Luz para conocimiento
de los gentiles
Comienza la
dedicatoria al reverendísimo padre e Ilustrísimo
Señor don Alfonso Carrillo, arzobispo de Toledo y
nobilísimo primado de España, del libro titulado: Luz
para conocimiento de los gentiles y gloria del pueblo de dios
Israel, sobre la unidad de la fe y la igualdad de los fieles en paz
y concordia
Sigue el primer
prefacio breve que había sido puesto en un principio como
introducción y tema del libro entero
Capítulo
I
Donde, para introducir el tema, se relatan en su
generalidad y abreviados los errores y motivos de los que impugnan
y persiguen a los que del judaísmo se habían
convertido a la fe, y en él se indica en qué
capítulo se detallan con más amplitud los argumentos
de dichos errores
Capítulo
II
Que el error de los que introducen tal cisma y
división en la iglesia no se debe estimar como
insignificante, sino como gravísimo, y por tanto los fieles
habrán de extirparlo con todas sus fuerzas
Capítulo
III
Donde se expone el orden del desarrollo de la obra, se
divide en dos partes y se indica cómo se ha de probar y
demostrar lo que va a tratarse
Capítulo
IV
En donde el escritor se disculpa invitando y rogando a
los lectores a que con buena voluntad reciban lo escrito con la
intención con que él se decidió a escribir y
que abiertamente muestra, haciendo ver que fue por auténtica
caridad de Cristo y no por algún otro motivo
Capítulo
V
Que siempre fue, es y será una la fe de todos
los creyentes y, por consiguiente, una sola su universal Iglesia,
fuera de la cual nadie pudo, puede ni podrá nunca
salvarse
Capítulo
VI
Que sin la fe de Jesucristo mediador entre Dios y los
hombres nunca nadie pudo ni podrá salvarse; y que él
es la cabeza de esta Santa Madre Iglesia universal, que
adquirió para sí con su propia sangre, la
santificó y la llevó a perfección
Capítulo
VI
Que la perfección de la Iglesia universal
respecto a Cristo consiste en dos cosas, a saber, en la verdadera
fe interior acerca de él y en el culto externo sacrifical: y
estas dos cosas en todo momento fueron necesarias a cualquiera que
hubiere de salvarse
Capítulo
VIII
Que, aunque estas dos cosas de las que se ha hablado, o
sea la creencia de la fe y el culto sacrifical, siempre fueron
sustancialmente iguales en todos los fieles, tanto en tiempos de la
ley natural como de la ley escrita y en tiempos de la ley de
gracia, sin embargo no lo fueron en su explicación y
cantidad. Y se expone como fueron en tiempos de la ley
natural
Capítulo
IX
Que en el estado de ley escrita los hombres
habían sido iluminados en la fe con más claridad y
correlativamente obligados a determinados sacrificios con muchas
circunstancias puntualizadas, en correspondencia con la fe interna
en la que ya eran más perfectos
Capítulo
X
Que antes de la venida de Cristo sólo la
comunidad judía fue, entre todas las demás naciones,
el verdadero pueblo de Dios, elegido por él, en donde se
encontraba la verdadera Iglesia de todos los fieles, de dondequiera
que ellos fuesen
Capítulo
XI
Que, aunque él solo fue el pueblo elegido de
Dios, como se ha dicho, sin embargo hubo muchas personas
particulares en otros pueblos que fueron fieles a Dios viviendo en
la ley natural, y algunos de ellos fueron mejores que algunos
judíos
Capítulo
XII
Que también entre los gentiles hubo algunos
profetas, unos buenos y otros malos, que predijeron el misterio de
Cristo, aunque sus profecías no nos son necesarias para
demostrar los misterios divinos
Capítulo
XIII
Para que eligió Dios a aquel pueblo de entre las
demás naciones y lo amó con tanta ternura y
así lo instruyó y guardó; y que lo hizo por
Cristo, que iba a venir de él según la carne para
salvar a todos los gentiles
Capítulo
XIV
Que el estado de la ley antigua era imperfecto en cinco
