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  —158→  


ArribaAbajo- XLIV -


Marcha nacional oriental123



CORO

ArribaAbajo   A campaña, sudamericanos,
oid el eco del libre oriental;
a campaña, que un nuevo tirano
subyugarnos quiere a Portugal.

   Sangre, luto, llanto y más sufrieron  5
los valientes nativos del Sud;
gloria, nombre, patria y más ganaron
por su esfuerzo, constancia y virtud;
-pág. 112-

libres, libres clamaban ufanos,
y la fama que libres oyó,  10
llevó el eco de un polo a otro polo,
y el tirano del eco tembló.
—159→


CORO

   ¿Y es posible, que estando tranquilos
disfrutando nuestra libertad,
y ofreciendo al portugués vecino  15
nuestros bienes y nuestra amistad,

quiera ahora robar nuestras casas,
nuestros campos venir a talar,
y sediento del oro y riquezas
nuestro suelo querer usurpar?  20


CORO

   ¡Miserables!, la espada y la muerte
os esperan, la rabia y furor:
en Oriente ya no habrá tiranos,
es la muerte partido mejor.

Hombres libres de nuestras provincias,  25
las legiones del Sud animad,
y soberbias que entren en la lucha,
en la lucha de la libertad.


CORO

—160→
   Por convenio de Fernando el triste
se ha resuelto esta guerra empeñar,  30
y esta Banda Oriental es la presa
que el inicuo quiere devorar.
-pág. 113-

Portugueses, volved las espaldas,
el consejo del justo atended:
Portugueses, id a vuestros lares,  35
o el enojo de un libre temed.


CORO

   Tiernos hijos, gratas compañeras,
desechad la congoja y pesar;
enjugad el patriótico llanto,
nuestros pechos os van a escudar.  40

La cadena rompiose por siempre,
no más grillos, ni yugo opresor:
preparad el laurel y la palma,
y tejed la corona de honor.


CORO

   ¿Qué os detiene, pérfidos tiranos?  45
A robar nuestros campos venid,
y veréis a los hijos de Oriente,
cual se arrojan a la fuerte lid.

Vuestra sangre saldrá a borbotones,
que los libres luego pisarán,  50
y al contorno de tiranos yertos
esta marcha dulce cantarán.
—161→


CORO

   A campaña, sudamericanos,
oid el eco del libre oriental,
a campaña, que un nuevo tirano
subyugarnos quiere a Portugal.

BARTOLOMÉ HIDALGO



  —162→     -pág. 114-  


ArribaAbajo- XLV -


Cielito oriental124


   El portugués con afán
dicen que viene bufando;
saldrá con la suya cuando
veña ó rey Dom Sebastián125.

   Cielito, cielo que sí,  5
cielito locos están,
ellos vienen reventando,
¿quién sabe si volverán?

   Dicen que vienen erguidos
y muy llenos de confianza;  10
veremos en esta danza
quiénes son los divertidos.
—163→

   Cielito, cielo que sí,
cielo hermoso y halagüeño,
siempre ha sido el portugués  15
enemigo muy pequeño.

   Ellos traen facas brillantes126,
espingardas muy lucidas,
bigoteras retorcidas
y burrufeiros bufantes127.  20

   Cielito, cielo que sí,
portugueses, no arriesguéis,
mirad que habéis de fugar,
y todo lo perderéis.
—164→
-pág. 115-

   Voso príncipe reyente128  25
nao hes para conquistar,
naceu solo para falar129,
mas aquí ya he differente130.

   Cielito, cielo que sí,
fidalgos, ya vos entiendo131,  30
de tus pataratas teys
todito el mondo lleno132.

   Vosa señora Carlota
dando pábulo a su furia
quiere faceros injuria  35
de pensar que sois pelota.

   Cielito, cielo que sí,
¿Nao' conoceis majadeiros,
que en las infelicidades
vosotros sois os primeiros?133  40

   ¿Queréis perder vosa vida,
vosos fillos y muyeres,
he deyser vosos quehaceres,
he á minina querida?134
—165→

   Cielito, cielo que sí,  45
es inmutable verdad
que todo se desconcierta
faltando la humanidad.

