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60.       Los baños a que se hace referencia, que estaban situados en la calle de este nombre, en la casa que ocupaba el lugar de la que hoy hace esquina a la de la Boquería, fueron destruídos a fines del siglo pasado. Formaban un espacio cubierto, con una cúpula sostenida por doce columnas de mármol blanco, de cuyo material y de varios colores, era también el pavimento. Las paredes tenían estuco; y desde las bóvedas, formadas por el juego de los arcos en herradura, se deslizaba tibia la luz, por entre unas hendiduras de forma estrellada.

     La construcción de tan curioso ejemplar, cuyos mejores materiales sirvieron para el adorno de la iglesia de Belén, antes de PP. Jesuitas, si bien de traza indudablemente árabe, puede atribuirse, con fundamento, al tiempo de la dominación de los condes.

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61.       En la actualidad no existe.

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62.       Este ajimez debe atribuirse evidentemente al estilo románico.

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63.       Hoy día, por haber desaparecido las torres que miraban a la calle de la Paja, no ha quedado nada de esas antigüedades.

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64.       Conde no la fija: Diago en 719.

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65.       �Continuó el ejército su expedición, y entró sin resistencia en las ciudades de Wesca, Turiazona, Calagurra, Ylerda, Taracona, hasta los montes de Afranc: al mismo tiempo que Taric desde los montes descendió por el Ebro a Tortuxa, a Murviter, a Valencia, a Xátiva y Denia, que todas se sujetaron a las condiciones del Islam, quedando los moradores, bajo la fe y amparo de los Muslimes, dueños pacíficos de sus bienes. El ejército de Muza ben Noseir puso en obediencia del Islam las ciudades de Barciluna, Gerunda y Empuria, y otras de los montes orientales.� CONDE, Historia de la dominación de los Arab. en Esp. tomo 1, cap. 16.

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66.       La conquista de la Septimania fue el objeto preferente de los sarracenos luego de ocupada la España, y sin duda por ella no pararon la atención en los principios del reyno asturo-cántabro, que a favor de sus lejanas tentativas fue asomando. Estas mismas tentativas, amenazando a la Europa entera, dieron ocasión de que dominando la raza franco-germana se echasen los cimientos del nuevo imperio de occidente y de la verdadera monarquía francesa.

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67.      Es El Soma de las crónicas.

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68.      Véase en DUCHESNE, Script. coet. rerum Franc. tom. 3, la Crónica de Moissac.

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69.      Para poner término a la guerra civil que ardía entre los árabes, algunos de los jeques más famosos secretamente acordaron ofrecer el mando de España a Abd-el-Rahmán, único resto de la extinguida dinastía omiade y entonces oculto en África. Ya establecido en España y vencedor de cuántos se sublevaron, el califa abaside envió a destronarle fuerzas de África. Acudió primero el walí El-Ela-ben-Mugueit; vino el segundo Abd-el-Gafir-El-Meknesi, mencionado más abajo en el texto; y por último desembarcó a socorrerle Abdalá-ben-Habib-El-Sekelebi de que el texto habla.

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