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21

Ibíd., p. 55.

 

22

Eugenio de Ochoa, «Calderón», I, p. 52.

 

23

Campo Alange, «Contestación», I, p. 152. Campo Alange señala en otros textos que los escritores románticos pretenden mostrar en sus obras la realidad en toda su complejidad: «[...] prefieren una obra llena de bellezas de primer orden, aunque a su lado se encuentren grandes defectos, monstruosidades, si se quiere, a otra que no tenga la menor deformidad, pero en la cual tampoco se halle rastro de genio. Prefieren, como ha dicho un célebre escritor, una selva virgen del nuevo mundo con todo su desorden, su aspereza y su imponente majestuosidad, con sus cataratas, despeñaderos y ríos torrentosos llenos de caimanes, a un parque con las calles tiradas a cordel y tapizadas de blanca y menuda arena, con árboles peinados y recortados según el capricho del jardinero», Teatros II, I, p. 69.

 

24

Leopoldo Augusto de Cueto, «Examen del Don Álvaro o La fuerza del sino. Drama... de D. Ángel de Saavedra», III, p. lll.

 

25

Campo Alange, «Teatros II», I, p. 68.

 

26

Ibíd., p. 68.

 

27

Leopoldo Augusto de Cueto, art. cit., III, p. 107.

 

28

Campo Alange, «Contestación», I, p. 153.

 

29

«Teatro II», I, p. 70.

 

30

Campo Alange, «Teatro II», p. 70.