Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
Anterior Indice Siguiente




ArribaAbajo

Acto II


Escena I

 

QUITERIA.

 
QUITERIA
¿Dó Quiteria cuitada,
sin ventura Quiteria, dó engañada
tu corazón te lleva?
¿Debes huir, y con inciertos pasos
te vienes a la muerte? 5
¿Le debes olvidar, y los lugares
frecüentas, dó algún día
su honesta llama con la tuya ardía?
¡Ay! Esta misma vega
testigo fue de nuestro amor, testigo 10
de mil hablas suaves,
de mil tiernas promesas, y mil juegos,
que eran un tiempo gloria,
y ahora son dolor en la memoria.
Aquí dulce cantaba, 15
allí alegre reía,
aquí con su guirnalda me ceñía,
y allí me la quitaba.
¡Ay triste! El valle dura,
y acabó mi ventura. 20
Feliz la pastorcilla,
pobre sí, pero libre, a quien concede
el Cielo en su llaneza
amar en libertad y ser amada,
sin que decoro, o paternal respeto 25
le dé el amante, o le violente el gusto
con mandamiento injusto.
Y triste la cuitada
a quien niegan sus hados esta suerte,
negándole la muerte. 30
Ella ríe, yo peno
cual esclava vendida:
ella se goza al lado
de su zagal amado,
y yo lloro afligida 35
del mío, para siempre dividida.
¿Qué vale el alto estado?
¿Qué vale la riqueza,
y el don de honestidad y de hermosura,
cuando falta, Quiteria, la ventura? 40
Desnudo Amor se goza en la pobreza.

 (Viendo a CAMILO.) 

Mas Camilo a mi hermana
aquí muy en secreto hablando viene.
¡Ay Basilio!... A esperarlos no me atrevo.

 (Vase.)  



Escena II

 

CAMILO. PETRONILA.

 
CAMILO
Él ha llegado en fin, y tal le tiene 45
su amor desventurado,
que algún fin desastrado
recelo, Petronila, ¡oh trance fuerte!
¡Oh mísero zagal!
PETRONILA
Su acerba suerte
debe hallar compasión en una roca. 50
CAMILO
Él en efecto se dará la muerte
desesperado.
PETRONILA
¡Ah triste! ¡Cuanto, cuanto
me duele su miseria!
CAMILO
La suya a mí no tanto
como la de Quiteria, 55
cuya penosa vida
será después un infernal tormento.
De imágenes contino combatida,
el ciego abandonado pensamiento
le traerá siempre a su Basilio amado. 60
Hallarale a su lado
bañado en sangre por su amor vertida:
le pedirá venganza:
le acusará su pérfida mudanza:
o amoroso y rendido 65
le dirá mil finezas, que en su oído
falaces sonarán: irase al lecho,
y al sucio en vano llamará: la Aurora
tornará, y con su lumbre
crecerá su dolor y su amargura. 70
¡Ay cara Petronila! Que ser puede
un lazo, que han formado
sólo interés y paternal decoro.
PETRONILA
Bien se me alcanza; mas ceder de grado
Quiteria debe a su feliz destino, 75
las dichas contemplando y la riqueza
del alto no esperado casamiento.
Es la riqueza puerta de contento;
y la cruda pobreza
puerta de desventura, 80
cuando Amor cesa, y queda su amargura.
Amor, cual niño alegre,
risas y juegos y donaires ama,
cuanto pobreza lloros,
que al punto apagan su celeste llama. 85
CAMILO
No, gentil Petronila,
ni mísera fortuna, ni pobreza
de un pecho fiel apagan la fineza.
La inclinación, el gusto,
la unión de voluntades 90
decretada del Cielo,
las sencillas verdades,
de agradar el solícito desvelo,
esto solo es Amor, y a los esposos
ciñe la sien de flores, 95
que jamás se marchitan, ni desdicen
sus primeros verdores,
lo demás es dureza y tiranía.
PETRONILA
Así es verdad, pues que tal vez dos pechos,
uno para otro hechos, 100
lloran amargamente divididos
por la cruel fortuna.
CAMILO
Esto me mueve,
como ya te decía,
y el amor que nos une
desde la edad primera, 105
a que mil medios y caminos pruebe,
por si logro impedir la muerte fiera
del mísero Basilio, suspendiendo
la triste infausta boda.
PETRONILA
¿Cómo, Camilo, suspenderla? ¿Cómo? 110
¿Estás en ti? ¿Deliras? ¿O te burlas
con pasatiempo vano?
CAMILO
Hacerlo, Petronila, está en tu mano.
PETRONILA
¡Yo turbar de mi hermana la ventura!
¡Yo en tramas! ¡Yo en ardides! ¡Tú te atreves!... 115
CAMILO
Amada Petronila, hacerlo debes
por la suerte de entrambos.
PETRONILA
Camilo, no es posible,
no; ni aun hablarse en tan revuelto día.
CAMILO
Pues esto al menos sea. 120
Véanselos cuitados, giman, lloren,
y quéjense y suspiren,
y démosle aunque leve este contento.
Acaso, Petronila... En un momento
prodigios hace Amor. Di, ¿no es Camacho 125
rico, gentil, amable? ¿Por ventura

