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ArribaAbajoBibliografía


ArribaAbajoLibros, artículos y manuscritos referidos

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ArribaAbajoTextos de José E. Rodó citados de la edición de Obras Completas, 1967

(Registro por orden cronológico de aparición e indicación de páginas en O. C.)


  • «Juan Carlos Gómez», 1895: 503-508.
  • «Americanismo literario», 1895: 787-809.
  • «El Iniciador de 1838. Andrés Lamas-Miguel Cané», 1896: 839-855.
  • La vida nueva I. El que vendrá. La novela nueva, 1896: 149-164.
  • «Notas sobre crítica», 1896: 822-823.
  • «Menéndez Pelayo y nuestros poetas», 1896: 824-831.
  • [«Carta a Leopoldo Alas»], 20 de febrero de 1896: 1322-1324.
  • «Arte e historia. A propósito de La loca de la casa, de don Vicente Fidel López», 1897: 861-867.
  • [«Prólogo a Narraciones, por Juan C. Blanco Acevedo]», 1898: 986- 994.
  • [«Prólogo a Sensualismo, por José L. Gomensoro»], 1898: 994-996.
  • La Vida Nueva (II) Rubén Darío. Su personalidad literaria, su última obra, 1899: 169-192.
  • Ariel, 1900: 206-249.
  • [Carta a Miguel de Unamuno], 25 de febrero de 1901: 1383-1384.
  • «La tradición intelectual argentina», 1903: 580-584. (El mirador de Próspero).
  • «Obra de hermanos. En el álbum de una Exposición Agrícola», 1903: 684-685. (El mirador de Próspero).
  • [Carta a Juan Francisco Piquet], 31 de enero de 1904: 1341-1342.
  • [Carta a Horacio Quiroga], 9 de abril de 1904: 1417.
  • [Carta a Juan Francisco Piquet], [julio de] 1904: 1347-1348.
  • [Carta a Miguel de Unamuno], 20 de marzo de 1904: 1393-1394.
  • [Sobre Alberto Nin Frías], circa 1905: 1001-1003.
  • «Una nueva antología americana», 1907: 631-637. (El mirador de Próspero).
  • «De mi cartera», 1907: 1004.
  • «Del trabajo obrero en el Uruguay», 1908: 655-684. (El mirador de Próspero).
  • «La enseñanza de la literatura», 1908: 531-533. (El mirador de Próspero).
  • [«Si quieres saber si ha cambiado el ritmo de tu alma»], circa 1908: 927.
  • [«La facultad específica del crítico»], circa 1908: 963-966.
  • [«La duplicidad del crítico»], circa 1908: 966-968.
  • [«La despedida de Gorgias»], 1909: 463-465. (Motivos de Proteo).
  • [«El genio nacional»], 1909: 492-493. (Motivos de Proteo).
  • «A Anatole France», 1909: 577-580. (El mirador de Próspero).
  • «La prensa de Montevideo», 1909: 644-649. (El mirador de Próspero).
  • «Los que callan», 1912: 747-749. (El mirador de Próspero).
  • [«Sobre Historia y bibliografía de la imprenta en Montevideo»], 1912: 1015.
  • «Maris Stella», 1912: 1191-1193.
  • «Juan María Gutiérrez y su época», 1913: 690-739. (El mirador de Próspero).
  • «Cómo ha de ser un diario», 1914: 1198-1201.
  • «La tradición en los pueblos hispanoamericanos», 1915: 1203-1206.
  • «Diario de viaje», 1916-1917: 1483-1500.





ArribaAbajoApéndice

Seis fragmentos de los «Apuntes inéditos»31 de José Enrique Rodó e índice General del manuscrito


Caricatura

Caricatura de Rodó, por «Carolus» (Hermenegildo Sabat). 1909.


ArribaAbajoLa Divina Comedia

En este poema colosal tenemos que considerar dos aspectos: primero la faz científica; segundo la faz poética o literaria.

En su primer aspecto hemos ya dicho que el Dante tiene un valor subido, que apreciaremos en su justo valor con decir que es la síntesis de los conocimientos humanos en el siglo XIII, época en que actuó el poeta. Y no sólo es el Dante el resumen de los conocimientos de sus contemporáneos sino que aun es algo más, pues tiene intuiciones o presagios de conocimientos que sólo poseyeron los sucesores.

El valor científico de la Divina Comedia es tan considerable que en el siglo XV se establecieron en Italia cátedras especiales, con el exclusivo propósito de comentarla. Citaremos, por creerlo verdadero, el juicio que a este respecto tiene Cantú sobre el Dante:

«Colocaremos también entre los grandes hombres de ciencia a Dante Alighieri, que supo todo lo que se conocía en su tiempo y presintió algunos de los conocimientos posteriores. Indicó claramente las antípodas y el centro de gravedad de la tierra (relación con la cosmografía); hizo observaciones muy ingeniosas sobre el vuelo de las aves, el centelleo de las estrellas, el arco iris (meteorología) y los vapores que se forman en la combustión... Antes que Newton atribuyó a la luna la causa del flujo y reflujo en las mareas (cosmografía); antes que Galileo explicó por la evaporación del oxígeno la madurez de los frutos (botánica); antes que Linneo dedujo de los órganos sexuales la clasificación de los vegetales y que todas las plantas nacen de simiente, que las flores abren a la luz sus pétalos, descubren sus estambres y sus pistilos para fecundar sus gérmenes y que los jugos nutritivos circulan en las plantas; antes que Leibniz señaló el principio de la razón suficiente; antes que Bacon indicó la experiencia como la fuente de donde derivan las artes humanas. Hasta alude a la atracción universal.

Los comentadores se admiran de que conociera las constelaciones del Centauro y la Cruz del Sur, sin embargo, los frecuentes viajes de los italianos al estrecho de Babel-Mandeb y los planisferios, que le eran familiares, no permiten hallar en esto nada de extraordinario».


Vemos pues, por lo dicho, que la Divina Comedia tiene una relación estrecha con la botánica, cosmografía, cartografía, cosmogonía y meteorología. Con la lógica tiene además una relación, por hacer progresos, que adivinan el método experimental de Bacon.

Hemos visto su intuición del «principio de razón» y esto la relaciona con la psicología.

Además de todo esto es el primero que trata de explicar el centelleo de las estrellas.

La Divina Comedia relaciónase además de un modo íntimo con la historia y el derecho penal. Con la primera por estar resumida en ella los acontecimientos que pasaron en la Europa de la Edad Media, hasta el establecimiento de la sede pontificia en Avignon; con el segundo porque al hablar del Infierno distribuye también las penas en relación a los delitos, lo hace con tal criterio de justicia que aun en nuestros días los criminalistas léenlo con provecho.

En filosofía elévase el Dante a concepciones elevadas que lo hacen comparable a Santo Tomás de Aquino y a San Buenaventura. El Dante es el precursor de la filosofía de la historia, de la cual trató antes que Vico.

Relaciónase también con el derecho constitucional por su obra Monarquía Mundi, cuyo argumento hemos citado y con la ciencia filológica por un tratado que hizo (De vulgari elocutio) sobre lingüística científica y que ya hemos estudiado.

Finalmente posee el conocimiento de los moros de Granada en lo referente a asuntos médicos y poseía conocimientos completos sobre las artes plásticas (escultura, pintura, etc.)



Valor literario de la Divina Comedia. El valor literario de esta obra no ha sido apreciado del mismo modo en las distintas épocas históricas. A partir del siglo XV se verifica un relativo menosprecio con respecto a la Divina Comedia y este menosprecio es aun mayor en Italia.

Este menosprecio se explica claramente por la índole de la revolución que se operaba en esta época: el Renacimiento. Esta revolución impone los modelos clásicos de los autores griegos y romanos y desprecia todas las obras que no se ajusten a las reglas que ellas han formulado.

La Divina Comedia, poema originalísimo e inspirado, no se ajusta a esas leyes y por esto es menospreciada. Por ejemplo, Voltaire, crítico eminente pero corazón seco e insensible a las bellezas, habla del Dante con el mismo tono de desprecio que usó al hablar de Shakespeare, del gran dramaturgo inglés al decir «un tal Shakespeare». Voltaire dio la más alta nota de menosprecio al Dante, pues hablando de él, dice: «Un bárbaro del Arno escribió un poema, se llama Divina Comedia» y más adelante agrega que algunos de sus versos no desmerecen a los versos de Ariosto.

Lamartine en su tomo tercero de Conferencias al hablar del Dante, dice: «Es un hombre más grande que su poema, es un gran poeta y un detestable poema [...] El Dante es un grande hombre, un Miguel Ángel de la poesía, un rival de Homero, de Virgilio, de Shakespeare, algunas veces superior a ellos en ciertos fragmentos épicos; pero su poema es oscuro, las expresiones se pierden algunas veces en las nubes de la Teología mística y descienden frecuentemente hasta el escándalo en la imagen y hasta el cinismo en la palabra».

No obstante estas opiniones la posteridad ha discernido un amplio tributo de admiración a este poeta colosal que, como dice el Diccionario Enciclopédico, no tuvo en Italia antecesores ni precursores en el idioma, ni en el gusto, siendo en esto menos dichoso que Homero, cuyos cantos habían sido precedidos por poemas populares; que Virgilio, iluminado en su camino por Paconio y Ennio; que el gran Corneille; que Cervantes; que Shakespeare, que encontró en Inglaterra todo preparado para hacer brillar la energía y el terror del drama inglés.

Dante encontró, no obstante, detractores; ¡él que describió el universo y explicó el mundo!

Debemos observar tres puntos al tratar de la Divina Comedia: 1.º) su género literario; 2.º) su relación con el sentimiento religioso; 3.º) su valor simbólico.



Género literario. En la Divina Comedia están expresados múltiples sentimientos. Nótase en ella el sentimiento religioso, el patrio, el amoroso, la admiración hacia los héroes, la reprobación de los malvados. Tiene, pues, la Divina Comedia caracteres de la poesía lírica, de la oda y del mito; pero en su conjunto, es opinión de todos los preceptistas que la Divina Comedia pertenece al género épico y dentro de él a la epopeya. En efecto, sabemos que epopeya es una obra en la cual se describe un acontecimiento de trascendental importancia en la historia de un pueblo o en la humanidad.

