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  —427→     -pág. 331-  


ArribaAbajo- CIV -


Letrilla gauchi-política328   329


   A los federales voy,
de los federales vengo,
que según está la patria
yo vivo yendo y viniendo.

   Cansado de delirar  5
se murió al fin el enfermo;
y yo de escuchar a locos
estoy por hacer lo mesmo;
pero esto fuera ruindad,
lo mejor es ir viviendo,  10
que pues ellos se lo quieren
yo vivo yendo y viniendo.
—428→

   Ñor Chimango liberal,
que ayer era tintorero,
yo no sé cómo ha podido  15
salir del rango de necio;
llama serviles a muchos
de clérigos maldiciendo
pero por más que maldiga
yo vivo yendo y viniendo.  20

   Ñor Chimengo majagranzas
lo encuentra todo compuesto
con decir que la Otra Banda
va haciendo grandes progresos;
-pág. 332-
defiende a los chacareros  25
a los frailes ofendiendo,
y pues esto bueno va
yo vivo yendo y viniendo.
—429→

   Con el dios Baco en el alma
los Chimingos y Chimongos  30
tratan de federación
por no tratar de mondongos.
Blasito entró a gobernar
mil imposibles venciendo,
y porque no entre Zapata  35
yo vivo yendo y viniendo.

   Don Chimungo el gacetero
siempre cobra los seiscientos
y nos harta de pepinos,
berenjenas y pimientos:  40
Tum turunes churumbelas,
minotauros va diciendo;
y por no oír sus disparates
yo vivo yendo y viniendo.
—430→

   Al grano, señores míos,  45
déjense de devaneos
y emprendan otro camino
que el federal es muy tuerto.
Así se explicaba un quidam,
y otro que lo estaba oyendo  50
como aprobando su idea
le replicaba diciendo:
-pág. 333-
«A los federales voy,
de los federales vengo,
que según está la patria  55
yo vivo yendo y viniendo».

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —431→  


ArribaAbajo- CV -


Vaticinios330   331



1.º

Por más que Pezuela gima;
       Lima,
que bamboleando está ya,
       caerá
a pesar de los tiranos  5
       en nuestras manos.
Los bravos americanos,
por mar y tierra peleando,
a Pezuela van gritando:
«Lima caerá en nuestras manos».  10
—432→


2.º

Tiembla el tirano opresor
       de horror:
y aunque a resistir se ensaya
       desmaya
pues que se acuerda muy tarde  15
       el cobarde.
Aunque Pezuela hace alarde
de valiente mandarín
al nombre de San Martín,
de horror desmaya el cobarde.  20
-pág. 334-


3.º

Lima el asiento primero
       al clero
para dos veces triunfar
       va a dar
con prudente y sabia calma  25
       la palma.
Maldice el limeño en su alma
al sistema irreligioso,
y para no ser faccioso
al clero va a dar la palma.  30


4.º

No hay miedo que el Perú quiera
       fuera
salir en obra ni en voz
       de Dios;
aunque llegue al vencimiento,  35
       un momento.
Pronosticar es mi intento,
que el perulero, al triunfar,
jamás consentirá estar
fuera de Dios un momento.  40

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —434→  


ArribaAbajo- CVI -


Canción de la Gaucha de Luján a Pío VII332



Primera parte

    ¡Sucesor de San Pedro, Obispo santo,
que oráculos nos das del Vaticano,
Santísimo Pontífice Romano,
a nuestra petición atiende un tanto!
¡Mueva nuestro quebranto  5
tus entrañas piadosas!
Otorgad poderosas
bulas de proscripción contra el hispano,
bulas llenas de mil execraciones,
bulas que le revoquen al tirano  10
el título, el derecho y las acciones.
Te engañan, Padre Santo, las naciones
de ultramar, pues su propia conveniencia
—435→
ha sido siempre el caso de conciencia,
que agita sus avaros corazones.  15
Millones y millones
los de ultramar desean,
por plata pordiosean,
y, por plata también, al diablo invocan,
pues por hacer acopio de dineros,  20
su Dios adoran y a su Dios provocan,
infieles ya se muestran, ya sinceros.
De donación la bula te pidieron,
y de Santos Lugares la indulgencia,
mas con esos tesoros tu paciencia  25
más de una vez sus furias afligieron.
Ultramarinos fueron
los que a la Sede Santa
dieron batalla tanta
en los siglos pasados y presentes,  30
que nuestra religión se ha visto afeada,
la Iglesia hecha la presa de las gentes,
y Roma mil de veces saqueada.
De España, Santo Padre, el fanatismo
consagra las empresas ambiciosas,  35
creyendo que las intrigas más viciosas333
la quintaesencia son del heroísmo.
La Virgen, y Dios mismo,
Santiago, u otro santo
—436→
los cubre con su manto  40
para matar, robar, saquear el oro,
y la plata, o hacer mil desafueros,
que ellos llaman la guerra contra el moro,
para santificar en todo a sus guerreros.
Sobre un furioso alígero melado334  45
(segura España hasta ahora lo pregona)
San Jacobo vibrando su tizona,
sarracenos sin fin ha degollado;
-pág. 335-
igual desaguisado
sufrieron mejicanos,  50
y los nuestros peruanos
en tiempos de Cortés y de Pizarro;
el Marcó y el Osorio propalaron
de este mismo milagro lo bizarro,
si como los tomamos nos tomaran.  55
Santiago nunca quiso, Padre Santo,
hacer milagros para que el ibero
sangriento, injusto y fiero,
nos envuelva en horrores y en espanto.
El ibero entre tanto  60
viendo que se ha cansado
el aéreo melado
acude al septentrión helado y frío,
y al nieto adora de don Pedro el Grande
para que al majestuoso y argentino río335  65
tropas terribles de cosacos mande.
¡Oh, nación sin gobierno y sin cabeza!
¡Oh, Iberia, presumida y pordiosera!,
—437→
deja ya esa política rastrera
llena de majestad y de pobreza.  70
¿La rusiana pereza,
enemiga de Marte,
podrá, podrá sacarte
airosa de este lance aventurado?
¿O acaso temeremos a rusianos  75
los que al gran Hércules hemos humillado
quitándole la porra de las manos?
Racional es el ruso, oirá razones;
él sabrá examinar nuestros derechos,
y enterado de todos nuestros hechos  80
hará la salva a nuestros pabellones;
si todas las naciones
son del americano
también será el rusiano
discreto admirador de nuestras glorias;  85
viva, viva mil veces don Fernando,
pues que nos proporciona unas victorias
que admirará la escuadra de Alejandro.
Alejandro, ejemplar de emperadores
lo será si conoce nuestros fueros,  90
pero si favorece a los iberos
experimentará de Marte los rigores.
No se cansen, señores,
de ultramar, no se cansen,
pues cuando más avancen  95
será mucho mayor nuestra ganancia,
más y más probarán nuestra constancia
junto con la dificultad de conquistarnos.
Vengan, enhorabuena, los cosacos,
que sin duda no saben la doctrina,  100
y en la misión patriótica argentina
—438→
serán catequizados esos guapos.
¡Qué lindos gusarapos
nos manda el Don Quijote!
Con semejante azote  105
la Iberia por costumbre nos regala
pues, rameras, ladrones y tunantes,
como hoy nos manda nos mandaba antes.


