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Miguel Hernández en 6 artículos monográficos


Estos monográficos son un pretexto para acercarnos a la biografía del autor de El Rayo que no cesa, y conocer la pasión y muerte de un poeta auténtico, un poeta del pueblo, de procedencia humilde que no pobre como algunos han comentado. El poeta pastor de la luna o «lunipoeta» que luchó por abandonar la incultura para la que estaba predestinado y su ambición le hizo buscar los caminos de la inmortalidad literaria.


ArribaAbajo1.- Miguel Hernández (infancia y juventud)

Miguel Hernández Gilabert nació a las seis de la mañana del domingo 30 de octubre de 1910 en la calle San Juan, 72, de Orihuela, (casa natal con una placa conmemorativa oxidada, una desvencijada fachada para llorar, que se cae a trozos ante la pasividad de la administración municipal o intereses espúreos). Hijo de Miguel Hernández Sánchez, guarda jurado y tratante de ganado, natural de Redován, a quién los negocios no le iban del todo mal, y de su esposa Concepción Gilabert Giner. Fue bautizado en la Parroquia de El Salvador con los nombres Miguel-Domingo, por haber nacido un domingo. Era el tercer hijo, hermanos: Vicente, Elvira, Miguel, Concha, Josefina y Monserrate y Encarnación. Los «Visenterre», nombre de la familia. Según J. L. Ferris, el padre tenía cierto capital. Manuel Roberto-Leonís, escribe que era una familia no pobre, sino humilde y trabajadora, que comerciaba con gran cantidad de cabras, leche y cabritos de carne, y era el que comerciaba casi todo el ganado caprino de la zona que enviaba a su hermano en Barcelona.

Orihuela era una población de economía rural, de estrechas calles, sede de numerosas órdenes religiosas, Oleza según Gabriel Miró y 33 iglesias. Pero antes se llamó Orcelis, Tudmir, Aurariola... Tierra de oro, este es la verdadera etimología. Ciudad protegida por la Sierra de la Muela, donde los almorávides coronaron un castillo fortaleza.

Volviendo a la infancia de MH, a los cuatro años se trasladó la familia a la calle Arriba n.º 73, en un altozano colindando con el monte y la parte de arriba de la ciudad. A los ocho años empezó a asistir a la escuela del Ave María, lo de como «alumno pobre» se ha aclarado que no era así, bajo la tutela del seglar granadino don Ignacio Gutiérrez, porque dependía de la también de los jesuitas. El joven Miguel destacó en los estudios por su despierta inteligencia, llamó la atención de los jesuitas como era de su costumbre: seleccionar a los niños que creían idóneos para pertenecer a la orden de Jesús, y con trece años le acogieron en el Colegio de Santo Domingo junto las clases acomodadas con una beca, donde según la tesis doctoral de Odón Betanzos, estudió: Gramática, Aritmética, Geografía y Religión, aunque destacó en Gramática y Religión. A los dos años, y al cumplir los quince años de edad, no se sabe muy bien si es que no le prologaron la beca o que su padre lo necesitaba como jornalero, se puso a trabajar como repartidor de leche con el ganado de su padre. Otras versiones aseguran que los jesuitas propusieron al padre ingresar en dicha orden, y éste no quiso desprenderse de un jornalero que necesitaba para seguir en sus negocios ganaderos, puesto que solamente tenía dos varones para las cabras, puesto que no era oficio para hijas.

La muerte del tío Francisco, el tío «Corro», hermano del padre, en Barcelona, según me contó mi amigo Manuel Roberto Leonís, obligó al padre a tomar a Miguel como cabrero. Sin duda alguna, en su infancia había compaginado el trabajo de pastor con los estudios, aunque a partir de los catorce años y medio es cuando se dedica activamente al pastoreo.

Es necesario detenernos aquí, para analizar que en esa época el analfabetismo era el 70 % de la población, por ello los hijos de los jornaleros no iban a la escuela, esto lo cambió la II República que consideró la cultura como un bien necesario, y culpó a la Iglesia del retraso de la enseñanza en España. De esta culpa ya había nacido la Escuela Libre de Enseñanza de Ferrer, a los que consideraban anarquistas. Las Milicias Culturales en los frentes guerra. Misiones pedagógicas. Miguel fue un niño privilegiado, dentro de su entorno social-rural, porque fue a la escuela hasta los quince años, lo que supuso para él, además de su inteligencia innata, unos conocimientos que no estaban al alcance de cualquiera, más las lecturas de los autores del siglo de oro de la biblioteca del Círculo de Bellas Artes de calle Loaces, y el Círculo. Hay una foto de niño bien vestido en la portada de la Breve biografía Poética de Miguel Hernández edición de José Luis Ferris, (FCMH, 2002), que nos muestra a un niño regordete bien alimentado, con camia de pañuelo y chaqueta, una ropa que no estaba al alcance de una familia de cabreros o jornaleros. Y las fotos eran objetos de lujo.