aspectos. A saber, en cuanto a la revelación de la fe, en
cuanto al culto sacrifical, en cuanto a los mandamientos de la ley
positiva, en cuanto al fin al que debía conducir y en cuanto
al uso y promulgación de la ley; y se trata de los dos
primeros en el capítulo presente
Capítulo
XV
Que aquel estado de la ley antigua fue también
imperfecto en cuanto al cuerpo de la ley, o bien en cuanto a lo que
la ley mandaba a los judíos
Capítulo
XVI
Que aquel estado también era imperfecto en
cuanto al fin a que se dirigía, la bienaventuranza eterna, a
donde pretendía llevar a los que ejercían el culto,
pero sin conseguirlo
Capítulo
XVII
Que el estado de la ley antigua fue igualmente
imperfecto respecto a su promulgación y uso y
administración de los ciudadanos, convivencia y trato
mutuo
Capítulo
XVIII
Que, aunque el estado del Antiguo Testamento fuese
imperfecto en estos cinco aspectos señalados al
considerarlos en absoluto, sin embargo, tenida en cuenta la
condición de dicho pueblo, le eran convenientes y lo
disponían en un orden recto y perfecto, siéndole
nocivos de otra forma por más perfectos que
fuesen
Capítulo
XIX
Que tales permisos de cobrar intereses a los
extranjeros, de dar libelo de repudio y los demás de la ley
antigua, concedidos por la imperfección del pueblo, aunque
eran de suyo ilícitos, sin embargo resultaban lícitos
a los judíos por el permiso o concesión de
Dios
Capítulo
XX
Que la imperfección de este antiguo estado duro
permanentemente hasta Cristo; pero tanto más iba
desapareciendo, sobre todo respecto a la revelación
más nítida de lo que había que creer y al
conocimiento más claro de lo que había que esperar,
cuanto más se aproximaba a Cristo
Capítulo
XXI
Que con la venida de Cristo tuvo que desaparecer del
todo aquel imperfecto estado antiguo y transformarse en otro estado
absolutamente perfecto, al que pudieran ingresar todos los que de
todas partes se acercasen y vivir entre sí en concordia,
igualdad y unanimidad
Capítulo
XXII
Que así como todos se reciben en igualdad en la
Iglesia, así también todos los que viven fuera de
ella perecerán sin duda alguna, por más que aparezcan
como perfectos en obras de justicia, puesto que ahora es necesario
para la salvación de todos los que se van a salvar el creer
recta y explícitamente la fe en Cristo. Y en donde se ponen
cuatro clases de personas que sin duda se condenan, si así
acaban su vida, y son los paganos, judíos, herejes y
cismáticos
Capítulo
XXIII
Que, aunque los fieles cristianos deban evitar estas
cuatro clases de personas citadas para no contaminarse, con mayor
cuidado aún habrán de cuidarse de los judíos
por las razones que se exponen; y con mucho más cuidado
habrán de apartarse de ellos los que de su raza se han
convertido recientemente a la fe
Capítulo
XXIV
Cuantos males aquejan a todos por guardar mal todo esto
que se ha estado diciendo, ya que se debilita la fe católica
y los judíos se vuelven más resistentes y
dañinos, con lo que se tambalean y caen muchos
católicos y fieles, creciendo las enemistades hacia los que
se habían convertido desde el judaísmo; y en ello se
ve que los rectores y prelados tienen por eso gran
pecado
Capítulo
XXV
En que se exponen algunos testimonios de los sermones
de San Juan Crisóstomo contra los judíos y al final
se llega a la conclusión de con cuánta
precaución y vigilancia debemos tratar con
ellos
Capítulo
XXVI
En el que, tras advertir a los fieles que se abstengan
de todo lo indicado, se expone en qué forma deben tratar con
los judíos; donde se concluye que siempre habrá que
tolerarlos en medio de nosotros, aunque con la debida
separación y estricta vigilancia, y que habrá que
invitarlos caritativamente a que se conviertan, y que siempre
algunos de ellos se convertirán, y que a esos tenemos que
recibirlos entre nosotros en la misma gracia y ley de
