTO
¿Como yo?
D. MARIANO
Mucho.
D. FAUSTO
El respeto
de esta casa me contiene. 205
Mas para convencimiento
de que mi letra no es ésa...

 (Toma una pluma; y mientras escribe, dice:)  

Aquí hay papel y tintero.
Vea usted dos regloncitos;
y conocerá por ellos, 210
primero, cuál es mi letra;
después, que soy caballero.

 (Déjaselos escritos, y vase por la puerta de la derecha.)  

D. MARIANO

 (Cotejando un papel con otro.)  

Ambas letras se parecen,
pero no mucho...

 (Inmutado.) 

Pues ¡cierto
que con sus dos rengloncitos 215
me ha dado muy buen consuelo!
«Mañana al amanecer
por el puente de Toledo
saldremos...» Sí, que me espere.
¡A mí lances quijotescos! 220
Y si por desgracia...


Escena IV

 

D. MARIANO, D. CRISTÓBAL, D. ALFONSO y PANTOJA.

 
D. MARIANO
Tío,
¡mire usted qué atrevimiento!
Don Fausto me desafía.

 (D. CRISTÓBAL toma el papel, y le lee. D. MARIANO prosigue:)  

¡Exponerme a esos encuentros
sin más ni más!
D. CRISTÓBAL
El que insulta
225
como tú, tendrá quinientos.
¡Ah, cobarde! ¿Y me lo dices?
Yo, sabiéndolo, no puedo
consentirlo; pero tú
no darías parte de ello 230
a nadie si fueses hombre
de pundonor y secreto.
D. MARIANO
Y si doy cuenta del lance
a la justicia, ¿no pierdo
para siempre a ese don Fausto? 235
D. CRISTÓBAL

  (Enojado.)  

Calla... ¡Bajos pensamientos!
¡Delatar un noble a otro!
¡Y en tal materia! Ya veo
que según te han educado,
no puede suceder menos. 240
D. MARIANO
Digo, señor don Alfonso,
y usted que pone a su yerno
mil tachas, ¿sabe las maulas
de su hija, los papelejos
que ella y don Fausto se escriben, 245
y cómo me está vendiendo?

 (Muéstrale el papel que le ha dado D.ª MÓNICA.)  

Carta canta.
D. ALFONSO
Dudo mucho...
D. CRISTÓBAL
Será algún nuevo embeleco.
D. ALFONSO
No me parece que es letra
de don Fausto. Ya sabremos 250
la verdad.
D. CRISTÓBAL
¿Quién me pone algo
a que anda en estos enredos
doña Mónica Antoñuela?
PANTOJA
El alquimista es muy diestro
en fingir letras. Lo sé 255
de buena tinta hace tiempo,
y tal vez...
D. MARIANO
Malicias tuyas.
D. ALFONSO
Con todo yo no sosiego
hasta averiguar...
D. CRISTÓBAL
Patraña,
tramoya.
D. MARIANO
Vamos con tiento.
260
De modo que si está Flora
inocente, yo la quiero,
y he consentido en ser suyo.
¿Para qué he de andar con rodeos?
Doña Mónica es mi amiga. 265
Su alegre tertulia, el juego,
la sal y labia que tiene
me agradan por pasatiempo;
pero a la verdad, lo que es
amor violento, violento, 270
yo nunca se le he tenido.
Ya ustedes ven que confieso
mi flaqueza. Denme a Flora,
que es todo el bien que apetezco;
y pelitos a la mar. 275
Vamos, mi querido suegro.
Venga esa mano, y seamos
amigos. Ya me arrepiento
de haber sido un badulaque.
La novia pido, y laus Deo. 280
Al buen don Fausto, decirle
que esos retos y esos duelos
son antiguallas, y que ambos
nos damos por satisfechos.
Tío mío don Cristóbal, 285
así de cada talego
que trajo de Indias le nazcan
diez taleguitos pequeños,
que se olvide lo pasado;
que me encierre en un convento, 290
y no me dé un real de plata
de aquella herencia que espero
si, en casándome con Flora,
vuelvo más a ser travieso.
D. CRISTÓBAL
¡Ah!, poquísimo confío 295
en ese arrepentimiento.
Los pliegues de la crianza
no se desdoblan tan presto.
Retírate por ahora,
y sin mi consentimiento 300
no salgas.
D. MARIANO
¿No he de salir?
D. CRISTÓBAL
No. Ya veremos qué sesgo
toman las cosas. Advierte
que te cercan grandes riesgos
mientras esa advenediza 305
esté en Madrid. El afecto
de Flora ya no es el mismo
cuando por tus devaneos
sufre una competidora
digna del mayor desprecio. 310
Su padre ya no sería
pundonoroso ni cuerdo
si antes de verte enmendado
te admitiese por su yerno.
En fin, Mariano...
D. MARIANO
Adiós, tío.
315
Ya verá usted si me enmiendo.
Con la novia y con la herencia,
seré un mozo de provecho.
D. CRISTÓBAL
Cuidado que no me salgas
de tu cuarto.
D. MARIANO
Ni por pienso.
320

 (Vase por la puerta de en medio.)  



