Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Indice Siguiente


Abajo

El zapatero y el rey

Segunda parte


José Zorrilla y Moral



[Nota preliminar: Edición digital a partir de la de Madrid, Yenes, 1841 y cotejada con la edición crítica de Jean-Louis Picoche (Madrid, Castalia, 1980, pp. 209-332).]



PERSONAJES
 

 
EL REY DON PEDRO.
JUAN PASCUAL.
EL INFANTE DON ENRIQUE.
INÉS.
EL CAPITÁN BLAS PÉREZ.
JUANA.
UN ERMITAÑO.
EL ASTRÓLOGO BEN-HAGATIN.
MEN RODRÍGUEZ DE SANABRIA.
EL ALCAIDE DEL CASTILLO DE MONTIEL.
OLIVIER DE MANNI.
EL VIZCONDE DE ROCABERTI.
BELTRÁN DE CLAQUIN.





ArribaAbajoActo I

 

Enmascarados, cazadores y monteros.

   

Quinta de un solo piso de JUAN PASCUAL, colocada de manera que el espectador vea uno de los aposentos de frente. En este aposento y a la derecha una alcoba cerrada con cortinas: en el fondo una puerta que da al esterior, y a la izquierda una ventana que da al campo. Este figura un valle frondoso a la falda de un montecillo: terreno montañoso. Es de noche.

 

Escena I

 

JUAN PASCUAL. INÉS.

 
INÉS
¿Vais a salir, padre?
PASCUAL
INÉS
¿Y amenazando tormenta?
PASCUAL
Tomada la tengo en cuenta,
mas no voy lejos de aquí.
Tardará mucho a mi ver 5
todavía en estallar,
y aun ha de darme lugar
para salir y volver.
INÉS
Si tenéis tal precisión
no me opongo a que salgáis, 10
mas con mi gusto no vais.
PASCUAL
No alcanzo por qué razón.
Un hombre al campo avezado
y en sus fatigas curtido
no ha de verse detenido 15
por un pequeño nublado.
INÉS
No es mi recelo mayor
ese nublado.
PASCUAL
¿Qué es pues?
INÉS
Hace dos noches o tres
que corre cierto rumor... 20
PASCUAL
¡Por mi vida! ¿Y tú también
das crédito a esas consejas
de muchachos y de viejas?
INÉS
Yo, padre...
PASCUAL
Basta; mantén,
Inés, la puerta cerrada: 25
llama al punto a tu doncella,
y en tu aposento con
ella dormid, y no temáis nada.
¿Lo oyes?
INÉS
Sí señor.
PASCUAL
Pues ve.
y advierte que esto resuelvo, 30
Inés, porque pronto vuelvo
y no quiero hallarte en pie.
INÉS
Seréis, padre, obedecido.
PASCUAL
Así es fuerza que lo hagáis;
y aunque en el bosque sintáis 35
ó dentro de casa ruido,
ni os levantéis a escuchar,
ni a mirar os asoméis,
porque es fácil que lleguéis
á ensordecer y a cegar. 40

 (Vase.) 



Escena II

 

INÉS. Luego JUANA.