comunión general, y que al fin de los tiempos todos en
general volverán a la fe verdadera y la confesarán
unánimes con todos los fieles
Capítulo
XXVII
En que se indica la pequeña diferencia con que
estas cuatro clases de personas son recibidas en la Iglesia cuando
se convierten a ella, es decir, los herejes, cismáticos,
judíos y paganos; porque los judíos y gentiles son
recibidos sin penitencia alguna y se hacen hijos libres de la
Iglesia sin que se establezca entre ellos ninguna preferencia; y se
equivocan quienes quieren preferir en la Iglesia a los que se
habían convertido del judaísmo, porque de esa forma
resulta que los perjudican y rebajan
Capítulo
XXVIII
Donde se muestra cómo el estado de la Santa
Madre Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto a la
revelación de la fe y a la explícita creencia
universal respecto a todos sus fieles; y que de ello claramente se
sigue que todos los que vivimos en la fe evangélica tenemos
que ser unánimes y concordes
Capítulo
XXIX
Donde se muestra cómo el estado de la Santa
Madre Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto al culto del
único verdadero y altísimo sacrificio. Universal y
uniforme respecto a todos los fieles; y que también por ello
se hace ver claramente que todos los católicos que damos
culto a Cristo con este sacrificio tenemos que ser unánimes
y concordes
Capítulo
XXX
Donde se muestra cómo el estado de la Santa
Madre Iglesia por Cristo es igualmente perfecto en cuanto al cuerpo
legal y a todo género de preceptos en relación a
todos sus fieles; y que de ahí se concluye que todos los
fieles que vivimos bajo la ley evangélica tenemos
necesariamente que ser iguales, unánimes y
concordes
Capítulo
XXXI
Donde se muestra que el estado de la Santa Madre
Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto a la clara y patente
promesa del último fin que es la bienaventuranza, a donde
conduce a sus fieles; y a partir de ello también se explica
que todos tenemos que ser iguales, unánimes y
concordes
Capítulo
XXXII
Donde se muestra que el estado de la Santa Madre
Iglesia por Cristo es perfecto en cuanto a la íntegra
promulgación de la ley y al uso y administración,
convivencia y trato de sus ciudadanos; de lo que también se
concluye claramente la aludida unidad, igualdad y conformidad de
todos los fieles
Capítulo
XXXIII
En el que se concluye todo el desarrollo anterior y se
hace ver que así mediante Cristo debía ser el estado
de la Iglesia absolutamente perfecto, para que él,
iluminando al mundo entero, reuniese en sí mismo a estos dos
pueblos de judíos y gentiles, y que a esto apuntaban todos
aquellos misterios antiguos contenidos en el antiguo
testamento
Capítulo
XXXIV
Que esta igualdad, unidad y concordia de todos los
fieles que iba a venir mediante Cristo, había sido mostrada
antes bajo muchas figuras y también había sido
profetizada con múltiples oráculos
Capítulo
XXXV
Que esta paz de todos los fieles cristianos y su
convivencia unánime y concordia se nos hizo patente en su
santísima navidad, y que allí estuvieron estos dos
pueblos, judío y gentil, en igualdad congregados por
él en un nuevo pueblo
Capítulo
XXXVI
Que esto mismo que se ha dicho sobre la paz y concordia
de los fieles nos lo expuso Cristo abiertamente en toda su vida, e
incluso mandó incontestablemente que se
guardase
Capítulo
XXXVII
Que esta pacífica congregación, amistad y
concordia de todos los fieles de Cristo, que de entre los
judíos y gentiles viven dentro de la única Iglesia
Santa, fue abiertamente solemnizada por Cristo en su muerte y
sacratísima pasión
Capítulo
XXXVIII
Que esta unidad pacífica, igualdad y concordia
de todos los fieles fue patentemente realizada por los
apóstoles que constituyeron de todos ellos sin diferencias y