 (Túrbase PETRONILA, y CAMILO no lo advierte.)  

no hallará cada hora
otra y otra pastora
si Quiteria le deja?
Roba a Basilio aquesta sola oveja 130
con tanto afán criada, y a la muerte
helo al instante dado.
PETRONILA
Tú, Camilo, me vuelves a tu grado
con tus dulces palabras. De Quiteria
tentaré el corazón y sí hallo modo... 135
CAMILO
Tu agudo ingenio lo disponga todo,
que yo al ciego Basilio ver deseo,
temiendo su furor.

 (Vase.)  



Escena III

 

PETRONILA.

 
PETRONILA
¡Qué devaneo
es este, mal hadada! Olvida, olvida,
Petronila, tu amor; y pues nacida 140
fuiste a celos y llantos,
llora, cuitada, y cumplirás tu suerte.
¡Ah Camacho! ¡Camacho! ¡Tú siguiendo
vas a quien de ti huye, y la infelice
desdeñas que te sigue! ¡A Petronila 145
desprecias, y a Quiteria haces felice!
Algún día, cruel, arrepentido
tú llorarás, pues lloro.
Pero ¿por qué llorar? ¿No está en mi mano
ayudar a Camilo, y mil ardides 150
fraguar contra un aleve?
¡Ah! Que acaso Quiteria en tan dichosa
suerte estará mudada.
El agua gota a gota en fin horada
la peña, cuanto más su tierno pecho 155
ruego tan porfiado.
No importa, Petronila, con cuidado
su inocencia provoca... ¡Qué afligida

 (Viendo a QUITERIA.)  

por allí asoma! Mi asechanza empiece.


Escena IV

 

PETRONILA. QUITERIA.