 
INÉS
¿Conmigo tanto desvío
mi padre, y tanto misterio?
¿Tan franco antes y hoy tan serio?
No sé qué piense, Dios mio.
Mas obedézcole y callo. 45
Juana.
JUANA
Señora.
INÉS
Al momento
vámonos a mi aposento.
JUANA
¿Tan pronto?
INÉS
En verdad que no hallo
de esto en padre la razón;
mas él, Juana, así lo quiso, 50
y obedecer es preciso.
JUANA
¡Si aun las ánimas no son!
Y a más de eso ¿olvidáis que hoy
es lunes y el capitán
enamorado y galán 55
vendrá?...
INÉS
Temiéndolo estoy,
que está mi padre en el bosque
y si con él se tropieza...
JUANA
¡Vaya! Con tanta tibieza
le vais a hacer que se amosque. 60
Él viene desde Sevilla
á escape, por solo hablaros,
y vos haceis mil reparos
para abrir una trampilla,
por lo cual corno una monja 65
juráisle amor y constancia
que él convertirá en sustancia:
mas a hablaros sin lisonja,
no es empresa muy galana
correr posta entre dos luces 70
para pegarse de buces
hora y media a una ventana.
INÉS
No sé qué más pueda hacer
si de mi padre a disgusto
JUANA
Y ¿qué tiene ese hombre adusto 75
con nuestras cosas que ver?
Cualquiera doncella honrada
es hija del padre Adán,
y no es cosa un capitán
para ser desperdiciada. 80
Cualquier noble castellano
que a una muger se dirija
puede darla una sortija,
puede besarla una mano.
De día encontrarla puede, 85
si con tiento se le avisa,
en baile, en paseo, en misa,
sin que por liviana quede.
Y a un hombre de quien se admiten
palabras de amor sinceras, 90
libertades tan ligeras
sin desdoro se permiten.
Vos nada le concedéis
á ese pobre capitán
que viene muerto de afán 95
tan solo porque le deis
á través de esa ventana
una esperanza perdida,
que alarga a su amor la vida
hasta que vuelve mañana. 100
INÉS
¡Ay Juana! Bien sabe Dios
que amo a ese hombre cuanto puedo,
mas tengo a mi padre miedo.
JUANA
¿Se ha de casar él por vos?
Y en fin, ¿qué puede decir? 105
Es un bravo militar
que por vos puede mirar
y defendiéndoos morir.
Vuestro padre...
INÉS
Calla, calla...
Con mi padre ha puesto el cielo 110
entre mí y el mundo un velo,
y ante ese hombre una muralla.
Muchas veces ¡ay de mí!
me ha dicho: «Inés, si la suerte
se inclina a favorecerte 115
gran precio tienes en ti;
mas si, como ahora sospecho
mantiene igual la balanza,
Inés, tu sola esperanza
viene a ser un claustro estrecho». 120
JUANA
¿Un claustro? ¡Vaya! Chocheces
de gente fría de seso.
Mi padre me ha dicho a mi eso
lo menos sesenta veces.
Mas oíd.
 

(Tocan las campanas a las ánimas.)

 
INÉS
¿Tocan?
JUANA
Sin duda.
125
Las ánimas dando están.
INÉS
¡Dios quiera que el capitán
hoy a la cita no acuda!
 

(Baja el CAPITÁN por las peñas y se acerca a la ventana.)

 
JUANA
Estar segura podéis
de que no tardará mucho. 130

 (Llama.) 

INÉS
Pero, Dios mío, ¿qué escucho?
Su seña es esa.
JUANA
¿Lo veis?
INÉS
¡No abras, por Dios!
JUANA
Y ha de estar
de la ventana por fuera?
INÉS
¿Y si mi padre viniera? 135
JUANA
Más pronto le ha de encontrar
si le dais ese plantón.
INÉS
¡Ah! Dile, pues, que se ausente.
JUANA
El consejo es escelente.
Preguntará la razón, 140
y el tiempo que ha de pasar
en respuestas y preguntas
sabiéndole atar las puntas
puede mucho aprovechar.
Salid a escucharle vos, 145
y yo desde otra ventana
acecharé.
INÉS
¡Tente Juana!
JUANA
Reacia estáis, vive Dios.
¿Capitán?

 (Se asoma y habla al CAPITÁN.) 

CAPITÁN
¿Juana?
JUANA
Yo soy.
Andad en pláticas breve, 150
que volver el padre debe
que salió. -A velaros voy.

  (A INÉS.) 

Mora vos; y por mi vida
no os andéis en miramientos,
y aprovechad los momentos, 155
que yo estaré prevenida.


Escena III

 

INÉS, dentro de la ventana. El CAPITÁN, fuera.

