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ArribaAbajoActo II


Cuadro I

 

La feria, en el Campo de Marte.

 

Escena I

 

RENATO y MARIETA.

 
RENATO
¡Ven, no te demores!
MARIETA
¡No
tientes más! ¡Calienta, bobo!
 

(Se oyen pregones lejanos y la música de un organillo.)

 
RENATO
¡Loco estoy!... Mira, te robo
a los ojos de Sansón.
Corramos por allá.
MARIETA
¿Dónde?
¡Me pierdes! ¡Mucha gente hay!
RENATO
¡Vamos, nena, qué caray!
¿Quién su calentura esconde
cuando es una bestia en celo?

 (Intencionalmente saca la billetera de un bolsillo y lo pone en otro.) 

MARIETA
Renato, fíjate, piensa
que esta noche no es la inmensa
revelación de los cielos.
RENATO
Corramos a la espesura
por el parque y el cercado.
Locura sopla sagrado
cuerno de amor y hermosura.
Seamos tal a las hadas
que distribuyen rocío
en círculos de albedrío
como furias desbocadas.
La noche amotina salmos
de fosfórica aventura.
Siénteme potro, montura
y trino de los ensalmos.
Reguemos negros beleños
a fin de que un duende esparza
el delirio entre las zarzas
y los árboles del sueño.
La noche nos dice dueños
de los frenéticos dioses.
MARIETA
¡Huyamos!... Enrique voces
reparte.
RENATO
Amor, los cinqueños
enanitos de las hojas
imponen eco y donaire
en el hosco vaivén del aire...
Ah, qué frenesí me moja,
qué comezón de celosos
giros... ¡Abrázame quedo!
MARIETA
¡Ay, Renato, tengo miedo!
RENATO
¿Miedo, de qué?...
MARIETA
¡Temblorosos
dedos se aproximan!
RENATO
Sueñas,
amor mío, reflexiona.
Pues no estamos en chirona
ni pisamos rudas peñas.
 

(MARIETA, sorpresivamente, le quita la billetera.)

 
MARIETA
¡Deja! Yo quiero oír y ver
a Miguel Faílde tocar
un regio danzón!
 

(Breve forcejeo entre MARIETA y RENATO)

 
RENATO
¡Amar
quiero!
MARIETA
¡Suéltame!
RENATO
¡Cascabel!...
Gocemos de Manzanillo
el órgano que es la prueba
de que en Cuba como ameba
la música hace castillos.

 (Pausa breve. Otro tono.) 

¿Qué me ocurre? ¿Estoy dormido?
¿Qué ráfagas de despojos,
de alucinados antojos
pasan sin ningún sentido?

 (Pausa breve. Otro tono.)  

Por un césped de extravío,
dame tus pechos, tus ojos,
tus caderas...
MARIETA
¡Veo rojos
caballos! ¡Ay!...
RENATO
Es el frío
y la humedad de tu piel.
¡Bésame!

 (RENATO, sorpresivamente, le arrebata la billetera.) 

MARIETA
¡Sí¡... ¡Bueno vas!
RENATO
¿Serás mía, eternidad?
MARIETA
¡Ay, qué hondo alfiler de miel!
 

(Oscuro total rápido.)

 




Cuadro II

 

En casa de LUIS.

 

Escena II

 

ANITA, ALICIA y FELO, que entra y sale.

 
ANITA
Yo te lo dije: «¡Qué boba!
Mira, una cosa es con flauta
y otra con violín...» ¡Qué lucha,
mujer! ¡Contén esas lágrimas!
Reafírmate, adentro piensa
en una cinta de agua,
en los ritmos zodiacales,
en la luna pisoteada,
en los zepelines de oro,
en la curiosa enramada
y en las damas del Tarot.
ALICIA
¡Si fuera tan fácil, Ana!
ANITA
¡Sacúdete! Los maridos
siempre...
ALICIA
Pero es que Luis...
ANITA
¡Anda!
¿Tú crees que merecen súplicas
y largas noches mojadas
entre mocos y suspiros
con un pomo de lavanda
malgastado? ¡Ay, no, mi niña!
ALICIA

 (Recelosa.) 

Sospecho que...
ANITA
¡Ca!... ¡Desata
los remolinos que traes!
Lo que guardas, dime, canta...
FELO
¡Qué inconcebible serpiente
y ángel que gracia remata
simula! ¡Fíese usted!
ANITA

 (Impaciente.) 