 
QUITERIA
¡Oh como a un triste triste le parece 160
la mayor alegría!
Este valle... Mi hermana... Vida mía,
para mí más suave
que el alba a desvelado pastorcillo,
y a solícita abeja 165
oloroso tomillo;
¿tú aquí sola?
PETRONILA
Ensayando
estaba mi tonada.
QUITERIA
Yo buscando
a Isabela venía, y ya dudosa
en volverme pensaba. 170
PETRONILA
Mas, Quiteria, ¡tú triste! ¡Tú llorosa!
QUITERIA
Yo hermana...
PETRONILA
De tu dicha
tan cerca ¡y no te alegras! ¡Y no sientes
aquel contento puro, aquel suave
vivo placer, que los demás sentimos! 175
QUITERIA
Verse pasar de esta felice vida,
Petronila querida,
a ser de libre esclava,
pender de ajeno gusto,
y entrar en mil desvelos, 180
no es mucho para risas. Si los cielos
me diesen a elegir, yo libre y sola
en esta grata soledad hiciera
mi inocente morada,
¡ay! Ni amante, ni amada. 185
Fueran mis compañeras
mis nevadas corderas:
el arroyo, la vega, el verde soto,
mi sencillo recreo,
y mis galas las flores, 190
y mis amantes tiernos ruiseñores.
¡El Cielo en otra forma lo ha ordenado!
PETRONILA
Hablas, Quiteria, en el lenguaje usado.
QUITERIA
Tú sabes bien, que desdeñé mil ruegos
de importunos amantes, y que sólo 195
pudo el precepto paternal vencerme
de Camacho en favor. No, dulce hermana,
no hay dicha, no hay ventura
cual, la inocencia de una humilde vida
de sujeción segura, 200
y a quien el mundo olvida.
Los bienes no son bienes: son prisiones
que nuestra dicha impiden; y un engaño
do crédulos caemos,
cual en la red, el avecilla incauta. 205
PETRONILA
Mas antes es forzoso,
que para asegurar nuestra ventura
al yugo el cuello demos.
Ninguna en libertad está segura,
necesitamos de un arrimo. Pasan 210
los años; y belleza,
gracias y gentileza
pasan también. La rosa
somos, que con el día
abre el purpúreo seno vergonzosa 215
para perder con él su lozanía.
Nadie de Amor se libra: jamás dejan
sus tiros de acertar. Es la ventura
hallar, cual has logrado
en tu feliz estado, 220
la conveniencia con el gusto unida.
QUITERIA
Sí, hermana, sí: mas pocas,
pocas veces verás que juntos vayan;
cuando solo interés las almas une,
que inclinación debiera. 225
Mejor es, pues, en libertad entera
vivir, que al yugo someter el cuello,
querer después y no poder rompello.
PETRONILA
¿Y tú estas libre?
QUITERIA
Si en mi mano fuera
por siempre lo estaría. 230
PETRONILA
¿Y el mísero Basilio, vida mía?
¿Y aquel amor suave en la inocente
tierna niñez criado?
¿Aquel sacar entrambos el ganado
a un hora, a un valle mismo? ¿Aquel contarse 235
hasta los pensamientos, y al hallarse
quedarse embebecidos
y suspirar al verse divididos?
¿Te enterneces, Quiteria?
QUITERIA
La memoria
de tan plácidos días 240
y puras alegrías
conmueve, hermana, mi sensible pecho,
que no de dura roca,
sino de cera delicada es hecho.
PETRONILA
¿Mas Basilio?
QUITERIA
¡Ay querida!
245
Basilio... ya el cuitado
habrá con muerte dura
sus ansias acabado.
Yo, yo la causa he sido; yo el agudo
hierro llevé a su pecho, ¡oh sin ventura! 250
Ve si debo llorar.
PETRONILA
No te me angusties,
no, pues vive.
QUITERIA
¿Qué dices?...
PETRONILA
Que en el valle
le he visto aunque a lo lejos triste, y solo
lloroso, macilento y afligido,
cual buscando los sitios do solía... 255
QUITERIA
¡Ay dulce hermana mía!
El gozo me rebosa, mi abatido
corazón desfallece con tan grata,
tan felice noticia. ¿Vive el triste?
PETRONILA
Sí; vive.
QUITERIA

 (Muy afligida.)  

¿Dónde ciega
260
me arrastró mi pasión?... En vano, en vano
vive ya para mí. Cede a tu dura
suerte infeliz, Quiteria: ya no eres,
no, la que ser solías.
La ley de honestidad, la fe jurada 265
te mandan que le olvides.
¡Ay esperanza mía malograda!
PETRONILA
Templa el dolor, y el mísero lamento,
que no es, no, leve anuncio de ventura
haber él vuelto al valle. 270
QUITERIA
Para solo su daño y mi tormento.
Mejor allá estuviera
do jamás yo le viera.
PETRONILA
¿Y por qué no has de verle?
QUITERIA
La ley dura
de recato lo veda.
PETRONILA
¡Oh simplecilla!
275
¡Cuál te ciega el dolor! Dime: ¿qué daño
en esto puede haber? ¿A quién extraño
será que habléis, lloréis con los gemidos
las quejas y los celos confundidos?
¿No es sabida de todos su ternura? 280
¿Tu honestidad a ti no te asegura?
Él así lo desea, y congojoso,
en breve alivio de su amarga suerte,
a rogarme ha venido que en su nombre,
y por su triste amor te lo rogara. 285
¿Negárselo podrás?
QUITERIA
Será la muerte
para entrambos, hermana.
PETRONILA
¡Tan severa
contra tanta humildad! ¡Cuándo se vido
nacer de la cordera
el lobo, ni de la cándida paloma 290
el basilisco fiero!
Hazle este gusto, y sea, sí, el postrero.
QUITERIA
¡Ay! ¿Me lo mandas? Mas Camacho asoma...

 (Viéndole por entre la enramada.)  

A Dios, que estoy turbada, y peligroso
fuera que así me viese. 295
PETRONILA
¿En qué quedamos?
QUITERIA
En tu mano queda
mi corazón cuitado.
Dispón dél lo mejor según tu agrado.

 (Vase.)  



Escena V

 

PETRONILA. CAMACHO.