   ¿Qué cosa pudo mediar135
para faceros sair  50
y a nosas terras veir
con armas a conquistar?
-pág. 116-

   Cielito, cielo que sí,
con razón ficais temendo136,
ya has visto fidalgos que  55
poco a poco vais morrendo137.

   A voso príncipe reyente138
enviadle pronto a decir
que todos vais á morrer
y que nao' le fica yente139.  60
—166→

   Cielito, cielo que sí,
cielito de Portugal,
voso sepulcro va a ser140
sin duda á Banda Oriental141.

   A Deus, á Deus, faroleiros,  65
portugueses mentecatos,
parentes do maragatos142,
insignes alcahueteiros143.

   Cielito, cielo que sí,
el Oriental va con bolas,  70
mirad portugueses que hay
otro don Pedro Sebolas144.

BARTOLOMÉ HIDALGO



  —167→     -pág. 117-  


ArribaAbajo- XLVI -


Himno a la apertura de la Biblioteca de Montevideo, el veinte y seis de mayo de 1816145



CORO

ArribaAbajo   Gloria al numen sacro
del feliz Oriente,
que erige a Minerva
altar reverente.

   Ya se abren las puertas  5
de la ilustración,
que artera opresión
tres siglos selló.
   Mantuvo entre sombras
su imperio ominoso,  10
vino Mayo hermoso,
y las disipó.
—168→


CORO

   Del libre sistema
fundamento estable
será el memorable  15
civil instituto,
   do a sus tiernos hijos
la patria prepara
-pág. 118-
de la ciencia cara
cultivado fruto.  20


CORO

   Noble empresa ha sido
tras tantas penurias,
de la guerra injurias
monumento tal,
   que honra la memoria  25
del siglo ilustrado,
en que le ha elevado
el pueblo oriental.


CORO

   ¡Salve Biblioteca!,
taller del ingenio,  30
escuela del genio,
vida del saber:
—169→
   colmada te mires,
de preciosos dones,
y jamás pregones  35
del tiempo el poder.


CORO

   Gloria al numen sacro
del feliz Oriente,
que erige a Minerva
altar reverente.

FRANCISCO ARAUCHO



  —170→     -pág. 119-  


ArribaAbajo- XLVII -


Canción patriótica146   147


ArribaAbajo   Al sol que brillante
y fausto amanece
aromas, y cantos
América ofrece.

   La lóbrega noche  5
de la servidumbre
huyó de la lumbre
del Febo de Mayo;
   y al ver su carrera
la infame opresión,  10
siente turbación
tristeza, y desmayo.
—171→


CORO

   La patria despierta
y su rostro hermoso
-pág. 120-
baña luminoso  15
el rayo solar.
   La sorpresa priva
de acción al placer,
llegando a entender
que ha sido soñar.  20


CORO

    Observa a sus hijos
que en tono la abrazan,
cómo despedazan
sus gruesas cadenas.
-pág. 121-
   La dicen: ¡Oh, madre!,  25
llegado es el día
de honor y alegría;
cesaron tus penas.


CORO

—172→
   Cíñete festiva
el manto de estrellas,  30
y de flores bellas,
adorna la sien.
   Recibe en tu seno
de fecundidad
la alma libertad  35
el supremo bien.


CORO

   Ya los pajarillos
de matiz ornados.
cantan arrobados
tu feliz natal,  40
   modulando trinos
con gracioso ahínco
al gran veinticinco,
al día inmortal.


CORO

   La alígera Fama  45
de una a la otra zona
festiva pregona
nuestro gran destino.
   Y los pueblos libres
al punto se inflaman  50
y con gloria exclaman
¡anuncio divino!
—173→

   Los siglos veneren
del astro la gloria,
que vio la victoria  55
de la humanidad.
   Y siempre que asome
su faz refulgente
diga reverente
la posteridad.  60


CORO

   Al sol que brillante
y fausto amanece,
aromas y cantos
América ofrece.

