Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.

  —58→  


ArribaAbajo- XIX -


Canción a la digna memoria del doctor don Mariano Moreno79



CORO

ArribaAbajoOh, nobles compatriotas,
cantemos a una voz
al héroe de la patria
la más dulce canción.

   Cantemos nuestra gloria,  5
cantemos nuestro honor,
pues que Grecia no tuvo,
ni Roma, otro mayor.

   Su gloriosa memoria
nos recuerda un blasón  10
que él ennoblece solo
al suelo en que nació.
—59→

   Su talento, sus luces,
su noble corazón,
-pág. 32-
todo dice a la patria  15
el gran bien que perdió.

   ¡Oh, suelo venturoso
que tal héroe nos dio!
¡Infelice momento
en que se le ausentó!  20

   Enjugue nuestro llanto
saber que nos dejó
en su valiente pluma
notas de su valor.

   Su nombre reproduce  25
los fastos del honor
así jamás se escucha
sin nueva admiración.

   Envidia nuestra suerte
toda culta nación,  30
pues nos ve enriquecidos
con tan precioso don.

   ¡Oh, joven siempre invicto
a quien nunca insultó
con sus aleves tiros  35
la negra emulación!

   ¡Oh, joven generoso,
imagen del valor,
envidia del talento
norma de la razón!  40
—60→

   ¡Oh, joven nunca visto,
-pág. 33-
en cuyo corazón
el vergonzoso miedo
jamás se aposentó!

   ¡Oh, joven ilustrado,  45
con numen superior,
que aun hoy despide rayos
su rara ilustración!

   Tu sola sombra, oh, joven,
con valiente primor  50
enérgicos empeños
inspira con tesón.

   Vivas, vivas eterno
para inmortal blasón
de un pueblo que te ofrece  55
primicias de su amor.

CORO

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —61→  


ArribaAbajo- XX -


Soneto80


ArribaAbajo   Arrebató la parca... (¡Parca fiera,
del joven más cabal vil homicida!).
Cortó el hilo dorado de una vida,
que su guadaña respetar debiera

la negra envidia. ¡Cielos, quién pudiera  5
una mano cortar tan fementida!
A la patria ha inferido horrenda herida
que el rival más rival no la infiriera.
-pág. 34-

¡Oh, tú!, que amante de tu patria, aspiras
a hacer faustos sus hados, rinde honores  10
al joven héroe que ya el orbe aclama.

Si la espada le ha dado defensores
del cañón de su pluma (¡oh, pluma!), admiras
vivo fuego brotar que los inflama.

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —62→  


ArribaAbajo- XXI -


Al señor don Carlos María de Alvear por su jornada de Montevideo81


SONETO82


ArribaAbajo   Lo arduo de la acción más peligrosa,
que en el teatro de Marte se contiene,
el heroico ardimiento no detiene
del general, ni su legión honrosa.

A conseguir la hazaña más gloriosa,  5
que en ambos mundos la memoria obtiene
él la estimula: decidida viene
a su voz, cual trueno poderosa.

Al uno, a la otra el heroísmo anima,
y el ardor de su pecho prevenido,  10
a la plaza se avanzan con presteza.
—63→

A su presencia el enemigo erguido
trepida, se confunde, desanima,
y plaza y todo de la patria es presa.

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —64→  


ArribaAbajo- XXII -83


ArribaAbajo   Cumples tus obligaciones,
oh, general, con tal gracia,
que haces feliz la desgracia
en críticas situaciones.
-pág. 35-
De inmensas aclamaciones  5
te rindo un corto diseño,
heroico, paisano y dueño,
encomiándote mi labio,
eres el caudillo Fabio
en tu feliz desempeño.  10

   El retrato está esculpido
por tu viveza y talento;
la acción nos da el complemento
del bien el más aplaudido.
Ya lo confiesa el rendido,  15
y todo ese pueblo en masa
él se nos entra por casa;
—65→
de pavor cubre al tirano;
y el sagaz americano
domina toda esta plaza.  20

   Si en tal forma la has ganado
sin conceder petitorias,
de vuestro triunfo son glorias
que a la patria le habéis dado.
En nos todo se ha quedado.  25
El Estado se incrementa,
y de tal modo lo aumenta
tu astuta valiente mano,
que sin perder un paisano
dejas la patria opulenta.  30

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —66→  


ArribaAbajo- XXIII -84


Amada patria


   De los bienes tan vastos que produce
esa orgullosa plaza ya rendida,
-pág. 36-
a todo buen patriota se trasluce;
nuestra felicidad es sin medida,
pues abierto el canal se reproduce  5
la corriente que estaba reprimida;
se establece y afianza en este suelo
el gran sistema que protege el cielo.