en igualdad la única Iglesia universal, maravillosamente
confirmada con la señal visible enviada desde el cielo por
el espíritu santo
Capítulo
XXXIX
Que este conjunto concorde y unido de todos los fieles
de Cristo aunado por los apóstoles en la misma fe y caridad,
lo conserva sin divisiones la Iglesia, que a todos les confiere los
mismos sacramentos de Cristo, como vasos de gracias distribuidos
uniformemente a todos; y especialmente el sacramento del bautismo
en el que todos renacen igualmente a una nueva vida
Capítulo
XL
Que esa concorde comunidad sagrada de la Iglesia
universal y la dignidad pacífica y uniforme de todos los
fieles de Cristo, se nos muestra a todos nosotros significada
precisamente en el nombre de cristiano, con que se nombra la
Iglesia madre de todos nosotros y en el bautismo lo aplica a cada
uno de sus fieles por igual y sin diferencias
Capítulo
XLI
Que dicha unidad concorde y comunión de la
Iglesia Católica en todos sus fieles nos ha sido recomendada
insistentemente a todos nosotros por los santos padres en los
sagrados cánones y ha sido confirmada con rigor bien
estricto para que tenga que observarse así
Capítulo
XLII
Que esta misma unidad de la Santa Madre Iglesia
respecto a la fe y sacramentos y demás oficios y beneficios
suyos hacia todos sus fieles sin diferencias, de dondequiera que
hayan venido a ella, está igualmente confirmada en las leyes
civiles por los reyes católicos, como obsequio y reverencia
a la Santísima Madre Iglesia de quien espiritualmente han
nacido
Capítulo
XLIII
Que lo que se ha dicho anteriormente acerca de la
unidad católica y la unánime y concorde
comunión evangélica ha sido últimamente
ratificado por firme decreto y reafirmado por mandato incontestable
de nuestro santísimo padre y señor Nicolás
Quinto, único sucesor de Pedro y vicario de
Cristo
Capítulo
XLIV
Que después de todo esto como punto final se
deduce que, así como le es necesaria al reino de la Iglesia
militante la unidad y concordia de todos sus fieles, de forma que
sin ellas no podría durar y se asolaría la Iglesia,
así también los que introducen tal escisura en los
fieles de la Iglesia, por ese mismo hecho, se excluyen a sí
mismos de esta santísima Iglesia
Capítulo
XLV
Donde se exponen los motivos y razones que parecen ir
en contra de esta primera parte, por los que los adversarios
pretenden impugnarla
Capítulo
XLVI
Donde para responder a los argumentos expuestos se
descubre y expone primero cómo este es un modo común
de equivocarse en que creían apoyarse los argumentantes, y
al respecto se explica de dónde provenga la trampa, porque
procede de un principio viciado, como se hace ver
claramente
Capítulo
XLVII
Donde se ponen tres reglas generales que tenemos que
seguir al tratar y exponer las sagradas escrituras, por las que
también fácilmente pueden convencerse quienesquiera
que yerren en tales doctrinas, y que también mediante ellas
quedan convictos y son inexcusables los que pretendían
introducir en la Iglesia esta doctrina del cisma y lucha entre
estos dos pueblos
Capítulo
XLVIII
En el que descendiendo a las objeciones concretas se
pone la respuesta apropiada al primer argumento sobre la muerte de
Cristo, con las otras confirmaciones y testimonios correspondientes
a él: esto es. Hasta el argumento de la semejanza con los
madianitas exclusive
Capítulo
XLIX
En el que se pone la respuesta concreta a aquel
argumento de la semejanza de los gentiles respecto al pueblo
judío en los tiempos del Antiguo Testamento, con las otras
confirmaciones y testimonios que le corresponden, hasta el
argumento del testimonio del apóstol que escribe a Timoteo,
exclusive
Capítulo
L
En el que se pone la respuesta concreta a aquel
argumento del testimonio del apóstol que escribe a Timoteo
diciendo: no neofito, con las otras confirmaciones