 
CAMACHO
¿Qué es esto, Petronila? ¿Cómo huye
Quiteria de mis ojos, cuando ciegos 300
en su bello semblante codiciaban
consuelo hallar y plácida alegría?
¿Por qué tanto desdén, rigor tan crudo?
PETRONILA
Ni huyó Quiteria, ni sentirte pudo.
El deseo solícito a las veces 305
los amantes engaña,
feliz Camacho.
CAMACHO
Su tristeza extraña,
su esquivez, su silencio,
me afligen de manera,
que antes verme quisiera 310
cercado de mil penas y dolores;
que hallarla con desdén en mis amores.
PETRONILA
Siempre es la edad primera desdeñosa,
y la tierna doncella, vergonzosa
ama y recela, y su deseo esconde; 315
y si amante la mira,
se cubre de rubor, y se retira.
CAMACHO
¿Mas con su esposo tímida?
PETRONILA
¡Qué tierno!
¡Qué fino y receloso!
¡Feliz zagala!
CAMACHO
Dulce Petronila,
320
mis recelos perdona: pero dime
¿mi Quiteria me quiere? ¿Está contenta?
PETRONILA
¿Puede no estarlo con tan tierno esposo,
y en el destino a que la llama el Cielo?
¿Un mancebo gentil, rico y amable, 325
de edad florida, de apacible pecho,
y fácil trato, a quién feliz no hiciera?
Mucho, mucho te debe
mi hermana en torno, si pagar espera
tal amor, tal ventura. 330
CAMACHO
Sólo anhela el deseo
que ella la goce en mi amoroso empleo.
PETRONILA
El Cielo liberal le dio hermosura:
mas su edad ternezuela ser regida
debe con asistencia cuidadosa, 335
hasta que el trato y la costumbre la haga
diestra en las prendas, que tener conviene
la afortunada esposa
de mayoral tan rico,
y en todo a tu esperanza satisfaga. 340
¡Oh cuánto tiene que aprender Quiteria!

 (Aparte.) 

¡Y que mal cubre mi afición el pecho!
CAMACHO
Tú me la enseñarás, de tu amor fío
todo el contento mío.
Y ahora oficiosa corre, 345
corre, y dile que ciego
ardo de sus ojuelos en el fuego.
Haz tú por Dios que ingrata no me sea,
mientras yo puedo hablar a aquel criado
del nuevo huésped...

 (Viendo a CAMILO y SANCHO.)  

PETRONILA
¡Triste Petronila!
350
¡De qué gentil mensaje vas cargada!


Escena VI

 

CAMACHO. CAMILO. SANCHO.

 
CAMACHO
Amigo, ¿cómo fue?
SANCHO
¡Bien regalado!
De la espuma me dieron.
CAMACHO
¿De la espuma?
SANCHO
Salieron
por espuma tres pollas, que añagazas 355
al apetito hacían,
y a la boca ellas mismas se venían.
Luego dos gazapillos,
y cuatro pichoncillos,
y tras esto el licor, dulce embeleso 360
de Sancho, con que el seso
pierdo regocijado.
¡Es de lo más añejo y extremado!
¡Oh qué bien que sabía!
CAMILO
Mas decidme,
¿qué es este vuestro amo? ¿A qué estas armas, 365
cual si por tierra de enemigos fuera?
¿Qué busca? ¿Cómo viene
por estos despoblados?
SANCHO
¡Dudas tales
podéis tener! ¿No veis en las señales
que es mi Señor andante, caballero, 370
y de los más famosos?
CAMACHO
¿Y qué es andante?
SANCHO
Es una cosa, hermano,
que no sabré decilla,
porque ora se halla en la mayor mancilla,
ora de un alto imperio soberano 375
entuertos endereza:
soberbios desbarata:
de acá para allá corre
malandrines venciendo:
y el sabio encantador que le socorre, 380
su pro y claras fazañas va escribiendo:
vuela su fama, y viene al cabo a hallarse
de un gran rey en la corte, y a prendarse
de la señora infanta,
que es muy apuesta y bella, 385
y por quítate allá casa con ella,
y hace conde a lo menos su escudero.
CAMACHO
¡Qué decís!
SANCHO
Caballero
como este mi Señor no le halláredes
luengos siglos atrás, más esforzado 390
en el acometer, ni en repararse
más diestro y avezado.
Más cortés, liberal, ni más sabido.

 (A CAMACHO.)  

Así que de tenerle a vuestras bodas
alegraros debéis.
CAMACHO
Son dichas todas
395
de mi suerte feliz. Mas ya me llama
de la fiesta el cuidado.
Quedad a Dios.