 
INÉS
¿Capitán?
CAPITÁN
¿Inés?
INÉS
¿Sois vos?
CAPITÁN
Sí, yo soy, luz de mis ojos.
INÉS
Veros aquí me da enojos.
CAPITÁN
¿Tanto me odiáis?
INÉS
No por Dios.
160
Capitán, yo os quiero bien;
mas de lo que debo acaso,
mas me temo algún fracaso
si por desventura os ven.
CAPITÁN
Espada traigo conmigo, 165
y en mi amor pongo tal fe,
en cualquier trance me obligo...
INÉS
Callad, por Dios, capitán,
si mi padre llega a veros
CAPITÁN
Fiad que no he de ofenderos 170
en las canas de don Juan.
Si llega a verme, mi nombre
sin empacho le diré,
que os amo con mucha fe.
INÉS
Quien quier que seáis sois hombre, 175
y ha de ofenderse al miraros.
CAPITÁN
Pues ¿qué puede hallar en mí
para que se ofenda así?
INÉS
¡Plegue a Dios no llegue a hallaros!
Y no más me preguntéis, 180
que aunque os quiero con ternura,
quereros en mí es locura.
CAPITÁN
Señora, me estremecéis.
¿Tal vez prometida a otro
estáis por él?
INÉS
No en verdad;
185
mas no tengo voluntad
que ofreceros.
CAPITÁN
En un potro
vuestras palabras me ponen.
¿Casada estáis?
INÉS
No.
CAPITÁN
¿De haciendas.
ó de familia contiendas 190
á vuestro enlace se oponen?
Hablad, que en la corte tengo
con el rey tanto favor,
que lo que os plazca mejor
puedo hacer, si le prevengo. 195
INÉS
No, capitán, que es tan rara
la fortuna que me espera,
que en ella nunca quisiera
que nadie se interesara.
Secretos ¡ay! que jamás 200
se aclaran un solo instante
me vedan mirar alante,
me ciegan si miro atrás.
Mi padre no siempre ha sido
lo que ser hoy aparenta, 205
y yo con él por mi cuenta
graves riesgos he corrido.
Ya moza de una posada,
y ya aldeana grosera,
viví de poblados fuera 210
siempre oculta y olvidada.
Una vez de este misterio
le he demandado razón,
y aun tiembla mi corazón
al recordar el imperio 215
conque «en la vida, me dijo,
por tu porvenir demandes,
que tus destinos son grandes,
mas varios según colijo.
Espera, y ruégale a Dios 220
que lleven igual camino
tu destino y mi destino,
á quien otro lleva en pos.
Sí, capitán; otro día
que puesta en una ventana 225
vía la gente aldeana
que en bailar se divertía,
con voz siniestra, y con ojo
torbo, y escudriñador,
díjome: «huye del amor 230
que es de zarzas un manojo.
Y el que más bello imaginas
en tu amante sencillez,
solo ha de serte tal vez
una coyunda de espinas». 235
Un hombre en una ocasión
que con mi padre trataba,
notó este que me miraba
con demasiada atención,
y aunque empeñado en su suerte 240
corría en su misma causa,
le dijo, haciendo una pausa:
«amarla es ir a la muerte».
De entonces todo su anhelo
fue a todo el mundo ocultarme, 245
y a nadie puedo mostrarme
sino debajo de un velo.
Esto baste, capitán,
y sírvaos esto de aviso,
para que no andéis remiso 250
en cosas que a mí me van.
CAPITÁN
Absorto estoy de escucharos:
mas yo satisfecho quedo
si vos me decís que puedo
correspondido adoraros. 255
INÉS
Harta os he dado ocasión
para que bien lo sepáis;
mas ¡por Dios que lo tengáis
guardado en el corazón!
No os paréis en mis desdenes 260
que son hijos del temor;
yo os amo, más de mi amor
no os deis grandes parabienes.
CAPITÁN
Nada me toca saber
de lo que guardáis secreto: 265
amaros solo es mi objeto
y eso no más puedo hacer.
Ni los riesgos me amedrentan,
ni las desdichas me apuran,
no; mi amor os aseguran, 270
y mi constancia acrecientan.
INÉS
Lo mismo hallaréis en mí;...
mas cada instante que pasa
temo que se vuelva a casa
mi padre, y os halle aquí. 275
CAPITÁN
Pártome, pues.
INÉS
Sí; idos presto
CAPITÁN
Ahí os queda mi albedrío.
INÉS
También ¡ay de mí! va el mío
del vuestro ocupando el puesto.
CAPITÁN
A Dios, mi vida.
INÉS
Id con Dios,
280
capitán, y él os dé suerte.
CAPITÁN
Para amarte hasta la muerte.
INÉS
Mas allá os querré yo a vos.
 