FRANCISCO ARAUCHO



  —174→     -pág. 122-  


ArribaAbajo- XLVIII -


El juramento148 de la Independencia


CANTO


ArribaAbajo   No canto las proezas victoriosas
de grandes reyes, y conquistadores
que aterraron al mundo con horrores
de acciones belicosas.
Canto la independencia americana  5
de la nación hispana;
para esto, oh, Ninfa del castalio coro,
tu voz, tu plectro, tu favor imploro.
—175→

   Asunto tan sublime y excelente
conozco que cantar yo no debiera,  10
digno de que un Milton le transmitiera149
a la futura gente,
mas si la Ninfa cede a mi lamento
su dorado instrumento,
entonces sí que con estilos tersos  15
haré que el mismo Apolo oiga mis versos.

   Y tú, jefe supremo, en cuya frente
el valor, la equidad, la fe se mira:
descansa un rato, y oye de mi lira
-pág. 123-
La Jura independiente.  20
Y vosotros, ¡oh, pueblos colombianos!,
mis amados paisanos,
indulgentes suplico que entretanto
atendáis silenciosos a mi canto.

   Aquella Iberia que con cetro de oro  25
el orbe todo sujetó algún día,
hollando con bravura, y osadía
al indio, al franco, al moro;
aquella que la historia representa
denodada, y sangrienta,  30
su orgullo ha visto y su blasón domado,
por haber sus virtudes enervado.

   El Nuevo Mundo que notó al ibero
dividido en facciones, y anarquía,
que el uno al rey Fernando pretendía,  35
—176→
y otro a José Primero:
despertó de su antiguo abatimiento,
e hizo su movimiento;
que es cordura en ocasiones tales
defender los derechos naturales.  40

   Mas el oscuro reino del Espanto
conjuró las pasiones personales,
y obrando todos como irracionales,
nos cubrimos de llanto.
Ya no hubo patria, ni hubo heroicidad,  45
todo fue ceguedad,
destierros, sacrificios, exacciones,
impurezas, maldades y facciones.
-pág. 124-

   Sin ningún tino, ni cordura España
hostilizaba nuestro movimiento,  50
y con capcioso y duro tratamiento
excitó nuestra saña;
siendo su rey más bárbaro y tirano
contra el americano,
hostigado a defender su suelo  55
a fuer de patria y natural recelo.

   La Providencia que miraba atenta
nuestros desastres, y que el fiero ibero
contra sus hijos el sañudo acero
con rencores ostenta;  60
inspira grata en nuestros corazones
unidad de opiniones,
y las tribus del sudamericano
proclaman un congreso soberano.
—177→

   La lívida Discordia en su despecho  65
gime furiosa, y su pesar lamenta;
atiza acá y allá; en vano intenta
seducir nuestro pecho.
Huye entonces con hórrido sollozo
al Orco pavoroso  70
y el Congreso con sólida aquiescencia
promulga la solemne independencia.

   Buenos Aires la jura transportado
con tan grata, y solemne majestad,
que llamar debe su solemnidad  75
verdadero dechado.
-pág. 125-
Todo ha sido esplendor, todo armonía,
unión y bizarría.
El magistrado, el clero, el militar,
el pueblo todo concurrió a la par.  80

   Los pueblos griegos en su siglo de oro
celebraban famosas olimpiadas,
que han sido diestramente decantadas
en métrico sonoro.
Los griegos dedicaban sus afanes  85
al dios de los Titanes;
pero nosotros a la Libertad
celebramos, y al Dios de la verdad.

   La brillantez y orden del paseo,
que numerosos concurrió a la jura;  90
inspiraba la emoción más pura
al más voraz deseo.
Jurose la feliz independencia
con tierna complacencia,
—178→
y los vivas, y dulces instrumentos  95
convirtieron en música los vientos.