La Divina Comedia, resumen de la civilización y cultura de los pueblos italianos del siglo XIII tiene el carácter de la epopeya. Dentro de la epopeya hemos establecido una división. Veamos qué puesto le corresponde a la Divina Comedia.

La Divina Comedia no puede ser considerada como epopeya espontánea por dos razones: 1.º) las epopeyas espontáneas son obras de poetas primitivos y el Dante hemos visto que poseía una elevada cultura intelectual; 2.º) aquellas epopeyas son fruto de civilizaciones informes, primitivas y no podemos aplicar estos calificativos a la civilización italiana de la época del Dante, civilización que había producido un Santo Tomás de Aquino, un San Buenaventura.

No pudiendo decir que la Divina Comedia es una epopeya espontánea, parece que sin ninguna duda debemos considerarla como epopeya de escuela. Sin embargo, no sucede así. Debemos tener en cuenta que las epopeyas de escuela se caracterizan por la corrección más que por el genio, por el arte más que por la fuerza creadora. La Divina Comedia, obra de la inspiración del genio, de la fuerza creadora de su inmortal autor, no puede considerarse como una epopeya de escuela. Si además de lo dicho tenemos en cuenta el gran número de elementos didácticos que se consignan en la obra, veremos cuan difícil es clasificarla entre los géneros literarios. La Divina Comedia constituye, pues, un género aparte, género que no ha tenido imitadores ni precursores y que constituye una transición entre la epopeya y las obras didácticas.



Carácter religioso. La Divina Comedia se relaciona íntimamente con el sentimiento religioso que preponderaba en la humanidad en el siglo XIII. Todas las manifestaciones de la vida obedecen al principio religioso; por ejemplo: la arquitectura con sus iglesias medievales nos evidencian este carácter religioso de la vida; la música teniendo como principal instrumento el órgano de la Iglesia; los pintores utilizando su genio para pintar vírgenes y santos, nos indican también ese carácter. Los conocimientos científicos están todos comprendidos en la Teología, la ciencia de Dios.

La vida civil, la doméstica, la social, están supeditadas por la idea religiosa. Por ella se guerrea, se canta, se organizan las ciudades y se trastornan las sociedades. La humanidad vivía con el pensamiento en Dios y la vista en el cielo, apreciaba más la vida futura que la contemporánea. Esto nos explica lo que significa el Dante para sus lectores al tratar un tema de tan palpitante interés y «su gloria -como dice Ozman- consiste en haber impreso su marca, la marca de la unidad, sobre un asunto inmenso, cuyos elementos móviles giran sin cesar hace cerca de seis mil años en el pensamiento de los hombres».

Al referirse Lamartine al argumento de esta obra, dice:

«Dado que la extensión de su inteligencia, la fecundidad de su imaginación, la elevación de su alma y la riqueza de colores de su paleta poética permitían a este hombre del siglo XIII crear un poema épico, ¿dónde podría encontrar en la historia de la Edad Media, desde los emperadores romanos hasta su época, un asunto heroico más nacional o europeo para la epopeya? No, era imposible encontrarlo sobre la tierra... Homero había hecho la epopeya de los griegos; Virgilio había escrito la de los latinos; los sitios estaban tomados».


El cielo pagano, los héroes fabulosos, el Olimpo, la tierra, el mar, la guerra, la fundación y caída de los imperios, la naturaleza física y la naturaleza moral, todo había sido cantado por los poetas predecesores del cristianismo. Exceptuando las grandes invasiones de los bárbaros del Norte, habían sumergido a Italia, no había en la historia ninguna epopeya heroica que constituir; pero esta epopeya de los bárbaros, ruina y humillación de Italia, debía ser cantada por los bárbaros del Norte, no por los ciudadanos del país conquistado.

«Dante, pues, no encontraba nada épico en la historia de Italia que pudiera servir de texto a su imaginación; pero el mundo teológico estaba lleno de dogmas nuevos, de fe sabia o de fe popular, de creencias sobrenaturales, de verdades morales o de fantasmas imaginarios flotando revueltos en el vacío del espíritu humano, como apariciones truncadas de los sueños en el momento de despertar».




Carácter simbólico. La Divina Comedia tiene un alto carácter simbólico. Para comprender esto debemos decir que el símbolo consiste en expresar una idea por una imagen material que suscite en nuestro espíritu esa idea. Representar la bravura por un león, la fidelidad por un perro, la justicia por una balanza, la civilización por una antorcha, la muerte por una calavera, etc., es usar símbolos. Esto es también lo que hace el Dante en su inmortal poema. La selva oscura representa la senectud, las tres fieras que encuentra (león, pantera y loba) simbolizan, el primero la ambición, la segunda la lujuria y la tercera la avaricia (Según Lamartine la avaricia de los papas).

Podemos, pues, decir que el Dante usó el lenguaje simbólico. Todas las obras que usan este lenguaje tienen un defecto: la oscuridad. En efecto; diversos comentadores delante de un león, diñan: es símbolo de nobleza, es símbolo de valor; delante de una balanza: simboliza la justicia y, otros, simboliza la igualdad. Vemos, pues, que los símbolos han sido interpretados de distinto modo por los comentadores, así Beatriz que para unos es el amor, para otros representa la filosofía escolástica. Antes de exponer el argumento de la Divina Comedia me parece conveniente decir por qué siendo epopeya se llama Comedia y por qué divina.

Dante dio el nombre de comedia a su poema, que no fue llamada «divina» sino después de su muerte. Él mismo expuso las razones que le hicieron aceptar aquella denominación:

«La comedia es un género de composición poética que difiere de todas las otras. Difiere de la tragedia en que la tragedia es bella y apacible al principio y horrible al fin. La comedia, al contrario, se anuncia con situaciones difíciles y termina felizmente como puede verse en las obras de Terencio. De aquí que algunos poetas acostumbren a desear como forma de saludo amistoso un comienzo trágico y un desenlace cómico.

Estos dos géneros igualmente por el lenguaje. El de la tragedia es elevado y sublime; el de la comedia es sencillo, tal como pide Horacio en su Poética. Por eso la presente obra se llama Comedia Si se considera el asunto es horrible al principio, es el Infierno y en su fin es feliz, deseable, gracioso; su estilo es natural y sencillo, puesto que es el lenguaje vulgar en el cual conversan las mujeres».


(Diccionario Enciclopédico)                




Algunos juicios sobre el Dante y su poema.

«Todas sus anécdotas y sus particularidades históricas sobre los hombres menos ilustres, no alteran ni el carácter ni la gravedad del poema; estos episodios forman una gama de bellezas morales y literarias: la ternura y la pasión en la aventura de Francesa de Rimini; lo trágico y lo terrorífico en la del Conde Ugolino; la ferocidad grandiosa en la historia de Farinata y del partido de los Bianchi; lo poético, dulce y tranquilo de la muerte de Manfredo; la curiosidad y el atractivo en los diálogos y confesiones de Jacobo Rusticuccie de Vani Fucci al hermano Albérico, etc. Tanta extensión da a la descripción de estos personajes de su época y los dibuja tan bien que parece su poema la historia política de su tiempo y esto fue lo que hizo se le criticara mezquinamente. Mas, el alcance, el fin de la obra, es más alto.

Bajo la máscara de los culpables, a quienes flagela y tortura, no ha de verse al insignificante personaje italiano sino a la cobardía, la infamia, la traición, la sed de oro y de placeres, la sensualidad, la simonía que entrega a la execración de los siglos».


(Diccionario Enciclopédico)                


La crítica italiana interesada en la gloria del Dante y de Homero, puesto así como éste se propuso demostrar a los griegos la necesidad de la unión para la defensa común, del mismo modo que el Dante comprendiendo que ningún estado italiano tenía fuerza para mantenerse en independencia creyó hallar el remedio en un jefe que dominara la anarquía y rechazara la invasión extranjera. Desde el punto de vista político puede compararse la Divina Comedia con La Ilíada como lo demostró por primera vez Fortes.

Para evidenciar la gloria del Dante basta decir que Tasso y Milton trasladaron a sus obras numerosos y brillantes rasgos de las obras de aquél.

Tirobaschi, dice:

«Imaginación ardiente, inteligencia penetrante, estilo con frecuencia sublime, invectivas apasionadas, escenas tiernas y conmovedoras y otra multitud de bellezas que hermosean este poema o este trabajo poético, si se quiere darle este nombre, pueden seguramente compensar los defectos que presenta la obra».


Ginrigüeme, dice:

«Dante se levanta de pronto como un gigante entre los pigmeos. No solamente hace olvidar todo lo que le había precedido, sino que se coloca en un lugar que ninguno de los que le suceden puede quitarle. El mismo Petrarca, el tierno, el elegante, el divino Petrarca, no le supera en el género gracioso y nada tiene que se le aproxime ni en lo grande, ni en lo terrible. El pintor terrible de Ugolino, es también el pintor delicado y conmovedor de Francesco de Rimini. Pero además, cuánto no se admiran en su poema las imágenes, las sencillas representaciones de los objetos más familiares y sobre todo, la armonía, el encanto poético, están por encima de todo lo que puede imaginarse, si no se lee en el idioma original. Y lo que aun le da en este género una grande y preciosa ventaja es que siempre es sencillo y verdadero; jamás un rasgo de ingenio viene a enfriar una expresión de sentimiento o un cuadro de la naturaleza. Es sencillo como la misma naturaleza y como los ángeles sus fieles imitadores».


Vico, dice:

«La Divina Comedia merece ser leída por tres razones: 1.ª) es la historia de los tiempos bárbaros de Italia; 2.ª) el origen de las más hermosas expresiones del dialecto toscano; 3.ª) el modelo de la poesía más sublime... Dante es el Homero o, si se quiere, el genio del cristianismo».


Sismondi, dice:

«El imperio de los muertos, de los poetas, de la antigüedad, es confuso y casi incomprensible; el de Dante se presenta con un orden, una grandeza, una regularidad, que se apoderan de la imaginación y no la permiten, cuando la ha concebido como Dante lo describe, figurárselo de otra manera».


