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Variante textual: CAÑEDO, Elogio fúnebre de Carlos III, leído en la Real Sociedad de Madrid el día 8 de noviembre de 1788.

 

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Variante textual: edición 1789, Elogio de Carlos III leído a la Real Sociedad de Madrid por el socio don Gaspar Melchor de Jovellanos, en la Junta plena del sábado 8 de noviembre de 1788, con asistencia de las señoras asociadas.

 

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Respecto al Elogio, señala Ceán Bermúdez en las Memorias: «Leyó en junta ordinaria de 19 de enero de 1788 el Elogio que se le había encargado de don Ventura Rodríguez [...] y en 8 de noviembre del mismo año, el del señor don Carlos III, que también le había encomendado la Sociedad y que fue asimismo muy celebrado. Acordó ésta en 21 de febrero de 1789 que se imprimiesen a su costa ambos elogios; pero el generoso don Gaspar prometió hacerlo a sus expensas, cuya oferta admitió el instituto, dándole muy atentas gracias. Así lo verificó el autor el año 1790, con una lindísima edición en octavo de casa de la viuda de Ibarra»; cfr. [1814] (1989), ob. cit., segunda parte, cap. III, p. 142.

El título completo recogido en la edición príncipe es el siguiente: Elogio de Carlos III. Leído a la Real Sociedad de Madrid por el socio don Gaspar Melchor de Jovellanos, en la Junta plena del sábado 8 de noviembre de 1788, con asistencia de las señoras asociadas. Impreso de acuerdo de la misma Sociedad, Madrid, Imprenta Viuda de Ibarra, 1789.

 

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En el Archivo de la SEM (legajo 99/20) se conservan las cartas de Jovellanos de «aceptación del encargo» -fechada el 7 de octubre de 1788- que le formulara la Sociedad para redactarlo, y la de «remisión del Elogio» -4 de marzo del mismo año- para su impresión. Ambas han sido editadas y anotadas por CASO GONZÁLEZ, J. M. (1985), Gaspar Melchor de Jovellanos. Obras completas, tomo II. Correspondencia 1.º (1767-junio de 1794), citado, p. 376, n.° 227, y p. 377, n.° 228. En la primera de estas cartas, dirigida al secretario de la Sociedad, Policarpo Sáenz de Tejada, Jovellanos prometía desempeñar el encargo «con toda la exactitud que permitan la estrechez del tiempo y la extensión de mis ocupaciones».

En la segunda carta, dirigida al marqués de Castillo, aclaraba Jovellanos: «Estoy pronto a hacer por mí mismo esta impresión para excusar a la Sociedad un gasto que no puede dejar de serle gravoso en la penuria de fondos en que se halla». Respecto a esta cuestión, el profesor Caso anotaba: «No se sabía hasta ahora que fue Jovellanos el que pagó esta impresión del Elogio. En la carpetilla correspondiente hay la siguiente nota del secretario: "junta general de 7 de dicho (marzo). La Sociedad aceptó la generosa oferta del señor Jovellanos; dénsele gracias por ello y devuélvasele la copia del Elogio para que proceda a su impresión. Fho. oficio en 17 del mismo"». Sin embargo, y como más arriba se ha anotado, Ceán Bermúdez había dejado constancia de este extremo.

Sobre los pormenores que rodearon la redacción del Elogio, véase DOMERGUE, L. (1971), obra citada, capítulo X, «Les dernières missions du socio, 1788-1790», pp. 273-273; ENCISO RECIO, L. M. (2000), obra citada, pp. 211-214. Para las diversas ediciones realizadas del Elogio, véanse SOMOZA, J. (1901), Inventario, obra citada, p. 33, ord. 57; AGUILAR PIÑAL, F. (1970), «Noticia bibliográfica...», obra citada, pp. 18-19 (n.° 104 y 106); AGUILAR PIÑAL, F. (1986), Bibliografía de autores españoles..., obra citada, tomo IV, p. 694, n.° 5185 a 5188; MORATINOS OTERO, O. y CUETO FERNÁNDEZ, V. (1988), Bibliografía jovellanista..., obra citada, pp. 33-34.

