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Hállanse las cartas en la Academia de la Historia, Colec. Muñoz, t. XC; las publicó el Sr. Jiménez de la Espada en las Relaciones geográficas de Indias y también los Sres. Tarducci y Madero.

 

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En la Década II, lib. VI, cap. I, de Pedro Mártir de Angleria, traducción de don Joaquín Torres Asensio, se lee: «Trato familiarmente en mi casa al propio Caboto, y á veces vive conmigo; pues, llamado de Inglaterra por nuestro Rey Católico después de la muerte de Enrique, rey de la Bretaña mayor, está en la Corte con nosotros, y espera día por día que se le dispongan embarcaciones con las cuales se descubra ya por fin este ignoto arcano de la naturaleza; pienso que en el mes de Marzo del año que viene, 1516, emprenderá la marcha para hacer sus exploraciones... No faltan entre los castellanos quien nieguen haber sido Caboto el primer descubridor de Bacalaos, y no reconocen que haya caminado tanto hacia el Occidente.»

 

13

Copiada por D. Eduardo Madero.

 

14

Pág. 264.

 

15

Pág. 177.

 

16

En el tomo XV, con otros varios documentos relativos á Caboto.

 

17

Autógrafos de Cristobal Colón y papeles de América. Los publica la duquesa de Bervick y de Alba, condesa de Siruela. Madrid, 1892, páginas 109-120.

 

18

Pág. 271.

 

19

También ha recogido este escritor noticias del retrato que algunos creyeron obra de Holbein. Del palacio real pasó á manos de particulares, probablemente durante la revolución seguida á la muerte de Carlos I. Lo poseía á principios de este siglo la familia Harford de Bristol, y lo adquirió en 1842 Ricardo Biddle, el autor de la Memoria de Sebastián Caboto, llevándoselo á su casa de Pittsbourg en Pensilvania, donde pereció por incendio. Publicó estos datos D'Avezac, Revue critique, pág. 263.

 

20

Véase mis Disquisiciones náuticas, t. VI.

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