Selecciona una palabra y presiona la tecla d para obtener su definición.
 

11

En lo literario, aprovechando para hacer un elogio de lo que llama «novelas de costumbres» de Cervantes, que considera poco apreciadas.

 

12

En un tema típico de Eugenio de Ochoa que es la lucha contra la rutina: «En estas veladas se ve la lucha de la civilización con la rutina; y aunque defensores, por convicción y simpatía, de muchas antiguas usanzas, no seremos nosotros ciertamente los que concedan a la rutina en las costumbres un poder que diariamente combatimos en las artes, como el enemigo más terrible de los progresos.»

(El Artista, II, 184).                


 

13

«¡Oh vosotros extranjeros! [...] ¡venid a Andalucía! y veréis a esos que llamáis egipcios o bohemios, que de tanta utilidad os son en vuestros dramas y novelas, a esas tribus errantes cuya existencia ya casi exclusivamente pertenece a la historia romanesca de los pasados siglos [...]. Y las oiréis cantando en un idioma ininteligible y misterioso, con un compás singular y en extremo pausado, que hace que sus cantares se asemejen a un prolongado gemido.»

(El Artista, II, 185).                


 

14

«Bastantes templos góticos he visitado en mis peregrinaciones, y siempre he pagado a esta sublime arquitectura el débil tributo de una admiración sin límites: pero confieso que la catedral de Sevilla produjo en mi ánimo una impresión nueva y singular, un placer y una alegría que jamás hasta entonces había experimentado en otra alguna. Parecíame que el estilo gótico se había despojado de aquella dureza de expresión, de aquella severidad sombría que constituyen en parte su carácter. Todo aquí sonríe.»

(El Artista, II, 202).                


 

15

La nota de la redacción que acompaña al texto deja ver la situación radicalizada del momento. En ella se desvela la existencia de anónimos nada menos que reprochando a El Artista que esté en contra de los que queman los conventos, que se buscaba eliminar como parte esencial del programa revolucionario: «(1) Harto sabido es de todos que la moda de los anónimos se va generalizando [...]. El pudor nos impide copiar las expresiones de que se vale el anónimo; y al leer su escrito, con sinceridad confesamos que nada sentimos tanto como no saber del nombre del autor, para estamparlo al pie de sus renglones. Única venganza que tomaríamos de él; pero sería sangrienta.» (El Artista, II, 238).

 

16

Fermín Arana de Varflora [seud. de Fray Fernando Díaz Valderrama], Hijos de Sevilla ilustres en santidad, letras, armas, artes o dignidad, Sevilla, Imp. De Vázquez e Hidalgo, 1791; la historia de Vázquez de Leca, IV, pp. 25-29. Citaré actualizando la ortografía.

 

17

Un episodio de este estilo, acomodado a la época en versión cuasi-naturalista, constituye el relato del P. Coloma, La Cuesta del Cochino.

 

18

Muy probablemente, se refiere a unas líneas anteriores del texto de Varflora en que se alude a la devoción, que no perdió nunca, del joven a la Virgen, y, por tanto, a su misericordia materna; bello elemento que no suele faltar.

 

19

Cf. Robert Marrast, José de Espronceda y su tiempo, Barcelona, Crítica, 1989, p. 606. Los autores que indica como fuente, recogidos por Francisco Rodríguez Marín, son Fray Pedro de Jesús María y el Padre Gabriel de Aranda.

 

20

En este caso, en sus Antigüedades y Principado de la Ilustrísima ciudad de Sevilla, Sevilla, Grande, 1634.