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41

Alfonso Rey, op. cit., págs. 161-163.

 

42

Para Pilar Palomo, el Furtivo y la Columba aparecen como perturbadores del orden natural. Ambos son vistos como elementos adversos por el Nini y ambos transgreden «el equilibrio establecido de la comunidad humana -Columba- y de la comunidad animal, el Furtivo». Cf. loc. cit., pág. 200.

 

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El mismo problema que se novela en Las ratas era señalado por Miguel Delibes, sólo unos meses después de publicada la novela, en un artículo titulado «La ruina de Castilla», donde puede leerse: «Cuatro desastrosas cosechas consecutivas han sumido a los pobres de Castilla en el pesimismo y la amargura... Quiero dar a entender que, hasta hoy, la frustración de las cosechas se debía en Castilla [...] a la falta de agua, a la sequía. De cuando en cuando [...] a la helada tardía o a la furia de un nublado... En una palabra, el agricultor castellano ha perdido su tradicional serenidad. Mira su tierra y su cielo con absoluta desconfianza. «Si no me la juegan hoy me la jugarán mañana» -piensa-. Y ante esta amenaza, los desheredados han iniciado ya el éxodo hacia las grandes ciudades. El campo se va despoblando». En El Norte de Castilla, 24 de marzo de 1963. Citado por Leo Hickey. Cinco horas con Miguel Delibes, Madrid, Prensa Española, 1968, pág. 174.

 

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Salvadas las distancias, el plano del pueblo tiene aquí en el aspecto físico -situación de los lugares más relevantes en la vida del pueblo- una función similar a la de la esquela con que se abre Cinco horas con Mario y que ayuda al lector a tener una idea clara de las relaciones familiares entre muchos de los personajes que aparecen en sus páginas.

 

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Miguel Delibes, Castilla, lo castellano y los castellanos. Citado por Ramón García Domínguez, op. cit., pág. 56.

 

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Mediada la década de los cincuenta comienzan a producirse en España los primeros movimientos migratorios del campo a las ciudades. Y Las ratas muestra justamente las causas profundas que impulsan a los labradores a abandonar sus tierras, a la vista de las penosas condiciones de subsistencia en que se desenvolvían sus vidas: injusta estructura socioeconómica, miseria, incultura, falta de apoyo oficial...

 

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Se consigue de esta forma un doble efecto: desde el punto de vista narrativo, la perspectiva del narrador se identifica con la de los personajes. Estilísticamente, se evita la prosaica repetición de fechas que indican día y mes del año en que suceden los acontecimientos. Pilar Palomo ha realizado un minucioso trabajo de decodificación de cada una de estas referencias a la festividad del día, imprescindible para seguir paso a paso el transcurso temporal de la novela. Véase el estudio ya citado, págs. 173-177.

 

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En muy contadas ocasiones se alude al tiempo con un doble sistema, indicando de manera simultánea el calendario oficial y el religioso: «allá para mayo [...] el 21, la víspera de Santa Rita» (pág. 30) o bien «Por San Aberico, antes de concluir enero...» (pág. 63).

 

49

Alfonso Rey, op. cit., págs. 179-180.

 

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Las ratas es un relato de extraordinaria plasticidad y algunas de sus escenas resultan inolvidables. Así, la figura de don Alcio a lomos de un caballo «lúgubremente enjaezado», recortándose sobre el cerral al atardecer (pág. 91), o la del Nini contemplando a los conejos en un claro del bosque a la luz de la luna (pág. 58).