   Regocijaos, pueblos y ciudades,
que en la causa observáis un mismo oriente,  10
ved que de densas nubes claridades
difunde nuestro sol más refulgente;
aplacando Neptuno las deidades
la victoria nos dio muy diligente,
aspectos destruyendo infortunados,  15
que eran, si resistidos, no acabados.
—67→

   Respire pues la América el sosiego,
la unión y el orden antes aplaudidos,
que se hallaban por solo un pueblo ciego
en total anarquía confundidos.  20
A las tropas rindamos desde luego
los aplausos más justos y debidos,
pues son del general que las comanda
los brazos que han domado la otra banda.

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —68→  


ArribaAbajo- XXIV -


En su entrada85


ArribaAbajo   General, has triunfado
con puntualidad.
Entre vivas y aplausos
entra a esta ciudad
   a la capital,  5
que de sus pechos forma
el arco triunfal.



  —69→     -pág. 37-  


ArribaAbajo- XXV -


Oda86


Al brigadier don Carlos María de Alvear, benemérito de la Patria en grado heroico


ArribaAbajo   Gran capital del Sud, emporio, cuna
de valientes campeones,
émulos de la gloria y la fortuna
que en ínclitas legiones
reunido con industria, ciencia y arte,  5
miedos dan al valor, celos a Marte.

   Honores soberanos
a ti sean dados en el fausto día,
que resueltos y ufanos
con denuedo sin par noble osadía,  10
al rival de tu honor con fuerza alterna,
dieron golpe mortal, herida eterna.
—70→

   No vuelves una vez sola tus ojos
al luminoso Oriente,
que no adviertas festiva los despojos  15
del vigor más ingente;
de la acción militar más atrevida
árbitra de la muerte y de la vida.

   Para eterna memoria
debe esculpirse en bronce perdurable  20
un hecho, que la historia
contará sin ejemplo, inimitable.
¡Oh, Buenos Aires! Triunfo tan cumplido
al mejor de tus hijos es debido.
-pág. 38-

   De todos fue el valor el ardimiento,  25
de todos el empeño,
de éste solo la táctica, el talento
con que al fin se hizo dueño
de la importante plaza respetable,
más que antigua Numancia inconquistable.  30

   Sus murallas temblaron
al oír el nombre del campeón guerrero,
y luego se auguraron
víctima noble de su ardor primero;
de ellas ha sido el lauro. Recibieron  35
al héroe de la patria que temieron.
—71→

   Augusto Jove para hacer sus glorias
depositó en sus manos
los rayos, los triunfos, las victorias;
(premios americanos)  40
ellos labran coronas a sus sienes,
se deben al autor de tantos bienes.

   El majestuoso río,
espectador ufano de su aliento,
de aquel arresto y brío,  45
único, raro, rasgo de un momento,
al valeroso jefe, mira, admira,
mudamente saluda y se retira.

   El astro hermoso que preside al día
celebró al argentino  50
joven, que emula luces a porfía;
y obsequio peregrino
le tributa quizá, por vez tercera,
absorto suspendiendo su carrera.
-pág. 39-

   En triunfos tan extraños  55
ya vencidos conocen sus rivales,
que no es dado a los años
formar los héroes, grandes generales,
el talento, el valor, el genio, el alma
tejen para los hombres esta palma.  60

   El temor, el peligro, el susto, el miedo,
el apuro, el conflicto
en que fracasa superior denuedo,
lejos del héroe invicto.
El riesgo le estimula a la victoria;  65
da ejercicio al valor canta la gloria.
—72→

   Con ardor se abre paso
al centro mismo de sus enemigos.
Vio el orgullo su ocaso;
y ellos de su valor fueron testigos.  70
Un momento feliz de que fue dueño
consuma la obra del mayor empeño.

   Benigno, generoso e indulgente
dado a justo partido,
abre su corazón a toda gente:  75
y hundiendo en el olvido
intrigas y caprichos de la guerra,
a unos franquea el mar, a otros la tierra.