(Al irse el CAPITÁN ve que se acercan por las montañas, bajando por el camino que trajo, varios enmascarados con luces.)

 
CAPITÁN
Mas ¿qué veo, Dios divino?
¿Qué luces son las que avanzan 285
que por las peñas se alcanzan,
bajando por el camino?
INÉS
¡Huid, huid! ¡ay de mí!
No el pueblo murmura en vano.
La Virgen, si sois cristiano, 290
os saque con bien de aquí
CAPITÁN
¿Qué habláis, señora?
INÉS
¡Esos ruidos
que oía yo en las montañas,
no eran del vulgo patrañas!
CAPITÁN
¡Cielos! ¡Son aparecidos! 295
JUANA
Señora, pronto cerrad.

 (Saliendo.) 

Transida vengo de miedo...
¡Cerrad, por Cristo!...
INÉS
No puedo,
que el capitán
JUANA

  (Al CAPITÁN asomándose por la ventana.) 

Por piedad
salvaos, buen caballero. 300
Trepad, trepad a las peñas,
y buscaos por las breñas
á viva fuerza sendero.
INÉS
No, no huyáis; esas visiones
tienen de lince los ojos. 305
Aplaquemos sus enojos,
capitán, con oraciones.

 (Se hinca.) 

CAPITÁN
No puedo huir, ni salvarme:
todo mi valor flaquea.
INÉS
Pues bien, sea lo que sea, 310
entrad también.

 (Le da la mano y el CAPITÁN salta por la ventana.) 

JUANA
Ni un adarme
de serenidad me acude.
INÉS
Cerrad pronto esa ventana.
Mata esa bujía, Juana.
Ahora que Dios nos ayude. 315


Escena IV

 

DOÑA INÉS. El CAPITÁN y JUANA en el cuarto. JUAN PASCUAL, el infante DON ENRIQUE, enmascarados, y seis caballeros lo mismo bajan por las peñas a la escena alumbrados de linternas que llevarán cuatro de los embozados.

 
PASCUAL
Llegar podemos sin miedo:
del pueblo la gente tosca
supone el bosque poblado
de apariciones medrosas.
Mi gente eché de mi casa, 320
y fuera ocupada toda
solo hay en ella mugeres
que por dormidas no estorban.
Esconded, pues, las linternas
por si una vieja curiosa 325
á saludaralas brujas
por las rendijas se asoma,
y ve que en mi casa entramos.
DON ENRIQUE
Y a más guarecerse importa
de techado, porque empiezan 330
á ser espesas las gotas.
UNO
Terrible nublado avanza.
DON ENRIQUE
Según lo airado que sopla
el vendaval que le impele
su duración será corta. 335
PASCUAL
Entrad si os place, señores,
y os cobijará esta choza.
CAPITÁN

 (Dentro.) 

Sudando estoy de pavor.
Estoy escuchando sordas
debajo de esa ventana 340
voces de varias personas.
JUANA
Meten la llave en la puerta.
INÉS
Mi padre es.
JUANA
¡A buena hora
le ocurre llegar!
INÉS
Se acercan.
CAPITÁN
Estad serena, señora. 345
Si es que son hombres, mi espada
os protege.
JUANA
¡Y si son sombras!
INÉS
No, huyamos.
CAPITÁN
Pero guiadme
sino queréis...
INÉS
Una alcoba
tiene este aposento. En ella... 350

 (Buscando la alcoba.) 

