Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajo

Acto IV

 
El teatro representa la plaza de San Marcos iluminada: en el fondo el palacio ducal, en cuyos salones se ve circular la gente, resonando de tiempo en tiempo los ecos de la música; a la puerta una guardia. En la plaza se descubren las dos famosas columnas, y todo el ámbito aparece lleno de grupos de gente, paseándose y divirtiéndose, la mayor parte con máscaras y disfraces, así como los conjurados, y algunos soldados de la república.

 

Escena I

EL COMANDANTE DE LA GUARDIA.-   (A un grupo de gente, parado ante la puerta del palacio.)  Divertirse, amigos, divertirse; pero sin estorbar el paso.  (Sepárase el grupo.) 

UN MARINERO.-  ¿Qué rezas ahí entre dientes?

UN ARTESANO.-  ¡Yo!... nada.  (Acércase, y le dice con el mayor misterio:)  Según van estos nobles, hasta la tierra les va a venir estrecha.

MARINERO.-  ¿No sabes que soy sordo?...

ARTESANO.-  ¿Y de cuándo acá?

MARINERO.-  Si tienes secretos que decir, puedes buscar otro confesor.

ARTESANO.-  ¡Calla!... ¿tienes miedo?

MARINERO.-  Lo que es miedo, no... pero hace tres noches que sueño con aquellas columnas... ¿No sabes tú lo que hacen allí con los habladores?...  (El otro vuelve la cara azorado.)  No vuelvas la cara, tonto; no te agarra nadie.  (Échase a reír y se va.) 



Escena II

CONJURADO 1º.-   (Mirando un listón, que lleva otro al brazo.)  ¡Amigo!

CONJURADO 2º.-  Las doce.

CONJURADO 1º.-  ¿Color?

CONJURADO 2º.-  Azul.

CONJURADO 1º.-  ¿Caudillo?

CONJURADO 2º.-  Mafei.

CONJURADO 1º.-  ¿Ha entrado ya en el palacio?

.CONJURADO 2º.-  Hace más de una hora.

CONJURADO 1º.-  ¿Y los demás?

CONJURADO 2º.-  También.

CONJURADO 1º.-  A Dios.

CONJURADO 2º.-  ¡Él sea con nosotros!...

 
(Danse la mano, sepáranse y mézclanse con la turba.)

 


Escena III

UNA MUJER DEL VULGO.-  No tienes que cansarte; no me marcho de aquí en toda la noche.

MARIDO.-  ¿De veras?

MUJER.-  Desde la fiesta me voy a tomar la ceniza.

MARIDO.-  ¿Sabes que puede ser que no necesites al cura?

MUJER.-  ¿Por qué?

MARIDO.-  Porque yo te la pondré en la frente.

MUJER.-  ¡Miren un marido galán!... y de novio parecía un cordero...

MARIDO.-  ¡Chito!...

MUJER.-  Pero Dios me libre de aguas mansas...

MARIDO.-  ¡Chito!

MUJER.-  Y de hombre sin pelo de barba...

MARIDO.-  ¡Chito! ¿No has de poder con esa lengua?...  (A un máscara que los observa.)  Y tú, estafermo, ¿qué haces donde no te llaman?...

MÁSCARA.-  Estoy viendo una cosa curiosa.

MARIDO.-  Pues aquí no hay nada que ver.

MÁSCARA.-  ¡Muchachos, venid... aquí hay un marido enfadado en carnestolendas!...  (Acude la turba alborozada.) 

MARIDO.-   (Al irse.) Diviértete esta noche, hija... mañana nos veremos las caras.

COMANDANTE DE LA GUARDIA.-   (Acercándose al grupo.) ¿Qué era eso?

MÁSCARA.-  Nada; un matrimonio bien avenido...  (Gritando a la gente.) ¡Quién se casa...!  (Separánse.) 



Escena IV

UN MÁSCARA.-   (Llamándole aparte.)  ¡Capitán!  (El MÁSCARA entreabre el dominó y deja ver una medalla al cuello.) 