Para terminar mencionaré el juicio de Lamennais que llama a la Divina Comedia obra gigantesca:

«Vino a resumir toda la Edad Media antes que se hundiera en los abismos de los tiempos pasados. Algo lúgubre envuelve la fantástica operación. Hay allí gritos desolados, llantos, indecibles melancolías y hasta la misma alegría está llena de tristeza; creeríase asistir a una pompa fúnebre, oír alrededor de un ataño (sic) el oficio de difuntos en una vieja catedral enlutada. Y sin embargo, un soplo de vida, el soplo que debe renovar bajo una forma más perfecta lo que se extingue, para bajo las bóvedas y atraviesa las naves del inmenso edificio, en el que como en el seno de una mujer próxima a "alumbrar", se siente un secreto movimiento.

Este poema es a la vez una tumba y una cuna: la tumba magnífica de un mundo que se va; la cuna de un mundo pronto, próximo a nacer; un pórtico entre dos templos, el templo del pasado y el templo del porvenir.

El primero deposita en él sus creencias, sus ideas y su ciencia, como los egipcios depositaban sus reyes y sus dioses simbólicos en los sepulcros de Tebas y de Memfis. El porvenir lleva a él sus aspiraciones, sus gérmenes en la envoltura de una lengua naciente y de una espléndida poesía, niño misterioso que busca en dos pechos la leche que sus labios extraen, la tradición sagrada y la ficción profana, Moisés y San Pablo, Homero y Virgilio».




Argumento de la Divina Comedia. El tema de esta obra se funda en una peregrinación que el Dante finge hacer a las tres regiones en que según la teogonía cristiana, se divide la mansión de los muertos.

Finge que a la mitad del camino (edad viril) se halló en una selva oscura (para unos símbolo de la senectud, para otros del engaño). Avanza y se le presentan tres horribles fieras que le obligan a retroceder. Se encuentra, entonces, con un ser desconocido, pregúntale su nombre y él le revela que es Virgilio. Pídele el Dante que le sirva de guía, accede a esto Virgilio y le dice que lo llevará a la región donde pagan sus vicios los mortales, al Infierno. Al principio se atemoriza el Dante y quiere retroceder pero Virgilio le dice que es el mensajero de Beatriz y entonces el poeta abandona todo temor y sigue a su guía. Llegan enseguida a la puerta del Infierno, en la cual lee atemorizado una inscripción que dice: «Vosotros los que entráis perded toda esperanza». Alrededor de esta puerta vaga una multitud de almas desesperadas; estas almas, le dice Virgilio, son las de aquéllos que en la tierra no tuvieron energía para hacer ni el bien ni el mal; son los egoístas, los insignificantes, los inútiles que no merecen ni que se preocupen de ellos y permanecen sin premio ni castigo, despreciados hasta por Dios. Comienza entonces la peregrinación por el Infierno, que Dante concibe en forma de embudo con nueve círculos descendentes en cada uno de los cuales se castiga una especie de faltas. En el primer círculo están aquéllos que, aunque de vida moral, no conocieron el bautismo, ni las verdades cristianas y se encuentran en este círculo Virgilio, Homero, Ovidio, Horacio, Lucano y muchos otros. En este círculo no existen castigos, que comienzan a atormentar en el círculo siguiente. En el segundo círculo se castiga a los lujuriosos y éstos se ven arrastrados continuamente por contrarios vientos. Las almas de los lujuriosos van aparejadas. En el tercer círculo castígase la gula y los que han tenido este vicio soportan una lluvia helada y están medio sumergidos en un pantano. Además, el perro Cancerbero, de tres cabezas, los persigue y atormenta. En el cuarto círculo castígase la avaricia y los avaros deben arrastrar males enormes. En el quinto círculo están los iracundos y los que por la cólera o el odio han cometido malas acciones y se ven condenados a vivir en el fango. En el sexto círculo se encuentran los herejes y los blasfemos, que sumidos en nichos de bronce incandescente, sufren las torturas que les ocasiona el fuego al devorarles las entrañas. En el séptimo círculo sufren castigo los violentos, que están divididos en varias categorías y cada una tiene un castigo distinto. Los violentos contra la vida y fortuna están sumergidos en un lago de sangre; los violentos contra sí mismos (suicidas) están convertidos en árboles y zarzas por cuyo tronco corre sangre y cuyas ramas hablan; los violentos contra su fortuna (disipadores) son perseguidos por jaurías de perros negros y voraces que los mortifican y los violentos contra Dios, la naturaleza o la sociedad, sufren sobre su cuerpo una lluvia de fuego. En el octavo círculo hallan a los embusteros, hipócritas y falsarios y ven allí a los rufianes apaleados por el demonio, a los aduladores sumergidos en un océano de inmundicias, a los simoníacos sepultados y abrazados por el fuego, a los jueces venales en un lago hirviente, a los hipócritas agobiados por el peso de una maza de plomo y a los ladrones, en cuyos cuerpos se enroscan serpientes venenosas y crueles. Los malos consejeros están martirizados por el fuego. Llegan al noveno círculo, mansión de los traidores, que están sumergidos en un estanque helado. Encuentran a los traidores contra los huéspedes y amigos y entre ellos ven al conde Ugolino, que roe el cráneo de su hijo. Vienen luego los que hicieron traición a sus protectores y entre ellos está Satanás, al cual describe como un monstruo de tres caras (encarnada la del centro, blanca y amarilla la de la izquierda y negra la de la derecha). Han llegado al límite del Infierno.

Este libro tiene una alta significación moral y religiosa. Es tan elevado el criterio penal del Dante que los criminalistas modernos aún no han progresado en esta ciencia. A medida que se va adelantando de un círculo a otro vamos encontrando que la falta castigada es más grave que la del círculo anterior. Vemos, pues, que en el segundo círculo castígase a los culpables por el amor, que es una pasión disculpada, mientras que en el último se castiga a los falsarios, traidores, criminales, a los malvados que la sociedad no perdona.

Pasan del Infierno al Purgatorio, el cual tiene la forma de una montaña elevadísima, dividida en siete círculos. En el primero se purifica a los orgullosos que deben ir agobiados por una lápida de plomo. En el segundo purgan sus pecados los envidiosos que tienen los ojos cosidos con alambre. En el tercero, los caracterizados por la cólera y el odio, que viven en una densa nube de humo. En el cuarto purgan los perezosos, quienes se ven obligados a seguir una carrera vertiginosa. En el quinto se encuentran los avaros tendidos en el suelo. En el sexto ven a los que tuvieron gula, quienes están continuamente haciendo el movimiento de masticación y finalmente, el séptimo hallan a los lujuriosos que purgan sus faltas bajo una lluvia de fuego.

Recorrido el Purgatorio manifiesta el Dante el deseo de ir al Paraíso, pero Virgilio le dice que él no puede acompañarlo por ser pagano y en adelante lo acompaña Beatriz. Dante tiene del Paraíso la idea de Aristóteles, posteriormente modificada por Copérnico. Consiste esta idea en suponer a la tierra como centro y alrededor de ella nueve planetas o astros, luego el primer móvil y por último el empíreo.

Llegan primero a la luna en la cual se hallan los que por su castidad han merecido la felicidad que gozan. En Mercurio están los que tuvieron como virtud la generosidad. Pasan a Venus, morada de los que amaron con amor espiritual. Al Sol donde residen los sabios y doctores de la Iglesia. En Marte encuentran a los guerreros justos, a los que combatieron por su religión. En Júpiter a los jueces justicieros y en Saturno a los que se dedicaron a la vida mística, a los monjes y frailes, etc.

Suben al primer móvil y de él pasan a la empírea residencia del Espíritu divino. Describe a este Espíritu como un punto luminoso y alrededor de éste nueve círculos de ángeles, arcángeles y serafines. Cuando quiere ser la esencia divina, deslúmbrase y queda como ciega; quiere mirar a la tierra y la ve tan negra y abyecta que tiene para ella una mirada de desprecio.

Termina con un himno a María a la cual coloca en el centro de una rosa cuyos pétalos están formados por coros de vírgenes, santas, ángeles, arcángeles, serafines32.




ArribaAbajoGarcilaso de la Vega

Nacido en Toledo. Debemos hacer notar una circunstancia que encontraremos en otros autores del Renacimiento, es el siguiente: es a la par que poeta y escritor, valiente guerrero que combate en Italia al lado de los españoles. Al par que los propios propagadores del Renacimiento, es Garcilaso hombre de pensamiento y acción. Esta circunstancia nos explicará sus defectos y ventajas. Una de las condiciones características de Garcilaso es la imitación de los clásicos, y entre ellos elige en los autores griegos a los bucólicos, como Teócrito[,] y en la poesía romana a Virgilio.

A menudo se inspiró también en Petrarca, que imitador a su vez de los clásicos es como hemos visto [,] uno de los representantes del primer renacimiento en Italia.



Géneros cultivados por Garcilaso. Cultivó el género de poesía erótica o amorosa, que es una división de la poesía lírica, y la poesía pastoril, que cultivó con especial maestría a tal punto que sus églogas son modelos de ternura, sensibilidad y gusto exquisito.



Carácter y méritos de la poesía de Garcilaso. Al leer las obras de este autor, llamado «el cisne de Toledo», nos llamará la atención un hecho al parecer inexplicable, es el contraste entre el carácter de su vida y el de su poesía. En efecto, un guerrero turbulento, apasionado y agitado es el autor de una poesía que se caracteriza[,] por el contrario, por ser apacible, suave, dulce. «No parecen escritos entre el estruendo de la guerra, dice Adolfo de Castro, la paz de un corazón todo entregado a las delicias del amor y del campo respiran todas sus poesías».

Este desacuerdo inexplicable a primera vista entre el carácter de su vida y el de su poesía, se explica perfectamente por una ley llamada de contraste. Según ella la naturaleza humana se complace en el contraste, busca en la literatura y en el arte ideas contrarias a las que tiene, sentimientos distintos a los que en realidad experimenta. Guyau, por ejemplo, ha observado que las clases proletarias eligen como tema de lectura no las obras de las clases bajas, sino las novelas que tratan de la sociedad aristocrática. Otro ejemplo lo tenemos en tiempos de la Revolución francesa, época de turbulencia y sangre en la cual se notó como hecho curioso que se leían perfectamente las obras pastoriles, las que se caracterizan por la expresión de sentimientos suaves, delicados y apacibles.