   Así en el seno mismo
del odio y del furor ha dado asiento  80
al bello patriotismo
de su táctica eterno monumento.
-pág. 40-
Dejando a las edades en proverbio:
La Patria libertó, rindió al soberbio.

   Salve, guerrero ilustre, sin segundo.  85
Tu nombre es tu divisa.
(Nombre expresivo, práctico fecundo).
El sol te eterniza.
Do quiera, que de Alvear se haga memoria,
ideas resultarán de triunfo y gloria.  90

   Otros triunfos te llaman.
Los honores te buscan. La fortuna
y el mérito te aclaman.
La ocasión se presenta ¡qué oportuna!
Serás nuevo Alejandro en lides nuevas.  95
Si no su nombre, su carácter llevas.
—73→

   Recordarán con gloria tus hazañas
las futuras edades,
para otros raras, para ti no extrañas:
y al ver tus propiedades  100
admirarán unidos en ti solo
Minerva, Marte, Júpiter y Apolo.

   ¡Oh, tú, fecundo suelo,
que brotas héroes de la patria dignos!
Héroes que son del cielo  105
rico presente en lances peregrinos.
Uno por mil, valiente, cortesano...
En tu fecundidad gózate ufano.

FRAY CAYETANO RODRÍGUEZ



  —74→     -pág. 41-  


ArribaAbajo- XXVI -


Oda a Montevideo rendido87


ArribaAbajo   Salve, patria feliz: a la constancia,
a la heroica constancia de tus hijos
debes el gran trofeo, la victoria
en que miras destruida la arrogancia
del soberbio tirano, que prolijos  5
tormentos preparaba
al noble defensor de vuestra gloria
que en los arduos combates te invocaba.

   La deidad tutelar tu fuiste, el día
en que rotas las urnas sepulcrales  10
al grito libertad al patrio suelo,
viste en furor la hispana monarquía,
y armándose de bárbaros puñales
a homicidas atroces
contra el patricio, que elevaba al cielo  15
alegres himnos y guerreras voces.
—75→

   El clamor libertad va discurriendo,
cual veloz rayo el indo continente;
conmueve, aterra al fiero despotismo;
ídolo horrible baja con estruendo  20
del trono impío, y la abatida frente
sombría y conturbada,
no pudiendo ocultar en el abismo,
busca en fuerte recinto su morada.
-pág. 42-

   El día atroz le aflige, el día infando  25
de sangre en Cajamarca, y la impía guerra
en que del hado cruel señales dieron
los montes, Chimborazo vomitando
derretidos peñascos. ¡Ah!, la tierra
a sus pies se estremece,  30
la tierra que sus haces oprimieron,
y el sol horrorizado se obscurece.

   Montevideo infiel y rencorosa
las puertas abre al monstruo ensangrentado,
cerrándolas con fuertes aldabones  35
al numen patrio, a su deidad hermosa;
allí compara con su antiguo estado
límite tan estrecho,
y al pueblo con horribles convulsiones
provoca a la venganza y al despecho.  40

   Para su culto, gótico edificio
le erige al punto turba alucinada
que infernal rabia agita asoladora;
los ministros con torpe maleficio
falsos presagios hacen; a la entrada  45
del templo está pendiente
—76→
la cuchilla fatal, que vengadora
sirve a inmolar la víctima inocente.

   Arde en sus atrios la funesta pira
en que su tea la discordia enciende,  50
y en sus obscuras bóvedas resuena
el lúgubre gemido del que espira:
el solo nombre de la patria ofende
-pág. 43-
al Dios aborrecible,
y acepta el voto cruel que la condena  55
al fuego, al hierro, y a la muerte horrible.

   De la morada de los patrios manes
la América entretanto se levanta,
y de los Andes en la excelsa cumbre,
atalaya del mundo, los afanes  60
ve de sus hijos en la lucha santa
ya los mira impacientes
correr tras la enemiga muchedumbre,
como rápidos corren sus torrentes.

   Hoy le da Jove inaccesible esfera,  65
donde a sus pies la nube fulminante
augusta ve; registra los imperios
que abraza el sol ardiente en su carrera,
y se goza en su ejército triunfante.
Magníficos altares  70
de un polo al otro en ambos hemisferios
le consagran los pueblos a millares.