Don Luis Almarcha, vicario de la catedral de Orihuela, vivía en la misma calle que Miguel, y cuenta éste que un día que bajaba con las cabras del monte, le contó que le habían puesto una multa por pastoreo furtivo, además le pidió que leyera algunos poemas, y que le animó a seguir, además de ofrecerle su biblioteca privada donde se aficionó a las lecturas de Virgilio, San Juan de la Cruz... Primeros poemas conservados en una libreta escritos a lápiz y que tienen un valor más documental que poético, como «cancioncillas», «levantes» y otros, y además publica en el semanario, El Pueblo de Orihuela, de donde don Luis Almarcha era fundador y director, su primer poema: «Pastoril» en el número 99, «Balada de juventud», n.º 134, el último. El alborozo hizo que lo comentara en la tahona de calle Arriba 5, donde se reunía con sus amigos -tertulias que siempre negó Ramón Pérez Álvarez, que nunca existieron, que se la inventó Molina, Efrén, y a su mayor gloria (Hacia Miguel, pág. 43). Es su palabra contra la de los demás, ¿y yo me pregunto por qué razón no pudo existir? Y si Aitor L. Larrabide cree también que no existió esta romántica idea, hay que darla por cerrada. Además, este notable investigador asegura que quien descubrió a Miguel no fue Almarcha sino Carlos Fenoll que colaboraba en la revista Actualidad, y como apunta José Luis Ferris que los testimonios de Almarcha escribió en sus memorias «cuando Hernández ya era un autor consagrado y llevaba muchos años reposando en el cementerio de Alicante».

Según algunos autores, con diecinueve años conoció a Ramón Sijé, hijo de un comerciante de tejidos de la calle Mayor, tenía 16 años, en la presentación de la revista oriolana Voluntad, el día 15 de marzo de 1930, en la que es mi parecer que se debían conocer de cuando estuvieron juntos en el Colegio de Santo Domingo, por lo general, en los pueblos, todos los jóvenes se conocen. Odón Betanzos, asegura que se conocían de coincidir en la Biblioteca del Círculo Radical (Católico). Tanto Ramón como su hermano Justino, tomaron el apellido literario de Sijé, procede del griego alma, según Odón Betanzos. Es muy acertada la observación ya que la etimología griega de alma es psyché, cuya pronunciación coincide con Sijé. Funda junto a otros amigos la revista Voluntad, compra una máquina de escribir de segunda mano. Aunque don Manuel Abadía dice, en una entrevista que le hizo Nuria Illescas, que don Luis Almarcha le regaló su máquina de escribir Adler ¿Qué tenía dos máquinas?

Lo cierto es que Luis Almarcha le prestaba la Alder hasta que compró la Corona a Eladio Beldas.

Vicente, el hermano mayor de Miguel, cuenta que éste tenía que leer de noche y a escondidas, otras veces en el huerto o mientras cuidaba las cabras, su padre le recriminaba severamente, era para él una «pérdida de tiempo». La incomprensión del padre era propia de un hombre de su tiempo, un hombre cuya verdadera religión era el trabajo, y no cree en el arte de la poesía como futuro. Además, Miguel, practicaba el fútbol y organizó el equipo «La Repartiora», para el que compuso el himno, según notas de Francisco Esteve. Miguel fue nombrado Presidente fundador de las Juventudes Socialistas, gracias a su amigo Augusto Pescador Sarget desde agosto del 31 hasta su primer viaje a Madrid. Quizá de esta acérrima negativa paterna, donde recibió malos tratos del padre, y la imposibilidad de no ser aquel hombre de letras, aquel héroe soñado que como Virgilio fue pastor, naciera la voluntad irrefrenable de superación, de ser poeta a toda costa como medio de liberación. Por ello tomó el camino de Madrid y se presentó en la Corte, con su cartapacio de poemas a comerse el mundo.

En 1931 se libra del servicio militar por excedente de cupo, lo que supone un contratiempo para sus planes de liberación paterna, él recurrió el dictamen de la Caja, sin conseguirlo. Salir de la opresora sujeción al patriarcado era una de las oportunidades de escapar de Orihuela por medio del servicio militar. Por ello, ese mismo año marchó a Madrid (30 de noviembre) a probar fortuna, con «uno duros» que consiguió reunir de Ramón Sijé, Augusto Pescador, Juan Bellod y otros amigos. En esos años la mayoría de edad se alcanzaba a los 21 años, y en la fecha de partir para Madrid, tenía cumplidos los 21 años.

