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Plan de evasión [Fragmento]

Adolfo Bioy Casares





-¿Dónde está el gobernador?

-En la isla del Diablo.

-Iremos allí.

-Imposible, mi teniente. El señor gobernador ha prohibido el ingreso en la isla.

-¿Y usted me prohíbe salir a caminar? -La frase era débil. Pero Nevers salió dando un portazo fuerte. Inmediatamente Dreyfus apareció a su lado. Le preguntó si podía acompañarlo y sonrió con asquerosa dulzura. Nevers no le contestó; pasearon juntos. La isla no es un lugar ameno: en todas partes el horror de ver presidiarios, el horror de mostrarse libre entre presidiarios.

-El gobernador lo espera ansiosamente -dijo Dreyfus-. Estoy seguro de que esta misma noche lo visitará.

Nevers creyó percibir alguna ironía. Se pregunta: ¿es simplemente una manera de hablar, o su perspicacia de judío le reveló que yo maldecía al gobernador? Dreyfus elogió al gobernador, se felicitó por la dicha de Nevers (pasar algunos años de juventud a la sombra de un jefe tan sabio y afable), y por su propia dicha.

-Espero que no sean años -dijo Nevers con audacia, y corrigió-: Espero que no sean años los que yo deba caminar con usted.

Llegó hasta unas grandes rocas en la costa. Contempló la isla de San José (enfrente), la isla del Diablo (entre las olas, más lejos). Creía que estaba solo. Repentinamente, Dreyfus le habló con su tono más suave. Sintió el vértigo y el miedo de caer en el mar.

-Soy yo, apenas.

Dreyfus continuó:

-Ya me voy, mi teniente. Pero tenga cuidado. Es fácil resbalar por el musgo de las rocas, y debajo del agua lo miran los tiburones.

Siguió contemplando las islas (con más cuidado, disimulando que ponía más cuidado).

Entonces, cuando quedó solo, hizo el atroz descubrimiento. Creyó ver enormes serpientes entre la vegetación de la isla del Diablo; pero, olvidado del peligro que lo acechaba en el mar, dio unos pasos y vio en pleno día, como Cawley en la noche astrológica del lago Neagh, o como el piel roja en el lago de los Horcones, un verdoso animal antediluviano; absorto, caminó hacia otras rocas; la nefasta verdad se reveló: la isla del Diablo estaba «camouflada». Una casa, un patio de cemento, unas rocas, un pequeño pabellón, estaban «camouflados».





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