correspondientes, hasta el argumento del concilio toledano,
exclusive
Capítulo
LI
En el que se pone la solución al argumento
último, tomado del concilio de Toledo y del fuero
juzgo
Capítulo
LII
En el que se pone un breve epílogo y
conclusión de todo lo dicho, y se da fin a la primera parte
de esta obra
Lumen ad revelationem
gentium
Incipit prefatio ad
reverendissimun patrem ac dominum illustrissimum dominum Alfonsum
Carrillo Archiepiscopum Toletanum, ac Hispaniarum primatem
nobilissimum, in libro qui dicitur: Lumen ad revelationem gentium
et gloria plebis Dei Israel, de unitate fidei et de concordi et
pacifica equalitate fidelium
Incipit prefatio ad
reverendissimun patrem ac dominum illustrissimum dominum Alfonsum
Carrillo Archiepiscopum Toletanum, ac Hispaniarum primatem
nobilissimum, in libro qui dicitur: Lumen ad revelationem gentium
et gloria plebis Dei Israel, de unitate fidei et de concordi et
pacifica equalitate fidelium
Capitulum I
Ubi pro introducenda materia, generaliter et in summa
recitantur errores et motiva impugnantium et persequentium eos, qui
fuerunt ad fidem ex iudaismo conversi, et ibidem signatur certum
capitulum, ubi dictorum errorum argumenta scribenda sunt
largius
Capitulum II
Quod error istorum, qui huiusmodi schisma et divisionem
in Ecclesia introducunt, non qualiscunque, sed maximus debet
censeri, et ideo a fidelibus totis viribus extirpari
Capitulum III
Ubi ponitur ordo procedendi in hoc opere, et dividitur
in duas partes, et ostenditur unde ea, que tractanda sunt, debeant
probari et declarari
Capitulum IV
Ubi se excusat scribens, et hortatur et exorat legentes
ut hoc benevole acceptent intentione qua ad scribendum motus est
ipse, quam ibi plenius aperit, ostendens eam esse ex Christi
verissima caritate, et non ex aliqua alia acceptione
Capitulum V
Quos una fuit semper, est, et erit fides omnium
credentium, et per consequens una catholica Ecclesia eorum, extra
quam nemo unquam salvari potuit, aut potest, vel
poterit
Capitulum VI
Quod sine fide mediatoris Dei et hominum, Iesu Christi,
nullus unquam potuit vel poterit salvari; et quod ipse est caput
huius sancte matris Ecclesie catholice, quam sibi proprio sanguine
adquisivit, sanctificavit et perfecit
Capitulum VII
Quod in duobus consistit perfectio Ecclesie catholice
ad Christum, scilicet, in vera interiori fide de eo, et in cultu
exterioris sacrificii, et quod hec duo fuerunt necessaria omni
tempore cuilibet, qui salvari debuit
Capitulum
VIII
Quod, licet hec duo, que dicta sunt, scilicet,
credulitas fidei et cultus sacrificii, quantum ad substantiam
fuerunt semper eadem in omnibus fidelibus, tempore legis nature, et
legis scripture, et tempore legis gratie, non tamen quantum ad
eorum explicationem et quantitatem; et ostenditur qualia fuerunt
tempore legis nature
Capitulum IX
Quod in statu legis scripture fuerunt homines in fide
clarius illuminati, et per consequens ad specialia sacrificia cum
pluribus cincunstantiis determinate obligati, scundum
correspondentiam interioris fidei, in qua iam erant magis
perfecti
Capitulum X
Quod iste solus Iudeorum conventus ante Christi
adventum, inter omnes alias nationes, fuit verus Dei populus,
electus ab eo, in quo erat vera Ecclesia omnium fidelium, ubicunque
pro tunc morarentur
Capitulum XI
Quod licet ille solus esset populus Dei electus, ut
dictum est, plurimi tamen particulares homines fuerunt in aliis
populis tunc temporis Deo fideles, lege nature viventes, ex quibus
quidam fuerunt meliores quam aliqui ex Iudeis
Capitulum XII
Quod etiam in aliis gentibus fuerunt aliqui prophete,
tam boni quam mali, qui Christi mysterium predixerunt, licet eorum
prophetie, ad probanda divina, non sint nobis
necessarie
Capitulum
XIII
Ad quid fuit a Deo inter reliquas nationes populus ille