Escena V

 

D. CRISTÓBAL, D. ALFONSO y PANTOJA.

 
D. ALFONSO
¿Sabe usted que aquel alcalde
es hombre de entendimiento?
En un instante se impuso.
D. CRISTÓBAL
Ya por avisos secretos
se hallaba bien informado 325
del juego y demás excesos
que ha días reinan en casa
de esa mujer.
PANTOJA
Aun por eso,
cuando se habló de prisión,
dijo que ya estaba en ello. 330
Aunque el señor don Alfonso
no la hubiera descubierto,
bastaba saber las mañas
con que ella y sus compañeros
sacaron al señorito 335
aquel papel. ¿Y el dinero
que en seis meses le han chupado?
¿Y el cuñadito, maestro
de hacer oro y firmas falsas?
Vaya que algunos por menos 340
han ido a ver los birretes
colorados.
D. CRISTÓBAL
Yo me vuelvo
a casa del juez, y allí
sabré el fin de este suceso.
Nos ofreció que daría 345
el golpe sin perder tiempo.
¿Qué dirá mi sobrinito
cuando se haga un escarmiento
en Mónica y sus aliados?
Yo le cortaré los vuelos. 350
D. ALFONSO
Grande ha de ser su reforma
para que ya sin recelo
le vuelva Flora a su gracia.
D. CRISTÓBAL
¿Qué mucho si yo le niego
la mía, y usted la suya? 355
D. ALFONSO
Sí, pero ¡cuánto lo siento!
D. CRISTÓBAL
Se lo tiene merecido;
conque paciencia. Hasta luego.


Escena VI

 

D. ALFONSO, PANTOJA y luego D. FAUSTO y D.ª FLORA.

 
D. ALFONSO
¿Has avisado a don Fausto?
PANTOJA
Dijo que en anocheciendo 360
vendría.
D. ALFONSO
Pues haz que lleven
luz a mi cuarto.
PANTOJA
Al momento.
Aquí está ya su merced.
 

(Vase PANTOJA por la puerta de la izquierda; y sale D. FAUSTO por la de la derecha, acompañando a D.ª FLORA.)

 
D. FAUSTO
Señor, con el vivo anhelo
de que uniese nuestras casas 365
el vínculo más estrecho,
hice mi súplica, hablando
por mí sólo; mas ya llego
a hablar por Flora también.
A nada procederemos 370
sin la aprobación de un padre
tan benigno, tan discreto.
Esta señora me afirma
que ya todos los obsequios
de don Mariano, su amante, 375
serán infructuosos medios
para aplacarla y lograr
perdón de sus desaciertos.
Por otra parte, confío
que sabrá su noble pecho 380
ceder a las fieles muestras
de mi amor y rendimiento;
y pues hoy toda mi dicha
depende de usted...
D.ª FLORA
Confieso
que haber puesto en don Mariano 385
mi afición fue grave yerro.
No, don Fausto no se engaña
en pensar que le agradezco
me haya enseñado a ser cuerda
y emplear mejor mi afecto. 390
Usted le ha dado esperanzas,
padre mío; y a mi ruego
espero se las confirme.
D. FAUSTO
Sí, padre. Ya ¿cómo puedo
con tan bella intercesora 395
no ser feliz?
D. ALFONSO
Bien deseo,
hija querida, eximirme
de aquel imprudente empeño,
y acreditar al honrado
don Fausto cuanto le aprecio; 400
pero es fuerza...
D.ª FLORA
Si usted dio
la palabra en el supuesto
de haber sido de mi agrado
la elección, no tendrá efecto
cuando yo, más advertida, 405
repugne su cumplimiento.
D. ALFONSO
Don Mariano ha protestado
mudar de vida. Esperemos
que su conducta...
D.ª FLORA
Mayores
desengaños sí que espero. 410
D. ALFONSO
Mas ¿podré saber qué pique
ha tenido ese mancebo
con usted? Cierto billete
escrito a Flora...
D. FAUSTO
Fingieron
seguramente mi letra. 415
¿Me valdría yo del medio
de un papel pudiendo hablar
a esta dama?
D. ALFONSO
Ya lo veo.
La firma no parecía
de usted...
D. FAUSTO
Yo sé que han propuesto
420
regalar a mi lacayo
si entregaba con secreto
algo escrito de mi puño;
y aunque lo niega, sospecho
que por él hayan cogido 425
una carta que eché menos
esta mañana. Me dicen
que le buscó un don Tadeo,
alquimista...
D. ALFONSO
Basta, basta.
D. FAUSTO
De todos modos, es cierto 430
que aquel papel no era mío.
D. ALFONSO
Otro vi que no es supuesto.
Se trata en él de salir
por el Puente de Toledo...
D. FAUSTO
Será acaso otra ficción. 435
D. ALFONSO
Eso es lo que yo no creo
por más que usted disimule.
Don Mariano estaba inquieto...
D. FAUSTO
¿Y basta que él lo haya dicho?
D.ª FLORA
Su estilo es muy desatento; 440
y si ha provocado a usted...
D. FAUSTO
Señora, no hablemos de eso.
D. ALFONSO
Yo he de apurar qué motivo...
D. FAUSTO
Ninguno, señor... Mudemos
de conversación, que vienen 445
los criados.