COMANDANTE.-  ¡Sois vos!

MÁSCARA.-  ¿Cuántos han entrado ya con el listón al brazo?...

COMANDANTE.-  Hasta ahora unos ochenta.

MÁSCARA.-  Entrar, todos; salir, ninguno.

COMANDANTE.-  El que salga del palacio no ha de ser por la puerta, sino por el Puente de los Suspiros...

MÁSCARA.-  ¿Ha llegado la demás tropa?

COMANDANTE.-  Y toda está ya oculta.

MÁSCARA.-  Así que desemboque el refuerzo de las islas, tomad las avenidas de enfrente y que nadie escape.

COMANDANTE.-  En cuanto suene la señal de la caza... ya será buena la batida.

 
(Apártanse a un lado y hablan unos instantes en secreto, al ver venir una cuadrilla de máscaras, que se pone a bailar en medio de la plaza.)

 


Escena V

DAURO.-   (Disfrazado de bastonero de la cuadrilla.)  ¡A un lado!... ¡a un lado!... Si no hay espacio, ¿cómo han de bailar?

 
(Sepárase la gente, y forma alrededor una medialuna: principia el baile.)

 

UN CONJURADO.-    (Dando la mano a DAURO.) ¿Se ha recibido alguna noticia de Rugiero?

DAURO.-  ¡Pues qué, no ha parecido!

CONJURADO.-  Hasta ahora no.

DAURO.-  ¡Qué será!...

CONJURADO.-  ¿Quién puede saberlo?

DAURO.-  Él no es capaz de esconderse a la hora del peligro.

CONJURADO.-  Sea lo que fuere, ya no es tiempo de volver atrás.

DAURO.-  Más vale morir matando que a manos del verdugo.  (Volviéndose a los músicos de la cuadrilla.)  Más vivo, más vivo... si se duermen ya, ¿qué será después?

 
(Continúa el baile más alegre.)

 

CONJURADO.-  A Dios: no olvides mi encargo, si me sucede una desgracia...

DAURO.-  Ni tú tampoco el mío: escríbele al instante a mi hermano y que venga a consolar a mi pobre madre...

 
(Sepáranse.)

 


Escena VI

OTRO CONJURADO.-   (Al ESPÍA 1.º, con dominó negro.) ¿A qué me miras tanto, si no me conoces?...  (El ESPÍA le indica con la cabeza que sí.) Pues bien, dime quién soy.  (Le contesta que no.) Una seña a lo menos... ¿cuántos disfraces he mudado?  (Le señala con los dedos que tres; y vase al instante.)  Aguarda, escucha... yo he de saber quién eres.

 
(El CONJURADO va a seguirle; el ESPÍA 2.º le sale de pronto al encuentro, se interpone entre ambos y le detiene.)

 

DAURO.-   (Dando un golpe en el suelo.)  Basta: dejemos el lugar a otros.



Escena VII

 
Cesa el baile y se aleja la cuadrilla, a tiempo que entran por el otro extremo de la plaza dos peregrinos de Jerusalén, uno más anciano que el otro.

 

UNO DEL PUEBLO.-  ¡Buena va la danza!... hasta los peregrinos andan esta noche de huelga.

EL MARINERO.-  ¿Y por qué no?... Hartos trabajos han pasado por allá los pobres... ¿Ves aquel más viejo?... Pues de milagro escapó en la Cruzada.

EL ARTESANO.-  Nadie respirará, si nos dicen la relación de la Tierra Santa...

VARIAS VOCES.-  ¡Nadie!... ¡nadie!

EL HOMBRE DEL PUEBLO.-  Aquí, hermanos, aquí, donde todos oigamos...

EL MARINERO.-  Más ruido armas tú solo que todas las mujeres.

 
(Colócanse los peregrinos en el centro; y todos escuchan con la mayor atención el siguiente coloquio:)

 
PEREGRINO ANCIANO
   Oíd, cristianos, escuchad
la más lamentable historia,
que vivirá en la memoria
de una edad y otra edad:
    Los soldados del Dios vivo
perecieron con valor;
y otra vez el Redentor
ve su sepulcro cautivo.