¡Habla!
ALICIA
¡Mirándolo bien, razón
tienes! Soy una pazguata,
una imbécil, una triste
soñadora...
ANITA
¡Qué ignorancia!
Deja encender candelita...
ALICIA
Soy mujer tan delicada
que una pulga me disocia,
una hormiguita, una rana,
una lagartija azul...,
y en cuanto a las cucarachas
el estruendo me aniquila...
Y cuando yo era muchacha
me desvanecía una mosca
y un ratón me ensimismaba
en visiones y peligros
de candente extravagancia...
¡Cuestión de carácter, hija!
Estoy más apabullada...
ANITA
Yo, en tu lugar, compondría...
Mi madre a ratos gritaba
batiendo sucios calderos
que los hombres son pirañas
y viciosos conejillos,
buitres, lechuzas y ratas
que departen su interés
en chantajes, amenazas,
guerras y otras convenciones
arteras y evaporadas;
y en lo que se refiere a una,
al principio, vengan mantas
de mimos y distracciones,
encajitos de alabanzas
-¡sacarte quieren la médula!-;
más tarde, tarros y lanzas
entre almíbares graciosos
y, luego, una desbandada
roseta de trompicones,
vituperios y desgracias
que concluyen en...
ALICIA
¡No sigas!
Que se me calientan ráfagas
de vómitos en el cuerpo,
avestruces desflecadas
y un horror de algas y erizos
que me retuercen el alma
y me chamuscan los días...
FELO
¡Qué zorras más descaradas!...
Pero sacaré partido
a sus caretas y caras.
En teniendo una ocasión
borraré puerta y ventana
y así verán torbellino
de las luces de bengala.
ALICIA
¡Rápido! ¡No te demores!
¿Y este traje?

 (Descubre el traje que FELO guardó en el Acto I.) 

ANITA
¡Buena estampa!
ALICIA
¿Es de Luis?
ANITA
Según parece.
ALICIA
Me lo pondré... Si lo guarda
escondido, alguna treta
o infidelidad prepara...
ANITA

 (Sorprendida.) 

¿Y tú?... ¡No!
ALICIA
¡Naturalmente!
A un tarro otro tarro paga.
Niego la imagen sufrida
de la Mater dedicada
a su misión dolorosa...
¡Ana! Otra mujer se lanza
a sus sobornos y limbos
y comezones estrábicas.
ANITA
¿Y Benjamín...?
ALICIA

 (Violenta.) 

¿Y ese chiste?
ANITA

 (Divertida y perversa.)  

¡Sin probarlo, repugnancia!

 (Otro tono.) 

¿Y qué pensará la iglesia
y las católicas damas?
ALICIA
Me importa un pito, querida.
Que ya estoy más que irritada
de sus mitos, sus afanes
y metas pintiparadas.
¡Refresquemos la cabeza!
Detesto las antiguallas,
los garabatos venales
y esas prédicas pacatas
de caridad y piedad
que dislocan y disfrazan
pensamiento y sentimiento,
describiendo como cábalas
pasajes del bien y el mal.
ANITA
¿Y Luis? ¡El pobre! ¡Qué lástima!
ALICIA
¿Luis?... Si él fuera presidente
o un tipo de importancia,
bien le guardara la forma.
ANITA
¡Ay, señora, qué desgracia!
ALICIA
Pero si es un empleado
de mala muerte, muchacha,
que pensó que yo tenía
lo que para sí deseaba.
ANITA
De todos modos, señora,
yo sé que usted...
ALICIA
¡Nada, nada!
Él sabrá quién es el hombre
y lo que mujer dispara.
Ponte el vestido moaré,
mis collares, mis enaguas,
los aretes..., y el anillo
de las perlitas rosadas...
Trae un poco de dinero
que el cofrecito regala.
Si quieres el chal de encajes
de Brujas y las guirnaldas...
Nada de estira y encoge.
Fíjate que cuando salgas,
marido tendrás de fijo.
¡Alto! ¡Soy de rompe y raja!
 

(ALICIA y ANITA se van rápidamente.)

 
 

(Apagón total.)

 




Cuadro III

 

La feria, en el Campo de Marte.

 

Escena III

 

ENRIQUE y un grupo de gentes que cantan y bailan el son «Ma Teodora».

 
ENRIQUE
¿Dónde está..., que yo la vi?
¿Acaso alucinaciones
son?... El trapo de canciones
me encocora... ¡Mierda!... ¡Sí!,
que entre alambiques me pierdo
y movedizas soleras,
y castigo estas praderas
como loco, como lerdo...
¡Ahí está! ¡No! ¡Qué estropicio
formado hubiera! Confundo
cuerpos, rostros... Todo el mundo
de Marieta rinde oficio.
Cierto es que yo circulaba
tras la altiva Magdalena,
batiendo avispas morena
que su amor amortiguaba.
Y Marieta lo sabía
y asumía un ten con ten...
Entonces, por qué, por qué
punto me dio a la osadía...
Y si sentía deseos,
no se labró un buen pespunte,
y me siguió en el apunte
y en el turbio manoteo.
Si corre monda y lironda...
¿No fui yo...? ¡Maldita!... ¡No!...
¡No! ¡Ella fue! ¡Lo sabe Dios!,
que me encegueció su blonda
imagen de Circe... Pero,
¿por qué me devano tanto
en palabras?... Negro manto
pondré en torno a lo que quiero.
¿Es el dinero la causa
del grotesco quita y pon
o sirve de colofón
o es el barniz de una pausa?
Si es así, ¿por qué desgrano
obstinados resquemores?

 (Pausa. Otro tono.) 

Me acercaré a otras flores
enguantelando las manos.

 (Pausa. Otro tono.) 