Con esta salida, su primera salida como un Quijote solitario, es cuando podemos considerar que finalizó su adolescencia para convertirse en hombre cabal de los que se visten por los pies.




ArribaAbajo 2.- La tertulia de la panadería «La Tahona» y los amigos de Orihuela

Negar la tertulia literaria en la panadería «Tahona» de los hermanos Fenoll, es negarle a Miguel y a sus amigos una gloria que creo que merecen. Si Ramón Pérez Álvarez lo niega (pg. 43 de Hacia Miguel), será porque él no está incluido en los artículos donde habla sobre la tertulia. Escribió Ramón sobre la inexistencia de la famosa «tertulia de la tahona» inventada por el «oriundo Molina», a su mayor gloria. Se refiere al poeta Manuel Molina que nació en Orihuela en 1917. En tiempos de la tertulia era un crío. Es muy sustancial el artículo de Verónica G. Ortiz y M.ª Carmen Rabasco Hernández en el número 2 de El Eco hernandiano y donde hace una relación de los componentes de la tertulia en lo que se ha quedado en llamar «horno-tahona» de la familia Fenoll de la calle Arriba, 5, entre 1930 y 36. Los integrantes mencionados son: Miguel Hernández, Jesús Poveda, los hermanos Sijé, Carlos y Efrén Fenoll, Jesús Murcia y Antonio Gilabert. Luego parece ser, que se auto-unieron otros nombres como la del joven Manuel Molina. Si no fue una tertulia con la seriedad de la que se hacía en Hotel Palace de Orihuela, nos conformaremos con que fuera: «las veladas de la tahona», por las tardes, después de las faenas.

Tertulia según el Diccionario es la reunión de varias personas para conversar. En Orihuela existieron las revistas Actualidad, Renacer, Voluntad. El clamor de la voluntad, El Gallo Crisis y Silbo, como páginas aglutinantes de la actividad cultural de la zona, y como resultado de un clima de tertulias o veladas. Manuel Molina afirmó la existencia de esta tertulia. Vicente Ramos asegura que sí existió. Y además se creó La Farsa un grupo donde Miguel y sus amigos representaban teatro, y de cuya experiencia nació la revista Silbo, de la que salieron dos números.

RAMÓN SIJÉ: Nació el 16 de noviembre de 1913, hijo de comerciante José Marín Garrigós y María Presentación Gutiérrez Fenoll, vemos el segundo apellido de la madre emparentado con los poetas de la panadería. Para acercarnos a la biografía de Ramón Sijé es recomendable el artículo de Antonio García-Molina Martínez, publicado en la revista Portada de la Vega (1.º quincena 2004, p. 18). Y en Vida y Obra de Ramón Sijé de José Muñoz Garrigós y un ensayo de José Antonio Sáez. Falleció a los 22 años de edad. Era el más inteligente e intelectual del grupo. Fundador de la revista El Gallo Crisis (ver comentarios en el análisis a la «Elegía», poema 29, pgs. 71-73).

GABRIEL SIJÉ: Hermano del anterior, se llama Justino Marín Gutiérrez, nació el 30 de octubre de 1915 en Orihuela. Tomó el nombre de Gabriel en homenaje al escritor alicantino Gabriel Miró. Actualmente, y en su honor, la CAM de Alicante convoca cada año el premio de novela corta que lleva su nombre, para mí no es un poeta de la talla de su hermano. Fue padrino junto a Jesús Poveda de la boda civil de Miguel Hernández y Josefina Manresa el 9 de marzo de 1937 en Orihuela.

JESÚS POVEDA: Jesús Poveda Mellado nació en Murcia el 12 de septiembre de 1912, afincado en Orihuela, ebanista de profesión, lector empedernido. Colaborador en el semanario Actualidad del abogado Tomás López Galindo, fundador con Ramón Sijé de la revista Voluntad y Silbo. Contrajo matrimonio con Josefina Fenoll, hermana de Carlos Fenoll. En la guerra civil se afilió al Batallón de Miliciano, estuvo en la batalla del Ebro. Se exilió en Santo Domingo y México. Se le conoce la obra titulada: Sobre la misma tierra. Datos obtenidos de Verónica G. Ortiz.

CARLOS FENOLL: Se le conoce como el panadero poeta, nació en Orihuela el 7 de agosto de 1912, panadero de oficio. Era devorador de lecturas de poetas del 27. Ramón Sijé dijo de él en 1932, según nota de M.ª Dolores García Selma, que tenía predilección por el cante jondo y el vino de taberna. Le gustaba cantar flamenco. Publicó sus poemas en El Pueblo de Orihuela, el poema «La sonata pastoril». Estrecho amigo de Miguel Hernández, fue Carlos quien facilitó la publicación del primer poema de Miguel en El Pueblo... Después de la guerra vivió en Barcelona, donde falleció el 31 de diciembre de 1972. Destruyó la correspondencia que tenía de Miguel.

