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1

Todos los nombres de los personajes de este entremés son evidentemente caracterizadores o por lo grotesco (el caso de los alcaldes), o por girar en torno a términos de germanía. Así, «Cortadilla» (trampa en el juego, LM, p. 233), «Mostrenca» (vagabundo, LM, p. 542) y «Chilindrina» (historia fantástica o broma o dicho gracioso, LM, p. 260).

 

2

Hasta el v. 37, en el que se inicia un juego de pullas paralelo entre los alcaldes, hay un intercambio de insultos entre los ladrones, de los que sólo aclararemos al lector los de sentido más oscuro, por ejemplo el «sal aquí», expresión equivalente a «cobarde» o «perro». Vid. Vv. 13, 17 y ss., así como también en el Entremés de los alcaldes encontrados (Primera parte), de Quiñones de Benavente (Cotarelo, t. II, p. 663a): «En mi tierra dicen / «sal aquí» a los perros».

 

3

Matalote: o matalón: «se aplica a la caballería muy flaca, trotona y de mal paso» (DA).

 

4

Aunque puede referirse a la Venta de Viveros sita en Toledo, lugar de escándalos y riñas y que en ocasiones fue glosada en la literatura de la época (por ejemplo, Cervantes en El rufián dichoso), nos inclinamos por identificarla con la del mismo nombre existente en el camino de Alcalá de Henares, siendo así la citada por Alemán o Quevedo en su Buscón. El ventero de la misma es siempre motejado de morisco y ladrón. Hay un entremés de Juan de Ludueña titulado precisamente La Venta de Viveros y Alcalde de Sacos, en Ramillete gracioso, Valencia, 1643. En el entremés de Quiñones, Don Gaiferos y las busconas de Madrid (Cotarelo, t. II, p. 616a), a una de ellas se la llama «Cosaria de la Venta de Viveros». Cf. Deleito y Piñuela, J., La mala vida en la España de Felipe IV, citada, pp. 181-187, y Fradejas Lebrero, J., Geografía literaria de la provincia de Madrid, Madrid, CSIC, 1958, pp. 156-159.

 

5

Maulero: juego de palabras sobre el doble significado de «tramposo» y «vendedor de retales» (DA).

 

6

Zorra: borrachera (LM, p. 798).

 

7

Letuario: era una especie de confitura de naranja que, junto con el aguardiente, era desayuno muy apreciado en la España de la época. Se conocía también simplemente por naranjada, si recordamos los famosos vv. de Góngora: «...y las mañanas de invierno / naranjada y aguardiente» (vid. Letrillas, ed. de Robert Jammes, Madrid, Castalia, 1980, p. 115). De sus propiedades terapéuticas, además de M. Herrero García, La vida española del siglo XVII, I, Las bebidas, Madrid, 1933, pp. 134 y ss., escribe un interesante capítulo Xavier Domingo en La mesa del Buscón, Barcelona, Tusquets, 1981, pp. 149-156.

 

8

Grato: pese a que la lectura de Tardes no ofrece duda alguna, por el contexto («perro», «ratón») podría tratarse de una errata por «gato», teniendo en cuenta, además, que ese término significa «ladrón» en germanía (LM, p. 396).

 

9

Gozque: perro pequeño y muy ladrador (DA).

 

10

Se alude en lenguaje de germanía a diversas formas del arte de robar. Así, «arañar» (LM, p. 57) y «arrugar» en el v. 28 (LM, p. 68).