PEREGRINO MOZO
   «¿Dónde está el Dios de esa gente?...
(El Saladino decía:)
Teñida en su sangre impía
va del Jordán la corriente;
    y los que esclavos estén
sufriendo duras cadenas,
consuélense de sus penas
vuelta la vista a Belén.»

PEREGRINO ANCIANO
   Calla, blasfemo: que el cielo
castiga a su pueblo fiel;
mas nunca niega a Israel
la esperanza y el consuelo:
    tu ruina en breve será
del mundo salud y ejemplo;
y de Sión en el templo
nuevo canto sonará.

 
(Vese desembocar una turba, con mucha algazara.)

 

EL HOMBRE DEL PUEBLO.-  ¡Silencio!

VARIAS VOCES.-  ¡Silencio!

EL MARINERO.-  ¿No hay quien haga callar a esos locos?...



Escena VIII

 
Acércase la turba; y los peregrinos se retiran hacia el fondo de la plaza, seguidos de alguna gente; la demás se queda a oír el canto. Un MÁSCARA, vestido con un disfraz jocoso, entona este cantar en medio del concurso:

 
MÁSCARA
   Con el Carnaval
riñó la Cuaresma,
él gordo y alegre,
y ella triste y seca:
el pobre de ahíto
murió en la refriega;
y esta misma noche
dicen que le entierran.

VARIAS VOCES.-  ¡Ea!

MÁSCARA
   ¡Pobre Carnaval,
qué noche le espera!
La vieja traidora
ya le abre la huesa:
toquen las campanas,
enciendan las velas,
y en coro cantando,
vamos a la fiesta.

VARIAS VOCES.-  ¡Ea!

TODOS.-   (Repiten en coro.)  ¡Vamos a la fiesta!



Escena IX

TUMULTO.-    (Empiezan a dar las doce en el reloj de S. Marcos; y a las primeras campanadas, arrojan el disfraz los conjurados, desnudan toda suerte de armas blancas, y gritan a una voz:)  ¡Venecia y libertad!

 (Los soldados de la guardia, los que había disfrazados entre el pueblo, y otros que asoman por las bocacalles, contestan al punto:)  ¡Mueran los traidores!

 (Se nota al mismo tiempo gran tumulto en los salones del palacio, y resuenan dentro los gritos de:)  ¡Traición!... ¡traición!...

 (Ciérranse de golpe las puertas: un senador aparece en el balcón de en medio, escoltado de dos soldados con picas, y despliega el estandarte de la república, clamando al pueblo:)  ¡San Marcos y Venecia!... ¡viva la república!...

MUCHAS VOCES EN LA PLAZA.-  ¡Viva!... ¡viva!

 
(Crece el estrépito y la confusión: suena una campana a vuelo, tocando a rebato, los conjurados y los soldados pelean un momento; el pueblo huye por todas partes.)

 

CONJURADOS.-  ¡Nos han vendido!...

OTROS.-  ¡Sálvese el que pueda!

SOLDADOS.-  ¡A ellos!...

CONJURADOS.-  ¡Al puente de Rialto!... ¡al puente!...  (Ábrense paso: la mayor parte de la tropa los sigue.)  

SOLDADOS.-  ¡Mueran los traidores!

OTRAS VOCES.-   (A lo lejos, y por el mismo lado por donde los conjurados se han ido:)  ¡Mueran!...

 
(Sigue oyéndose adentro el estrépito de las armas.)

 


Escena X

COMANDANTE.-   (Animando desde la plaza a los suyos.)  ¡Corred, volad... y que no escape uno!

PEDRO MOROSINI.-   (Sale del palacio ducal, seguido de los otros dos presidentes y atraviesa velozmente la plaza, diciendo:) ¡Al tribunal... al tribunal los que escapen con vida!


 
 
Fin del acto cuarto
 
 



Arriba
Anterior Indice Siguiente