Diremos, pues, que la humanidad busca en las obras literarias sentimientos opuestos a los que experimenta en realidad. Esta ley no sólo nos explica el contraste enunciado de Garcilaso, sino que la podemos utilizar para todos los demás autores del Renacimiento.



Méritos. Tiene varios y podemos considerarlos del modo siguiente: gran delicadeza en la expresión del sentimiento amoroso, la gran admiración a las bellezas de la naturaleza física y sobre todo otro mérito superior: la perfección de la forma en la cual descuella. Esto último lo podemos probar fácilmente tomando cualquier obra española del siglo XV; por ejemplo, algún romance de Manrique y al leerlo notaremos conjuntamente con palabras que no entendemos, la rudeza y tosquedad de la forma. Nada de esto encontraremos en Garcilaso, la forma bella y correcta, las palabras son perfectamente comprendidas. Usa el idioma actual e influyó notablemente para formarlo y constituirlo. Esta innovación se debe a la imitación de los poetas italianos y especialmente de Petrarca. Por esto llámase a Garcilaso y a Bocaccio petrarquistas[,] y también por esto algunos basándose en un sentimiento patriótico y nacional trataron de oponerse a la revolución iniciada por los autores mencionados. Sin ella la literatura española tendría más originalidad pero poseería en cambio menos perfección en la forma. Garcilaso introdujo en la versificación el endecasílabo que más adelante debía predominar en las poesías modernas. Los temas de Garcilaso pertenecen a los antiguos y lejos de inspirarse en sentimientos nacionales canta sentimientos y asuntos de la antigua Grecia. Sus obras no son leídas por sus temas sino por la belleza de la forma y la fuerza del idioma en el cual encontramos pocas palabras que disuenen. Dice Adolfo Castro: «las artes liberales, las [bellas] letras y las lenguas y las lenguas griegas, latina y toscana y francesa ocuparon su ánimo en los años de su niñez, en los primeros días de la juventud florida. La Corte le brindaba con sus privanzas, las armas con sus laureles, las artes con el aplauso de los siglos. Era de aspecto hermosamente varonil, de grandes ojos, rostro apacible, frente despejada, dulce en los sentimientos de amor, vehementísimo en los de amistad, noble en las palabras, cortesano en las acciones, igual en resistir el peso de la seda que el del hierro, y no sé si más caballero en la ciudad o más caballero en la guerra».

Hoy se le da con justicia el título de fundador de la escuela artística de nuestra poesía.

Garcilaso es acaso el único de nuestros poetas clásicos que no compuso versos devotos. Los suyos se juzgan los más suaves que existen en la lengua española. La italiana y la portuguesa, que tan dulces son para los versos, algo tienen que envidiar cuando es Garcilaso quien habla. Las églogas de este último igualan -si no exceden- en cultura a los de Virgilio. Su canción a la «Flor de Gnido» tiene todo el arrebato propio del entusiasmo que ha inspirado a los mayores ingenios. No para cantar el amor solamente tenía encendido el ánimo este insigne poeta. Filósofo profundo, conocía los yerros de los hombres y descubría en el porvenir los daños que amenazaban a su patria por el vano deseo de las conquistas que tanto atormentaba a los soberanos de su tiempo para destrucción de la humanidad y para vergüenza de los que sustentaban la guerra para extender su señorío. Su mérito ha sido juzgado de distinto modo según los críticos, así en el siglo XVI Fernando de Velazco lo defiende mientras Francisco Sánchez supuso que Garcilaso sacó casi todos sus pensamientos de autores griegos, latinos e italianos. Ambos exageran y así lo reconoce Lope de Vega cuando en [La] Dorotea expresa el deseo de que haya quien escriba sobre Garcilaso. Cuando ardía en guerras el Parnaso español, entre los poetas cultos y no cultos, el nombre de Garcilaso iba inscrito en los pendones de ambos bandos. Si por Garcilaso peleaba Lope de Vega, también por Garcilaso peleaba el portentoso ingenio de Luis de Góngora.

Las obras de Garcilaso han servido de estudio constantemente a los más grandes poetas españoles. Fernando de Herrera, Cervantes, Góngora y Lope de Vega fueron [sus] admiradores.




ArribaAbajoBaudelaire

Los parnasianos, como dijimos, dieron importancia a la forma y desdeñaban el pensamiento. Una escuela así es efímera; la forma no basta, precisa ideas y sentimientos, por esto esa escuela no duró. Después, la más importante es la que personifica Baudelaire. Éste era parnasiano pero también daba importancia a las ideas y sentimientos. Gautier dice que «la tendencia poética de Baudelaire puede condensarse en una palabra: lo artificial». Los sentimientos de los poetas han sido siempre los mismos, sentimientos de amor, patria, heroísmo, etc. Cuando la literatura llega a un alto grado los poetas ya no son originales y aquí nace lo artificial, porque no tiene sentimientos nuevos que expresar, esto lo encontramos en la literatura romana de la decadencia.

Gautier dice que se puede comparar los sentimientos con lo que pasa en las monedas que están mucho tiempo en circulación: el cuño y las imágenes se gastan. Igual pasa con las ideas y sentimientos, después de haber sido usados se gastan y se hacen monótonos y fastidiosos y pierden el mérito. Baudelaire obedece a esta teoría de Gautier, dice [que] en la literatura hay un desenvolvimiento igual al día, que se compone de mañana, mediodía y noche. La mañana de la literatura es la época primitiva en que todo sentimiento es natural, sencillo e ingenuo; el mediodía es la época del gran florecimiento literario (romana de Augusto; española, siglo XVII; inglesa de Shakespeare; francesa, siglo XVIII); la noche es la decadencia, cuando la luz se extingue (en la literatura moderna, los decadentes). Baudelaire fue artificioso en el sentimiento y en la forma; usa palabras rebuscadas, construcciones que ninguno había usado: las dos condiciones son artificio en forma y espíritu. Su mérito es la originalidad; se propuso conceder la atención a lo feo, desagradable y malo porque los otros poetas prestaron atención a las cosas buenas.

Las flores del mal es su mejor obra. Se relaciona con el naturalismo por la preferencia de lo malo y lo feo; pero le falta la condición de escribir las cosas como son y hasta añade elementos ficticios; se relaciona con el parnasianismo por la importancia que da a la forma, es siempre intachable; por eso se dice que se parece a un hombre que cincelara con cuidado un ánfora de mármol que serviría para contener un líquido inmundo; se relaciona con el decadentismo por el amor a lo artificial. Debe señalarse la índole de las imágenes, distintas de otros poetas que las tomaron de las sensaciones que impresionan a la vista y al oído, siempre poetizan luces, colores, formas y armonías. Baudelaire demostró que los otros sentidos podrían proporcionar imágenes poéticas; todas sus imágenes se relacionan con los perfumes, dan importancia al olfato. Al hablar del reino animal otros poetas se fijan en las aves por su canto, en los pájaros por esto y por sus brillantes plumajes; Baudelaire poetizó al gato, en todas (sic) sus poesías interviene. Sin embargo, algunas veces su originalidad es inadmisible: cuando canta la belleza de la mujer, poetiza y canta a una negra del Congo que había conocido en su viaje y la llamaba la Venus negra. Los placeres del vino los canta Baudelaire diferente a Anacreonte; según éste eran sencillos y candorosos, mientras que Gautier dice que el vino de Baudelaire es triste y tiene tendencias tétricas, siempre hay lágrimas en su vino.

Hay una composición discutida, «Las letanías de Satanás». Las poesías de otros poetas se dirigen a Dios, Baudelaire para diferenciarse canta al Diablo y lo considera una personificación del género humano revelado contra Dios; la humanidad para él está sometida a un Dios injusto y opresor. Esto lo cultivó Carducci en su «Himno a Satanás». El cargo que se le hace es la afectación; es el precursor del decadentismo poético.




ArribaAbajoTolstoi

El valor de Tolstoi supera al de todos los novelistas rusos que hemos estudiado. Es el primer novelista contemporáneo y en toda la Europa tiene un solo rival: Emilio Zola. Después del gran novelista francés ocupa sin disputa el puesto de honor. En las últimas novelas de Galdós se ve la influencia de Tolstoi.

Algunos críticos al compararlos dan la primacía a Tolstoi basándose en que si no es tan fecundo, si no ha tenido tanto influjo en las ideas del siglo, estas ideas que exponer son más originales y revolucionarias que las de Zola. En lo que no hay duda ni divergencia es en decir que el cetro, la primacía, corresponde a uno de estos dos colosos.

Esta preeminencia, este alto nivel que ocupa Tostoi no le debe a su fecundidad, al número grande de novelas sino que [lo] debe al mérito eminente de las pocas que compuso.



Novelas de Tolstoi. Sus primeras novelas son descripciones de recuerdos personales, la narración de acciones guerreras en las cuales ha intervenido en su juventud. Podemos citar entre las de este grupo a Los cosacos.

Pero las más importantes, aquéllas en las cuales estriba y descansa su gloria y su fama, son dos novelas de temas diferentes y aun de índole distinta: Guerra y Paz y Ana Karenine.

El argumento de Guerra y Paz es semejante al de los Episodios Nacionales de [Benito] Pérez Galdós. Dijimos, al hablar de este autor español, que en esta obra se propuso describir la guerra de España contra la invasión napoleónica; del mismo modo Tolstoi quiso describir la lucha de Rusia contra el mismo Napoleón. Por esto podemos colocar esta obra entre las novelas históricas. El mérito de esta obra es tan grande que entre las novelas contemporáneas de esa índole sólo pueden rivalizar con Guerra y Paz las escritas por Flaubert. Después del período romántico en el cual floreció este género bajo Walter Scott y Manzoni[,] fue cultivado en Francia con extraordinario éxito por Flaubert.

