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Esta estrofa sólo aparece en el libro de Alfay. (N. del E.)

 

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Es evidente que Mira de Amescua se burla de la obsesión de Alarcón por los nombres importantes. Todos los que menciona en el primer verso eran, efectivamente, nombres legítimos de Alarcón, pero seguramente resultaba ridículo para muchos de sus contemporáneos que los hiciera destacar tanto cuando ni su familia inmediata ni su situación económica eran lo que a él le hubiera gustado. Esta interpretación se refuerza, en mi opinión, porque en el segundo verso Mira se dirige a Alarcón con los comunes nombres de "Juan Ruiz" que, por otro lado, también eran legítimos. (N. del E.)

 

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Como indica Fernández-Guerra, fue Mira de Amescua el que le propuso a Alarcón escribir el "Elogio descriptivo" con la ayuda de otros (392). Si efectivamente Alarcón le debía la mitad del dinero de Cea o no, es algo que nunca sabremos, pero también hay que recordar que hubo otros muchos colaboradores. Puede, por lo tanto, que, como sugiere Hartzenbusch, ese comentario fuera una simple broma (Biblioteca de autores españoles 20:XXXIII). (N. del E.)

 

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Según Julio Jiménez una obra de teatro en la época de Alarcón se pagaba, de manera general, a unos 500 o 600 reales. Si eso es cierto, el comentario de Mira de Amescua vendría a decir que las obras de Alarcón no valían gran cosa. Sabemos que, a pesar de lo bien considerado que se le tiene en la actualidad, las obras de Alarcón no se encontraban entre las más populares del público de la época. Hartzenbusch y Revueltas achacan este hecho a que al público, que fundamentalmente buscaba divertirse, no le agradaba el tono serio y moralista de las obras de Alarcón (Biblioteca de autores españoles 20:XXI; Revueltas, Discurso 108). (N. del E.)

 

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Esta estrofa sólo aparece en el libro de Alfay. (N. del E.)

 

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En resumen, este poeta dice que el poema que Alarcón escribió, por encargo de Cea, con motivo de los juegos de cañas y toros del 21 de agosto fue tan poco poético que recitarlo recordaría el feo graznido de un halcón. También hace referencia al hecho de que el mejicano no distribuyese el dinero y, como los otros poemas que hemos visto, nos trae a la mente lo deforme del cuerpo de Alarcón al compararlo con el curvo pico de un halcón. (N. del E.)

 

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Como explicábamos en la sección anterior, la academia literaria que se reunía en la casa de don Francisco de Mendoza organizó un vejamen literario para el cual se compusieron unas conocidas décimas satíricas. Parece, por otro lado, que Alarcón fue invitado a participar en el mencionado vejamen pero que, como es natural, se negó a ir. Como respuesta a esa acción se elaboraron dos poemas satíricos más, esta vez en forma de enigma, que yo paso a presentar a continuación.

Para obtener más información sobre estos textos recomiendo consultar los libros de Jiménez (253-5), Parr (51-2) y Fernández-Guerra (394-403). (N. del E.)

 

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El encabezamiento de este poema es mío. (N. del E.)

 

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Como dice Fernández-Guerra (394-403), parece que esta parte del poema dice que Alarcón fue invitado a hacer frente al vejamen y que, por no sufrirlo delante de alguna dama por la que tenía sentimientos, decidió no ir. (N. del E.)

 

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Según el Diccionario de la lengua española de la Real Academia, un sátrapa es un "gobernador de una provincia de la antigua Persia" o "un hombre ladino que sabe gobernarse con astucia e inteligencia o que gobierna despóticamente". Creo, en definitiva, que es una referencia a los miembros de la academia a los que, supuestamente, está dirigido este poema. (N. del E.)