electus, et tanta teneritudine dilectus, et sic edoctus et
custoditus, et quod hoc fuit propter Christum, qui ex eo, ad
salvandas omnes gentes, secundum carnem erat venturus
Capitulum XIV
Quod status ille veteris legis erat imperfectus quoad
quinque, scilicet, quantum ad revelationem fide, et quantum ad
cultum sacrificii, et quoad mandata legis date, et quoad finem in
quem debebant adducere, et quoad legis usum et publicationem; de
quorum duobus primis agitur in capitulo presenti
Capitulum XV
Quod ille status veteris legis fuit similiter
imperfectus quantum ad corpus legis, sive quantum ad ea que in lege
precipiebantur Iudeis
Capitulum XVI
Quod status ille erat similiter imperfectus quantum ad
finem in quem dirigebatur, qui est eterna beatitudo, ad quam suos
cultores intendebat adducere, nec tamen in illam inducebat
eosdem
Capitulum
XVII
Quod status veteris legis fuit similiter imperfectus
quoad eius publicationem et civium usum et administrationem,
convictum et conversationem
Capitulum
XVIII
Quod, licet status veteris testamenti, quantum ad ista
quinque supradicta, esset imperfectus, si absolute considerentur,
tamen, considerata illius populi conditione, erant sibi
convenientia, et in eis ordinabatur, quantum ad eum recta et
perfecta politia, que alias esset eidem nociva, quantuncunque ista
essent perfecta
Capitulum XIX
Quod iste permissiones de dando ad usuram extraneis, et
de dando libellum repudii, et de similibus aliis veteri lege,
propter imperfectionem populi concessis, licet in se essent
illicite, ex permissione tamen aut concessione Dei, fiebant licite
Iudeis
Capitulum XX
Quod huius veteris status imperfectio semper duravit
usque ad Christum, tanto tamen magis auferebatur specialiter
quantum ad apertiorem revelationem credendorum, et ad clariorem
certitudinem sperandorum, quanto magis appropinquabat ad
Christum
Capitulum XXI
Quod veniente Christo debuit imperfectio illius veteris
status penitus evacuari, et in alium statum omnimode perfectum
mutari, in quo omnes undecunque advenientes possent intrare, et
inter se invicem concorditer, equaliter et unanimiter
vivere
Capitulum
XXII
Quod sicut in Christi Ecclesia omnes equaliter
recipiuntur, ita extra illam existentes omnes indubitanter pereunt,
quantuncunque in operibus iustitie videantur esse perfecti, eo quod
iam est neccessarium ad salutem, omnibus qui salvari debent, fidem
Christi recte et explicite credere. Ubi ponuntur quatuor genera
hominum qui sine dubio damnantur, si sic vitam finierint, scilicet
pagani et heretici, schismatici et Iudei
Capitulum
XXIII
Quod licet omnia ista quatuor genera hominum
supradicta, debeant in christiana religione a fidelibus evitari, ne
forte contingat eosdem ab illis contaminari, speciali tamen cautela
Iudei sunt evitandi, propter causas que tanguntur ibi; specialius
vero debent ab eis separari illi qui fuerunt ex eadem gente noviter
ad fidem conversi
Capitulum
XXIV
Quanta mala perveniant omnibus ex eo quod male ista
supradicta servantur, quia infirmatur catholica fides, et Iudei
efficiuntur durissimi et damnabiliores, et subvertuntur et pereunt
multi catholici et fideles, et suscitantur et crescunt inimicitie
contra eos qui fuerant ex iudaismo conversi; et ideo rectores et
prelati multum in hoc videntur peccare
Capitulum
XXV
In quo ponuntur auctoritates quedam ex dictis beati
Ioannis Chrysostomi contra Iudeos, et in fine concluditur cum
quanta cautela et custodia debeamus conversari cum eis
Capitulum
XXVI
Ubi commonitis fidelibus ut ab huiusmodi supradictis
abstineant, declaratur qualiter cum Iudeis conversari debeant, ubi
concluditur quod semper sunt inter nos, diligenti tamen
separatione, et districta cautela tolerandi, et, ut convertantur,
caritative invitandi, et quod continue ex eis aliqui debent