 (Vase.)  



Escena VII

 

CAMILO. SANCHO.

 
CAMILO
¿Con que de tanta fama
es este caballero?
SANCHO
No hay deciros
sus fechos y proezas. 400
Acometer le he visto denodado
gigantes como torres, y meterse
de dos grandes ejércitos en medio,
Y al rey Pentapolín dar la victoria:
fracasar un andante vizcaíno: 405
libertar galeotes:
ganar el rico yelmo de Mambrino:
y luego si encantado no se viera,
del gran Micomicón Rey estuviera.
CAMILO
¡Qué decís!
SANCHO
Esperad, que no en un día
410
la cabra al choto cría.
Al valeroso andante
venció de los espejos,
y luego dos leones
feroces, y tamaños 415
como una gran montaña,
cuyo nombre tomó para memoria
de tan grande aventura,
que antes el caballero se llamaba
de la Triste Figura, 420
sin otros mil encuentros y refriegas.
¿Y todo para qué? Para una dura
sobajada señora,
la sin par Dulcinea, que ferido
le tiene de su amor.
CAMILO
¿Luego sujeto
425
vive al amor?
SANCHO
Mirad, si así no fuera,
no fuera caballero tan perfeto.
CAMILO
¿Y quién es su señora?
SANCHO
¿Quién? La esfera
de la belleza misma,
apuesta, comedida, y bien fablada, 430
princesa del Toboso cuando menos.
CAMILO
¡Cómo!
SANCHO
Y por ley a los vencidos pone,
que ante ella vayan a decir de hinojos:
«Encumbrada señora, aquel andante,
lumbre de caballeros, norte y guía 435
de valientes, famoso Don Quijote,
nos manda ante la vuestra fermosura,
a que de nos ordene a su talante».
Y así, o me engaña la esperanza mía,
o sus fechos extraños 440
un reino han de ganalle,
y luego encaja bien a Sancho dalle
la Ínsula, que ha de estar yo no sé dónde,
y verme así Gobernador, o Conde.
Arrímate a los buenos: con quien paces, 445
Sancho, no con quien naces.
Mas helo viene. Al lobo se mentaba,
y él todo lo escuchaba.
CAMILO

 (Aparte.)  

¡Qué extraño desvarío!
Sin seso están... no importa... en todo caso 450
hacerle quiero mío.

 (Quedándose suspenso un momento, como pensando algún ardid.)  



Escena VIII

 

DON QUIJOTE. CAMILO. SANCHO.

 
CAMILO
Felizmente, señor, os hallo al paso
para besar rendido vuestras plantas,
si tal dicha merezco.

 (Inclínase a DON QUIJOTE.)  

DON QUIJOTE
Alzad zagal gentil, yo os lo agradezco. 455
CAMILO
Esto a tanto valor hacer me toca.
DON QUIJOTE
Alzad, alzad.
CAMILO
Entre fortunas tantas,
no es del rico Camacho dicha poca
teneros a su lado;
pero mayor le vino a aquel cuitado, 460
que verse libre espera de la muerte
por ese brazo fuerte.
¡Ay infeliz!
DON QUIJOTE

 (Con tono caballeresco.)  

Mi profesión, mi estado
ayudar es a los que pueden poco,
y agravios desfacer; que esta es forzosa 465
ley de caballería,
sin que cosa en contrario darse pueda.
¿Algún menesteroso en este día
necesita de mí? Corramos luego...
CAMILO
Tal vez... pero yo os ruego, 470
que moderéis, en tanto
que él mismo os pueda hablar, el justo enojo.
DON QUIJOTE
Toda tardanza para mí es quebranto.
¡Ay alta Emperatriz! ¡Podrá ofrecerte
algún nuevo despojo 475
este tu sandio, y reprochado amante!
SANCHO
¿Va que hay entre las bodas aventura?
¿Y son en un instante
como el sueño del can mis dulces ollas?...
DON QUIJOTE

 (A SANCHO con severidad.)  

Habedos otra vez con más mesuras, 480
Sancho, y no del alegre
fagáis en demasía.
El pro del escudero
es pro de su señor, su villanía
amengua al caballero. 485
SANCHO
¿Por lo pasado lo diréis? No puede
mas conmigo, señor, el airecillo

 (Algo socarrón.)  

tras de sí me llevaba.
DON QUIJOTE
Ven acá, ¿te faltaba
tiempo para comer? ¿O mi persona 490
primero ser no debe?
Nunca tan mal sirviera
escudero a señor cual tú me sirves.
Cuidado pues, y sígueme que quiero
a solas departir...