(De miedo no la hallo ahora.)
Aquí está. Dadme la mano...

 (Al CAPITÁN.) 

Entrad... Por aquí nosotras.

 (A JUANA.) 



Escena V

 

El CAPITÁN, en la alcoba. DOÑA INÉS y JUANA, en su aposento. Por la puerta del fondo JUAN PASCUAL y los enmascarados.

 
PASCUAL
Este es mi cuarto, señores.
Yo me sirvo de esa alcoba. 355
Si gustáis...
DON ENRIQUE
Basta que vos...
PASCUAL
Cierro esta puerta; -y esotra

  (La de DOÑA INÉS.)  

da a un pasadizo muy largo
que en otra ala desemboca
del edificio, y en donde 360
una hija mía reposa,
que aunque vele es imposible
que nada comprenda ni oiga.
DON ENRIQUE
Está bien.
PASCUAL
Pues empecemos.
DON ENRIQUE
Guardar la máscara importa, 365
y no hay para que nombrarse
conociendo las personas.
Este anillo que el infante

 (Le muestra.) 

me dio por su mano propia
atestigua mis poderes, 370
y no hay quien no le conozca.
Lo que se selle con él,
el mismo lo corrobora.
PASCUAL
Ea pues; los pergaminos
y las plumas están prontas: 375
despachémoslo cuanto antes.
Yo creo que nadie ignora
de los que me están oyendo
que tuve una hermana hermosa,
de quien el rey de Castilla 380
tomó a cuenta la deshonra.
DON ENRIQUE
Sabemos que en una noche
dispuso unas falsas bodas;
reunió un falso concilio
de prelados, a quien Roma 385
castigó debidamente.
La dio nombre de su esposa,
y después de profanarla
torpemente, abandonóla.
PASCUAL
Así es la verdad: mi hermano 390
aunque al principio en su cólera
se apartó de su amistad
y amenazó su corona,
hoy lidia por su bandera,
y reales privanzas goza. 395
Yo no: jamás he olvidado
aquella hazaña afrentosa
de don Pedro, y la venganza
he retardado hasta ahora
solo por falta de un día 400
de ocasión segura y próspera.
Ahora bien: tengo en secreto
minada a Sevilla toda,
donde una conjuración
fermenta a estallar muy próxima. 405
Si don Enrique me jura
dueño hacerme sin demora
de las tierras y castillos
que por este escrito constan,
yo le daré, muerta o viva, 410
de don Pedro la persona.
 

(DON ENRIQUE mira el pergamino que está sobre la mesa.)

 
DON ENRIQUE
Aunque pedís mucho, el príncipe
lo que pedís os otorga;
mas dadle una garantía.
PASCUAL
Con mi misma ofensa sobra; 415
y en cuanto a mi buena fe,
harto por demás la abona
el hallaros tan seguros
á una distancia tan corta
de Sevilla y de don Pedro, 420
cuando una voz de mi boca
daros podía una muerte
tan cierta como alevosa.
DON ENRIQUE
Decís bien: vuestro interés
tiene raíces tan hondas 425
como el nuestro en este asunto.
Réstanos saber ahora
qué garantía exigís
de don Enrique.
PASCUAL
Esa es cosa
que me procuré hace tiempo, 430
y que solo puedo a solas
con el mismo don Enrique
tratarla yo.
DON ENRIQUE
Lo que oiga,
vea, prometa o alcance
quien su real anillo logra, 435
haced cuenta que él la escucha,
la presencia y la sanciona.
PASCUAL
Pues apartaos un poco.
DON ENRIQUE
Hablad.
PASCUAL

 (Con misterio.) 

