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1

Se cita según las ediciones mencionadas en la bibliografía.

 

2

En Potpourri el narrador, para referirse a las mujeres venales, cita a «todas las Gauthier» (sic) y de paso menciona al galán (Armand) Duval (p. 198).

 

3

Existe otro personaje que aparece en ambos relatos: don Pepe, ex amante de María en Potpourri, se presenta como Cónsul en Mónaco en Música sentimental. La última frase de Potpourri: «Suite au prochain numéro» enlaza directamente con Música sentimental que constituiría el «capítulo siguiente». Además el tema del adulterio se repite en las tres novelas y el capítulo 5 de Música sentimental es otra versión del capítulo 15 de Potpourri; a su vez la irrupción del marido engañado en el palco en Sin rumbo (cap. 20) es una variación de la misma situación (de a tres) en Música sentimental (cap. 12); el intento de conciliación de las partes mediantes un amigo en Sin rumbo (cap. 22) repite con la misma mentira pero con diferente resultado el del cap. 16 de Música sentimental. Por último, la escena en la fonda de la estación en Potpourri (pp. 106 ss.) se parece en cuanto al tema a la noche que pasa Andrés en un hotelucho de pueblo (Sin rumbo, cap. 27), aunque en el primer caso el tono es humorístico y en el segundo se acerca al naturalismo.

 

4

A. Tcachuk no admite el propósito moralizador, sino que cree en el «placer malsano» del «espíritu enfermo» de Cambaceres y su «resentimiento» (p. 58).

 

5

La idea del hombre moderno «sin rumbo» se encuentra en el título de la tercera novela, pero también en la carta a la Amorini («bola sin manijo») y en el capítulo 19 y 25. Ya está presente en Potpourri: «bola sin manijo», «cambiar de rumbos» (pp. 5, 6) e igualmente en Música sentimental: Pablo se encuentra «sin rumbo» en Francia: «Ando literalmente boleado... No sé qué rumbo agarrar» (p. 34 ss.). Asimismo la prostituta Blanca se encuentra «sin rumbo». No queda mucho del tan mencionado optimismo de los del 80; parece que Cambaceres se dio perfectamente cuenta del carácter de transición de su época y reconocía la inseguridad de los hombres.

 

6

Véase el presagio del narrador de Música sentimental de lo que será la vida de Pablo, deducido seguramente de su propia existencia: «El espíritu se embota, el corazón se gasta, el cuerpo se cansa, un negro desencanto se apodera de nosotros... llega hasta traducirse en el desprecio más profundo por todo lo que es humano, en el más inaguantable hastío de la existencia» (p. 46).

 

7

Miguel Cané, «A propósito de Sin rumbo», Sud-América, n.º 408, 30 de octubre 1885; el texto es más accesible en la edición de Teresita Frugoni de Fritzsche de Sin rumbo (1980).

 

8

En realidad se puede explicarlo también como actitud del director de marionetas que se dirige a su público, actitud compartida por Thackeray.

 

9

Hay que reconocer el arte de Cambaceres para hacer al lector reflexionar sobre los cambios efectuados a lo largo de la novela al presentar prácticamente la misma escena en el segundo y en el penúltimo capítulo: en ambos Pablo llega a París y el narrador le recomienda alquilar un apartamento; en el primer caso es para instalarse en la nueva vida, en el segundo, como paso previo a la tumba.

 

10

Cf. el rechazo de Jorge Enrique Adoum en su novela Entre Marx y una mujer desnuda: «Y hasta cuándo vamos a estar describiendo [los personajes] [...] curiosidad malsana, pereza mental a que nos acostumbró la novela tradicional, exigiéndole a la literatura que nos dé el retrato terminado en lugar de ir formando el rostro» (p. 120). El único en tener un carácter complejo y sufrir cierta evolución en Sin rumbo es Andrés; todos los demás representan tipos, hecho explicitado ya en sus nombres: Donata (donar), Amorini (amorío), Gorrini (gorro, cornudo), Regino (regio), Contreras (contra)...