¿Y Magdalena?... Faz leve,
no me olvides del pasado,
de anémonas jugo amado
que nadie nombra ni atreve
a recordar... Gran potranca,
girasol, tal vez quimera,
orgullo de primavera
que he perdido por mi manca
bobera... ¿Y eso? Furtiva
sombra y cohete sideral.
Marieta y el oficial
se hundirán mientras yo viva.
Porque organizaré un plan
como sargento de barrio
y el impudor escenario
tendrá en violento tam tam.
¡Ea, muchachos!
 

(Apagón rápido.)

 




Cuadro IV

 

En casa de LUIS.

 

Escena IV

 

LUIS, después BENJAMÍN.

 
LUIS
¡No están!
¿Y este desorden que baila
a tutiplén en el suelo?
¿Qué es esto, Dios?... Me cabalga
una sospecha que tupe
mi inteligencia... Consagra
tiempo el afán de saberlo.
¿Estoy soñando?... ¡A la larga
entre pasillos y muros
mi alma vaga descarriada!...
¿Qué me sucede? ¿Dónde estoy?
¿Es mi casa o no es mi casa?
¿O es algo que acaso invento
la razón obnubilada
entre un deseo imposible
y un interés que se atasca,
o mi conciencia oscurece
cayendo en mi propia trampa?
¿Por qué me atrinchero y pierdo
en un ardid de palabras,
y por los cuernos no agarro
al toro, sí, cara a cara?
¿Acaso no es Magdalena
la que me hunde en estas aguas?
¿O soy yo el sujeto infame,
yo, quien vacila, quien clama,
quien opaca y disminuye...?
¿O es el dinero el que atranca
y deforma y prostituye
en odiosa zarabanda?
¿O será, será, será...?
La cabeza se me escarcha.

 (Pausa breve. Otro tono.) 

¿Acaso una posición
que se busca no se alcanza?
Si Alicia fue un instrumento
a mi ambición desbocada,
pensando que así traía
interminables ganancias,
su padre pronto me puso
la verdad como una espada,
y yo le dije: «No importa,
soy tal cual, qué caramba».

 (Pausa breve. Otro tono.)  

¡Y ahora cuánto me pesa!...

 (Suspira. Otro tono.)  

Mejor meterlo en la carga
de las cosas que se saben
sin saberlo... Mal entabla
mi razón su sin razón.
¿Será Benjamín vitualla
en este embrollo? Despierta,
pronto, muchacho. Desbanda,
no sea que un puñal grite
agazapado en tu espalda...

 (Toma una carta, la abre y la lee rápidamente. Otro tono.) 

¡Benjamín!...
BENJAMÍN

 (Afuera.) 

¿Qué? ¡Ya voy!

 (Entra.) 

LUIS
Pido
a tu elocuencia mil tablas
de coherencia y frialdad.
Mi comportamiento me espanta.
Soy y no soy. Estoy y no estoy.

 (Totalmente sorprendido.)  

¿Por qué pálido? ¿Qué pasa?
BENJAMÍN
Un dolor desconcertante
de cabeza me desgasta.
LUIS

 (Aparte.) 

El muy bribón algo oculta.
BENJAMÍN
Un ruido cano aletarga
mis acciones de razón.
Siento que un frío separa
lo que digo y lo que hago...
LUIS

 (Aparte.) 

Meterme quiere en sus trampas,
mas no soy ratón ni gato,
ni me presto como mansa
lasca de queso... Decías...
BENJAMÍN
¡Digo! No sé... Deliraba...
LUIS

 (Todavía con la carta entre las manos.)  

¡Se han fugado!
BENJAMÍN
¿Quiénes?... ¿Cuándo?
LUIS
¡Alicia y Ana!
BENJAMÍN
¡Desgracia!
¿Cómo lo sabes?... ¡No juegues!
LUIS
Mira de rondón la estancia.
¡No es juego! Mira el papel
y el desorden que acompaña,
que como ladrones fueron...
BENJAMÍN
¡Imposible!... ¿Y una carta?
LUIS
¡Léela!
BENJAMÍN

 (Leyendo.) 

Luis...

 (Abandona la lectura.) 

Me desconcierto.

 (Vuelve a leer.) 

Como un chasquido de aldaba...

 (Deja la lectura.) 

¿Será posible, Dios mío?

 (Vuelve a leer.) 

Presiento que el agua no es agua,
y que el amor y la virtud...

 (Deja la lectura.)  

Es letra de endemoniada.

 (Vuelve a leer.) 

Y me decido y lo cumplo...

 (No entiende algo. Termina de leer.)  

...lo que me da la real gana.

 (Deja caer la carta al suelo.) 

Y extiende una oscura firma.
LUIS
¿Y el traje? ¿Mi traje de Holanda?
BENJAMÍN
¿También desaparecido?
¿Habrán sido secuestradas
por una secta abakuá?
LUIS
¡No jeringues! Las entradas
se llevaron. Ellas mismas
decidieron su patraña,
y en la feria corretean...
BENJAMÍN
Tendremos que ir a buscarlas.
LUIS
¿Buscarlas?
BENJAMÍN
¡Sí!... ¡Qué jaleo!
¿Seré culpable anagrama
sin saberlo o que sabiéndolo
se escurre como yaguasa
entre piñones y yerbas
que son ajadas metáforas?
¿Es el amor o el dinero
el que distribuye máscaras?
Posible de un imposible
mi corazón arrasa.