converti, et quod tales sunt nobiscum in eadem communi gratia et
lege communicationis suscipiendi, et quod in fine temporum omnes
generaliter debent ad veram fidem redire, et eam cum ceteris
fidelibus unanimiter profiteri
Capitulum
XXVII
Ubi assignatur brevis differentia qua ista quatuor
hominum genera, scilicet, heretici, schismatici, iudei et pagani,
recipiuntur in Ecclesia quando convertuntur ad illam; quia Iudei et
gentiles recipiuntur sine aliqua penitentia, et efficiuntur filii
liberi Ecclesie, non notata inter eos aliqua preeminentia, et quod
errant qui volunt in Ecclesia preferre eos qui fuerunt ex iudaismo
conversi, quia hoc ipso videntur eos deprimere et
minorare
Capitulum
XXVIII
Ubi ostenditur quomodo status sancte matris Ecclesie
sit perfectus per Christum, quantum ad revelationem fidei et
explicitam credulitatem generaliter circa omnes eius fideles, et
quod ex hoc clarissime demonstratur quod omnes viventes in fide
evangelica debemus esse unanimes et concordes
Capitulum
XXIX
Ubi ostenditur quomodo status sancte matris Ecclesie
est perfectus per Christum quamtum ad cultum unius verissimi et
altissimi sacrificii generalis et uniformis circa omnes fideles, et
quod ex hoc similiter apertissime domonstratur quod omnes catholici
Christum sub hoc sacrificio colentes, debemus esse unanimes et
concordes
Capitulum
XXX
Ubi ostenditur quod status sancte matris Ecclesie est
similiter perfectus per Christum quamtum ad corpus legis et ad
omnia genera preceptorum eius, respecto omnium suorum fidelium; et
quod ex hoc concluditur quod omnes fideles sub evangelica lege
viventes debemus necessario esse equales, unanimes et
concordes
Capitulum
XXXI
Ubi ostenditur quod status sancte matris Ecclesie sit
perfectus per Christum quamtum ad claram et apertam promissionem
ultimi finis, scilicet, beatitudinis, ad quem suos fideles inducit,
et ex hoc similiter declaratur quod debemus esse omnes equales,
unanimes et concordes
Capitulum
XXXII
Ubi ostenditur quod status sancte matris Ecclesie sit
perfectus per Christum quamtum ad legis integram publicationem, et
suorum civium usum et administrationem, convictum et
conversationem, ex quo similiter clarissime concluditur supradicta
omnium fidelium unitas, equalitas et conformitas
Capitulum
XXXIII
Ubi concluditur totus superior progressus, et
demonstratur quomodo sic per Christum debebat Ecclesie status
omnino esse perfectus, ut, totum mundum illuminans, ipse in
semetipsum coniungeret hos duos populos, scilicet, Iudeorum et
gentium, et quod ad hoc ordinabantur omnia illa antiqua mysteria in
veteri testamento contenta
Capitulum
XXXIV
Quod hec equalitas, unitas et concordia omnium fidelium
futura per Christum, fuit ante figuris plurimis demonstrata, et
fuit etiam multis oraculis prophetata
Capitulum
XXXV
Quod hec pax omnium Christi fidelium et eorum
conversatio unanimis et concordia fuit nobis aperte demonstrata in
eius sanctissima Nativitate, et quod ibi fuerunt isti duo populi,
scilicet, Iudeorum et gentium, ab eo in unum novum populum
equaliter congregati
Capitulum
XXXVI
Quod hoc ipsum quod dictum est de pace et concordia
fidelium, fuit nobis per Christum in tota eius vita apertius
divulgatum; immo irrefragabili verbo observare
mandatum
Capitulum
XXXVII
Quod hec congregatio pacifica, amicabilitas et
concordia omnium Christi fidelium, ex Iudeis et gentibus viventium
intra unam, sanctam Ecclesiam, fuit a Christo apertissime celebrata
in eius morte et sacratissima passione
Capitulum
XXXVIII
Quod hec omnium fidelium unitas pacifica, equalitas et
concordia, fuit per Apostolos manifestissime congragata, et ex eis
omnibus unica catholica Ecclesia indistincte et equaliter
constituta, ac signo visibili celitus emisso a Spiritu Sancto
mirabiliter confirmata
Capitulum
XXXIX
Quod ista concors et unita collectio omnium Christi