Pues bien, ni Las tentaciones de San Antonio ni Salammbó ni ninguna obra de Flaubert tienen la grandeza de Guerra y Paz. La aventajarán en la perfección y en el pulido serán más acabadas[,] pero son inferiores a ella en cuanto a grandeza. Vemos en ella el estudio magistral del carácter de sus personajes y también la descripción magistral de los paisajes de la naturaleza. Tolstoi es al mismo tiempo un gran autor subjetivo y un gran autor objetivo: lo primero porque describió con gloria el mundo externo. De este carácter se desprende el mérito de la obra. Casi todos los grandes novelistas tienen uno de los caracteres: o son grandes autores objetivos o lo son subjetivos. Reunir ambos caracteres es[,] si no imposible[,] por lo menos difícil: Tolstoi lo supo hacer.

Descuella esta obra por las descripciones (género en el cual Tolstoi era maestro) y entre ellas sobresalen las pinturas de las batallas. Especialmente el asedio de Moscú es un modelo inimitable, no existe en la literatura contemporánea una descripción de batallas mejor que ésta. En cuanto a Guerra y Paz, además de admirarse por sus méritos literarios, sobresale por el fondo [con el] cual Tolstoi se propone demostrar la importancia que tiene en la guerra el soldado raso, el héroe humilde, aquél del que no se acuerda la historia. En efecto ésta, al hablar de un combate da la gloria al general, se olvida de la muchedumbre anónima. Tolstoi, como hemos dicho, se propuso expresar méritos de los héroes humildes.

Por esto podemos decir que Guerra y Paz es tan admirable por la tesis moral como por sus méritos literarios. En cuanto a Ana Karenine diremos que así como Guerra y Paz propuso describir las costumbres de la Rusia en los primeros años de nuestros siglos [,] en Ana Karenine se propuso describir las costumbres de la Rusia contemporánea. En Guerra y Paz nos habla de las costumbres guerreras, de la vida del soldado en Ana Karenine nos habla de las costumbres de la sociedad aristocrática.

La escritora española Emilia Pardo Bazán ha dicho que al leer esta obra de Tolstoi, sentimos el mismo efecto que nos produciría descorrer las cortinas de un salón aristocrático; llega a nosotros un soplo suave y perfumado.

El estilo y composición son esencialmente aristocráticos.



Caracteres de estas obras. En los protagonistas de ambas quiso retratarse, se pintó tal como era. Al pintar a Besukaf, protagonista de Guerra y Paz y a Leoine, protagonista de Ana Karenine, retrató su carácter.

Por esto a primera vista nos parece exacto compararlo con Byron que también se retrató con sus obras. Sin embargo, sería inexacto decir que Tolstoi carece de las condiciones de novelista. Al lado de estos personajes, copia de Tolstoi, éste inventa otros que coloca en sus obras, a diferencia de Byron en cuyas obras coloca siempre un personaje siempre igual a sí mismo.

Después de haber escrito esta novela, abandonó este género y se dedicó y aun sigue dedicándose a la Moral y a la Filosofía Práctica. Esta modificación literaria se debe a una modificación en sus ideas filosóficas [y] religiosas.

Tolstoi en su juventud y en gran parte de su edad madura fue nihilista. Sabemos que el nihilismo es una asociación en parte filosófica y parte política. Como escuela filosófica es el ateísmo absoluto, el materialismo radical como escuela política es el socialismo exagerado, la anarquía llevada al último grado. Tolstoi, pues, era ateo y socialista. Más adelante, debido a la propaganda de varios predicadores, y sobre todo de Chitayek, se convirtió al cristianismo, pero al hacerse cristiano no fue ni católico ni ortodoxo. Fundó un cristianismo especial de él solo, y en sus últimas obras hace propaganda a favor de esta nueva forma religiosa. Dice en estas obras que ninguna de las siete cristianas (sic) habidas anteriormente ha interpretado bien el Evangelio. Que es necesario interpretarlo de otro modo y que el más exacto es el de él.

En estas mismas obras tiene del arte la siguiente idea: el arte es algo inútil y vano cuando no se propone la enseñanza de cierta verdad. Por esto sus últimas obras tratan de Filosofía y Moral. Diremos también que en estas obras al lado de ideas extravagantes e inadmisibles hay otras sanas y hermosas. Por ejemplo, predica contra la guerra, contra la paz armada. Propaga la idea del desarme, de la fraternidad cristiana.

Sus últimas obras aunque no son artísticas se admiran por el mérito del fondo. Diremos, pues, que así como Guerra y Paz es un inimitable modelo de novela histórica, Ana Karenine es un modelo insuperable de costumbres aristocráticas.




ArribaAbajoLiteratura norteamericana

Esta literatura no está a la altura de las demás manifestaciones de su civilización; si esto sucediera sería de las primeras literaturas del siglo, esto se debe a los caracteres de este pueblo. Es un pueblo glorioso por sus servicios a la libertad humana, por su prosperidad material, por su industria, comercio, por la aplicación de las ciencias. Ningún americano ha descubierto una ley científica, pero han sabido aplicarlas.

La literatura tiene una escasa importancia en la civilización norteamericana. El carácter de su pueblo es poco apto para el desarrollo literario; además del carácter, contribuyen también las circunstancias históricas a que no se haya formado una literatura. Un pueblo formado por inmigraciones no tenía homogeneidad ni carácter nacional necesario para el desarrollo literario; este carácter de homogeneidad lo encontramos en España, Inglaterra y Francia en el siglo XVIII, en la Grecia de Pericles, la Roma de Augusto. A pesar de esto, este pueblo produce en nuestro siglo algunos escritores, como Walt Whitman; dos grandes historiadores (Prescott e Irving) y buenos novelistas: Cooper y Miss Stowe. Esta literatura se caracteriza principalmente por el optimismo en todas las manifestaciones de su poesía, la confianza en el destino humano. Todos son optimistas menos Edgard Poe.

Hay oposición entre la literatura europea que se inclina cada vez más al pesimismo, que es desconsoladora, dolorosa; y la norteamericana que es optimista y tiene confianza en el porvenir de la humanidad.

El origen de esta literatura no debemos buscarlo en la época colonial sino en la época de la independencia. Esto se explica, porque un pueblo que no es libre no puede tener grandes escritores, tiene que expresar ideas y sentimientos ajenos: los de la metrópoli; no puede haber verdadera literatura en un pueblo sometido. Además, en la colonización de Norteamérica predominó la secta protestante llamada los puritanos, enemiga del arte y la literatura, pues tenían de éstos un concepto parecido al de Tolstoi, es decir, que el arte debía percibir el bien, la moral; por estas causas no hubo verdadera literatura hasta la independencia.



Fenimore Cooper. Es un imitador de Walter Scott, pero no porque cultivara la novela histórica, sino porque lo imita en el estilo, en la manera de escribir, en las descripciones.

El espía fue la primera obra que le dio gloria. La acción de esta novela se relaciona con la guerra de la independencia norteamericana. Como fue escrita en la segunda década de nuestro siglo, en cierto modo es una novela histórica; pero más bien ocupa un lugar intermediario entre esta clase de novelas y la de costumbres, igual a las de Pérez Galdós.

Los azadoneros describe la conquista de los desiertos americanos, pero no una conquista guerrera sino por elementos trabajadores, una conquista pacífica del desierto.

Después se dedicó a la novela marítima, que es la que tiene por objeto las costumbres de los hombres del mar; es el iniciador de este género en la literatura contemporánea. Julio Verne, el gran novelista francés, se inspira muchas veces en las obras de Cooper. Entre las obras marítimas tenemos: El piloto, Los dos almirantes.

Vuelve otra vez a pintar la vida de los desiertos americanos y escribe Las praderas y El último de los mohicanos.

Ya en su época de decadencia quiso dedicarse a la novela política, pero nunca obtuvo en este género los lauros que había conseguido en la novela marítima. Su principal mérito es el ser un gran autor de descripciones; sus descripciones de la naturaleza física son insuperables.



Irving. Se caracteriza por el estudio preferente de los temas históricos, sacados de la historia de España. Algunos consideran mejor historiador a Prescott.

Antes había cultivado la novela corta o cuento, y en este género tiene una colección titulada Cuentos de Alabama. Después cultivó la historia y pertenece a la escuela pintoresca o colorista, a la cual pertenecen los franceses Tierry y Barante. Esta escuela da importancia a la imaginación, no es una narración severa o seca, sino que busca la amenidad, el colorido, la animación de la novela. Este género de historia tiene un defecto y es que como la imaginación es una facultad invasora que siempre tiende a desbordarse, incurre en el error de sustituir la verdad por el elemento imaginativo. Irving tiene este defecto.

En su obra principal, La vida de Colón, no todo lo que dice es verdad, hay mucho elemento imaginativo. Sin embargo, Menéndez Pelayo ha dicho que de todas las obras escritas sobre Colón ésta es la más amena y la más artística. Esta obra la completó con otras: Los compañeros de Colón, pero ninguna de estas dos es una historia profunda, erudita; son amenas, artísticas y por esto siempre se leen con placer.

Después de estas obras, compuso Crónica de la conquista de Granada, en esta obra aparecen más acentuados sus defectos; el abuso de la imaginación y el olvido de la verdad. En vez de historia escribió novelas históricas.



Miss Stowe. Cultivó la novela de tesis y es la autora que ha producido más influjo en este siglo. No hay ejemplo de una novela que haya tenido más influjo que La cabana del tío Tom. La novela inglesa que ha tenido siempre un objeto práctico, nacional, no tiene ninguna obra que ni remotamente haya producido un influjo práctico, tan llevado, como el que tuvo esta obra. Esta novela se propone combatir la esclavitud en Estados Unidos. Trató la esclavitud antes que Lincoln los redimiera; quiso hacer una obra que demostrara los sufrimientos de los esclavos, pensó primero hacer una obra científica, sociológica; pero después prefirió hacer una novela, porque las obras literarias son más leídas que las científicas y por lo tanto tienen un influjo mayor. Las obras literarias pueden hacer uso del sentimiento y por eso utilizó la novela. Esta novela se publicó en folletín en un periódico abolicionista de Washington: La Era Nacional.

Después la imprimió en forma de libro y tuvo tanta aceptación que en un año se vendieron 200.000 ejemplares. Traducida a todas las lenguas europeas excitó en esos países entusiasmos semejantes.

