¡Águila! ¿dónde vas? detén tu vuelo
Allá en su alcázar brillante
Allá lejos, al pie de la montaña
Al pie de la mar que besa
Aun cuando aquí reunidos
¡Aún suena!... ¡Todavía
Ayer en el alma mía
Blanca es la luz purísima y serena
Bucle dorado, que gentil y airoso
Cándidas niñas, a quien siempre veo
Como una pálida virgen
Corazón, detén el grito
Cuando alegre la rosa despertaba
Cuando en velos de sombras se perdían
Cuando la tarde espira
De mi amor las mensajeras
Despierte el eco
Detente, humanidad; póstrate, mundo
De tu amor en el vergel
Dios, que en tu trono de estrellas
Ella, la blanca paloma
Ellas cruzan de los mares
El mundo aparecía
¿En dónde está la reina de las flores?
En el cielo la luna sonreía
En las blancas espumas
En su trono de esmeralda
En un frondoso vergel
En un jardín do el ambiente
Esa luz quebrada, oscura
Escuchad: roncos los mares
Esos vapores que la tierra llora
¡Flores! no sólo el vergel
Hay música en la fuente rumorosa
Hervida saltas del pecho
Hoy canta la humanidad
Las tibias estrellas, las lámparas puras
La vida es el morir; la vida humana
Lenta la noche cansada
Lentamente la, tarde
Marquesa, grande es mi empresa
Más allá de la tarde misteriosa
Más bella que de los mares
Mira ante ti las nubes de colores
Nacer para las lágrimas y el duelo
Negras las ondas del revuelto río
Ni el primer vago reflejo
Niña de mágico hechizo
Niña, en tus sueños suaves
¿No conocéis a Lola? ¿vuestra mente
No extiendas tus alas, brisa
No pienses, Virgen mía
No ya la voz del viento que poderosa abarca
Nunca, nunca en la arena
Ola gentil, que al brotar
Palomas invisibles
¿Por qué cuando te miro sin enojos
¿Por qué la aurora de fulgores llena
¿Quién como tú? No hay ninguna
¿Quién eres virgen bella, que tras el blanco velo
Regio alcázar del sol, cuna del día
Se ha dicho tanto de tus labios rojos
Siempre que al dosel del cielo
Siempre que miro al cielo
¡Silencio! Apenas se advierte
Si robaste sus plácidos aromas
¡Sí, se inclinan, y bajan hasta el suelo
Si yo tuviera los mil rumores
Son muy hermosos los tules
Suena al fin el arpa mía
¿Te acuerdas? Bajo la cruz
Te vi como la pálida azucena
Todos han dicho que tu hermosura
Tras el doble cancel del templo oscuro
Triste, sangriento día
Tu frente he visto de dolor cubierta
Tu retrato, tu imagen peregrina
¡Última luz! ¡Sol que arde
¿Veis el cielo sin nubes?
Vendrán sin doliente queja
Virgen de la Fuensanta
Vi unos ojos; y el placer
Ya el sol ha levantado
Ya viene, niña