Escena VII

 

D. ALFONSO, D.ª FLORA, D. FAUSTO; PANTOJA y FELIPA, que entran luces.

 
D. ALFONSO
Allá dentro
podremos hablar.
D.ª FLORA

  (A D. ALFONSO.)  

Importa
precaver un lance serio.
D. ALFONSO
Vengan ustedes conmigo.
D. FAUSTO
Pero ¿a qué fin...?
D. ALFONSO

  (Cogiendo de un brazo a D. FAUSTO, y entrándose con él y con D.ª FLORA por la puerta de en medio.)  

No hay remedio.
450
FELIPA
¡Qué! ¿Se guardan de nosotros?
¡Malo! Ya me hace misterios
la doña Flora. El don Fausto
no la deja ni un momento;
y el pobre don Marianito, 455
como si se hubiera muerto.
PANTOJA
Él tiene la culpa.
FELIPA
Y tú,
que te andas llevando cuentos
al tío.
PANTOJA
Mis cuentos, hija,
salen siempre verdaderos. 460
¿No me has oído mil veces
que el señorito, siguiendo
en tratar con esa viuda,
tendría mal paradero?
FELIPA
Bien arrepentido está. 465
PANTOJA
¿Arrepentido? Veremos.


Escena VIII

 

PANTOJA, FELIPA; y D. MARIANO, vestido de majo y embozado con un capote a la jerezana.

 
D. MARIANO
Si acaso pregunta el tío
por mí, decir que ya vuelvo.
PANTOJA
Señor, ¿y se atreve usted...?
D. MARIANO
¿Qué te importa?
FELIPA
¿Adónde bueno?
470
D. MARIANO
Tengo muy graves asuntos
a que salir.
FELIPA
¡Y los ternos
que echará el amo!
D. MARIANO
Mamá
cuidará de componerlo.
Adiós. Por si vengo tarde, 475
dejar el postigo abierto.
PANTOJA
Usted se pierde.
D. MARIANO
¡Pues ya!

  (Vase.) 

PANTOJA
Mira el arrepentimiento.
FELIPA
¿Y por qué no le detienes?
PANTOJA
¿Yo? Soy muy poco sujeto 480
para el caso. Ni aun el tío
con todo aquel entrecejo
puede meterle en carrera.
FELIPA
¡Ay, Pantoja! Lo que temo
es que don Fausto...
PANTOJA

 (Remedándola.)  

¡Ay, Felipa!
485
De lo que yo más me alegro
es de que un hombre de forma,
buen modo y entendimiento
estime a la señorita
como merece. Yo apuesto 490
a que si aprieta los puños,
no ha de perder este pleito
como el otro con el padre.
FELIPA
Si eso dices, te repelo,
insolente...
PANTOJA
Vamos, niña.
495
No te alborotes.


Escena IX

 

PANTOJA, FELIPA y D.ª DOMINGA.

 
D.ª DOMINGA
¿Qué es esto?
PANTOJA
Frioleras. Ha empezado
a reñirme porque dejo
que el señorito se vaya.
D.ª DOMINGA

  (Con inquietud.)  

¿Ha salido?
PANTOJA
Ya está lejos.
500
D.ª DOMINGA
¡Válgate Dios por muchacho!
¿Adónde irá?
PANTOJA
¿Qué sabemos?
A estas horas siempre en casa
de doña Mónica hay juego.
D.ª DOMINGA
¡Él! ¡Volver allá! ¡Dios mío! 505
PANTOJA
Según. Si tiene dinero...
D.ª DOMINGA
Yo le entregué cien doblones
esta tarde.
PANTOJA
Muy bien hecho.
D.ª DOMINGA
Pero ya te los ha dado.
PANTOJA
¿A mí?
D.ª DOMINGA
Para el desempeño
510
de la sortija.
PANTOJA
Señora,
ni maravedí ni medio
he recibido.
D.ª DOMINGA
Él lo dijo,
y lo oyó Felipa.
FELIPA
Cierto.
PANTOJA
Eso más tendrá esta noche 515
para jugar. Volaverunt.
D.ª DOMINGA
Tú empeñaste la sortija.
PANTOJA
Concedo.
FELIPA
¡Pícaro!
PANTOJA
Niego.
D.ª DOMINGA
Y tú me la has de traer.
PANTOJA
Será muy fácil si llevo 520
unos cuarenta doblones.
D.ª DOMINGA
Pues Mariano pidió ciento.
PANTOJA
Tal cual. Ganaba sesenta,
que es un bonito comercio.
D.ª DOMINGA
¿Y en dónde para la alhaja? 525
PANTOJA
En poder de un caballero
indiano.
D.ª DOMINGA

  (Dándole dinero.)  

