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270.      La inscripción correspondiente a Bletisa la ponen Grutero y Flórez en esta forma: Imp. Caesar Aug. Pontif. maxim. tribunic. pot. XXVIII, cos. XIII, pater patr. terminus Augustal. Inter Bletisam et Salm. Las otras dos se encontraron en Ciudad Rodrigo que se reduce a Miróbriga, y en su lugar oportuno las copiaremos: todas llevan una misma fecha que es el año 6 de Cristo. De Bletisa no hay otra mención ni en geógrafos, ni en historiadores, ni en monumentos antiguos: no es difícil que -su nombre pasara por las transformaciones sucesivas de Letisa, Letisma y Letesma. No sabemos de dónde sacaría fray Juan Gil de Zamora que en otro tiempo se denominase Fera, ni en qué historias la halló Gil González nombrada Castro el Río.

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271.      La especie de que el moro Accifa repoblase a Ledesma por orden del conde Fernán González, nace del singular error cometido por el arzobispo don Rodrigo y por don Lucas, al tomar por nombre de jefe sarraceno la palabra aceifa que en arábigo significa expedición o correría, haciendo aliado suyo a dicho conde y a Diego Muñoz. Postea, dice Sampiro, azeipham ad ripam Turmi ire disposuit (Ramirus II) et civitates desertas ibidem populavit.

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272.      El relato más antiguo que de él conocemos es el de Juan Gil de Zamora, escritor del siglo XIII al XIV, aunque de corto crédito como ya observamos; no diremos que lo inventase, pero sí que lo recogería de versiones orales bastante desfigurado y que acabó de adulterarlo con ficciones caballerescas. Atribuye a Alcama rey de Marruecos y a su hijo Galafre rey de Toledo la conquista de España, y la venganza del conde don Julián a la afrenta recibida no en su hija sino en su mujer, que luego añade casó con Galafre en quien tuvo a Galiana esposa de CarloMagno. Siendo pues Alcama padre del mártir Nicolás, el suceso debió verificarse en los primeros tiempos de la dominación agarena; y choca que el conquistador de la península fuese a establecer su corte en un rincón como Ledesma, aunque de prestado como dice Gil González. Tres días después el cruel padre murió reventado según el Zamorense, cuya narración en prosa puede verse en el tomo XIV de la España Sagrada; Morales que habla de ella, lib. XIII, cap. 20 de sus Anales, no 1a vio, ni tampoco probablemente Gil González que la supone escrita en verso y se aparta de ella en llamar Mahomad al niño y hacerle hijo de Galafre, no menos que en algunas circunstancias del martirio. Otra corría sacada de un manuscrito guardado en la urna del santo, cuyo tenor dicen que procede de un misterioso peregrino que vino a declarar la historia de los mártires, olvidada ya �cosa bien extraña! mientras tan floreciente se mantenía su culto. En cuanto a la escritura del robo de las cenizas, copiada por Gil González del archivo del convento de Ledesma, harto se ve por su forma narrativa y por su lenguaje que no data más allá de fines del siglo XV, lejos de ser anterior a Juan Gil Zamorense, como opina Flórez indulgente y crédulo de sobra en todo este tratado.

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273.      Es un códice de cuarenta y dos hojas de letra del siglo XV, que empieza así: � Isti sunt términos de Ledesma que lle dio el rey don Fernando primera villa que pobló de fuego muerto.�

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274.      Fue enterrado en San Francisco de Valladolid, (V. el tomo de Valladolid.) El historiador de Guadalajara, al escribir que murió allí herido de un azor y que yace en la capilla de los Reyes Viejos en la catedral de Toledo, lo confunde con don Pedro de Aguilar, hijo de Alfonso XI y de la Guzmán. En cuanto a Margarita de Narbona, tuvo por padres al vizconde Aymerico sexto de este nombre y a Sibila de Foix.

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275.      En la pág. 105 nota 1.�(**6) lo transcribimos y observamos entre uno y otro las discrepancias que hablan dado ocasión a hacer dos personas de una misma, error en que incurrió también Gil González. El de Santa María de Ledesma renovado a fines del XVI dice así: �(Aquí yace el cuerpo del serenísimo infante don Sancho señor que fue desta villa de Ledesma y de otros muchos pueblos, hijo del infante don Pedro y nieto del rey don Alonso X el Sabio, fallesció año de MCCCX, fue trasladado del cuerpo de esta iglesia a este lugar año de MDLXXXV.�

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276.      Existe copia de esta importante declaración en el archivo municipal. El nombrarse allí Juana la viuda de don Sancho, da razón a la crónica de Alfonso XI contra la de Fernando IV y contra González Dávila que la llaman María, suponiéndola éste hija de Alfonso IV de Portugal, filiación notoriamente anacrónica y que seria gratuita y arbitraria respecto de los reyes anteriores: el diligente Salazar y Castro no pudo averiguar ni la familia ni los padres de ella. De don Sancho se preciaba de descender el linaje de Paz, uno de los más ilustres de Salamanca por su progenitor Antón Pérez, aunque el patronímico no indica que fuese hijo del infante.

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277.      Según Méndez Silva, yace dicho Sancho el mudo en su villa de Ledesma, donde no hay de él memoria alguna.

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278.      De todos estos actos constan escrituras en el archivo, con las cuales se logra completar y rectificar la complicada historia de los hijos de la Guzmán. Juntábase a la sazón el concejo en el portal de Santa María.

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279.      Fue enterrada en la catedral de Burgos, tal vez en unión con su marido.

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