Yo sé de la historia
del infante don Enrique 440
las escenas más recónditas.
DON ENRIQUE
¡Vive Dios!
PASCUAL
Oid con calma,
que a quien vengarse ambiciona,
ni precauciones le bastan,
ni se contenta con pocas. 445
DON ENRIQUE
Adelante.
PASCUAL
Hace diez años
que en una noche horrorosa
se dio un asalto a un castillo
frontero de la Rioja.
Vencieron los de don Pedro, 450
y su furia asoladora
pegó fuego al edificio.
DON ENRIQUE
¡Recuerdo horrible!
PASCUAL
Espantosa
fue aquella noche. Las llamas
entraban hasta una alcoba, 455
donde postrada en su lecho,
con las postreras congojas,
estaba una noble dama
cuanto desdichada hermosa.
Entre sus brazos gemía 460
una niña encantadora

 (Le mira.) 

parecida a don Enrique
como una gota a otra gota.
DON ENRIQUE
¡Miserable!
PASCUAL
Oíd, que acabo.
La dama era...
DON ENRIQUE

 (Interrumpiéndole.) 

El nombre sobra.
465
PASCUAL
La niña por hija de ambos
hoy don Enrique la llora.
DON ENRIQUE
¡Murió!
PASCUAL
No tal: hubo un hombre
que del incendio salvóla.
DON ENRIQUE
¿Y vive?
PASCUAL
Sí.
DON ENRIQUE
¿Dónde, dónde?...
470

 (Con ansia.) 

PASCUAL
Eso en mi secreto toca,
y esa entre mí y don Enrique
es mi garantía sola.
DON ENRIQUE
Y don Enrique por ella
diera cetro, vida y honra. 475
PASCUAL
Lo sé, que tuvo a su madre,
profunda, devoradora
una pasión, cuyas huellas
de su corazón no borran,
de desengaños y lágrimas 480
los quince años que le agobian.
Por eso lo hice: don Pedro
fue causa de mi deshonra,
y no quiero que su hermano
cuando ciña su corona 485
reniegue de su palabra,
cual renegó él de sus bodas
con mi hermana. Es precaución
que me atañe.
DON ENRIQUE
Ponzoñosa
serpiente, de cuya lengua 490
los vapores me sofocan,
¿quién en mitad del camino
de don Enrique te arroja?
PASCUAL
La esperiencia y la venganza:
si nuestro plan se malogra 495
y yo en la demanda muero,
no receléis que traidora
pase el dintel de mi tumba
mi venganza. En una bolsa
de malla, asida a mi cuello, 500
de pergamino habrá una hoja
con la instrucción necesaria
para encontrar esa joya
que así don Enrique estima.
Si llega acaso mi hora 505
sin mi venganza, ¿el guardarla
qué utilidad me reporta?
No faltará quien la encuentre,
y en sus manos se la ponga.
Mas si doy cabo a mi empresa, 510
y a don Enrique victoria
consigo sobre don Pedro,
por si la fortuna loca
contra mí quiere volverse,
la conservaré; y no es otra 515
mi resolución postrera,
que nada tuerce, ni dobla.
La cabeza de don Pedro
por esa hija, a quien adora;
prenda por prenda, es muy justo, 520
que amores, señor, son obras.
DON ENRIQUE
Pues no hay remedio, está bien;
mas no olvidéis que blasona
don Enrique de severo,
y si fe en vos halla poca, 525
con vuestro secreto y todo,
sin más reparo os ahorca.
PASCUAL
En eso estoy.
DON ENRIQUE
Pues entonces
no lo echéis de la memoria.
PASCUAL
Vos decid a esos señores 530
que satisfechas ahora
quedan en vos cuantas dudas
nuestros pactos ocasionan.
DON ENRIQUE
Así es la verdad, señores.
PASCUAL
Sellad, y dadme: las cosas 535

 (Sellan el pergamino.) 

dispondré yo de manera
segura, acertada y pronta,
y aviso os daré de todo
en tres días y a estas horas.
DON ENRIQUE
Salgamos pues, que ya es tarde. 540
Que os guarde Dios.
PASCUAL
Él os oiga.
 

(Salen todos, y JUAN PASCUAL que se queda al a puerta viéndolos partir. El CAPITÁN asoma entre tanto por el aposento.)

 

Indice Siguiente