Cuadro V

 

La feria, en el Campo de Marte.

 

Escena V

 

ROSA y el SASTRE, un poco más lejos, ENRIQUE y seis hombres: CURRO, TABO, PITO, CANDELARIO, RUFO y OLEGARIO.

 
ROSA
Por los santos le aseguro,
amigo, que la amistad
se toma la libertad
en su concepto más puro...
A pesar de mis resabios
-soy tímida natural,
también bastante inactual
en el trasiego de agravios...
Pero el amor actúa en mí
torre sobrenatural.
Aunque es tan convencional
ayudarlos porque sí
a dos amantes sinceros
que se quieren ayuntar...
Y por eso, al precisar,
y confiarle lo que quiero,
decidí por su confianza
-excuse la simpatía
que como vasta alegría
fuerza buenaventuranza
y otras perversas misiones
concede al gremio mortal...
Cierto es y no digo mal
que me enfurruñan traiciones
y que me...
SASTRE
¿A dónde llevar
me quiere?
ROSA
Si me concede
un minuto...
SASTRE
Perdón, puede...
ROSA
Fácil es de averiguar.
Una amiga, ay, ay, la pobre,
vive loca de ansiedad
y se ha puesto tan fatal
como moneda de cobre.
Su amante que es más que infiel
la ha dejado entre las ramas...
SASTRE
¡Desacato!
ROSA

 (Más violenta.) 

¡Gritas, llamas
sin conocer el papel!
¡Qué burro y qué menteca!
¡Adiós!... No digas después
que soy un monstruo al revés
y que hablo del garabato
de tu mujer...
SASTRE

 (Balbuceante.) 

¡Tú!...
ROSA
¡Atrevido!

 (Otro tono.)  

¡En el anzuelo cayó!
SASTRE
Si usted desea...
ROSA
¿Que yo
deseo?... ¡Me has confundido!
Sólo te pido servicio
de amistad, y a la verdad...
Pero si tu honestidad
no accede... Mil beneficios
me debes, tú, Caricato...
a injusticia siempre reina
y tu maldad peinas
cerrando ojos como gato.
Si me falla no sé lo que hago.
Como sorda, como muda
me fingiré...

 (Pausa.) 

¡Sangre suda
Cristo!
SASTRE
Beberé de un trago
este amargo vomitivo.
¡Tan vieja y facinerosa!
Me decía...
ROSA
¡Va la cosa!
SASTRE
Como hombre expeditivo...
ROSA
Vamos, con calma, mi amigo.
Puntualicemos...
SASTRE
Aroma
de bicarbonato...
ROSA

 (Entregándole una bolsa de dinero.) 

¡Toma
y guarda!
SASTRE
¡La plata bendigo!
ROSA
Y cumplida esta razón
(¡qué fuerza tiene el dinero!),
discutamos...
SASTRE

 (Abrazándola.) 

Yo la quiero...
ROSA
¡Razón de la sin razón!
ENRIQUE

 (Reunido con los seis hombres. Al CURRO le entrega dinero ostentoso.) 

¡En ti de veras confío!
Y tú, Tabo, Candelario,
Pito, Rufo y Olegario
pongan raya y diente frío.
Veinticuatro puñaladas
en medio del corazón
y en terminando sesión
lanzan los cuerpos...
ROSA
Doradas
petulancias del deseo.
ENRIQUE
¡Ánimo!
SASTRE

 (Al público.) 

¡Qué caradura!
CURRO

 (Al público.) 

A semejante impostura...
ROSA

 (Al SASTRE.) 

¡Aborrezco el peloteo!
Luis sueña por Magdalena
y Magdalena por Luis,
mas Alicia y...
SASTRE
En un sí
mi afán se desencadena.
Hacerme cargo del rollo
por parte de Alicia insisto.
No hago el papel de Egisto
y cumple su fin embrollo.
ROSA
Que la cosa quede clara
me compete, por lo tanto
no se figure que canto
rosas si pintan cucharas.
Quiero que Luis suelte el codo
y el amor viva y le pido
que cuando lo vea reunido
con su mujer -de algún modo-,
muy aparte se lo lleve
y que ella nunca sospeche...
SASTRE
No tengo dientes de leche
y sé lo que el diablo mueve.
CURRO
Por la zona más callada,
tú... Y en esta banda, Pito
y Olegario...
SASTRE

 (Al público, refiriéndose al discurso de ROSA.) 

¡Qué de ritos,
Dios de Dios!
CURRO
Luego...
PITO
¡Cerrada
coalición!
RUFO
¿Y los cuchillos?
 

(CURRO reparte cuchillos enormes y pañuelos de colores.)

 
CURRO
Un pañuelo colorado.
OLEGARIO
Dame mejor el morado.
ROSA

 (Enternecida, al SASTRE.)  

¡Gimiendo asustan los grillos!
CANDELARIO

 (A TABO.)  