Segunda parte

    Vos, Vicario de Cristo, sabes cuánto
los iberos dinastas abusaron  110
del pontificio don, pues favor tanto
solo para robar lo aprovecharon;
religión afectaron
para ganar a Roma,
y apenas el diploma  115
los facultó para predicadores,
equivocaron ellos los encargos,
y luego se declararon por señores
para despotizar por siglos largos.
    Séptimo de los Píos, hoy debemos  120
de nuestro nuevo estado daros cuenta.
Libre ya nuestra tierra se presenta:
con todo lo que tenemos, y tendremos336,
tuyos, tuyos seremos
en todas ocasiones,  125
y si es que las naciones
quisieren atacar la Santa Sede
a tu favor irán expediciones
por mar, ya que por tierra no se puede,
—439→
y os librarán del Sud los campeones.  130
    Haz lo que el lusitano, rey, y tendrás suerte,
Vicario de Jesús, no es de este mundo
tu reino; tu primado sin segundo
en Colombia tener debe su fuerte;
tuyos hasta la muerte  135
serán los colombianos:
aquí no habrá tiranos
que de la tiara os roben los diamantes,
con el oro y la plata; corazones
tan finos lograrás, y tan amantes,  140
como deseosos de tus bendiciones.
    Buenos Aires será sede romana,
la nueva Roma, o nuevo Vaticano,
y los reinos peruano y mejicano
serán tu gran familia americana.  145
Esta gente cristiana
piadosa y columbina
que llaman argentina
levantará bandera pontificia
por todos los confines de la tierra,  150
y en el mar sepultando la codicia
hará cesar la cruel y dura guerra.
    Levantará banderas y pendones
contra la vanidad ultramarina,
y su diplomacia peregrina  155
evangélicas dictará constituciones337.
    Aprendan las naciones,
del gobierno la forma
Colombia da la norma
con sus ejemplos y sus documentos,  160
—440→
con el su poder firme y constante,
con la su madurez, sus miramientos,
virtud, honor y mérito gigante.
    De sofistas nos vamos ya llenando,
que atacan atrevidos la ley santa,  165
y en muchos la maldad es tal, y tanta,
que a su padre común van olvidando;
pero por ti clamando
estamos a millares,
y lágrimas a mares  170
noche y día los pueblos colombianos
derraman con devotos corazones,
y a la sede romana echan sus manos
aun en medio de tantas convulsiones.
¿Por qué quieres perdernos, Padre Santo?  175
¿Por qué dejas tu grey abandonada?
¿Ignoras por ventura su quebranto?
¿O el perdernos quizá os parece nada?
    De España separada
Colombia, y no de Roma  180
implora ya el diploma
del sucesor de Pedro, y entre tanto
os hará responsable de la ruina
que tu olvido ocasione en todo cuanto
pertenece a la fe y a la doctrina.  185

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA



  —441→  


ArribaAbajo- CVII -


Décima a la Caja Nacional338

   Esa caja nacional339
es un peto quitasol;
es, sin concha, un caracol;
es un pozo sin brocal;
-pág. 336-
es sin peras un peral;  5
es balanza sin su fiel;
es un trompo sin cordel;
es sin aceite un candil;
es, por último, un barril
con el fondo de papel.  10



  —442→  


ArribaAbajo- CVIII -


Por la libertad a Lima, el 10 de julio de 1821, J. C. V.340


ODA


   ¿Cuál embriaguez, cuál entusiasmo mi alma
hoy arrebatan? ¿Y en la sangre mía,
por qué un hervor desconocido siento?
¿Quién, con alegre voz, la quieta calma
se atreve a perturbar, en que yacía,  5
víctima inútil de un dolor violento?
Vosotras sois, oh, vírgenes del Pindo,
las que agitáis mi pecho... Perdonadme
si a vuestro imperio, dócil, no me rindo;
y de una vez dejadme  10
que en lugar de mi canto
sobre mi triste patria vierta llanto.
—443→

   ¿Y cómo he de cantar? Desde la orilla
del argentino río, hasta las cumbres
de los montes que a Salta predominan,  15
-pág. 337-
¿no veis, no veis que la mortal semilla
de destrucción cundió?... ¡Qué pesadumbres,
qué lágrimas, qué duelo! Se amotinan
funestas las pasiones en un año:
¡oh, año veinte del siglo! Tú acabaste,  20
y contigo tu horror; empero el daño
que en pos de ti dejaste
pesarlo es imposible341,
y enmendarlo tal vez, porque es terrible.