Toma, y no vuelvas
sin ella.
PANTOJA
Yo lo prometo.
D.ª DOMINGA
Ha obrado muy mal el chico;
pero tú ayudaste a ello, 530
y ya lo sabe mi hermano.
PANTOJA
¡Fuego! ¡Y cómo se habrá puesto!
FELIPA
Te ajustará la golilla.
D.ª DOMINGA
Pero mi hijo... Tengo un miedo
de que si volviese ahora 535
don Cristóbal... Vé corriendo,
Pantoja; busca a Mariano;
dile que venga aquí presto.
PANTOJA
Yo lo haré; pero que quiera
su merced, ése es el cuento. 540

 (Vase.)  



Escena X

 

D.ª DOMINGA y FELIPA.

 
D.ª DOMINGA
No he logrado en todo el día
un instante de sosiego.
Rendida estoy...

 (Siéntase como abatida.)  

Este niño
tiene a la verdad un genio
¿Qué se ha de hacer?
FELIPA
¡Ay, señora!
545
Ya voy entrando en recelo
de que esto no acabe en bien.
Usted, si yo no la entero
de lo que puso, estará,
muy confiada. Empecemos 550
por don Fausto. Es de saber
que ya escucha sus requiebros
doña Flora, y...


Escena XI

 

D.ª DOMINGA, FELIPA; y D. TADEO, vestido de negro.

 
FELIPA
¿Qué hombre es éste?
D.ª DOMINGA
¿Se ofrece algo, caballero?
D. TADEO
Busco al señor don Mariano 555
para un asunto secreto.
D.ª DOMINGA
No está en casa; pero yo
que soy su madre...
D. TADEO
Aquí vengo
a una comisión de oficio
como notario...
D.ª DOMINGA

  (Levantándose.)  

¿Podemos
560
saber sobre qué materia?
D. TADEO
Sobre el reconocimiento
de una firma. Se ha de hacer
todo en forma de derecho.
D.ª DOMINGA
¡Una firma!
D. TADEO
Sí, señora;
565
la del papel que presento.
Dicen que usted ya le ha visto...
D.ª DOMINGA
¡Felipa! Este contratiempo
era el que yo más temía.
D. TADEO
Conozco mucho y venero 570
esta casa días ha,
y con harto sentimiento
me encargué de tan odiosa
diligencia; pues me duelo
de ver a usted en un lance 575
que si ahora es algo estrecho,
lo será más cada día.
D.ª DOMINGA
Y Dios sabe si saldremos
con victoria.
D. TADEO
A la verdad,
son gravosos estos pleitos 580
de obligación de esponsales.
He visto expender en ellos
cantidades excesivas.
Se enredan, se hacen eternos,
y al fin las partes se cansan 585
de litigar.
D.ª DOMINGA
¿Qué consejo
me da usted, señor notario?
D. TADEO
De suerte que... si hay dinero,
lo más seguro y más breve
es recurrir a un convenio 590
amigable.
D.ª DOMINGA
¿Y quién podrá
agenciarlo?
D. TADEO
Buscaremos.
Sí, transigir, transigir.
Yo, como ya estoy tan hecho
a estas materias...
D.ª DOMINGA
Sin duda.
595
D. TADEO
Con tantos años que llevo
de oficio...
D.ª DOMINGA
Yo bien quisiera...
D. TADEO
Esto es decir lo que pienso.
Luego ustedes obrarán
como gusten.
D.ª DOMINGA
Lo de menos
600
es el dinero. Si todo
se compusiera con eso...
D. TADEO
Sí se compone, señora.
Con un poco de manejo,
uno que entienda esta jerga 605
como yo... ¡Vaya! He compuesto
negocios más peliagudos
que éste en menos de dos credos.
D.ª DOMINGA
Por no verme en tal conflicto,
desde ahora me convengo 610
a entrar en cualquier ajuste,
y que lo pague el dinero.
FELIPA
Tal digo.
D. TADEO
Y lo demás fuera
errarla de medio a medio.
D. DOMINGA
¿Y usted, sin peligro suyo, 615
cómo podrá disponerlo?
D. TADEO
El cómo, yo me lo sé.
Lo que importa es que tratemos
de arreglar aquella suma
que baste para el intento. 620
D.ª DOMINGA
Pero ¿habrá seguridad?
D. TADEO
¿Qué dirá usted si la entrego
aquí mismo, sin más ver,
el papel de casamiento
para que pueda, si gusta, 625
rasgarle o echarle al fuego?
FELIPA
¡Vaya! Es un negocio loco.
D.ª DOMINGA
Ya. Como ese documento
hoy nos hace tanta guerra...
D. TADEO
Pues bien. No gastemos tiempo. 630
D.ª DOMINGA
Proponga usted.
D. TADEO
Necesito
echar mis cuentas. Primero
tengo que ganar a muchos:
dar siquiera unos mil pesos
a la interesada; y gracias 635
si desiste de su empeño,
porque ella al fin va a perder
una boda de provecho.
Luego, por lo que a mí toca,
a arbitrio de usted lo dejo; 640
que con las gentes de honor
no ajusto ni regateo.
D.ª DOMINGA
¿Bastarán... dos mil ducados
para todo?
D. TADEO
Menos, menos.
Si llega a veinte mil reales... 645
FELIPA
Pues no, no es ningún exceso.
D.ª DOMINGA
Toma esta llave, Felipa.
En la gaveta de en medio...
FELIPA
Sí; ¿no es un bolsillo grande?
D.ª DOMINGA
No hay otro.
FELIPA
Al instante vuelvo.
650