¡Coño, no me hagas reír!
ROSA

 (Al SASTRE.) 

¡Déjate de meter entuertos!
RUFO

 (A CANDELARIO.) 

A la casa de los muertos
nos iremos a reunir.
TABO

 (A PITO.) 

Si te pones comebolas
te comerán las hormigas...
CANDELARIO

 (Violento, a OLEGARIO.) 

¡Y más abajo también!...
TABO
Migas
de pan de corona y alas
de cetro...
CURRO

 (Violento, a TABO.)  

¡Mortaja, perro!
OLEGARIO
¿Y dónde me sitúo...?
CANDELARIO
¿El pito?
 

(Largas risotadas, barullo.)

 
OLEGARIO
¡Huevos, berraco!
CANDELARIO
¡Huevitos!
 

(Otras risotadas. Aumenta la confusión entre los seis hombres.)

 
ENRIQUE
¡A buscarla y darle hierro!
TABO

 (A PITO.) 

¿Tú sabes a dónde fue?
ENRIQUE
Cuando el danzón suena...
PITO
¡Burro!
Mira Rufo...
ENRIQUE
¡Mira Curro,
a buscarla!
RUFO

 (A PITO.) 

¡Yo no sé!
 

(Cuando los seis hombres terminan de enmascararse, es decir, de ponerse los pañuelos en la cabeza y de ajustarse los cuchillos a la cintura -y uno que otro aditamento ocasional, pero eficaz- se dispersan junto con ENRIQUE o se mezclan con la gente que canta y baila la «Ma Teodora».)

 
SASTRE
¡Comprendo! ¡Exacto! ¡Comprendo!
Me inclino... Suave respiro,
saco los ojos vampiros
y a sus pies rendido vendo
cien barracones de espuma
y azaleas del carbono
en perfil de medio tono
y abanico de yagruma.
ROSA
En cuanto rompa el danzón
seguramente aparece.
SASTRE
Borla el aire tira y mece
en mágico chapuzón.
En el danzón amanece
la noche del cucurucho.
Todo el mundo en caperucho
de amor vibra y embobece.
Lo oscuro menudo crece
en charada y osadía.
Decoran calcomanías
y calcomanías cuecen.
Es el danzón aventura
de la música cayendo
y del alma que en oyendo
rompe cuerpo de censura.
ROSA

 (Aplaudiendo.) 

¡Qué lindo homenaje! El sol
se apresura a medianoche
y descorre alado coche
en una flecha resol...
SASTRE
Ella quedará distante
como un espejismo perla.
No sé si me atreva a verla:
me la imagino un diamante,
un serafín, algo vivo
que no se toca y se sueña...
Si ella fuera mi dueña,
sería esclavo cautivo.
ROSA
¡Es demasiado!... Barrunto
que Alicia que es la mujer
no aceptará...
SASTRE
¡Bah, cualquier
pollo se rinde en asuntos
de amor!
ROSA
¿Tú crees?
SASTRE
¿Me lo dices
o me lo preguntas?
ROSA
Dejo
a tu pico...
SASTRE
¡Mejor tejo
si en un tris me contradices!
ROSA

 (Furiosa.) 

¿Cómo? ¿Conmigo? El camino
has cogido equivocado.
Ponte en guardia, bien parado,
frente a frente al desatino.
 

(El SASTRE se escapa precipitadamente.)

 
Semejante endemoniado,
bobo como escaparate,
irá haciendo disparates
a un disparate colgado.
Y si funge enmascarado
a trote y moche bordando,
sus musarañas pensando,
embozo vive alterado.
¿Y no seré yo también
una máscara difusa
de parlanchina merluza
en raquítico vaivén?
¿Y todos no estamos dando
cordeles negros de sueño,
crímenes, trampas, empeños
y al mismo tiempo olvidando?
¿Y el olvido no es buscar
máscaras, cielos, tritones
y un ceremil de funciones
acomodando el estar
y el ser en la realidad?
¿No es necesidad acaso
el gran pastel del payaso
para hallar la claridad?
Del amor dicen que es tejo,
pienso yo que enmascarado,
¿para qué poner cuidado
si no toma tu consejo?

 (Se va.) 



Escena VI

 

FELO, RUFO, PITO, CURRO.

 
FELO

 (Gritando.) 

¡Amigos!
RUFO
¿Quién llama?
FELO

 (Fingiendo la voz.) 

Yo.
PITO
Di, ¿quién eres?
CURRO
¡Diablos!
RUFO
¡Vamos!
FELO

 (Con otra voz.) 

El fantasma que soñamos.
CURRO
¡Jueguitos conmigo, no!
Vaya, tú... ¿Qué haces aquí?
RUFO

 (Divertido, mientras FELO se desnuda. La escena toma, por momentos, un aire de franco choteo.)  

La noche se cuela fea.
Ni Ángela ni Dorotea...
FELO
¡Duro soy!
PITO

 (Divertido.) 

¡Un berbiquí!
¿Y eso, mi socio?
FELO
Probando
otra miel, otro deseo...
CURRO
Pero, tú... Por lo que ojeo...
FELO

 (Fingiendo la voz.)  