   Mas, ¿qué gozo hasta hora no sentido  25
mi corazón inunda de repente?
¿Cuál Dios parece que mi pecho inflama?
¿Será, será verdad que desmentido
queda mi horrible anuncio eternamente,
y que el llanto ya en vano se derrama?  30
Sí, vírgenes, corred: las victoriosas
sienes del vencedor orlad festivas
de albo jazmín, y de laurel, y rosas;
y entre alabanza y vivas,
a los libertadores  35
—444→
el camino cubrid de palma y flores.
-pág. 338-
Oigo el eco veloz, que atravesando
del Pacífico mar la quieta hondura,
resuena de los Andes en la cima;
ya, ya llega a nosotros, proclamando  40
de San Martín el nombre, y la bravura
de los que dieron libertad a Lima.
¡Libertad! ¡Libertad! no más resuena
por todo el continente; y el ruido
del último eslabón de la cadena  45
en trozos dividido,
amedrenta y aterra
a todos los tiranos de la tierra.

   Y todo cierto fue. Los batallones
condujo San Martín; y se tendieron  50
en frente de las hórridas murallas
coronadas de muerte. Las legiones
que al tirano servían, contuvieron
medrosas el furor de las batallas.
El pavor y el asombro y el espanto  55
delante nuestras filas se movían;
y en medio de las filas entretanto
serenos presidían
el valor, la firmeza,
la confianza en el jefe y su entereza.  60

   Acudid, acudid al muro fuerte,
erguidos héroes de la erguida España;
abrid las férreas puertas, y lanzando
las falanges al campo de la muerte,
en el campo venced. La fiera saña  65
-pág. 339-
de vuestros duros pechos derramando
sobre los libres que tenéis al frente,
—445→
vengaos en ellos: decidid al cabo
si el Perú debe ser independiente,
o si, por siempre esclavo,  70
en vano, en vano anhela
el genio grande que a librarlo vuela.

   Esos son, esos son los que dos veces
en Chacabuco y Maypo ya os mostraron
que humillar saben el poder de Europa,  75
y convertir sus triunfos en reveses.
El mismo rayo lanzan que lanzaron,
vibran el mismo acero: ésa es la tropa,
y ése su general. La misma guerra
que al despotismo ibérico han jurado,  80
conducen hoy a la domada tierra,
que el yugo abominado
de vuestra tiranía
sacudir sin su amparo no podía.

   ¡Qué! ¿Abandonáis de un golpe las venganzas  85
dos lustros en vuestra alma envejecidas,
y el enconoso y temerario empeño?
¡Oh!, dejad, si podéis, las esperanzas
de los libres del Sud desvanecidas:
el Perú conservad a vuestro dueño,  90
y enseñadnos de nuevo a ser esclavos.
Pero ¡qué! ¿no salís del doble muro
a llamar al combate a nuestros bravos?
Mirad que más seguro
-pág. 340-
nuestro triunfo se acerca,  95
y más vergüenza y más oprobrio os cerca.
—446→

   ¡Desgraciada ciudad! Ya pocos soles
te van a ver cautiva. ¡Hermosa Lima,
orgullo noble del Perú opulento!,
ya de tus torres las soberbias moles  100
muy en breve verán desde su cima
flamear el patrio pabellón al viento.
El grande general de día en día
redobla su tesón irresistible,
y la estrechez del sitio. Tal sería  105
Aquiles invencible
cuando a Ilión asediaba,
y a la vista de Ilión no se arredraba.

   Pero ya se oye el llanto entre los muros,
y la lánguida voz de la miseria,  110
y la desperación de la hambre insana.
El pueblo ya murmura de los duros
visires que lanzó la ávida Iberia
para horror de la tierra americana.
Mas los visires, sordos a las voces  115
del pueblo, nada escuchan; y entretanto
escuálidos los rostros más atroces,
que antes daban espanto,
veo que los aceros
caen de la débil mano a los guerreros.  120

   Crece la confusión: el miedo vaga
por entre los soldados, repitiendo
de Ricaford y Orrelly los desastres,
-pág. 341-
y los de otros sin fin342. Ya ven que amaga
—447→
igual rayo sobre ellos, y temiendo  125
nueva desolación, nuevos desastres,
no hay poder que los lleve al campo honroso
que la libertadora hueste pisa,
a disputar su posesión; medroso,
cada hombre en él divisa  130
su sepulcro, y presiente
lo que es en campo abierto nuestra gente.

   En tanto la esperanza ya se cierra
de resistir más tiempo. Decidido
San Martín a vencer, redobla, apura,  135
todos los medios que le da la guerra;
guerra, cuyos horrores, condolido
hace sentir a un pueblo sin ventura,
que clama por ser libre, y humillado
vive en degradación. Pero ya el día,  140
está pronto a lucir, que decretado
el justo cielo había;
el cielo que se cansa
de ver tanto delito sin venganza.

   ¿Cuál estrépito horrísono en las plazas  145
de la oprimida capital se siente?
¿Qué repentino movimiento lleva
por doquier las falanges? ¡Qué amenazas!
—448→
-pág. 342-
¡Qué clamor a la vez! Se cree valiente
el bárbaro español, ¿y así se ceba  150
del pueblo inerme en el brutal saqueo?343
¡Cobardes! Ya, perdida la esperanza,
¿vuestro oprobio ha de ser vuestro trofeo?
¿Será que la venganza
hasta la afrenta os lleve?  155
Pero, ¡cuándo un tirano no es aleve!

   Mas no osarán, oh, San Martín terrible,
arrostrar tus enojos, Hélos, hélos
que ya la capital abandonando
a tu poder tremendo, irresistible,  160
de la encumbrada sierra por los hielos
asilo a su vergüenza van buscando.
Donde la planta fijan, allí imprimen
la huella del horror. ¿A dónde empero
evitarán su ruina, si ya esgrimen  165
sobre ellos el acero
los guerreros que enviaste
a consumar la obra que empezaste?