 (Vase.) 

D.ª DOMINGA
No daré los veinte mil
porque en la hora no puedo.
Algo más de la mitad
entregaré desde luego.
D. TADEO
Yo supliré lo que falte. 655
No quedemos mal por eso;
que no nos vamos del mundo...
Pero, por Dios, el secreto.
FELIPA

  (Que sale corriendo con un bolsillo en la mano.) 

Aquí está.
D.ª DOMINGA
Señor notario,
son doblones de oro nuevos; 660
hay unos ciento y sesenta.
D. TADEO
¿Ciento y sesenta? Ajustemos.
Hacen... Deje usted... Cabales.
Sí, doce mil y ochocientos;

 (Mientras escribe, va diciendo muy pausadamente:)  

pero ahora bien, señora, 665
somos mortales, y quiero
dejar a usted mi recibo
mientras vuelvo por el resto.
Usted descuide. El papel
es éste.
FELIPA
¡Qué ganas tengo
670
de hacerle dos mil añicos!
Y al alquimista embustero
que le escribió... bailaría
sobre su alma un taconeo.
 

(D.ª DOMINGA, después de guardar el papel de casamiento que la entrega D. TADEO, mira la firma del recibo que él ha dejado sobre la mesa.)

 
D.ª DOMINGA
¡Jesús! ¡Qué nombre tan raro! 675
D. TADEO
Así me llamo: Roberto
Urreguezurrescoá.
FELIPA
¿Urre-zurra qué? No aprendo
este apellido en veinte años.
D. TADEO
Vivo en la calle del Perro 680
para lo que usted me mande.
Otro día nos veremos,
y bien puede usted decir
que la saco de un aprieto
más que mediano.
D.ª DOMINGA
Es verdad;
685
y a fe que se lo agradezco.
D. TADEO
¡Lo que pueden una dama
liberal y un hombre experto!
Ella en estos lances pone
la pecunia, y él su ingenio. 690
Agur.

 (Vase.)  

FELIPA
Vaya usted con Dios.
Nos ha vuelto el alma al cuerpo.
D.ª DOMINGA
¡El hijo de mis entrañas!
Aunque venda mi aderezo.


Escena XII

 

D.ª DOMINGA, FELIPA, D. ALFONSO y D.ª FLORA.

 
D.ª DOMINGA
¡Señor don Alfonso! ¡Flora! 695
Ya empiezo a tener consuelo.
Ya Mónica no podrá
poner un impedimento.
Por la más rara fortuna,
por el más seguro medio 700
he recogido el papel
que firmó el chico.
D. ALFONSO
Me alegro.
Pero pudiendo probarse
el engaño manifiesto
con que le hicieron firmar 705
la obligación...
D.ª DOMINGA
Un tropiezo,
¿quién no le tiene? ¿Está nadie
libre de un mal pensamiento?
D. ALFONSO
Confieso a usted que si en algo
he partido de ligero, 710
sólo ha sido en ofrecer
la mano de mi hija. El cielo
me es testigo de que en nada
se alterara mi proyecto
si acertase don Mariano 715
a recobrar el concepto
que hoy ha perdido con Flora.
D.ª DOMINGA
Todo eso tiene remedio,
estando él ya pesaroso
de haber vivido tan ciego. 720
D.ª FLORA
La oposición de Antoñuela
no es lo temible.
D. ALFONSO
Contemplo
muy fácil que la justicia
la quite pronto de en medio.
D.ª DOMINGA

 (Alborozada.)  

¿Conque pronto?
D. ALFONSO
Lo presumo.
725
D.ª DOMINGA
¡Si ese anuncio fuera cierto!
No tendría ya Mariano
malas compañías, juego,
deudas, ni otros lastimosos
peligros en que hoy le veo. 730
D. ALFONSO
Y aunque falte aquella casa,
¿no hay en Madrid otras ciento
del mismo jaez?
D.ª DOMINGA
No, Flora;
reconocerá su yerro.
D.ª FLORA
¿Quién? ¿Un mozo acostumbrado 735
al trato libre y grosero
de gente indigna, podrá...?
Es ya tarde, y no lo espero.


