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Profeta Abdías

2,045 x 1,294

Otra de las figuras bien compuestas por Goríbar en esta hermosa colección de sus Profetas, es la de Abdías. Lo ha representado casi con los mismos vestidos que caracterizan a Joel y algunos otros, pero cambiando algún detalle, principalmente en el color y en la composición general. Abdías lleva una túnica verde, con la manga elegantemente recogida, dejando ver el brazo derecho descubierto hasta el codo: buen trozo de pintura por dibujo, color y técnica, echado en parte a perder por un retoque con que un entrometido ha alargado el dedo meñique de la mano. Un manto violeta claro envuelve su cuerpo, ocasionando pliegues que, aunque compuestos y preparados con esa manera especial con la que los preparaban y componían los pintores todos del siglo XVI, son agradables y hermosos. Botas romanas protegen sus piernas y la planta de sus pies, dejando al descubierto los dedos, como en los Profetas Malachías, Micheas, Joel, Zacharías y Ezequiel. Con la mano izquierda levanta el último vuelo de su manto, que cae entre las piernas en cuatro pliegues colgantes, de hermoso efecto, y con la derecha sostiene el extremo de la banderola, que, con la inscripción del caso, vuela hacia atrás, apoyándose sobre el hombro derecho. Sobre el paisaje que forma el fondo del cuadro se desarrolla toda una escena: por la izquierda llega, jadeante y vestido de peregrino, el Profeta Abdías, y al escuchar sus voces, salen de unas cuevas, que se hallan a la derecha, gentes divididas en dos grupos: uno de mujeres y otro de hombres, ambos llenos de expresión mística y devota. En el cielo, y al lado derecho del cuadro, hay otro grupo de santos de diversas órdenes religiosas, a la puerta abierta de un templo. El paisaje es notable por el ambiente que tiene. La inscripción de la banderola, reza como sigue: «ET ASCENDENT SALVATORES IN MONTEM SION. CP.».

Apuntar las bellezas artísticas de este cuadro, sería largo. Contentémonos con señalar la factura de la cabeza trabajada sin empaste: parece que el pintor ha embadurnado la tela con un fondo adecuado oscuro y sobre él ha destacado los claros con toques de pincel de tan exquisita finura, que hasta dejan ver la granulación de toda la tela. La nariz, acusada apenas con cuatro toques dados sobre el mismo fondo rojo de la sombra, se destaca del bigote por medio de un admirable toque de luz puesto en la base. El claro oscuro, muy bien colocado. La oreja, bien tocada, se halla trabajada después de haber concluido el cabello, tanto que se nota la superposición de tintas en ciertas partes, debido a que Goríbar la pintó estando secos los surcos de la pintura del cabello. En fin, la cabeza del Profeta Abdías puede ser una lección admirable de pintura.

La figurilla chica del Profeta es magnífica por la vida y movimiento dados con gran sencillez de medios.

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Figura 89.- El Profeta Abdías

Figura 89.- El Profeta Abdías

(Foto Mera)

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Figura 90.- Cabeza del Profeta Abdías

Figura 90.- Cabeza del Profeta Abdías

(Foto Mera)

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Figura 91.- El Profeta Abdías. Detalle

Figura 91.- El Profeta Abdías. Detalle

(Foto Mera)