   Entra, genio inmortal: anega tu alma
en el placer de libertar tu suelo;  170
entra en la gran ciudad, y los abrazos
recibe de los libres, y la palma
con que tu triunfo coronó tu anhelo.
Has roto ya los apretados lazos,
y el férreo yugo del Perú oprimido.  175
—449→
-pág. 343-
Por doquier haya libres en el mundo,
y resuene tu nombre, será oído
con respeto profundo,
y la Fama sonora
lo cantará por cuanto Febo dora.  180

   ¡Cuál se goza la América, elevando
cada vez más y más su digno trono
sobre las ruinas de ambición ibera!
Sus hijos, sus derechos recobrando,
el nombre abominable de colono  185
para siempre borraron. Nueva era,
nuevo tiempo se cuenta. La memoria
de nuestra antigua servidumbre, hundida
en el olvido yazca. Si en la historia
debe ser repetida,  190
que solamente sea,
porque nuestra justicia allí se lea.

   ¡Provincias!, que en el Sud del Nuevo Mundo
disteis de libertad el primer grito,
y el primer estandarte levantasteis:  195
sobre vosotras, sí, su aliento inmundo
la anarquía sopló; pero al Cocito
el monstruo horrible de una vez lanzasteis.
El funesto año fue; y al negro olvido
está ya su memoria encomendada.  200
A honor mayor volvéis. Tal, combatido
por la mar irritada,
vaga un bajel incierto,
y escapa de la mar, y gana un puerto.
-pág. 344-
Abríos hoy a nuevas esperanzas;  205
mirad en el Perú vuestros hermanos
—450→
ya libres de opresión. Esas legiones
que obraron de la patria las venganzas,
de que temblaron siempre los tiranos,
y arrollaron doquier sus batallones,  210
de vuestro seno fue de do salieron
para librar a Chile, y lo libraron;
de allí animosas al Perú partieron,
y en el Perú mostraron
que ya diez años hace,  215
que el sol las mira libres cuando nace.

   ¡Gozaos, pueblos todos! ¡Ea!, abramos
los cimientos del solio extenso, eterno,
do algún día la patria se coloque
con esplendor sin par. Ya, ya tocamos  220
el término a los males. El Averno
trague hasta el nombre vil del que provoque
el furor de los libres. Nuestros hijos
oigan contar el entusiasta anhelo
del héroe San Martín, y los prolijos  225
trabajos de su celo;
y respeten su gloria
hondamente grabada en la memoria.

   Sí, digno general: Aníbal mismo
envidiara tu nombre si existiera;  230
que alguna vez a Aníbal excediste.
¡Con qué placer su heroico patriotismo
reproducido en ti Washington viera!
-pág. 345-
Su sombra ilustre por doquier te sigue,
y suyas son tus obras. No, no acabes  235
sin que acabe el tirano en justa guerra;
y cuando el crimen de tres siglos laves,
—451→
da la paz a la tierra;
que desde hoy para entonces
tuyo es el mármol, tuyos son los bronces.  240

   Y vosotros ¿qué hacéis, imitadores
de Píndaro inmortal, hijos amados
del padre de la luz y la armonía?
Cantad a San Martín y sus loores,
llevad en vuestros metros delicados  245
desde do nace hasta do muere el día.
De todo triunfa el tiempo. Sin las musas
un héroe al fin no es héroe; que perdido
debe quedar su nombre en las confusas
tinieblas del olvido,  250
después que, ya pasados,
caen siglos sobre siglos despeñados.

   Solo es dado a los versos y a los dioses
sobrevivir al tiempo. ¿Quién ahora
a Eneas y sus hechos conociera?  255
¿Quién de Príamo triste los atroces
dolores, y la llama asoladora
de su infeliz ciudad, si no viviera
la musa de Marón? Y sin Homero,
¿qué fuera ya de Aquiles? Los loores  260
cantad, cantad del inmortal guerrero,
y tributadle honores
-pág. 346-
que no puede mi lira,
porque es débil la musa que me inspira.

JUAN CRUZ VARELA



  —452→  


ArribaAbajo- CIX -


Soneto344


   No son a pueblos del primer destino345
horóscopo fatal las aflicciones.
Desde la cuna en fuertes situaciones
Roma se vio; y en ellas de contino,

a un inmenso poder y gloria vino.  5
¿Quién mirando a los galos escuadrones
al pueblo hollar, matar a los varones
más respetables del poder latino

llegado el fin no ve? Camilo empero
al gran conquistador anonadando  10
repone a Roma en su esplendor primero.

Id ¡argentinos! Id el pecho alzando
sobre el nivel de los presentes males
que vuestros son de Roma los anales.



  —453→  


ArribaAbajo- CX -


Lima libre. Elogio a su héroe libertador J. M. Z.


Buenos Aires346


ODA


   Alguna vez, oh, Lima siempre altiva,
y de tus timbres noblemente ufana,
-pág. 347-
el sacro Jove desde el alto cielo
con dignación excelsa y soberana
sus ojos con ternura compasiva  5
volver había a tu ardoroso anhelo,
a tu antiguo desvelo
por aquel don divino
de que un terco destino,
un hado injusto con erguida frente  10
privarte amenazaba eternamente.
—454→

   ¿Qué, tu llanto había de ser eterno,
dilecta hija del Sol? ¿era posible
que tu opresión impávido sufriera?
No es duro, no, a tus lágrimas. Sensible  15
a los rigores de tan largo invierno
que heló tus esperanzas, la carrera
corta al genio que hubiera,
doblando tus cadenas,
prolongado tus penas,  20
y las puertas obstruye a tantos males,
sin salpicar con sangre sus umbrales.

   Rendida al peso grave y majestuoso
de tres siglos de hierro, y alistada
en las banderas de un poder tirano,  25
de tus justos derechos despojada,
y al de la fuerza duro y ominoso
sujeta con rigor cruel e inhumano,
los reclamaste en vano.
Mas ya llegó el momento,  30
Jove su sacro aliento
-pág. 348-
inspira al héroe, que a quebrar destina
el torpe yugo que tu cuello inclina.