   Siguieron loas, máscaras, festines,
fuegos artificiales, luminarias,
carros triunfales y comedias varias,
salvas y danzarines;  100
repiques, toros, arcos y festones,
variedad de alusiones,
sin que faltasen métricas cadencias,
que embriagasen del alma las potencias.
-pág. 126-

   El justo y respetable ayuntamiento  105
modelo de virtud y de lealtad,
ha realzado la solemnidad
con bello lucimiento.
De la patria el emblema misterioso
se vio rico y vistoso:  110
dos mil faroles con su simetría
formaban de la noche claro día.

   Apoderado el pueblo americano
de un grato e inefable sentimiento
ante las aras con sagrado acento  115
cumple como cristiano;
y un ministro en la cátedra divina
con mística doctrina
enseña, y fervoroso pide al cielo
bendiga eternamente el patrio suelo.  120

   Continuaba la fiesta lisonjera
los seis días señalados discurriendo,
pero la tempestad sobreviniendo,
enrojeció la esfera,
—179→
reduciendo a tres soles naturales  125
nuestros ceremoniales,
los elementos como que esperaran
que al Dios de la natura celebraran.

ANTONIO JOSÉ VALDÉS



  —180→     -pág. 127-  


ArribaAbajo- XLIX -


Marcha mexicana150



CORO

ArribaAbajo¿Qué os detiene, patriotas indianos?
Guerra eterna al inicuo opresor,
o morir para no ser esclavos,
o vencer, y salvar la nación.

   Ha tres siglos que pisó la arena  5
de Amahuac el hispano feroz,
pretestando su hipócrito celo
por la gloria y el culto de Dios;
pero ingrato a la dulce acogida
que del gran Moctezuma logró,  10
le aprisiona con negra perfidia
y la muerte le da con traición.
—181→

   El impío Cortés introduce
la discordia en la indiana nación,
y bien pronto en recíproca guerra,  15
a la América triste envolvió;
de este modo los pueblos destruye,
y él entonces su tropa alarmó,
la nobleza y los reyes inmola,
y de América el cetro empuñó.  20


CORO

   Mexicanos, abrid ya los ojos,
ahora estáis en igual situación:
el gobierno perjuro pretende
-pág. 128-
inmolaros por su duración;
por solo esto la guerra sostiene;  25
no hay tal patria, ni tal religión;
pues él viola las leyes más santas,
enemigas de la usurpación.


CORO

—182→
   Si salvar nuestra patria desea,
procurando la paz y la unión,  30
¿por qué rehúsa adoptar las medidas
que ofreció generoso Rayón?
Luego es cierto que solo pretende
perpetuar su tirana opresión,
o causar con el fuego y la sangre  35
nuestra ruina y total destrucción.


CORO

   ¿No escucháis en la cárcel inmunda
los ministros gemir del gran Dios?
¿No miráis que su sangre inocente
en cadalsos infames virtió?  40
Y aun queréis que se queden impunes
los excesos del nuevo Nerón,
que a cualquiera quitarte la vida
su sacrílego bando ordenó.


CORO

   Infelices dos veces seremos,  45
si perdemos la actual ocasión
de romper las infames cadenas,
que esclavizan a nuestra nación.
Si cuando éramos mansos corderos
—183→
libertad no gozamos ni honor,  50
¿cuál será nuestra mísera suerte
si llegare a quedar vencedor?


CORO

-pág. 129-
   ¿Quién ha visto que un tigre a otro tigre,
o que un león despedace a otro león?
Pero el criollo a sus propios hermanos  55
muerte cruel ha de dar... ¡Qué dolor!
Aprended de las fieras, paisanos,
este mutuo, recíproco amor,
si dejáis de pelear unos a otros,
ya la vil servidumbre acabó.  60


CORO

   Pueblos todos de América nobles,
la cabeza elevad: ya cesó
de oprimirnos el yugo de hierro
del orgullo y dominio español.
Respirad los alientos heroicos  65
que difunde el invicto Rayón,
libertad y abundancia os ofrece,
seguid, pues, su glorioso pendón.



