121
«Hai para el hombre un destino futuro capaz de satisfacer sus aspiraciones. El alma humana sobrevive a la muerte». «La beneficencia i la justicia divina nos aseguran que el órden moral debe recibir su complemento i su perfeccion mas allá del sepulcro». Ibíd., p. 154, 155. Cabe advertir en cuanto a la inmortalidad que, si bien defiende que, «basta la razon sola para ver escrito en los fenómenos morales de que somos testigos un porvenir que nos aguarda mas allá del sepulcro», afirma también que «de lo inmaterial i simple no se sigue necesariamente lo inmortal» (p. 206, 207).
122
«El yo que siente, que percibe, que recuerda, que imajina, que juzga, que raciocina, que desea, que quiere, es para nuestra conciencia un mismo yo, un mismo ser, una misma sustancia». Ibíd., p. 201.
123
Ibíd., p. 21 y sigs., 319, 325, 237, 384.
124
Obras, I, p. 392, 481, VII, p. 410.
125
Obras, I, p. 17.
126
Ibíd., p. 201.
127
Ibíd., p. 258.
128
Idea es lo mismo que imagen o percepción renovada; concebir y percibir no es «siempre» exactamente una misma cosa, etc. Para ejemplo, véanse las págs. 7, 20, 65, ibíd.
129
Ibíd., p. 240 y sigs.
130
Véase todo el capítulo De la intelijencia de los brutos, ibíd., 205-210.