El partido amigo de la esclavitud dijo, después de publicada la novela, que los datos eran falsos, exagerados. Para desvanecer esto Miss Stowe escribió Las claves de la cabana de Tom, que no es una novela sino una recopilación de documentos para probar la verdad de lo que antes había dicho.

Escribió también otra obra contra la esclavitud: La historia del pantano maldito, que no tuvo el éxito de las anteriores; publicó también una narración de viajes hechos por Europa y otras obras de menor cuantía.



Edgard Poe. Según algunos es el mejor literato de Norteamérica; ninguno tiene el mérito de éste. Es antitético con su pueblo, no tiene ninguna manifestación del carácter de este pueblo; éste es práctico, positivo, utilitario; Poe está reñido con todo esto, es un soñador, un utopista, un hombre de imaginación desbordada. No se parecía a sus compatriotas por su carácter, sino que repudiaba el espíritu de los americanos, odia la república, la democracia, las libertades políticas de su patria; no pudo nacer en un pueblo más diferente que el pueblo norteamericano.

Si no es el primer autor americano, cierto es que es el que ha tenido mayor influjo en las ideas universales, por esto la escuela modernista y decadentista reconoce en Poe uno de sus maestros.

Cultivó dos géneros de literatura: la novela corta o cuento y la poesía lírica.

Su carácter literario es que su originalidad resulta de la alianza de una gran lógica y una gran imaginación; su lógica es irreprochable, su poder imaginativo es inaudito. Debido a esta alianza los acontecimientos más inverosímiles y fantásticos nos impresionan como si fueran reales y verdaderos.

Historias extraordinarias es una colección de cuentos notables, entre éstos se encuentran: «El pozo y el péndulo», «El retrato oval», «El crimen de la calle Morgue», «La carta robada».

Como composiciones líricas la más notable es «El cuervo». Hizo de éste el símbolo del dolor y el desengaño; ha sido traducido por un poeta venezolano.




ArribaAbajoLiteratura hispanoamericana

La literatura hispanoamericana es semejante a la de los Estados Unidos; mientras estuvo sometida al yugo de la metrópoli no hubo literatura y no solamente por esto sino porque España tenía en sus colonias un régimen intolerante; la censura no sólo prohibía la lectura de los libros de la religión católica, sino que también impedía la lectura de obras de grandes autores españoles. Por ejemplo, El Quijote, las obras de Calderón y Lope. Eran raros los colonos americanos que hubieran leído a Calderón o Cervantes. Para probar esto diremos que uno de los ingleses que formó parte de la expedición que tomó Montevideo, dice que en esta ciudad, en los primeros años de este siglo, había una sola librería y no pudo encontrar en ella ninguna obra de Calderón, Cervantes, Lope, etc.; sólo encontró libros de misa y devocionarios.

Podría decirse que estas colonias si no tenían vida propia podían cantar las glorias de la metrópoli, porque políticamente formaban parte de esa nación; pero no había sentimiento de nacionalidad. La prueba la tenemos en que Humboldt vio que las tradiciones históricas españolas no tenían influencia en el sentimiento americano. También se ha dicho que habrían podido inspirarse en las bellezas de la naturaleza física, naturaleza extraordinaria, magnífica, exuberante, propia para la inspiración de un poeta. No sucedió así y la causa se explica: en la literatura española la naturaleza física nunca había sido descrita y como los americanos se ceñían a los modelos españoles, tampoco se inspiraron en ella nunca.

A estas causas se agrega que durante la dominación española esta nación pasaba por un período de decadencia literaria. En el siglo XVII estaban los gongóricos; en el siglo XVIII, el prosaísmo; todo esto influyó para que América, en la época colonial, no tuviera literatura de mérito. A pesar de esto, América dio a España dos grandes personalidades históricas en la época del coloniaje: uno de ellos es Alarcón, representante dramático del siglo XVIII, y la monja mejicana Juana Inés de la Cruz, que cultivó la poesía mística. A fines del siglo XVIII, cerca de la independencia, hay cierto renacimiento literario en América; se desarrolló en ella el amor a las ciencias, a las artes, a la cultura intelectual; se fundaron academias científicas y literarias y se imprimieron los primeros periódicos.

El verdadero renacimiento de esta literatura es cuando la Independencia; estalla el movimiento revolucionario y vienen poetas y escritores que dan voz al sentimiento de independencia. Por una coincidencia feliz, los poetas americanos cuando quisieron cantar la independencia encontraron un modelo en Quintana que dio expresión al sentimiento de independencia contra la invasión extranjera. En esta época la literatura es monótona, no expresa más que un sólo sentimiento, una sola idea: el sentimiento y la idea de la libertad. Esto trae el defecto de la monotonía.



Heredia. La literatura cubana es la que ha dado nombres más gloriosos a la literatura americana. Hoy es opinión de los críticos que Heredia es uno de los primeros poetas de América. Lo que contribuye a la gloria de Heredia es que fue el único que no se limitó a cantar el sentimiento de libertad, sino que cantó otros, sobre todo el de admiración de la naturaleza física. Es el primer poeta que se inspiró en la belleza de la naturaleza americana. Su principal obra es la «Oda al Niágara».

Heredia había leído René y Atala, de Chateaubriand y vio las descripciones que este autor hacía de la naturaleza americana e hizo lo mismo en su «Oda al Niágara». Esta obra es una descripción de la naturaleza, una descripción lírica, porque en ella expresa los sentimientos que le despierta la naturaleza. Tiene otra composición que escribió en México, inspirado por las bellezas de las ceremonias mexicanas, ésta se titula «Teocalis de Cholula». Menéndez y Pelayo dice que ésta aventaja en inspiración a la primera.

Sin dejar de ser clásico por la forma, Heredia era romántico por el sentimiento; pertenecía a la misma escuela que Chateaubriand, Byron y Espronceda.



Olmedo. Nació en Guayaquil (Ecuador); es el poeta de Bolívar, canta las glorias de este héroe. Su principal oda canta la victoria de Junín, pero no solamente a ésta, pues nos habla incidentalmente de la victoria de Ayacucho. Olmedo imita a Quintana; el defecto principal de aquella oda es la desigualdad: al lado de trozos de gran inspiración hay fragmentos de inspiración pálida y desmayada; los otros defectos pueden imputarse a la escuela a que pertenecía Olmedo, la escuela clásica, que está llena de ejemplos de las literaturas clásicas, ejemplos inoportunos en esta época. Todos los defectos de esta oda fueron señalados de una manera admirable por el mismo héroe a quien cantaba, por Bolívar, pues éste le escribió una carta en la cual con lucidez admirable señalaba los defectos de esta obra; Bolívar además de militar era un talento literario.

Otra oda es la que compuso en honor del General Flores por su victoria en la batalla de Miñarica. El defecto de esta oda es que el genio no debe emplearse en la exaltación de las glorias dudosas de la guerra civil; estos temas son pobres para la inspiración de un poeta; pero por el mérito literario iguala o superar a la oda anterior.

Estos dos poetas, Heredia y Olmedo, pertenecen a la época inicial. Ahora viene la época romántica. El romanticismo influyó mucho en la literatura americana, contribuyó a dar a cada literatura el carácter nacional, hacer de ellas la expresión de la vida de un pueblo. Entre los románticos tenemos:



Gertrudis Gómez de Avellaneda. Es poetisa cubana. Valera ha dicho que Gertrudis Avellaneda es la primera poetisa que ha escrito en idioma castellano, desde el principio de la literatura hasta nuestros días. Ninguno ha cultivado la poesía con el éxito de ésta. Lo que [se] admira es el genio varonil de esta poetisa; nunca se inspira en temas débiles o afeminados, siempre se inspira en temas enérgicos: la patria, la libertad, la religión. La forma es varonil, vigorosa, robusta, y por esto leyendo una de sus obras, sin conocer el autor, cualquiera dice [que] son obras de un hombre, de un espíritu masculino.

Además de la poesía lírica cultivó la poesía dramática y la novela. Del primer género tenemos dos obras: Alfonso Munio y Baltazar, son tragedias semejantes a las de Byron. En cuanto a sus novelas no citaremos el nombre de ninguna porque, se dice, que de todas sus obras son las que menos valen.



Andrés Bello. Es un autor de la primera mitad de este siglo y entre todos los de esta época ninguno con mayor razón merece el título de literato. Olmedo y Heredia tuvieron gloria por la inspiración no por la cultura; Bello es un autor de gran cultura. Había leído muchas obras literarias. Entre sus obras poéticas tenemos la «Oda a la agricultura de la zona tórrida», que se parece por el espíritu a la oda de Heredia; se inspira como aquélla en las bellezas de la naturaleza americana, pero se diferencia de ella en que no se inspira en la naturaleza salvaje, agreste, espontánea, sino que canta a la naturaleza modificada por el cultivo del hombre; se inspiró para hacer esta oda en las «Geórgicas», de Virgilio. Esta oda es en cierto modo lírica y didáctica.

Además de la poesía cultivó la traducción poética; tradujo al castellano La oración por todos, de Victor Hugo y esta traducción es un modelo porque la poesía no pierde nada de su fuerza y de su belleza al pasar a otro idioma. Además de esto es un tratadista de derecho internacional, un gramático, autor de una obra original y profunda y por último fue crítico. Los trabajos críticos sobre el Poema del Cid y sobre la literatura española de la Edad Media, siempre serán citados con admiración.



Olegario Andrade. Nació en Entre Ríos y murió en Buenos Aires. Pertenece a una época posterior a la de Sarmiento. Es para muchos el primer poeta americano de la primera mitad de nuestro siglo. Su poesía tiene dos méritos principales: la grandeza de los temas y la exuberancia de la imaginación. Se inspira en temas grandes: la patria, la libertad, el progreso humano, la civilización, la gloria de los grandes hombres. Toma como modelo a Victor Hugo y lo imita en sus méritos y en sus defectos. Es un Victor Hugo en pequeño; tiene todos sus méritos y sus defectos. Entre éstos figuran el abuso de la imaginación, la falta de buen gusto.