La curiosidad llamando
a mi puerta misteriosa
y a mi férrea ventana...
PITO
Convertido en una rana
o en el pato de una losa
te veré...
FELO

 (Con otra voz.) 

Y tú, orangután
que ronca, tiempla y se mueve...
PITO
¡El pajarito se atreve!
FELO
¡Caimán no come a caimán!

 (Saca un enorme cuchillo.) 

¡Eh, tú, cuidado!
RUFO
¡Saltó
el gallo quiquiriquí!
CURRO
Caballeros, esto así...
FELO
¡Déjalos!
PITO

 (A FELO.) 

Tú a mí no...
CURRO
¡Sió!
¿Qué es lo que pasa?...
FELO
Una treta
que he... Curro, babeando estoy
por un lujoso bombón,
por una estrella inconcreta,
por una rosa de quince
más arisca que un venado,
por un joyel, por un prado,
por un luminoso esguince.
Me fingiré la sobrina
de una tía de su abuela,
y agitaré la cazuela
y acabaré en su madrina.
Y la madrina aconseja,
quita empacho, bien la ayuda,
y un día queda desnuda
sobrina en manos de vieja.

 (Termina de vestirse, se pone una peluca y un sombrero.) 

Y si me entrega la cosa,
entro pronto en abundancia,
pues sé que la extravagancia
de la señora reposa
en el ardid de esta nena
ambiciosa y descreída.
Apártense, digo. La vida
a este jueguito encadena.
PITO
¡Vaya, hombre!
RUFO
Yo pensé...
FELO

 (Con expresión desdeñosa y altiva, mirando a los tres tahúres.)  

Buenos cabrones que son...

 (Mueve todo el cuerpo, cerciorándose que los postizos no se le van a caer.) 

Enseguida...

 (Otro tono.) 

Dame ron...

 (Otro tono.) 

Siempre en busca del pingüés
pues casi nadie confirma
lo que dice, lo que piensa
y lo que hace, y en la extensa
mayoría lo que afirma
lo piensa o lo hace al revés...

 (Cambio rápido.) 

¿Me encaja bien el tocado
del blusón anaranjado
y la enagua de piqué?

 (Otro tono.) 

Y en lo que toca al amor
la cosa no cambia nunca.
Compruébalo y verás trunca
la caricia en un dragón.

 (Otro tono.) 

Píntenme ahora, caballeros.
RUFO

 (Molesto.)  

¡Meterme yo en este rollo!
PITO

 (Burlón, con gran alharaca.)  

¡Se te cae el perifollo!
FELO
¡No sean tan farolero!
CURRO
¡Estate tranquilo, chico!
FELO

 (Grita como si fuera el hombre legendario de una tribu africana.)  

¡Amanjuarí!

 (Pausa. Otro tono.)  

Soy hermoso,
soy un valiente coloso
y un melindroso chiquito...
RUFO
¡Cállate!
FELO
¡El creyón me carga!
CURRO
Postura de la impostura.
FELO
Ay, pero cuántas diabluras
se esconden a manos largas.
¿Estoy bien?
PITO
Luces preciosa.
CURRO
Candela al Campo de Marte
prenderás de parte a parte.
PITO
¡Eres ángel!
RUFO
¡Deliciosa!
¡Relámpago del verano!
CURRO
Ten cuidado si algún bruto...
PITO
No quiero ponerme luto.
RUFO
Vete a la cama temprano.
CURRO
¿Y cómo se llama la chica?
FELO
¿Qué chica?... ¿Yo?
CURRO
¡La deseada!
RUFO

 (A FELO. Con gran chacota.) 

Pareces mona cagada.
FELO
¡Anita!
 

(FELO, correteando detrás de RUFO, lo amenaza con un enorme alfiler.)

 
RUFO

 (Divertido.) 

¡Bah! ¡Que me picas!
Debes impostar la voz
si no formas descalabro.
FELO

 (Sofocado, divertido, en su correría.) 

¡Quiá! ¡Bobos! ¡Qué macabros!
¡Adiós, luceros!
 

(Los tres le hacen reverencias.)

 
¡Adiós!
 

(FELO se va por la derecha; los otros tres desaparecen por la izquierda.)

 
 

(Pausa.)

 


Escena VII

 

MAGDALENA, sola.

 
 

(Música lejana, luego más próxima. Cantos y bailes del coro. Aparece MAGDALENA vestida maravillosamente. Muy lenta avanza por el escenario, mirando para todas partes con el objeto de que no sea vista, luego se agacha, se persigna, hace una señal de la cruz en el aire, y dispersa unos polvos a su alrededor, tirando luego un pequeño bulto o «trabajo» en un lateral de la escena.)

 
MAGDALENA
¿No ha venido?... ¡Calla! ¡Espera!
Me trastorno, pierdo el seso.
Soy como ratón al queso
de amor a lo bandolera.
La noche, el día y el alba
en cualquier sitio me extraña.
Pétalos, picos y arañas
mezclan el verde y el malva.
¿Es esto asombro, extravío
o anonadante abordaje?
Ando en trompo en pos del viaje
oscuro del amor mío.
¿Servirá tan tosco hechizo
para la indicada fiesta
o me quedaré indispuesta
mirando el traje postizo,
los collares, los lunares
y la peluca dorada
que como Ofelia esmirriada
riega locos avatares?
 