   Celeste signo su natal glorioso
debió haber presagiado, cual la aurora  35
con sus brillos anuncia al sol naciente.
Pero el suelo feliz, que ilustra ahora
con sus virtudes y con su ingenioso
intrépido valor, más indulgente
con la estrella influyente  40
en su fatal destino,
—455→
ve que ella le previno
en el colmo del mal, que le humillaba,
los preludios del bien, que le esperaba.

   ¡Oh! ¡cuántas veces tímida acusaste  45
de tu inconstante suerte los reveses!
¡cuántas tus ojos lánguidos volviste
a los nevados Andes!, ¡Cuántas veces!
Y en sus soberbias cumbres el contraste
de tu buena fortuna presentiste,  50
cual nube que resiste
al astro que a porfía
el claro y bello día
de tu alma libertad aproximaba,
pero tenaz el hado retardaba.  55

   Vieron el fin tus ansias. obsequiosos,
los escarpados montes tributaron
homenaje al valor. En sus profundos
y tenebrosos antros resonaron
los ecos de su nombre sonorosos,  60
-pág. 349-
que los espacios llenan de dos mundos.
Sus triunfos sin segundos
fueron gritos sagrados,
con que atemorizados
tus opresores, tristes recibieron  65
la ley, que incautos antes te impusieron.

   ¡Oh, Chacabuco! ¡Oh, Maypo! Sí, allí fueron
de otro más claro triunfo los ensayos.
Allí de Astrea la más fiel balanza
ajustó los destinos. Allí rayos  70
en la fragua del celo se fundieron
—456→
para inflamar, oh, Lima, tu esperanza.
Así, pues, cuanto alcanza
tu vista desde entonces
en animados bronces,  75
debe esculpirse, pues que cede en gloria
de este hijo inmortal de la victoria.

   Se aplanaron las cumbres imponentes
a la vista del héroe victorioso.
Los bosques te abren sendas, que él abruma  80
con su legión en curso majestuoso.
Los ríos le tributan sus corrientes
cual formadas de dulce y blanda espuma.
Así que todo en suma,
su poder halagando,  85
se pone de su bando,
y aun la aurora con perlas fertiliza
los verdes valles que su planta pisa.

   ¡Qué bellos son tus pasos, héroe invicto!
-pág. 350-
Palas los guía. Su pujante lanza  90
hizo salir del seno de la tierra
el olivo florido. ¡Qué no alcanza
la tuya más fecunda en el conflicto!
Ella engendra en el centro de la guerra
la libre unión, que encierra  95
todo el bien a que aspira
el Sud, que absorto admira
para el lleno feliz de su deseo,
en tu mano el sagrado caduceo.
—457→

   Si de Alejandro la valiente pica  100
hizo brotar ciudades al desierto,
si el orbe ocupa su gloriosa fama,
la que tú enristras con mejor acierto,
y con más digno objeto, las duplica,
y su unísona voz tu brazo aclama.  105
Ellas pues en la llama
de la ara, que has oblado
a la patria, han quemado
el ídolo voraz del despotismo
que el Macedonio consagró a sí mismo.  110

   Propicio el cielo tu valor prospera.
Bajo su auspicio tus pendones plantas,
no en los débiles pueblos, en la cima
del poder arbitrario. En ella cantas
el himno de la paz con tan entera  115
voz, que percibe el más remoto clima.
¡Oh, afortunada Lima!,
tu seno al fin recibe
-pág. 351-
no a un Catón que subscribe
de Cartago, a la ruina, sí al bondoso  120
justo Foción, al Fabio generoso.

   Precursores de este fausto evento347
son sus enérgicas sólidas proclamas
del sabio Apolo parto luminoso;
ardientes focos, que despiden llamas  125
de celo, de orden, de alto sentimiento
—458→
por la unión, y la paz, ¡oh!, don precioso
del monte misterioso,
en que los inmortales
sensibles a tus males  130
al héroe ciñen con laurel divino,
y en sus manos colocan tu destino.

   No los rayos de Júpiter tonante,
no de Hércules la maza formidable,
menos de Marte la cortante espada  135
son sus triunfantes armas. No. Su amable
persuasión victoriosa; su insinuante
guerrera posición, he ahí la encantada
llave, que manejada
por su mañosa mano  140
del gran templo de Jano
las puertas cierra, sin que ya por ellas
se puedan registrar sangrientas huellas.

   ¡Pueblos de Alto Perú: ya sancionada
es vuestra libertad. Decreto eterno  145
del alto Olimpo en su favor emana.
Si brama enfurecido el fiero Averno,
-pág. 352-
si las Parcas se agitan, y en la nada
atentasen sumir con furia insana,
¡empresa loca y vana!,  150
el templo consagrado
a esta deidad osado
el héroe de los Andes... ¡oh! su nombre
será un acento hostil que los asombre.

   La capital en su opresión famosa  155
respira libre ya. Pueblos, ¿qué os resta?,
—459→
¿bien hallados estáis bajo el pesado
enorme antiguo yugo? ¿Tanto os cuesta
la cadena romper dura, ominosa,
que habéis por tantos siglos arrastrado?  160
¡Gran San Martín!, quebrado
han los dioses el sello
vil, que marcaba el cuello
de los tristes peruanos. Tú en él graba
el de la libertad, que los halaga.  165

   Dilata, oh, raro genio, tus cuidados.
Todo país, todo pueblo, toda gente
de tu mano reciba el don precioso.
Ningún tirano obste impunemente
a esta obra del valor. Si injustos hados  170
adverso reputando, quizá odioso,
tu aspirar generoso,
retardasen tu empeño,
tú, ya del campo dueño,
doquiera que tremoles tus banderas  175
lograrás triunfos tantos cuantos quieras.
-pág. 353-