 (A CAMILO.)  

El Cielo os guarde.
495
CAMILO
Guárdeos, señor, a vos.
 

(Vanse DON QUIJOTE y SANCHO.)

 


Escena IX

 

CAMILO. PETRONILA.

 
CAMILO
Por fin ya libre
puedo esperar a Petronila. ¡Cómo
será, que no la vea!
Mucho temo que todo en vano sea
cuanto los dos tracemos. ¡Ah cuitado! 500
Poco esperar te es dado.
Petronila no asoma... ¿Qué camino,
Basilio, seguiré para librarte,
si todo es mal, cuanto de ti imagino?
Esperaré otro rato... No, mas cierto 505
él buscarla ha de ser...

 (Viendo a PETRONILA de improviso.)  

¡Oh Petronila!
PETRONILA
Felice yo, que en encontrarte acierto
aquí a solas do pueda...
CAMILO
Acaba, acaba.
¿Vienes con muerte, o vida?
PETRONILA
Vida traigo;
pues ya dispuesta queda 510
a verse con Basilio, aunque no hallaba
manera conveniente.
Todo era recelar: líbreme el Cielo
tener que persuadir a una inocente
tan simple como hermosa, 515
que al punto mismo que en amor se arde,
recelosa y cobarde
cien mil estorbos halla en cada cosa.
Por último quedamos
en que dentro de un hora aquí vengamos 520
los cuatro, porque puedan
ellos hablarse, y acechar nosotros.
CAMILO
¡Oh dulce Petronila! ¡Oh voz suave!
¡Muy más grata a mi oído,
que de arroyuelo plácido el rüido! 525
PETRONILA
Tú pues, Camilo, de Basilio cura,
que Quiteria es segura.
Y vamos, que tal vez de nuestra falta
habrán ya recelado.
CAMILO
Ve pues por ese, y yo por este lado. 530
 

(CORO II DE ZAGALAS.)

 
UNA ZAGALA
Zagalas hermosas,
que en grata armonía
tan alegre día
debéis celebrar:
venid presurosas, 535
venid a cantar.
Zagalas venid,
y a la bien hadada
bella desposada
el himno decid. 540
Zagalas venid.
CORO I

 (Saliendo por un lado a la escena.)  

Los bienes, la ventura,
que a todos los pastores
esta unión asegura,
¡quién podrá encarecer! 545
De guirnaldas y flores
nuestras sienes ciñamos,
bailemos y aplaudamos
tanta dicha y placer.
CORO II

 (Saliendo por el otro lado.)  

La vega de verdura 550
se cubre y los collados:
sin guarda los ganados
pacen en libertad.
Todo es paz, todo holgura
por el dichoso suelo. 555
¡Baja del alto cielo,
alma fecundidad!
UNA ZAGALA
Zagalas seguid,
el himno decid.
CORO I
¡Qué vástagos frondosos, 560
cual de fecunda oliva
en torno de ella hermosos
se verán florecer!
La palma más altiva
humíllese a adorarlos: 565
y el suelo por gozarlos
se llene de placer.
CORO II
Colmad, piadoso Cielo,
ventura tan cumplida
y en sucesión florida 570
sus vidas prolongad.
De angustia, de recelo
libradlos, y sellada
quede la paz jurada
para la eternidad. 575
UNA ZAGALA
Zagalas seguid,
el himno decid.
CORO I
Fecundidad dichosa,
tú sola a los mortales
concedes bienes tales. 580
Ven, implorada, ven.
CORO II
Contigo deliciosa
baje la Paz, y en una
abundancia y fortuna
con el Amor estén. 585
UNA ZAGALA
¡Oh dichosa vega
si a disfrutar llega
de tan alto bien!
CORO I
La feliz Serrana...
CORO II
... su zagal querido... 590
CORO I
... en edad lozana
viva siglos mil.
CORO II
Con su amada unido
viva siglos mil.
UNA ZAGALA
Vivan siglos mil. 595
CORO I
La feliz serrana
en edad lozana...
CORO II
... su zagal querido
con su amada unido...
UNA ZAGALA
... vivan siglos mil. 600
CORO I
Vivan los esposos...
CORO II
... alegres dichosos...
TODO EL CORO
... vivan siglos mil.
Vivan siglos mil.



Arriba
Anterior Indice Siguiente