Sus principales cantos líricos, son: «La Atlántida», «Prometeo», «San Martín y Nido de Cóndores», «Víctor Hugo», «Defensa de Paysandú», etc. En «La Atlántida» trata del porvenir de la raza latina en el continente americano. En «Prometeo» desarrolla un argumento semejante al que trató Esquilo. En «San Martín y Nido de Cóndores», canta las glorias de San Martín. En «Víctor Hugo» recuerda el hombre de los principales poetas de la humanidad y hace la apología de Victor Hugo.

Cuando Andrade quiere cantar sentimientos suaves y delicados, decae. Es un poeta enérgico, varonil, robusto.



Sarmiento. La literatura argentina es entre todas las americanas la que primero ha recibido el influjo del romanticismo. Los elementos argentinos fueron desterrados por la tiranía de Rosas. Muchos se refugiaron en Montevideo, otros fueron a Chile; entre los últimos se encuentra Sarmiento. Éste además de un gran literato era un estadista, educacionista, militar, etc.

Entrando a estudiar sus obras literarias diremos que es el autor de Facundo o Civilización y Barbarie. Al hacer esta obra se propuso componer un panfleto que demostrara los inconvenientes del gobierno de Rosas. Publicó estos artículos como folletines de un diario de Valparaíso; pero aunque Sarmiento sólo quiso hacer un panfleto, la obra resultó de mérito literario y social: lo primero por los méritos del estilo y lo segundo porque es el primer estudio histórico serio hecho a propósito de la Independencia americana.

Nótase en las obras de Sarmiento que son medianamente correctas; sin embargo, no hay escritor americano que haya hecho una obra más genial. Las descripciones que hace Sarmiento son modelos inimitables.

Además de Facundo, escribió Recuerdos de Provincia, narración de hechos sucedidos en su niñez; y otra obra que dejó inconclusa y a la que llamó Conflictos y Armonías de los Rosas en América.



Otros escritores

Argentinos: Echeverría, iniciador del romanticismo y Mármol, autor de versos en los cuales fustigó a Rosas.

Chilenos: Sanfuentes, el primer autor chileno de verdadero mérito.

Peruanos: Ricardo Palma, autor popular, conocido por las narraciones o cuentos de la época colonial.

Ecuatorianos: Montalvo, que es según muchos el autor más correcto de América.

Colombianos: Gregorio Gutiérrez González, poeta descriptivo y Miguel Antonio Caro, crítico eminente.

Venezolanos: Pérez Bonalde, autor de traducciones de Heine.

Mexicanos: Flores, poeta descriptivo y Acuña, poeta lírico que busca inspiración en Byron y Espronceda; pertenece a una escuela filosófica escéptica.




ArribaAbajoLiteratura uruguaya

Respecto al Río de la Plata, en la época colonial, fue la parte de América en que hubo menos cultura literaria y eso se explica por la índole de los colonos, hombres de escasa cultura y de pocos conocimientos. Por esto, cuando hubo un poco de movimiento literario, éste tuvo por centro a Lima y México. En el Río de la Plata sólo hubo literatura verdadera en la época de la independencia.

Este movimiento literario débil antes de la independencia tuvo por centro a Buenos Aires; Montevideo careció de literatura hasta muy entrado nuestro siglo.

Montevideo no ejerció sobre la independencia una acción dirigente, permaneció apartado del movimiento revolucionario; por esto la revolución de la independencia carece de dirección intelectual, muchedumbres bárbaras representadas por Artigas, nos dan una idea de lo que era. Mientras que la revolución argentina tuvo políticos, tribunos, periodistas, Montevideo careció de ellos. El secretario de Artigas, Monterroso, hacía proclamas inferiores del punto de vista literario.

En la independencia hubo un poeta que interpretó el carácter de nuestra revolución, una revolución democrática, popular; este poeta democrático popular fue Hidalgo, precursor y fundador del género de literatura gauchesca, que trata de los usos y lenguaje del gaucho.



[Francisco Acuña de] Figueroa. No fue al principio poeta nacional, pues su primera obra, el Diario histórico del sitio de Montevideo, defiende la causa española; más adelante se convierte en el poeta nacional por excelencia. Cultiva tres géneros: el cómico festivo o jocoso, el patriótico y el religioso.

Como cómico es el primer poeta que ha habido en América por su chiste y su fecundidad. Hablaba en verso con la misma facilidad con que nosotros hablamos en prosa. En sus epigramas imitó y copió mucho, pero en la forma insuperable.

Como poeta patriótico es el autor de nuestro himno, uno de los más inspirados y correctos de América.

Como poeta religioso merece recordarse por sus traducciones bíblicas, sobre todo la de los Salmos.

No es un poeta de gran inspiración; no puede ocupar un lugar al lado de Olmedo, Bello, Heredia, Echeverría, pero es el primer autor festivo o cómico.

Su versificación era fácil y cultivó con éxito la poesía patriótica y religiosa; conocía profundamente a los clásicos; tradujo a Horacio de un modo digno de todo elogio.

Para nosotros, los orientales, tiene otro mérito: es el fundador de la literatura nacional.

Todos los demás poetas de esa época, cuyas obras fueron coleccionadas con el nombre de El Parnaso Oriental, son inferiores en valor literario; el único mérito es [Francisco Acuña de] Figueroa. Pero el esfuerzo de un hombre no basta para formar una literatura; en Montevideo no la hubo hasta que se produjo un hecho histórico: la llegada de los argentinos desterrados por el tirano Rosas. Primeramente desterró Rosas al elemento unitario en el cual estaban los principales escritores y poetas argentinos, entre ellos Florencio y Juan Varela; más adelante hay otra inmigración del elemento joven; en esta inmigración vinieron Echeverría, Gutiérrez, Mármol, Sarmiento. La presencia de este elemento dio vida intelectual a Montevideo; ésta es la época de la Defensa y un historiador ha dicho que Montevideo era la capital intelectual de América.

Los jóvenes orientales se dedicaron a los estudios literarios y entre ellos Berro y Juan Carlos Gómez.



Adolfo Berro. Como ha dicho Menéndez y Pelayo fue más que poeta, la esperanza de un poeta. Murió a una edad prematura (veintidós años).

Su poesía se hace notar por lo generoso del sentimiento; es como Victor Hugo, el campeón de los desheredados, de los humildes, por esto siempre será recordado.

La forma de su poesía es débil, la versificación incorrecta, las imágenes pobres, el estilo descolorido. Quizá su mejor obra sea un romance histórico «Yandubayú y Liropeya», cuyo tema es un episodio de la conquista del Río de la Plata por los españoles.



Juan Carlos Gómez. Tiene significación literaria superior. En su juventud cultivó la poesía y entre esas composiciones tenemos una muy popular, titulada «La libertad». Es importante por el sentimiento, aunque incorrecta por la forma.

La gloria de éste no está en la poesía patriótica sino en la lírica sentimental, en la que describe estados de ánimo personales, sus sentimientos, sus desengaños.

Más adelante cultivó la prensa política, pero aún así siguió siendo literato.

En Chile dirigió El Mercurio de Valparaíso, regresó a Montevideo y pasó luego a Buenos Aires, donde fue también periodista. Es el periodista más eminente del Río de la Plata; sus artículos políticos son irreprochables por el estilo; cuando algún día se lleguen a coleccionar se verá que no tienen rival en nuestra literatura.

Es periodista y literato y esto es muy difícil porque generalmente son dos términos opuestos.

Poco antes de su muerte escribió su obra póstuma, titulada «Conferencias sobre la filosofía del derecho».

Berro y Gómez pertenecen a la época de la introducción del romanticismo en nuestros pueblos; personifican la tendencia romántica. Este período literario dura desde la llegada de los argentinos hasta la Defensa de Montevideo.

Se caracteriza por tres hechos principales: 1.º) la fundación del primer diario literario, titulado El Iniciador, que apareció en 1838, fundado por Cané y Lamas; 2.º) el certamen de 1849, certamen literario que tenía por tema un canto lírico sobre la independencia americana, en el cual se presentaron Mármol, Gutiérrez, Echeverría y otros; 3.º) la fundación del Instituto Histórico y Geográfico que duró muy poco tiempo y que no ha vuelto a aparecer.

Sería un error creer que el hecho de este florecimiento literario en esta época y su gloria pertenece a uno solo de los dos partidos. La gloria pertenece a los dos y esto se puede ver en las Actas del Instituto [Histórico y] Geográfico. Al lado de Lamas y Gómez se ve [a] Juanicó y Acevedo.



Alejandro Magariños Cervantes. Conservó una atención constante [por el] cultivo de la literatura. Se caracteriza por la fecundidad y por haber cultivado géneros de literatura distintos: la poesía lírica, dramática, la novela, la crítica literaria y escritos políticos.

Una gloria insuperable es haber inspirado un carácter nacional a la literatura uruguaya.

Se inspira en la naturaleza física y en las costumbres del país.

En su novela Caramurú y en la leyenda poética, titulada Celiar, poetiza la vida del gaucho.

Tiene otro mérito y es que con su ejemplo sirvió de estímulo vivo a los aficionados de las letras.

Hay en sus obras defectos indiscutibles; por ser tan fecundo esta misma fecundidad le prohibió hacer una obra perfecta; tiene muchas pero ninguna es sobresaliente.

Tiene un inmenso número de composiciones líricas coleccionadas con estos títulos: Brisas del Plata, Horas de melancolía y Palmas y Ombúes.

Novelas como Caramurú, No hay mal que por bien no venga.

Dramas, estudios críticos, etcétera.

La parte más notable de sus poesías es la que versa sobre costumbres habituales del país.

Otra observación; es un comentarista de nuestra historia, los acontecimientos más notables sirven de tema para su inspiración. Por todo esto su nombre es inolvidable.



Eduardo Acevedo Díaz. Cultivó la novela y dentro de ésta un género que ocupa un lugar intermediario entre la novela histórica y la de costumbres. Sus obras son parecidas a [La] guerra y la paz y [Los] episodios nacionales. Son históricas porque se relacionan con acontecimientos de la época de nuestra independencia; son de costumbres porque estos acontecimientos ocupan un lugar cercano a nuestra época.

Los títulos son: Brenda, Ismael, Nativa, Grito de Gloria y Soledad. La mejor es Ismael.