CORO

   ¿Qué os detiene, patriotas indianos?
Guerra eterna al inicuo opresor,
o morir para no ser esclavos,
o vencedor, y salvar la nación.



  —184→  


ArribaAbajo- L -


Tercetos151


ArribaAbajo   Entre el asombro con pesar advierto,
que un frenético lujo intempestivo,
aplaudido establece el desconcierto
-pág. 130-

ni de la religión su influjo activo,
ni del gobierno la justicia puede  5
detener tal desorden destructivo.

La virtud silenciosa ve, que excede
al poder de las leyes la osadía,
y el hombre más de bien a todo cede.

Vense vicios crecer de día en día,  10
por conseguir el lucimiento insano
en la licencia de una infame vía.

El juez, que quiera obrar como cristiano,
con el mayor desprecio se le mira;
si castiga los vicios, es tirano.  15
—185→

El desorden audaz solo respira
de la disolución el feo traje,
sin ver que a nuestra ruina se conspira.

Triunfa orgulloso el cruel libertinaje
de las hijas de la hija de Citeres,  20
que obsequiosas le rinden homenaje.

Yo el vicio impugno, y canto los deberes.
El vestido de crímenes se advierte
multitud adornado de mujeres.

Con la igualdad (que les negó la suerte)  25
le disputan el rango a la opulenta,
y por lucir las pobres se dan muerte.

Hoy la madre a sus hijas solicita,
las brinda, las entrega y goza renta.
Este desorden entre nos habita;  30
-pág. 131-

lo vemos, lo palpamos; no es extraño
que, impune, tal contrato precipita.

¿No suele separar el desengaño
a las honestas, que el honor conserva,
de las infames presas del engaño?  35

Alejen pues esta infernal caterva
en un barrio a su aliento señalado,
que a la honrada no infeste, y se preserva.
y el orden más feliz será laureado152.



  —186→  


ArribaAbajo- LI -


A la victoria de Chacabuco


Por las armas de las Provincias Unidas, al mando del excelentísimo señor brigadier General don José San Martín153


ODA


ArribaAbajo   Entre guerra y venganzas,
muertes y horrores el caudillo ibero,
entre crueles verdugos y asechanzas,
cual Minotauro fiero
con centelleantes ojos asombraba  5
de Chile el monte y llano que ocupaba.
-pág. 132-

   Alza la erguida frente
sobre un trono con sangre salpicado
mil y mil veces de la indiana gente;
el cetro ya empuñado,  10
el férreo cetro, agudas las espadas
cierran ya de su imperio las entradas.
—187→

«Yo conquisté esta tierra,
a sus sangrientas haces les decía,
que a esfuerzos del terror y de la guerra  15
por tres siglos es mía;
en mis iras conoce el araucano
el rayo de que Jove armó mi mano.

»¿Mi dominio rodeado
de intransitables ásperas montañas  20
será del argentino profanado?
¿Mil heroicas hazañas
no os gritan que este suelo subyuguemos,
o que al furor de Alecto lo entreguemos?».

   Así el tirano clama.  25
San Martín, otro Aníbal más famoso,
a quien celeste ardor el pecho inflama,
practica ya el fragoso
camino de los Andes, ya el soldado
toma ejemplo del jefe denodado.  30

   A un lado mole inmensa
ve levantarse al cielo, a la otra parte
un precipicio horrendo, y solo piensa
a fuer de brío y arte
-pág. 133-
al término llegar de la angostura;  35
pigmeo es la montaña a su bravura.

   El enemigo bando
avistan los campeones impacientes,
sobre él ya cargan rápidos bajando
como en gruesos torrentes  40
—188→
por entre riscos el furioso Guano154
que raudo corre por inmenso llano.