La edición más reciente del Elogio es la debida al profesor LLOMBART, V. (2000), Gaspar Melchor de Jovellanos. Escritos económicos, obra citada, pp. 477-495, cuyas anotaciones vuelven a figurar en esta edición. Respecto a este texto de Jovellanos, comentaba V. Llombart: «Todos los escritos anteriores permanecieron inéditos durante la vida de su autor. La primera obra político-económica de relieve que preparó Jovellanos para su publicación fue este importante Elogio, pronunciado [...] un mes antes del fallecimiento del rey. Al editarse en 1789 (y de nuevo en 1790), se transforma, en realidad, en una impremeditada laudatio postmortem. Nos encontramos ya con la mejor prosa de Jovellanos, con una cuidada retórica y una efectista elocuencia sobre los temas propios de la época, que han convertido a este escrito -junto al Informe de 1795- en uno de los textos más representativos de la literatura española del siglo XVIII. El Elogio es también una pieza clave en el pensamiento político y económico de Jovellanos, pues su autor aprovechó la ocasión para trascender del mero panegírico adulador y ofrecer unas sugerentes reflexiones sobre la Ilustración, la economía política y el progreso, además de una peculiar visión histórica enaltecedora de la dinastía borbónica, e incluso un perfil de la evolución del pensamiento económico español de los dos últimos siglos»; cfr. obra citada, pp. 34-35. El mismo autor se ha ocupado del Elogio en otros de sus muchos estudios jovellanistas; véase LLOMBART, V. (1997), «Estudio preliminar», en Informe de Ley Agraria y otros escritos económicos, Universidad de Valencia; LLOMBART, V. (2000), «El pensamiento económico de la Ilustración en España (1730-1812)», en FUENTES QUINTANA, E. (dir.), Economía y economistas españoles. 3. La Ilustración, obra citada, pp. 33-41.

 

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Variante textual: CAÑEDO y edición de 1789, no aparece.

 

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Variante textual: CAÑEDO, no aparece.

 

7

Anotaba C. Nocedal para su edición del Elogio: «Extendió las notas Jovellanos algunos años después; pero se han perdido, como tantos otros papeles del autor», [1858-1859] (1963), Obras..., I, obra citada, tomo XLVI de la BAE, p. 311. Esta nota de C. Nocedal es un extracto de la que aparecía en la edición de R. M. Cañedo [1830-1832], obra citada, tomo II, p. 371: «Estas notas las extendió algunos años después. Tuve en mi poder una copia del año 1800, y me parecieron no menos interesante en su clase que las que van puestas al Elogio de don Ventura Rodríguez, pero por desgracia, han perecido, como otros papeles del autor».

 

8

V. Llombart ha mostrado su acuerdo con L. Domergue al reconocer que «más que un elogio del rey, se trataba de un elogio de la economía política», cfr. LLOMBART, V. (2000), Escritos económicos..., obra citada, p. 35. En efecto, Domergue había señalado en su momento que, por su contenido, el Elogio merecía haberse titulado «Elogio de la economía civil», DOMERGUE, L. (1971), obra citada, p. 274. En su trabajo sobre el pensamiento económico de la Ilustración española, hacía constar V. Llombart que el Elogio «es, en realidad, un elogio del reinado de la economía política en tiempos de Carlos III, al ofrecer unas sugerentes reflexiones sobre la interrelación entre Ilustración, economía política y progreso, que le conducen hacia una fórmula de absolutismo ilustrado para el progreso: como se había demostrado con las reformas emprendidas, era la propagación de las luces económicas por una monarquía ilustrada la que posibilitaba la remoción de los obstáculos al progreso...», cfr., LLOMBART, V. (2000), «El pensamiento económico...», obra citada, p. 36.

 

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Mr. Thomas, Essay sur les Eloges [Antoine-Léonard Thomas, «Essai sur les éloges, ou Histoire de la littérature et de l'eloquence appliquée a ce genre d'ouvrage», en Oeuvres diverses, París, Moutard, 1773, 4 vols.].

 

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Variante textual: edición de 1789, del.