El mérito de estas novelas está en el conocimiento de las costumbres de los naturales del país. Posee además un estilo lleno de galas, exuberante de fantasías e imaginación. El defecto es cierta oposición que existe entre su carácter literario y la escuela que adoptó. Por el temperamento es romántico, pero quiso ser realista. Esta oposición no disminuye el mérito de Ismael, de la que podemos decir que es casi la mejor novela que se ha escrito en nuestro país.



Daniel Muñoz. Éste es un autor por naturaleza esencialmente realista. Se ha dedicado a la pintura de costumbres o cuadros de costumbres que fue cultivada en España en el siglo XVII por los novelistas picarescos, por Cervantes, en sus Novelas ejemplares, por Larra y Mesonero Romanos en la época contemporánea. Se inspiran en ellos; es el primero que cultiva este género en el Uruguay. Lo caracteriza un gran poder de observación y por eso es sensible (sic) que este autor no haya cultivado la novela, porque habría hecho buenas novelas realistas. Otro mérito principal es el poder descriptivo; describe muy bien los paisajes de la naturaleza.

Cultivó también la crítica literaria y artística. Su estilo es castizo.



Juan Zorrilla de San Martín. Es nuestro gran poeta nacional. Ha escrito poco, no es fecundo, pero sus obras ganan en colorido lo que pierden en cantidad.

Estando en Chile escribió una colección de composiciones líricas, tituladas Notas de un himno, [que] son imitación de las Rimas de Bécquer.

En nuestro país escribió La Leyenda Patria. En 1879 hubo un certamen poético en la Florida (R. O. del Uruguay); se convocó a todos los poetas para premiar el mejor canto a la independencia nacional. Zorrilla presentó su Leyenda patria y no fue premiado porque no se ajustaba a las condiciones del certamen, pero aunque no fue premiado por el jurado, unánimemente se reconocieron los méritos de esta obra. La Leyenda Patria tiene dos grandes méritos: la nobleza del lenguaje poético, en el cual nada disuena y la armonía de la versificación; difícilmente encontraremos una poesía en que haya más armonía que en ésta.

Después quiso escribir una obra de mayor aliento y escribió Tabaré, en la cual se propuso hacer una epopeya para poetizar las costumbres de los indígenas de nuestro país. Se ha discutido mucho Tabaré si es una epopeya o no; Tabaré no es una epopeya, cuando mucho será una leyenda épica o una novela en verso.

En las condiciones literarias de Tabaré debe lamentarse que su autor haya elegido un estilo de versificación que no es aparente (sic).

Imita el estilo de Bécquer y este estilo suave y delicado no es propio para una epopeya, ésta necesita un estilo fuerte, varonil; sin embargo, el talento del autor hizo de Tabaré una obra de mérito. Las descripciones son insuperables y dentro de la obra hay fragmentos líricos de gran sentimiento.

Zorrilla de San Martín prefiere el Tabaré; la crítica se inclina a preferir La Leyenda Patria (Rodó se adhiere a esta última opinión).

Después cultivó la prosa; tiene varios libros de impresiones de viaje, pero el prosista no está a la altura del poeta.

Zorrilla al hacer el Tabaré siguió una senda extraviada; debía haber hecho la epopeya de los gauchos en vez de hacer la de los indios, que poco han influido en la formación de nuestra nacionalidad.



Otros escritores

Lamas, Andrés. Periodista y literato de la época de Berro y Gómez. Fue historiador distinguido.

Más adelante nos encontramos con [Fermín] Ferreira y Artigas, [Heraclio] Fajardo y otros poetas.




ArribaÍndice general del manuscrito33

Preliminares.........................................................................................1
Consideraciones sobre la literatura de Oriente.........................................................................................6
Literatura india.........................................................................................6
Literatura hebrea.........................................................................................10
La Biblia.........................................................................................12
Literatura Griega.........................................................................................22
Épocas literarias.........................................................................................25
Homero.........................................................................................26
Hesíodo.........................................................................................33
Píndaro.........................................................................................33
Anacreonte.........................................................................................36
Esquilo (tragedia).........................................................................................37
Eurípides.........................................................................................41
Comedia griega.........................................................................................43
Aristófanes.........................................................................................44
Menandro.........................................................................................47
Heródoto (Historiadores griegos).........................................................................................47
Tucídides.........................................................................................48
Jenofonte.........................................................................................49
Plutarco.........................................................................................49
Literatura romana.........................................................................................50
Plauto.........................................................................................55
Terencio.........................................................................................55
Lucrecio.........................................................................................56
Catulo.........................................................................................60
César.........................................................................................61
Salustio.........................................................................................61
Cicerón.........................................................................................62
Virgilio.........................................................................................68
Horacio.........................................................................................74
Ovidio.........................................................................................77
Tito Livio.........................................................................................78
Marco Séneca.........................................................................................78
Lucio Séneca.........................................................................................79
Lucano.........................................................................................79
Juvenal.........................................................................................80
Tácito.........................................................................................81
Suetonio.........................................................................................82
Literatura de la Edad Media.........................................................................................82
El Poema del Cid.........................................................................................88
El Romancero.........................................................................................91
Dante.........................................................................................97
Petrarca.........................................................................................122
Bocaccio.........................................................................................124
Renacimiento en general.........................................................................................125
Renacimiento en Italia.........................................................................................126
Ariosto (Luis).........................................................................................130
Tasso (Torcuato).........................................................................................136
Goldoni (Carlos).........................................................................................137
Alfieri (Víctor).........................................................................................139
Renacimiento en España.........................................................................................139
Garcilaso de la Vega.........................................................................................140
Fray Luis de León.........................................................................................145
Herrera (Fernando).........................................................................................148
Ercilla.........................................................................................150
Cervantes.........................................................................................154
Teatro Español.........................................................................................168
Calderón de la Barca.........................................................................................170
Lope de Vega.........................................................................................182
Tirso de Molina.........................................................................................185
Alarcón.........................................................................................186
Quevedo.........................................................................................187
Fernández de Moratín (Nicolás y Leandro).........................................................................................190
Carácter general de la literatura francesa -Francia moderna-.........................................................................................192
Ronsard.........................................................................................195
Rabelais.........................................................................................196
Montaigne.........................................................................................198
Malherbe.........................................................................................199
Boileau -siglo XVIII-.........................................................................................200
Corneille.........................................................................................202
Racine.........................................................................................203
La Fontaine.........................................................................................206
Molière.........................................................................................208
Siglo XVIII. Caracteres de la literatura.........................................................................................210
Consideraciones.........................................................................................212
Voltaire.........................................................................................213
Le Sage.........................................................................................312
Rousseau.........................................................................................217
Shakespeare.........................................................................................[...]
Milton.........................................................................................313
Literatura alemana.........................................................................................221
Kloptstock.........................................................................................221
Wieland.........................................................................................221
Lessing.........................................................................................221
Schiller.........................................................................................222
Goethe.........................................................................................224
Schlegel.........................................................................................226
Heine.........................................................................................228
Korner.........................................................................................229
Hoffman y Richter (Juan Pablo).........................................................................................230
Literatura contemporánea. Consideraciones generales.........................................................................................230
Mad. de Stäel.- Franceses.........................................................................................233
Chateaubriand.........................................................................................234
Beranger.........................................................................................234
Lamartine.........................................................................................235
Víctor Hugo.........................................................................................235
Zola (Emilio).........................................................................................240
Daudet.........................................................................................247
Los Goncourt (Jules & Edmond).........................................................................................248
El Parnasianismo.........................................................................................250
Sully Prudhome.........................................................................................251
Baudelaire.........................................................................................252
Quintana.- Literatura española.........................................................................................254
El Duque de Rivas.- Romanticismo Español.........................................................................................254
Bretón de los Herreros.........................................................................................258
Larra.........................................................................................258
Zorrilla (José).........................................................................................259
Espronceda.........................................................................................261
Campoamor.........................................................................................262
Núñez de Arce.........................................................................................263
Bécquer.........................................................................................264
Pérez Galdós.........................................................................................265
Pereda.........................................................................................267
Valera.........................................................................................267
Literatura portuguesa.........................................................................................268
Herculano.........................................................................................269
Garret.........................................................................................270
Literatura italiana.- Monti.........................................................................................271
Fóscolo.........................................................................................272
Manzoni.........................................................................................272
Leopardi.........................................................................................275
El Romanticismo en Inglaterra.- Walter Scott.........................................................................................277
Lord Byron.........................................................................................279
Dickens.........................................................................................283
Elliot.........................................................................................285
Tenysson.........................................................................................285
Literatura Escandinava.- Ibsen.........................................................................................286
Björnson.........................................................................................288
Literatura Norteamericana.........................................................................................289
Cooper (Fenimore).........................................................................................290
Irving.........................................................................................291
Miss Stowe.........................................................................................292
Edgard Poe.........................................................................................293
Literatura Hispanoamericana.........................................................................................294
Heredia.........................................................................................296
Olmedo.........................................................................................296
Gómez de Avellaneda (Gertrudis).........................................................................................297
Bello (Andrés).........................................................................................298
Andrade (Olegario).........................................................................................299
Sarmiento.........................................................................................299
Otros escritores.........................................................................................300
Literatura Uruguaya.........................................................................................301
Figueroa.........................................................................................302
Berro (Adolfo).........................................................................................303
Gómez (Juan Carlos).........................................................................................303
Magariños Cervantes (Alejandro).........................................................................................304
Acevedo Díaz.........................................................................................305
Muñoz (Daniel).........................................................................................306
Zorrilla de San Martín.........................................................................................306
Otros escritores.........................................................................................307
Camões.........................................................................................309
(Una anotación indica que «Pertenece a la página 124».........................................................................................
Musset.........................................................................................317
(Una anotación indica: «Idem 235»).........................................................................................
Sand (Jorge).........................................................................................319
Flaubert (Gustavo).........................................................................................321
Literatura rusa en el siglo XIX.........................................................................................323
Consideraciones generales.........................................................................................323
(Una anotación indica: «Idem 289»).........................................................................................
Pouchkine.........................................................................................324
Tourguennef.........................................................................................326
Dostoyewski.........................................................................................328
Tolstoi.........................................................................................329
[Fin del manuscrito].........................................................................................333