   A sus bravos campeones ya venciendo
observa sobre México opulenta;
ya también en Caracas, del espanto  75
—77→
del terremoto horrísono volviendo.
Del Austro a los Triones ¡cuál se cuenta
su gloria, y cuál retumba!
Tres siglos vengan de cadena y llanto,
vueltos los ojos hacia el Val de Otumba.  80

   ¿Pero dónde tu nombre es más temido?
¿Dónde más la voz patria es voz de trueno,
-pág. 44-
que del tirano la cerviz humilla?
Ante el muro fatal, ante el ejido
do al mirarse lanzado de tu seno  85
se acogió pavoroso;
en la Banda oriental tu gloria brilla
del argentino río caudaloso.

   ¡Cómo allí tus atletas endurecen,
en repetido choque, el brazo fuerte!  90
¡Cómo fieros circundan la muralla,
que el bronce horrible y el furor guarnecen!
Rodando sale el carro de la muerte
de aquella mansión fiera;
rechina el eje en la cruel batalla,  95
y la patria legión firme lo espera.

   Mil veces se levanta del oriente
iluminando Febo a los mortales:
en lid mira tus huestes, y empeñadas
las deja al sepultarse en occidente.  100
Días de gloria do sentó sus reales
alcanza el argentino;
del Averno las furias invocadas
en vano execran tu poder divino.
—78→

   Al plomo silbador, a la estallante  105
bomba presentan los heroicos pechos;
y en los peligros el denuedo crece
de tus guerreros, que ansian el instante
de acabar al contrario y ver deshechos
sus restos execrables.  110
-pág. 45-
Neptuno ya las iras favorece
que los dioses hicieron implacables.

   Ved como surca la velera nave
el sacro río que abundante baña
el suelo patrio; ved que la guerrera  115
turba del pueblo a sus orillas sabe
el éxito esperar, mientras la saña,
valiente Palinuro,
sorprende del hispano en la ribera;
el puerto toca y amenaza el muro.  120

   Vuestra divina paz antes turbada,
Paraná augusto y Uruguay famoso,
fue por el ruido del cañón horrendo
de nuestras naos, que en fuga acelerada
las del contrario ponen orgulloso.  125
Vuestras ninfas creían,
que los Titanes nueva guerra haciendo,
escalar el Olimpo pretendían88.
—79→

   Como rabiosos canes siempre atados
que insaciable sed y el hambre hostigan,  130
así el tirano y pérfidos secuaces
nuestras fuerzas contemplan irritados;
los pálidos espectros les fatigan,
y las sangrientas manos
débiles sueltan el puñal que audaces  135
aguzaban verdugos inhumanos.

   El ruido cesa del cañón tronante
que el Baluarte corona, ni atambores
del fuerte asilo a la defensa llaman;
-pág. 46-
solo un sordo rumor, muy semejante  140
al del mar en bajíos bramadores,
se oye del vulgo ciego.
En duro trance los sitiados claman,
y al cielo ofenden con indigno ruego.

   Turban su rabia de la paz destellos  145
que empiezan a dorar nuestro horizonte
en globo ardiente y forma misteriosa;
al alma libertad hoy miran ellos
sobre la cima del cercano monte;
las diestras desarmadas,  150
la turba impía vaga pavorosa,
que sombras mil le acosan irritadas.

   He que se acerca ¡sin igual portento!
el altar que a la patria levantaron
nuestros guerreros con ardiente espada  155
las puertas se abren del maligno asiento
en que Alecto y Meguera se albergaron:
la estatua sanguinosa
—80→
del déspota a su vista derrocada
en el vecino mar cayó espantosa.  160

   Salud, caudillos, de la patria amparo:
bravos héroes, salud. El duro cetro
de airado monstruo quebrantar pudisteis,
llevando al orbe vuestro nombre claro.
Antes la Fama, que el heroico metro,  165
con eco resonante
anuncia al mundo antiguo que vencisteis,
y Gades tiembla, pálido el semblante.
-pág. 47-

   Sagradas sombras, que a superna altura
en alas de la gloria habéis volado;  170
en premio a uniros al celeste coro
nuestros votos oíd: ved la ventura
que vuestra muerte honrosa nos ha dado;
ved, que tanto merece
el inmortal Colón, que en llanto adoro,  175
y el laurel riego que en su tumba crece.

ESTEBAN DE LUCA