(Se oyen pasos y voces cercanos.)

 
¿Se acerca?... Rápido oculta
tu semblante, tu vestido.
Porque si amor no es fingido
mata como catapulta.
 

(Pausa breve, mientras se esconde. Los pasos y voces se alejan; enseguida reaparece.)

 
Como un rastro de flores pisoteadas,
como un necio concilio de campana,
como un hueso que estalla en la ventana,
como un arco de luces machacadas,
como un fuego de alas marginadas,
como un celoso hilillo de membrana,
como un embozo de odio en la mañana,
como un ídolo de olas estrujadas,
así mi corazón muerde y constata
la dolosa inquietud, los bordes fríos,
los vejámenes propios del olvido,
y concibe un salterio que desata
un sin fin de embriaguez y amables bríos
mientras creo increíble lo creído.


Escena VIII

 

ALICIA, disfrazada de hombre, ANITA, LUIS, BENJAMÍN y MAGDALENA, escondida.

 
ALICIA

 (Juega con el bastón, tirando un piropo a MAGDALENA que se esconde.) 

¡Qué mujer, madre del cielo!
Con semejante hermosura
en su mismita costura
trina el aire, trina el suelo.
ANITA

 (Asombrada. Divertida.)  

¡Señora! ¡No la conozco!
ALICIA
¿Cómo? ¿Me quedó bien?
 

(ANITA responde con una mueca de descontento.)

 
MAGDALENA

 (En su escondite.) 

¡Parecía un palafrén
en busca de San Juan Bosco!
LUIS

 (Entrando, con BENJAMÍN.) 

¿La has visto?
BENJAMÍN
¡Yo no la vi!
LUIS
Si juntas andan las dos
las reconoceremos.
ANITA
¡Dios!
¡Alicia!
ALICIA
¿Qué?
ANITA

 (Señalando a LUIS y BENJAMÍN.) 

¡Chist! ¡Ahí!
BENJAMÍN
¡Tremendo enredo!
ANITA

 (Fingiendo, como si fuera a desvanecer de fatiga.) 

¡Estoy cansada!
ALICIA
No te detengas, camina.
LUIS

 (A BENJAMÍN.) 

¡Ya tengo un hambre canina!
ALICIA

 (Ocultándose, a ANITA.)  

¡Aprovecha la enramada!
BENJAMÍN

 (Alelado. Refiriéndose a ALICIA, sin acabar de comprender el juego de su hermano.) 

Seguramente llorando
se ha escondido por la casa.
ALICIA
¡A éste le doy tabla rasa!

 (A ANITA.) 

¿Algo ocurre?
ANITA

 (Melancólica, como una actriz del cine mudo.) 

¡Suspirando!
ALICIA

 (Burlona.) 

¿Romántica?
MAGDALENA

 (Burlándose de las dos mujeres.) 

¡Qué detalle!
LUIS

 (A BENJAMÍN.)  

Vete tú por la derecha.
 

(BENJAMÍN obedece.)

 
ALICIA
¡Corre, brinca a toda mecha,
aunque te rompas el talle!
ANITA
¡Qué sofoquina!
LUIS
Daré
una vuelta.
ANITA

 (A ALICIA.) 

¡No me apures!
ALICIA
Si hace falta que te cures
un callo, te ayudaré.
ANITA
¡Callos del diablo!
MAGDALENA

 (Burlona.) 

¡Divinos!
¡Espanta pronto, muchacha,
que aprovecharé esta racha
que dan los cielos mohínos!
ALICIA

  (A ANITA, en tono sombrío, esotérico.) 

¡Dispersa los maleficios!
 

(ANITA obedece. Espolvorea por el escenario hojitas de albahaca y pétalos de rosas blancas y rojas, a eso se une un cernido de pétalos de girasoles, emitiendo voces incomprensibles y repitiendo señales de la cruz, a diestra y siniestra. Mientras ANITA efectúa este ritual, la escena debe poseer un encanto de magia, de alucinación.)

 
ALICIA

 (Otro tono.) 

Y cuando asome el danzón
su hociquillo, tentación
da gobierno y beneficios.

 (Otro tono.) 

No los perdamos de vista
a ver qué se les antoja.
ANITA

 (Todavía poseída, en el extraño ritual.) 

Eres peor que Pantoja
que es santero y adventista.

 (Sopla unos polvos y agita unos yerbajos de rompezaragüey.) 

Por el sagrado doncel
y la sagrada montura
el que busque ayuntadura
pierde yuca y canistel.

 (Lo repite tres veces.) 

 

(ALICIA y ANITA desaparecen.)

 


Escena IX

 

LUIS, después MAGDALENA.