   Ya de la libertad el encumbrado
árbol plantaste. Crezca. Sus frondosas
ramas han de cubrir el hemisferio
vastísimo del Sud. ¡Cielos!, qué hermosas  180
cuando unidas en centro hayan formado
a tu voz el vespusiano imperio.
¡Insondable misterio
al tardo viejo mundo!
Mas saldrá del profundo  185
letargo, cuando observe, que el Apolo,
que lo planta y lo riega, eres tú solo.
—460→

   No será entonces, no, tan bello suelo
un terreno sin jugo, desvirtuado
pais de la esclavitud. Un germen santo  190
por el valor y la virtud sembrado
bajo un clima feraz y mejor cielo,
no ya como antes la región del llanto
por un secreto encanto
ciudadanos virtuosos,  195
patriotas generosos
no esclavos viles brotará. ¡Felices!,
con tus triunfos, oh, genio, lo predices.

   Salud, pues, salud, noble guerrero,
aliento de los dioses, vive, impera  200
sobre un suelo hollado por tiranos.
¡Cuánto honor! Por ti la vez primera
hace el sol su brillante derrotero,
derramando sus luces, sobre humanos
libres, que ya sus manos  205
-pág. 354-
no miran aherrojadas,
y que tiernas miradas
volviendo a ti, bendecirán tu nombre:
¡oh! siempre vivas, bienhechor del hombre.

   ¡Qué grato acento! Canten las edades  210
de Ilión los triunfos, canten las acciones
de sus ilustres héroes y su gloria.
¿Dominaron al fin los corazones?
Al nivel de sus triunfos sus crueldades,
odiosa al mundo, fijan su memoria,  215
¡Oh, tú!, cuando la historia
tus claros hechos cuente,
si cual Marte valiente
—461→
te detalla, también te hallará digno
de dominar las almas por benigno.  220

   Así la capital no vio en tu entrada
en sus muros legiones fulminantes,
ni del ronco cañón el estallido
oyó en sus plazas. Tú logrando instantes,
olvidando los fueros de tu espada,  225
tu noble pecho de laurel ceñido,
te adviertes recibido
entre himnos inmortales,
¡ah!, tristes funerales
del despótico imperio, cuya ruina  230
será del gran Perú la rica mina.

   ¡Gran ciudad de los reyes! Si has entrado
de la alma Libertad al templo augusto
en sus aras consagra reverente
-pág. 355-
al genio bienhechor un áureo busto.  235
O bien tu noble orgullo penetrado
de la alta dignidad a que valiente
te elevó, gratamente
su apoteosis sagrada
publique sancionada,  240
y antes que extraño empeño le provoque,
en la cima de Olimpo le coloque.

   En este alto pensil, do los vapores
no llegan de la envidia, aquí reciba,
cual deidad tutelar que inspira bienes,  245
en un perenne e incesante viva,
en métricos acentos los honores
debidos al valor. Ciñan sus sienes
(si dignas de él las tienes)
—462→
diademas encantadas  250
por las manos formadas
de las Gracias, y en ellas lean las gentes:
Así premia la patria a sus valientes.

   Si premio tal, ¡oh, jefe esclarecido!,
a coronar tu mérito no alcanza,  255
en el placer, que inunda ya tu pecho,
reposa tu virtud, tu honor descansa.
Cuando al campo de Marte en que has vencido
los ojos vuelvas; cuando satisfecho
de tanto bien que has hecho  260
lágrimas enjugando,
y la libertad dando
-pág. 356-
a tanto esclavo, que en eterno día
uncido al carro del terror gemía.

   Cuando recuerdes tantos inminentes  265
enormes riesgos, a que un justo empeño
condujo a tu valor; cuando exaltada
tu viva fantasía, el fiel diseño
allí registres de los diferentes
lugares de peligro en que empeñada  270
se vio tu mano armada
en recoger laureles,
lanzando rayos crueles
contra déspotas tercos deslumbrados
en minar tus destinos empeñados.  275

   Cuando en los ocios de la paz, precioso
fruto del árbol, que plantó tu brazo,
con tus valientes fieles compañeros
de armas (a quienes siempre escaso
—463→
vendrá el más alto elogio) su ardoroso  280
vivo esfuerzo aplaudiendo, cual primeros
en abrir los senderos
al colmo de las glorias,
recuerdes sus victorias,
que si la admiración del Sud exigen,  285
a ti deben refluir, como a su origen.

   Cuando, en fin, los ecos clamorosos
del clarín de la Fama en tus oídos
resuenen, tu talla equivocando
con los héroes del orbe esclarecidos  290
por su raro valor; y veas que, ansiosos,
-pág. 357-
los anchos mares surcan anhelando,
con noble afán buscando
al héroe de los Andes,
¡oh, San Martín! ¡Qué grandes  295
avenidas de gozo! Satisfecho
con tanto premio quedará tu pecho.

   Entretanto, el Sud desde hoy atento
en ti los ojos fija. ¡Oh!, en tu brazo
su libertad afianza, y en tu celo  300
el sagrado sostén, el dulce abrazo
del altar y la patria y su incremento.
Quiera benigno generoso el cielo
secundar el desvelo
con que sacrificado  305
el árbol has plantado
a cuyo tronco asido el Nuevo Mundo
un imperio se forme sin segundo.
—464→

   Salud, pues, otra vez, triunfante atleta;
salud, valiente jefe, que a la arena  310
te presentaste audaz nunca vencido.
La extensión de los pueblos está llena
del rumor de tu nombre. Vive quieta
y pacífica vida. El torpe olvido,
fría tumba que ha sido  315
de méritos gigantes,
dejará de ser, antes
que lograr encubrir con negra sombra
el tuyo, oh, San Martín, que al orbe asombra.

JOSÉ MIGUEL DE ZEGADA



  —465→     -pág. 358-  

ArribaAbajo- CXI -

Tercera comedia de doña María Retazos


Obra del R. P. F. Francisco Castañeda348   349


 

Voces dentro del teatro.

