Pabellón español en la Exposición Internacional de París (1937)
(Texto de Fernando Martín Martín, El pabellón español en la Exposición Universal en París en 1937, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1983) |
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
(Texto de Fernando Martín Martín, El pabellón español en la exposición Universal en París en 1937, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1983) |
(París, 4/5/1937)
El presidente francés Albert Lebrun inaugura en París la Exposición Internacional del arte y la técnica en la vida moderna. El recinto ferial, que ocupa un amplio sector entre la colina de Chaillot y la plaza de Jena, alberga los pabellones de numerosos países del mundo. Uno de los que más atraen al público, dada la guerra en que está inmerso el país, es el Pabellón de la República de España, donde el gobierno republicano quiere recordar al mundo que él representa la voluntad democrática del pueblo español.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
(Texto de Josefina Alix Trueba, Pabellón español: Exposición Internacional de París 1937, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987) |
La escultura pertenecía a una serie de cuatro cabezas, de las cuales tres fueron expuestas en el Pabellón español. La «Gran cabeza de mujer» fue realizada en 1931 por Picasso en su estudio de Boisgeloup (Gisors), y estaba inspirada por la fisonomía de Marie Thérèse Walter, cuya imagen aparece en numerosas obras pictóricas de Picasso en esos años. La estatua, vaciada en cemento, fue colocada en el exterior del Pabellón, debajo de la escalinata de la entrada. En opinión de Josefina Alix Trueba, las «Cabezas de Boisgeloup» pasaron a simbolizar en el imaginario de Picasso a «la República Española amenazada».
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
En carta fechada el 10 de abril de 1937, José Gaos, Comisario General del Pabellón español, invitaba a Julio González a participar en la Exposición Internacional. La escultura, realizada «en hierro viejo con apariencias de madera» fue colocada en un pedestal junto a la escalinata de la entrada al Pabellón. En un principio, Julio González dudaba entre esta obra, de gran impacto realista, y «Mujer ante el espejo», más próxima a la iconografía de la vanguardia. José Gaos le pidió expresamente que presentara «La Montserrat», que consideraba «obra poderosa, inteligible para todos y completamente actual», ya que representaba vivamente la situación de desesperación y de guerra que atravesaba España en ese momento.
En opinión de Josefina Alix Trueba, «la ejecución de la obra es de una perfección absoluta, cuidada hasta en sus más mínimos detalles, laboriosamente ensambladas las diferentes piezas de hierro que, previamente, han debido ser moldeadas y forjadas para conseguir esas maravillosas formas que componen el conjunto de la madre y el niño envuelto en su toquilla, esa mano que agarra firmemente una hoz...».
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Conocida también como «La mujer del vaso», esta obra concluida en 1933 fue una de las cinco esculturas que Picasso cedió al Pabellón español. Realizada también en su estudio de Boisgeloup, la obra, de más de dos metros de altura, recrea con cierto aire primitivista las remotas figuras de la tradición ibérica.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
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(Texto de Josefina Alix Trueba, Pabellón español: Exposición Internacional de París 1937, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987) |
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
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La presencia de Federico García Lorca en el Pabellón español representó un auténtico símbolo de la unión intelectual en favor de la libertad. Fue colocado un gran retrato del poeta junto a algunos ejemplares de su obra Llanto por la muerte de Ignacio Sánchez Mejías, en el Servicio de Publicaciones, situado en la planta baja del Pabellón. También en uno de los fotomontajes regionales podía leerse unos versos de Lorca, del poema «Romance de la Guardia Civil»
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Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Vista de la sala de proyecciones del Pabellón español
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Fotograma del filme documental Madrid, realizado en 1937 por Manuel Villegas López
Tras el comienzo de la Guerra Civil, Luis Buñuel fue nombrado coordinador de Propaganda al Servicio de la Información en la Embajada española en París. En 1937 supervisa la producción y realización de la película de propaganda España leal en armas. El gobierno republicano le encarga la programación cinematográfica del pabellón español en la Exposición Internacional de París.
Fueron proyectadas doce películas y documentales de carácter histórico, cultural y político, aunque sólo tres de las producciones hacían referencia a la situación bélica de España. Buñuel ofició además como productor del único largometraje presentado en la muestra: La hija de Juan Simón (1935).
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
La segunda planta estaba destinada a las secciones de artes plásticas y artes populares. Dividida longitudinalmente por medio de paneles móviles, la entrada se hacía por la sección de artes plásticas para seguir el recorrido por las artes populares y de allí, una escalera conducía a la primera planta. Según se bajaba, el visitante tenía en frente el gran mural de Joan Miró «El payés catalán en revolución», una de las impresionantes obras del pintor y de enormes dimensiones -desgraciadamente desaparecida.
(Texto de Josefina Alix Trueba, Pabellón español: Exposición Internacional de París 1937, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987) |
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Emiliano Barral había muerto en el frente español el 21 de noviembre de 1936. El comisariado del Pabellón español decidió incluir 18 esculturas de Barral, como homenaje póstumo a su figura. Gran amigo de Antonio Machado, Barral dedicó al poeta un retrato en piedra que, a pesar de no disponer de datos gráficos, es de suponer que formara parte de la exposición.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
(Fuente: Fernando Martín Martín, El pabellón español en la exposición Universal en París en 1937, Sevilla, Universidad de Sevilla, 1983) |
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
La primera planta estaba completamente dedicada a la información, a base de paneles de fotomontajes, sobre actividades económicas, riquezas nacionales, estadísticas, agricultura, educación, previsión, escuelas, sanidad pública, misiones pedagógicas, etc. |
(Texto de Josefina Alix Trueba, Pabellón español: Exposición Internacional de París 1937, Madrid, Ministerio de Cultura, 1987) |
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Foto cedida por el Museo Centro de Arte Reina Sofía.
Las obras de Josep Renau manifiestan una clara voluntad socio-política, empeño al que servía de manera privilegiada el formato artístico elegido por Renau: el cartel y el fotomontaje. Las obras de Renau se expusieron en la planta baja del pabellón español, en la sección de artes populares y artesanía. Los fotomontajes hacen un recorrido por las distintas regiones de España, que reflejan en los casos catalán y vasco principalmente, una declarada actitud combatiente. Una de las series más destacadas fue la dedicada a los desastres de la guerra: las víctimas, la orfandad, la destrucción del patrimonio artístico y monumental, etc. Las imágenes se combinaban igualmente con objetos y trajes representativos de las distintas regiones, y se completaban con textos y citas, como la extraída del Quijote:
On doit exposer sa vie pour la liberté. |