Escena XIII

 

D.ª DOMINGA, D. ALFONSO, D.ª FLORA, FELIPA y PANTOJA, que sale muy apresurado.

 
FELIPA
¿Qué te sucede, Pantoja?
PANTOJA
No puedo echar el aliento. 740
D.ª DOMINGA
Habla.
PANTOJA
¿Ha estado con ustedes
uno... vestido de negro?
D.ª DOMINGA
¿Un notario? Sí.
PANTOJA
¡Notario!
Ya... ¡Por vida de mi abuelo!
¿Le dio usted dinero?
FELIPA
En oro.
745
PANTOJA
¿Y él... soltó un papel?
D.ª DOMINGA
Es cierto.
PANTOJA
Adiós. Diéronla el petardo.
D.ª DOMINGA
¡Cómo!
PANTOJA
Aquél es... el perverso
alquimista, el que se llama
cuñado y es quebradero 750
de cabeza de Antoñuela...
D.ª DOMINGA
¿Qué dices?
PANTOJA
Como lo cuento
D.ª DOMINGA
Él me ha dejado su nombre.
Aquí está escrito...

 (Tomando el recibo que dejó D. TADEO sobre la mesa, y empezando a leer la firma.)  

Roberto...
FELIPA

  (Deletreando.)  

U-rre-gue-zu-rres-co-á. 755
PANTOJA
Muy señor mío y mi dueño.
D. ALFONSO

  (A D.ª DOMINGA.) 

Usted no sabe el vascuence.
FELIPA
Ni una letra.
D. ALFONSO
Yo le entiendo
bastante para inferir
que ese apellido es burlesco. 760
De urréa, el oro, y guezurra,
la mentira, le ha compuesto
lo mismo que si dijera
orofalso u contrahecho.
PANTOJA
El sobrenombre le viene 765
de perlas. ¡Gran marrullero!
Engañó con la verdad.
D.ª DOMINGA
¿Cómo supiste el suceso?
PANTOJA
Encontré en la calle al paje
de doña Mónica; y luego 770
me contó que la embrollona
y su compinche han dispuesto
irse de Madrid mañana
temprano al ver descubiertos
sus embustes. Por sacar 775
para el viaje algún dinero,
propusieron al tal paje
que vistiéndose de negro
como notario, viniese
a esta casa; y con arreglo 780
a la instrucción que le daban,
además de que él no es lerdo,
entregase a mi señora
el papel de casamiento,
sacándola no sé cuánto. 785
Por no mezclarse en enredos
mi buen paje se excusó.
Salióse de allí; y no ha vuelto,
temiendo servir a gente
de tales mañas. Yo vuelo 790
a casa con este aviso
cuando héteme que me encuentro
al susodicho alquimista
que parte de aquí derecho
como un rayo. No me habló; 795
mas la prisa, el traje negro,
todo me dio mala espina.
Llego... pero ¿cuándo llego?
Cuando ya el picaronazo...
FELIPA
Sí. Después del asno muerto. 800
D.ª DOMINGA
Es mucha insolencia. Y dime:
¿dónde está Mariano?
PANTOJA
Vuelvo
a buscarle. Si no doy
con él...
FELIPA

  (Dándole un rempujón.)  

Pues marcha. Ligero.


Escena XIV

 

D. ALFONSO, D.ª DOMINGA, D.ª FLORA, FELIPA y luego D. FAUSTO.

 
D.ª DOMINGA

  (A D. ALFONSO.)  

¿Conque se ha de hacer la boda? 805
D. ALFONSO
Ahora hablaremos de eso.
Felipa, llama a don Fausto
que se quedó solo adentro.
FELIPA
Cuenta no le coma el coco.
D.ª DOMINGA
¿Qué necesidad tenemos 810
de su presencia?
FELIPA
No está
mi ama en los autos, y quiero
que sepa...

 (Suspendiéndose al ver llegar a D. FAUSTO.)  

Será otra vez.
D. FAUSTO
Señoras, yo sólo vengo
a despedirme. Si ustedes 815
tienen que tratar, me ausento.
D. ALFONSO

 (A D. FAUSTO.)  

Deténgase usted.

  (A D.ª DOMINGA.)  

Señora,
ya es tiempo de que expliquemos
Flora y yo lo que sentimos
tocante a este caballero. 820
Usted no puede ignorar
que a pesar de nuestro pleito...


Escena XV

 

D.ª DOMINGA, D. ALFONSO, D.ª FLORA, D. FAUSTO, FELIPA y PANTOJA.

 
PANTOJA
Ya apareció el señorito.
Aquí llega.
D.ª DOMINGA
Respiremos.
PANTOJA
Viene acompañando a mi amo. 825
D.ª DOMINGA
¿Cómo?
PANTOJA
Ya lo dirán ellos.


Escena XVI

 

Los dichos y D. MARIANO, que sale en ademán de turbado y abatido, acompañándole D. CRISTÓBAL.