fidelium per apostolos adunata in eadem fide et caritate
indivisibiliter servatur ab Ecclesia, que omnibus confert eadem
Christi sacramenta, velut quedam gratiarum vasa distributa omnibus
uniformiter, et specialiter ipsum baptismatis sacramentum in quo
omnes in novam vitam equaliter renascuntur
Capitulum XL
Quod ista sacra concors universalis Ecclesie
communitas, ac omnium Christi fidelium pacifica et conformis
dignitas omnibus nobis demostratur ad sensum in ipso nomine
christiano, a quo omnium nostrum mater Ecclesia denominatur, et
omnibus suis fidelibus in baptismo equaliter et indistincte
communicat illud
Capitulum
XLI
Quod hec ipsa supradicta Ecclesie catholice concors
unitas et communio in omnibus fidelibus est nobis omnibus nimium a
sanctis patribus in sacris canonibus commendata, ac ut sic
observari debeat satis districto rigore firmata
Capitulum
XLII
Quod hec ipsa sancte matris Ecclesie unitas indistincte
circa fidem et sacramenta ac cetera eius officia et beneficia in
omnibus suis fidelibus, ad eam undecumque advenientibus, est
similiter confirmata in civilibus legibus, a catholicis regibus in
obsequium et reverentiam sanctissime matris Ecclesie, a qua
spiritualiter nati fuerunt
Capitulum
XLIII
Quod hec que de unitate catholica ac unanimi et
concordi communione evangelica dicta sunt supra, sunt ultimo
decreto firmissimo roborata ac irrefragabili mandato firmata a
sanctissimo patre et domino nostro Nicolao quinto, unico successore
Petri et Christi vicario
Capitulum
XLIV
Quod post hec omnia pro articulo finali concluditur
quod, sicut ad regnum militantis Ecclesie est necessaria omnium
suorum fidelium unitas et concordia, ita sine ea durare non posset
et desolaretur Ecclesia, et ideo illi qui huiusmodi scisuram in
Ecclesie fidelibus introducunt, eo ipso ab ipsa sanctissima
Ecclesia semetipsos expellunt
Capitulum
XLV
Ubi recitantur motiva et rationes que militare videntur
contra hanc primam partem, quibus adversarii eamdem impugnare
conantur
Capitulum
XLVI
Ubi pro responsione supradictorum argumentorum primo
aperitur et declaratur quomodo iste sit modus communis errandi quo
isti sic arguentes videbantur inniti, et declaratur ad idem unde
iste laqueus deceptionis proveniat, quia procedit ex quodam
corrupto principio, sicut ibidem aperte monstratur
Capitulum
XLVII
Ubi ponuntur tres regule generales, quas sequi debemus
in tractandis et exponendis scripturis sacris, per quas etiam
faciliter convinci poterunt quicumque in huiusmodi doctrinis
errantes, et quod per easdem quoque convincuntur et sunt
inexcusabiles illi qui in Ecclesia introducere nitebantur inter hos
duos populos hanc doctrinam schismatis et contentionis
Capitulum
XLVIII
In quo descendendo ad particularia argumenta ponitur
responsio specialis ad illud primum argumentum de occisione
Christi, cum aliis confirmationibus et auctoritatibus ad illud
pertinentibus, scilicet, usque ad argumentum de similitudine
Madianitarum, exclusive
Capitulum
XLIX
In quo ponitur specialis responsio ad argumentum illum
de similitudine gentilium ad populum Iudeorum tempore veteris
testamenti, cum aliis confirmationibus et auctoritatibus ad illud
pertinentibus, usque ad argumentum de auctoritate Apostoli
scribentis ad Timotheum, exclusive
Capitulum L
In quo ponitur specialis responsio ad argumentum illud
ex auctoritate Apostoli scribentis ad Timotheum, scilicet, non
neophytum, cum aliis confirmationibus ad illud pertinentibus, usque
ad argumentum ex Concilio Toletano exclusive
Capitulum LI
In quo ponitur solutio ad argumentum ultimum sumptum ex
concilio Teletano et ex Foro Iudicum
Capitulum
LII
In quo ponitur supradictorum brevis epilogus et
conclusio, et fit finis huius operis prime partis
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