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71

Los escotistas lo explicaban diciendo que basta con la autoridad y la facultad de discernir, que son compatibles con la ignorancia.

 

72

Ev. Juan, IV, 24. Epíst. a Timoteo, II, 2, 23; I, 6, 20; II, 2, 16; I, 1, 4; I, 6, 4, y Epíst. a Tito, III, 9.

 

73

De Crisipo de Cilicia el más sutil e ingenioso de los estoicos.

 

74

Cuestiones debatidas antaño en Oxford, cuya sustancia no se acaba de ver clara hoy. La primera frase es, sin duda, una parodia de la trascendencia que se daba al orden de las palabras en determinadas frases. La segunda ha sido diversamente interpretada y traducida y nuestra versión, muy meditada, no es sino otra hipótesis. Rodríguez Bachiller traduce el original Ollae fervere et ollam fervere por «La marmita hierve» y «hierve la marmita».

 

75

A los siete cielos tradicionales añadieron otros tres, de los cuales el décimo, o Empíreo, se destinaba a los bienaventurados.

 

76

La palabra «monje» deriva de monaxo/j, que significa solitario. Conviene tener en cuenta en este y en los capítulos siguientes, henchidos de envenenado apasionamiento y por ello fundamentalmente injustos y erróneos, el rencor que producía a Erasmo su nacimiento ilegítimo y el recuerdo de los amargos años juveniles pasados, contra su voluntad, en el monasterio de Steyn.

 

77

Basílides, contemporáneo del emperador Adriano, enseñaba que existían 365 cielos, figurados por la palabra mágica «Abraxas», el valor de cada una de cuyas letras, al sumarse según la numeración griega, daba aquella cantidad. Así:

A, 1; B, 2; P, 100; A, 1; C ' 60: A, 1: S ´ 200.

 

78

Sat., II, 7, 21.

 

79

Horacio, Sat., I, 8.

 

80

Virgilio, Buc., III, 19.