 
D. MARIANO
Madre mía, ¿usted no sabe...?
D. CRISTÓBAL

 (Con seriedad.) 

Deja que hable yo primero.
Gracias a mi diligencia,
al feliz descubrimiento, 830
que se debe a don Alfonso,
y al genio activo y severo
del alcalde del cuartel,
los embolismos perversos
de Mónica ya cesaron. 835
Ahora mismo la han preso.
D.ª DOMINGA

  (A D. ALFONSO.)  

Bien dijo usted. ¡Qué fortuna!
¿Conque, en fin, tengo el consuelo
de verte, Mariano mío,
libre ya de tantos riesgos? 840
D. CRISTÓBAL
Materiales hay sobrados
para formarla proceso.
FELIPA
Digo: ¿ese trapalón
alquimista? ¿Le prendieron?
D. CRISTÓBAL
Sí, cabalmente dio en manos 845
de la ronda al mismo tiempo
que él iba a entrar en su casa.
Ya se le irán descubriendo
firmas que ha falsificado.
PANTOJA
Sí tal.
D.ª DOMINGA
¡Cuánto lo celebro!
850
D. CRISTÓBAL
Había una fuerte banca,
y todos los gariteros
han ido a la cárcel.
FELIPA
¡Lindo!
D.ª DOMINGA
Estoy loca de contento.

 (A D. MARIANO.)  

Para que escarmientes, mira. 855
D. MARIANO
Pero es que yo...
D. CRISTÓBAL
Por supuesto
que de todos quien merece
más castigo es el banquero.
D.ª DOMINGA
Con justa razón. ¡Malvado!
Que lo pague.
D. CRISTÓBAL
¿Sí? Acabemos.
860

  (Con resolución.)  

El que llevaba la banca
es... su hijo de usted.
D.ª DOMINGA

  (Gritando con aflicción.)  

¡Ay, cielos!
¡Tío cruel! ¡Hijo mío!
D. CRISTÓBAL
Nada sirven ya lamentos.
El juez le desconoció 865
por el traje; mas sabiendo
quién era, vino a decirme
que la multa y el destierro,
de que no deben librarse
los viciosos en tal juego, 870
habrán de comprender
a este mozo sin remedio.
D.ª DOMINGA
¡Ah, desgraciada de mí!
D. CRISTÓBAL
Pero ha procedido atento.
A disposición del tío 875
y tutor, entregó el reo
con tal que le haga salir
de Madrid luego al momento,
veinte leguas en contorno,
por dos años a lo menos. 880
D.ª DOMINGA
¿Yo vivir sin mi Mariano?
¿Y cómo no te has opuesto,
hermano, a tanto rigor?
D. CRISTÓBAL
Fuera inútil. Aun sin eso,
yo le hubiera destinado 885
a un colegio u otro encierro
en donde se acostumbrase
no sólo a vivir sujeto,
sino a pensar seriamente
sobre sus locos excesos. 890
La justicia anticipó
la ejecución de mi intento.
Mejor. Cinco años le faltan
de estar a tutela, y creo
que pasar dos desterrado 895
le será de gran provecho.
Ésta no es dureza mía,
no, hermana; es justo deseo
de su enmienda, de cumplir
con mi cargo, como debo, 900
y de probar que mi amor
no es nocivo, ni indiscreto
a manera del de usted,
sino muy útil, muy cuerdo.
Con remedios más benignos 905
no sanan tales enfermos.
Don Mariano irá a Valencia.
Allí tengo yo sujeto
de toda mi confianza,
que con el mayor desvelo 910
sabrá celar la conducta
del desterrado. Allí pienso
señalarle moderadas
asistencias con expreso
encargo de que jamás 915
se le franquee dinero
para hacer nuevas locuras.
Le daré buenos maestros,
y aprenderá lo que es justo
que no ignore un caballero. 920
No habrá Mónicas allí,
ni amigotes, ni fulleros,
ni tramposos alquimistas.
Sobre todo, estará lejos
de las faldas de una madre, 925
causa de todos sus yerros.
D.ª DOMINGA
Yo he de seguir a mi hijo,
aunque se vaya a un desierto.
D. CRISTÓBAL
De eso he de encargarme yo;
pues no solamente quiero 930
acompañarle en el viaje,
sino que de tiempo en tiempo
iré a visitarle y ver
si el castigo hace su efecto.
D.ª DOMINGA
¿Y no se le ha de aliviar 935
la pena?

 (Corriendo a abrazar al hijo.)  

Si con mis ruegos
no consigo tu perdón,
bien dirás que no merezco
me llames madre.
D. MARIANO
Usted misma,
con darme hoy aquel dinero 940
para jugar, me ha perdido.
D.ª DOMINGA
¿Te le di yo para el juego,
o para desempeñar
una alhaja?
PANTOJA
Hablando de eso,
ya que está aquí el que la tiene 945
empeñada...
D.ª DOMINGA
¿Y quién es?
PANTOJA

  (Presentando dinero a D. CRISTÓBAL.)  