   Los montes cavernosos
retumban con el bélico alarido,
y el tronar de las armas, espantosos  45
dando horrible gemido,
desde sus hondas lóbregas entrañas
de sí arrojan al León de las Españas.

   Ruge herido del rayo
de las patrias legiones, que aguerridas  50
en fuga ponen y en mortal desmayo
sus huestes homicidas;
el paso vencen, y al favor de Marte
tremolan en el valle su estandarte.

   ¡Oh, deidad, que inflamaste  55
en sacro ardor el numen del Mantuano!
¡Oh, tú que en plectro de oro celebraste
el valor sobrehumano
de Hércules vencedor! hoy canta solo
el paso de los Andes, sacro Apolo.  60
-pág. 134-

   No cantes, no este día,
la cítara divina resonando,
del héroe de Cartago la osadía
los Alpes traspasando:
a un otro Aníbal canta, mayor gloria  65
da al Nuevo Mundo eterna su memoria.
—189→

   Mas ¡oh, terrible escena!
Del hispano la armada muchedumbre
los llanos abandona, cruel se ordena
de nuevo en la alta cumbre  70
de la vecina y escarpada sierra,
y el pendón alza de ominosa guerra.

   El oprimido suelo
mira en fuertes guerreros convertido,
resonando los cóncavos del cielo  75
con el marcial ruido;
clamor universal oye, y se aterra:
«¡Venganza, Eponamón155, venganza y guerra!».

   El grito heroico alcanza
al mar del Sud en ásperos acentos  80
cual Austro embravecido; invicto avanza
San Martín los sangrientos
rebeldes enemigos; ronco suena
el bélico clarín, el bronce truena.
-pág. 135-

   La lid está trabada  85
en Chacabuco; del guerrero infante
se ve la línea en fuegos inflamada;
su acento fulminante
en la diestra revuelve ya el jinete,
y en el veloz caballo ya arremete.  90
—190→

   La intrépida carrera
del relinchante bruto, el corvo alfanje
rompen al enemigo que lo espera
en cerrada falange:
al duro choque retemblaba el suelo  95
cual si brotara nuevo Mongibelo.

   La muerte conducida
sobre el rodante carro hiere, mata
en ambas huestes, la infelice vida
del cuerpo la desata;  100
los muertos huella, corre sin fatiga,
que el cuadriga fatal la guerra instiga.

   Fuente a sus escuadrones
San Martín ya decide la victoria,
clama, atropella, rinde las legiones;  105
cubierto va de gloria
cual otro Aquiles fuerte, invulnerable,
a las troyanas gentes espantable.

   Dos rayos de Mavorte
de la patria constantes defensores,  110
Soler, O'Higgins, cada uno en su cohorte
gobierna los furores;
-pág. 136-
de los fieros Titanes este día
triunfara en Chacabuco su osadía.

   ¡Oh, patria!, tus guerreros  115
los montes y los llanos ocuparon,
y el pendón de Castilla de ellos fieros
al suelo derribaron;
salve patria mil veces, altaneras
flotan en todo Chile tus banderas.  120
—191→

   Las sombras irritadas
de Tucapel, Caupolicán, Lautaro
dejaron los patriotas hoy vengadas.
Hoy vuestro nombre caro
llama al hijo de Arauco que la lanza  125
tiñe en sangre española en la matanza.

   Del arduo excelso asiento
de los nevados Andes hoy la Fama
tocando el estrellado pavimento,
en los orbes proclama  130
a vuestros héroes, su eco resonante
va desde el mar del Sud al mar de Atlante.

   ¡Oh, paternal gobierno,
que enérgico y prudente protegiste
tan gigantesca empresa! ¡honor eterno  135
a la patria le diste:
tuyo es el regocijo a que se torna,
y el precioso esplandor con que se adorna.

   Vírgenes adorables,
ninfas del argentino sacro río,  140
-pág. 137-
cantad también los hechos memorables,
mientras el llanto mío,
tributo al campeón que en la victoria
muriendo por la patria nos da gloria.

ESTEBAN DE LUCA