 
LUIS
Si el pérfido verano descoyunta
mi pensamiento de mis decisiones
y compone frenéticas cuestiones
del ser y del estar en ágil punta.
Si el pérfido verano desapunta
mi pensamiento de mis ilusiones
y castiga pueriles proyecciones
de la nada indolente y cejijunta.
Le asestaré un galope en el abismo,
en el pozo redondo que moldeara
un belfillo de sierpe desde lejos.
Y me alzaré muy raudo de mí mismo,
hermético el asombro en la mampara,
hechizando de gozo los espejos.
 

(MAGDALENA sale de su escondite y muy sigilosa, en puntillas, se acerca adonde está LUIS. Le pone las manos sobre los ojos.)

 
LUIS
¿Quién eres? ¡Di! ¡Habla, mujer!
¡Alicia! ¡No!... ¡Magdalena!
MAGDALENA
Un remolino me trajo.
Desaté blancas praderas
de humo, exorcismos, palomas
desperdigadas y esteras...
Tengo miedo...
LUIS
¿Miedo a qué?
MAGDALENA
A que este amor se me pierda,
se disipe estupefacto.
LUIS
Amor todo lo deshiela,
lo transforma y embellece.
Amor pasta muy a ciegas.
MAGDALENA
¡Vaya peligro mayor!
LUIS
Amor difunde y compensa
algarabías y salmos,
plumas de ojos y emblemas,
componiendo juramentos...
MAGDALENA
¿Y si en la elección yerra?
LUIS
¡No es amor!
 

(LUIS se aferra a MAGDALENA por los brazos, haciéndole casi daño.)

 
MAGDALENA
¡Déjame!
LUIS
¿Quieres?
MAGDALENA
Su bárbara noche quema
paisajes de un ser temido.
LUIS
¿Qué es tu ser?
MAGDALENA
Desencadena
palabra, sexo y crueldad...
LUIS

 (Violento.) 

¡Es el amor! Deja que beba
un aromilla de mango
y bulliciosa canela
en tus labios...
MAGDALENA
Voluntad
en mi razón no gobierna.
LUIS
Maduran flores y frutos
en su estación...
MAGDALENA
Desespera
en mis ojos frenesí
y el bordón de una leyenda.
¡Me dejaste, Luis!
LUIS
¡También
tú!

 (Pausa.) 

Recuerdo...
MAGDALENA
Sí, recuerda...
LUIS
¡Por Enrique!
MAGDALENA
¡Por Alicia!
LUIS
No discutamos, ahuyenta...
MAGDALENA
Sólo yo por cruel despecho,
pues permanecí soltera.
Sin embargo, tú... Me callo.
LUIS
Mal pensé que el amor era
acomodo y otra fruta
desmadejada...
MAGDALENA
¿Remedia
esa excusa del dinero?
¿Y cómo a mí no me altera,
ni me comprime ni agranda
fantasmas de la riqueza...?
¿Es que debo yo quedarme
tranquila y también austera,
pensando amor..., siempre amor?
LUIS
No te aturrulles, mi nena.
Seré otro, lo prometo,
si logro enganchar la rueda
de la política. ¡Ya verás!
Será otro, otro, otro, el que tengas.
No desconfíes.

 (Pausa.)  

El tiempo
que vivimos desencuentra,
separa razón y amor...
MAGDALENA
Cuando lisonjero reina,
mas lo verdadero vive
como fanática cuerda,
como aluvión...
LUIS

 (Aparte.) 

¡Qué terrible!

 (Acariciándola, mimoso.) 

¿Me perdonas?
MAGDALENA
¿Me amas?
LUIS
¡Besa
mi cuello!
MAGDALENA

 (Violenta.)  

¡Me voy!
LUIS
¿Por qué?
MAGDALENA
Pediste perdón que enferma
sentimiento y pensamiento.
No dijiste: «Te amo, suena
en tempestades tu nombre»,
como tu nombre sus flechas
lanza a mi costado siempre.
Pedí amor y amor relegas
a las doctrinas de un beso
que sirve de bagatela.
Tu amor no fue amor, desvelo
por tomar lo que te cuesta.
LUIS
Sospechas que burlo...
MAGDALENA

 (Rotunda.) 

Nada
digo y contradigo... ¡Piensa!
Ahora jugaré el papel
que domina mi cabeza.
LUIS
La virtud es el amor.
MAGDALENA
¡No me vengas con pamemas!
Creías que dócil galgo ibas
a tener, lastimera
emanación, o cautiva
vapuleada, hecha de arena,
rimando gotas de sal
por la diestra y la siniestra,
suplicando: «Ay, Luis, Luis, Luis,
no me dejes», pues pantera
tendrás fija y a buen precio.
Nunca habrá paz ni barrera
en la casa y en la calle.
¡Apúntalo bien! Enfrenta
esta realidad tras otra.
Y si no entiendes, espera:
mis armas serán de paso
puñal, látigo y candela,
y tal vez, de cuando en cuando,
un tarro para tu testa.
Y no repitas virtud,
que la virtud no friega
en aquel que la pregona...
¿Y esos guiños y esas muecas...?
¿Habrase visto engreído?
LUIS
¡Ay, se destapó la fiera!




 
 
TELÓN RÁPIDO