 
VOZ 1.ª
Dios lo guarde al que fuere casado,
VOZ 2.ª
al soltero que lo guarde el carcelero.
VOZ 3.ª
Es hombre nulo el hombre soltero,
VOZ 4.ª
despreciable, inútil, gravoso al Estado.
  —466→  
 

(Música y canto dentro del teatro.)

 
       Jamás en un Estado5
figurar debe aquel que no es casado;
      ni tiene autoridad
el que carece de paternidad;
      pero el Estado debe
contener y punir al que se atreve10
      a pretender esposa
sin mérito y virtud para tal cosa;
      si esta ley se siguiera,
todo nuestro linaje santo fuera.
 

(Se corre el telón y aparecen en un estrado la Excma. e Ilma. COMENTADORA, y D.ª MARÍA RETAZOS, presidiendo a dos coros de niñas que se ocupan en coser, dibujar, tocar el clave, etc. D. EU NAM ME METO COM NIMGÜEIN   -pág. 359-   estará en la testera enfrente muy ocupado en tejer unas medias. Música y canto.)

 
COMENTADORA
   Oh, niñas que os criáis para matronas,15
que distingáis conviene las personas,
porque en el siglo aleve,
en el perverso siglo diecinueve,
por causa de los nidos
muy pocos hay que sepan ser maridos.20
—467→
No es ahora como antes,
pues como ruda abundan los tunantes;
perversos perdularios
pasean por las calles y los barrios;
sin el menor oficio25
aspiran con ardor al beneficio
del matrimonio rato,
que, según su opinión, es un contrato
en el que, quien consiente,
cede todo en favor del proponente;30
su mérito saneado
es blasfemar de todo lo sagrado;
sin saber la doctrina,
consiste su destreza peregrina
en saludar tal vez a la francesa,35
caminará la inglesa,
balbucir los idiomas a la llana
sin entender la lengua castellana;
no salir del café; robar lo ajeno,
y no hacer en su vida nada bueno,40
porque son libres ya, e independientes
-pág. 360-
de sus padres, padrinos y parientes.
Mucha lástima os tengo, niñas bellas,
sabed que al cielo suben mis querellas
cuando veo que son nuestros varones45
por genio y por dictamen tan bribones.
D.ª MARÍA
   Mientras la esposa al varón
no le cueste mil afanes,
la tierra de perillanes
será un inmenso tablón;50
—468→
por eso, la religión
de acuerdo con el gobierno,
manden que no sea yerno
aquel que no lo merezca,
y que el soltero padezca55
en la tierra un vivo infierno.
Sufra palos el soltero
de cualquier hombre casado;
y como raso soldado
tenga en su mano el sombrero;60
al casado por entero
obedezca en cualquier lance;
jamás salga de este trance
hasta que novia merezca
y si no, más que perezca65
ninguna indulgencia alcance.
Con esta resolución
si fuere firme y constante
habría arbitrio bastante
para una reformación70
-pág. 361-
que en una generación
sería muy general;
pero todo nuestro mal
consiste en la baratura
y ésa es la mala ventura75
de nuestro sexo fatal.
Niñas: casaos con los pampas
más bien, o con abipones,
que no con los señorones
que viven de puras trampas;80
esos mozuelos estampas,
sin honor, sin religión,
servirán de confusión
—469→
a las honestas doncellas:
o que vivan pues sin ellas,85
o que muden de opinión.
D. EU
   O melhor espozo Cristo
se enamorou da sua igreja,
mas elle morreu por ella
e ficou homem bem quisto:90
com seu sangue a regou,
e de pois de mil turmentos
lhe deixou seus sacramentos,
e de grassa a dotou:
religioso documento95
em aquisto nos deixou,
e a os solteiros doutrinou
com seu esclarescido ezemplo.
Assim que mininas minhas
-pág. 362-
olhad ao crucificado100
por se algum enamorado
nam faze taes maravinhas:
Christo morreu por sua espoza;
pois que os meninos trabalhem;
e senam que nam se cazem105
pois cazaremse he gran coiza.
 

(La niña que está en el clave empezará a tocarlo, e inmediatamente dejando todas la tarea harán coro, y cantarán a son de clave.)

 
CORO
   Las niñas en su labor
siempre viven ocupadas,
—470→
-pág. 363-
y el que seamos entregadas
a ociosos es cruel rigor.110
 

Glosa.

 
LA DEL CLAVE

 (Sola.) 

   Mientras que nuestros garzones,
indolentes perezosos,
retozan libres y ociosos
sin cargos ni obligaciones;
mientras que en sus diversiones115
sin vergüenza y sin honor
gastan de su edad la flor,
es por cierto una jalea
ver que cumplen su tarea
las niñas en su labor.120
CORO
   Las niñas en su labor, etc.
LA DEL CLAVE
   Aquese sexo viril
por falta de policía
vive ya sin cortesía,
y se ha vuelto femenil;
un gobierno varonil125
debe hacernos bien casadas,
y, con leyes ajustadas,
mandar al que no es casado
que imite a las que en su estrado
siempre viven ocupadas.130
  —471→  
CORO
   Las niñas en su labor, etc.
LA DEL CLAVE
   Las damas prolijamente
y con gran solicitud
somos en toda virtud
fundadas estrictamente;
mas en nuestro continente135
somos las más desgraciadas,
porque las leyes sagradas
y humanas reparan poco
el darnos por ahí a un loco,
y el que seamos entregadas.140
CORO
   Las niñas en su labor, etc.
  -pág. 364-  
LA DEL CLAVE
   Nuestro único galardón
para no ser infelices
es que nos haga felices
algún virtuoso garzón;
pero es una compasión145
que un gobierno protector
deje en el disparador
las juventudes floridas,
y eso de vernos vendidas
a ociosos es cruel rigor.150
CORO
   Las niñas en su labor, etc.
  —472→  
 