Suelto.
cuarenta doblones. Venga
la sortija, y...
D. CRISTÓBAL
Te la vuelvo.
Entrégala a tu ama, y dila
que tenga mejor concepto 950
de Pantoja...
 

(PANTOJA, después de tomar la sortija de manos de D. CRISTÓBAL, la pone en las de D.ª DOMINGA.)

 
D.ª DOMINGA
¿Conque en manos
de mi cuñado?
PANTOJA
Temiendo
que el señorito quisiese
venderla...
D. CRISTÓBAL
Guárdate en premio
de tu leal honradez 955
esa cantidad.
FELIPA

  (Dando una patada.)  

¡Reniego
de tu fortuna!
D. CRISTÓBAL
Sobrino,
empieza a vivir de nuevo
desde ahora. Ya conoces
el estado en que te han puesto 960
la ociosidad, la ignorancia
y los hábitos primeros
de una mala educación.
Corríjanse tus defectos;
y hasta lograrlo, no debes 965
pensar en ser mi heredero.
D. MARIANO
Pero ya ¿de qué me sirve
esa herencia y cuanto tengo,
si quedo sin libertad,
privado de pasatiempos, 970
del trato de mis amigos...?
Con todo, lo que más siento
no es verme castigado,
sino temer, como temo,
que ofendida Flora... ¡No, 975

 (Échase a los pies de D.ª FLORA, y se levantará luego que ésta empiece a hablar.)  

Flora mía! Si te pierdo,
pierdo mi bien. Ten piedad.
Ingrato fui; me arrepiento,
y desde hoy con mi reforma...
D.ª FLORA
Bastante me compadezco 980
al pensar los extravíos
del que habiendo sido objeto
de mi inclinación primera,
la desmereció con ellos.
D. ALFONSO
Di cuál es ya tu intención. 985
D.ª FLORA
No faltar al cumplimiento
de mi palabra. Ofrecí
que al fin sería mi dueño
quien tuviese mi retrato,
mediante el benigno asenso 990
de mi padre.
D.ª DOMINGA
¡Amada Flora!
¿Pudiera yo esperar menos
de tu fineza? ¡Oh, qué gozo!
Mariano es quien, poseyendo
esa prenda de tu amor, 995
será feliz desde luego.
Sólo así puede aliviarse
la aflicción en que me veo.
D. ALFONSO
Señora, siento decir
que con mi consentimiento, 1000
ya está el retrato de Flora
en otras manos. Mi yerno
será don Fausto.
D. MARIANO
¡Por vida...!
D. FAUSTO

  (Mostrando el retrato.)  

Yo soy quien logré en efecto
el don a que han aspirado 1005
mis cortos merecimientos.
D. MARIANO
¡Tío!
D.ª DOMINGA
¡Hermano!
D. CRISTÓBAL
No me admiro.
Haciendo imparcial cotejo
de las propiedades de ambos,
debía suceder esto. 1010
D. FAUSTO
Tengo amigos en la Corte;
y si algo vale mi empeño
para que obtenga su indulto
don Mariano, yo me ofrezco
a interceder...
D. MARIANO
Sí, señor.
1015
¡Venir con ofrecimientos
después de haberme robado
mi mayor dicha!
D. CRISTÓBAL
Agradezco
tanta generosidad,
pero conviene al sosiego 1020
de esta familia y al fin
de contener los progresos
de un desorden tan temible,
que no hallen los desaciertos
de mi sobrino patronos 1025
que impidan el escarmiento.
Pantoja, búscame un coche
para mañana.
D.ª DOMINGA
¿Tan presto?
D. CRISTÓBAL
Sí, hermana. En la dilación
hay sus peligros.
D. MARIANO
No puedo
1030
partir hasta que mañana
don Fausto y yo cuerpo a cuerpo...
D.ª DOMINGA
Eso me faltaba ahora,
hijo mío. Verte expuesto...
D. ALFONSO
Ya ese lance está cortado, 1035
hallándose de por medio
nuestra autoridad.
D. CRISTÓBAL
Si ha dicho
mi sobrino que esos retos
son antiguallas... Los dos
se darán por satisfechos. 1040
D.ª DOMINGA
No sé dónde estoy. ¡Felipa!
FELIPA
¡Ama de mi alma!
 

(D.ª DOMINGA se deja caer en una silla como postrada del dolor.)

 
D. MARIANO
Ya empiezo
a saber lo que es sentir.
Ya mi aflicción, mi despecho...
¡Oh, Flora!
D. CRISTÓBAL
¿Qué? ¿Te confundes?
1045
No es mala señal. Con eso,
si algún día tienes hijos,
les citarás este ejemplo;
y si no los instruyeres
con mejores documentos, 1050
esto que hoy pasa por ti
pasará también por ellos.




 
 
FIN DE «EL SEÑORITO MIMADO»