(Concluido el canto golpean a la puerta, y una CRIADA entra diciendo:)

 
CRIADA
   Ilustrísima señora,
tres jóvenes amables y graciosos
pretenden en buenhora
rendir muy oficiosos
a estas niñas sus cultos obsequiosos.155
COMENTADORA
   Mundo, demonio y carne
serán si no me engaño
esos tres hugonotes de Bearne
que para nuestro daño
vienen a dar aquí muestra del paño.160
D.ª MARÍA
   ¿Son jóvenes del día
ésos que vienen a martirizarnos?
-pág. 365-
Mucha filosofía
vendrán sin duda a darnos,
sírvanse de mudarse, y de dejarnos.165
D. EU
   O meu parecer he
e meu sentir salvo herro
que a entrada se lhes de,
e de pois com hum censerro
se lhes faza com pranto hum bom enterro.170
  —473→  
COMENTADORA
   Diles a esos gañanes
que entren enhorabuena,
y aunque son perillanes
tráelos acá sin pena,
hasta que den la ilaza de su vena.175
 

(Entran los tres saludando a la francesa, a la italiana y a la inglesa, toman asiento entre las niñas, y el primero dice a la NIÑA que tiene a su lado regalándole un libro de pasta dorada.)

 
JOVEN
   O mi filosofía
es falsa teoría,
o, usted, madamisela
no ha leído una planela
del sabio Juan Santiago.180
NIÑA

 (La NIÑA prosiguiendo en su costura y no admitiendo el libro.) 

   O yo no sé lo que hago,
o su filosofía
-pág. 366-
es menos que la mía,
pues ese Juan Jacobo
es tan bobo, y tan lobo185
como diez mil bobines
que la patria ha graduado de hablantines.
  —474→  
 

(Segundo JOVEN a la NIÑA de su lado.)

 
JOVEN
   Yo he estado en el café mañana y tarde,
pues de todo trabajo Dios me guarde;
mi padre es rico,190
trabaje el que quisiere ser borrico.
NIÑA

 (La NIÑA sin dejar la costura.) 

   El trabajo es virtud, y estar ocioso
es indigno de un viejo, y más de un mozo;
quien no tiene atenciones
indigno es de polleras, ni calzones,195
póngasele en un macho,
y pénelo a su arbitrio el populacho.
JOVEN

 (Tercer JOVEN regalando una estampa a la NIÑA del lado.) 

   ¡Oh, Filis adorada!,
los padres saben tanto como nada,
yo sí que sé mi cuento,200
y eso de religión es un invento
del fatal fanatismo;
no reconozco a Dios, sino a mí mismo;
y si tú por fortuna
no tienes Dios, ni religión alguna,205
-pág. 367-
serás mía al momento:
mas yo te dejaré al primer momento
de misa volteriana,
que pienso sustituir a la romana.
—475→
NIÑA

 (La NIÑA sin dejar la costura.) 

   Todos esos mementos210
sirven a las matronas de escarmientos;
pues son para nosotras mentecatos
todos los insensatos
que al ser de licenciosos,
añaden el padrón de irreligiosos;215
vayan enhoramala
los que desprecian la doctrina sana.
COMENTADORA
   Señores, por la puerta,
o bien por la ventana,
que también está abierta,220
vayan enhoramala.
D.ª MARÍA
   Si no... con mi chinela,
que ya tengo en la mano,
haré una francachela
que os costará bien caro.225
D. EU

 (D. EU echándolos a empujones.) 

   Arre, arre co u diablo
-pág. 368-
bat embora marotos;
arre, arre co u diablo;
bat embora marotos.
  —476→  
 

(Entra una CRIADA diciendo:)

 
CRIADA
   Señora: el poeta Pope230
tan viejo y tan chiquito
que no llega hasta el tope
del menor cajoncito,
ansioso solicita
hacer una visita,235
y ser introducido
a este estrado tan grave y tan lucido.
COMENTADORA
   Dile que enhorabuena
entre el señor poeta,
y ve de dirigirlo vía recta.240
 

(Entra un viejito en figura de punto interrogante pero muy fino en sus modales, y haciendo muchas cortesías a todas las señoras, que lo recibirán en pie, tomará asiento en el estrado, y dirá:)

 
POPE
   A esta augusta asamblea
me conduce mi celo
para que el mundo vea mi desvelo
en echar a los frailes por el suelo;
yo traté de sotanas,245
y lo dije, y lo digo con mil ganas,
y ahora, señoras, digo
que del clero seré siempre enemigo;
—477→
en el café murmuro,
y en la junta les doy duro, y más duro250
-pág. 369-
nombrando las personas,
y llamando pigmeas las coronas;
dale que dale
ser espíritu fuerte es lo que vale.
COMENTADORA
   Señor, don poeta Pope,255
usted salga de aquí; tome el galope;
pues los viejos solteros
no son en los estrados consejeros:
repasar la doctrina
es máxima divina260
propia del celibato
para que no se vuelva rato gato;
piense usted en la muerte
para que de esa suerte
de vírgenes en coro colocado265
pueda ser enterrado
con guirnalda preciosa,
como cualquiera moza,
o cual la vieja inupta que se entierra
de católicos en la santa tierra;270
todo celibatario
sólo tiene lugar en el rosario,
o en las procesiones,
y en las devotas místicas funciones,
pero ¿alternar con frailes?,275
¿o el hacer a los clérigos desaires?
Es culpa en un soltero
que deberá pagar con el pandero...
  —478→  
  -pág. 370-  
 

(Sacan las niñas unos panderos con cascabeles, y al son de las sonajas cantarán.)

 
 

Canto.

 
   Señor, don poeta Pope,
usted salga de aquí; tome el galope,280
pues los viejos solteros
no son en los estrados consejeros.
 

(Concluido el canto se corre el telón, y sigue la música.)

 

FRAY FRANCISCO DE PAULA CASTAÑEDA