EFRÉN FENOLL: El poeta del horno. Hermano del anterior. Escribió un articulo sobre la tertulia a la que Ramón Pérez Álvarez le contestó y lo deja por embustero en un artículo publicado en La Lucerna (n.º 33 de 1955). Dicen que en aquellos años Efrén estaban haciendo el servicio militar en Barcelona. Álvarez lo califica de «semianalfabeto». Miguel dijo: «Efrén, ese chico negro que rima con tren». No terminó su libro sobre Miguel Hernández. Su mujer Teresa, podría aproximarnos a él y a la realidad hernandiana.

MANUEL MOLINA: Nació en Orihuela, 1917, perteneció al «Grupo Silbo» de la tahona de Carlos Fenoll. Afincado en Alicante en 1940, participó en la fundación de la revista Verbo, Bernia y Colección Ifach. Publicó Belleza y el Fuego, en Ediciones Ángel Caffarena, Málaga. Y Miguel Hernández y sus amigos de Orihuela, misma editorial. Antología de la poesía alicantina (1940-1972), en Publicaciones de la Caja de Ahorros Provincial, 1973.

También hubo tertulia o reuniones en el salón de la peluquería de Francisco Salinas en la calle Mayor número 16 de Callosa de Segura, distante a 7 kilómetros de Orihuela, a la que generalmente iban andando, en la que se reunían también: Santiago Moreno, Vicente Bautista Belda y Gastón Castelló.




ArribaAbajo 3.- Los decisivos viajes de Miguel Hernández a Madrid

Los distintos viajes del poeta orcelitano Miguel Hernández a Madrid fueron trascendentales para su proyección poética, donde conoció, entre otros, a José Bergamín, a José María Cossío, a Pablo Neruda, a Vicente Aleixandre, María Zambrano, a los pintores de la «Escuela de Vallecas» y a otros poetas del 27. Sin estos históricos y decisivos viajes a la Corte, empujados por el irrefrenable deseo de triunfar, jamás hubiera ampliado las fronteras de su cosmovisión poética.

Si Miguel Hernández se hubiera conformado con quedarse en su Orihuela natal recitando en la tahona de los hermanos Fenoll, jamás hubiera tenido la oportunidad de probar fortuna y llegar a ser un poeta universal. Ante su primer viaje le escribió al «dulcísimo» Juan Ramón Jiménez para que le recibiera en Madrid. No sabemos si le recibió. En ese su primer viaje en tren a Madrid (30 noviembre 1931 al 15 de mayo de 32), llevaba una recomendación del abogado José Martínez Arenas para Concha Albornoz, hija del ministro de Gracia y Justicia, quien le presentó a su vez a Ernesto Giménez Caballero, director de La Gaceta Literaria, que tenía el suplemento El Robinsón Literario de España, donde salió publicada una entrevista bajo el título de «Un nuevo poeta pastor», según notas de Leopoldo de Luis y Jorge Urrutia.

A los cinco meses y medio de su primer viaje debe regresar a Orihuela por falta de un medio de vida, a pesar de ello, establece contacto y amistad con algunos poetas del 27, por ello, su primer viaje no fue del todo en vano, José Luis Ferris lo comenta «[...] se ve obligado a regresar a su pueblo el 15 de mayo de 1932 mucho más desvalido de cómo se fue. Sin embargo [...] le queda una experiencia de este tiempo vivido en Madrid». Había conocido también a Arturo Serrano Plaja, y se entrevista con Francisco Martínez Corbalán en la revista Estampa, reportaje que salió el 20 de febrero.

Miguel a sus 22 años rebosa vitalidad, y pese a su, para él, primer fracaso literario, puesto que no había logrado las altas expectativas que se había marcado, se renueva e inicia una nueva etapa de poética pura gongorina «hermética, de sintaxis compleja, con un acento culterano [...] para elevar lo cotidiano y vulgar a una categoría superior», según anota José Luis Ferris en la introducción de su Antología poética (Colección Austral, pág. 23-24). El propósito del oriolano no es otro que «homenajear a Góngora, como habían hecho aquellos: los del 27», según comenta muy acertadamente José Ferrándiz Lozano en su artículo titulado «Setenta años de Perito en lunas», publicado en diario Información de Alicante el 28 de enero 2003. Las cuarenta y dos octavas reales, rememoran a Polifemo y Galatea del cordobés don Luis de Góngora. Puesto que en el último verso de la octava real XIII «GALLO» en Perito en lunas, toma Miguel el verso «a batallas de amor, campos de plumas» del último verso de Soledad Primera de Góngora, como observa Sánchez Vidal.

Con la salida de Perito en lunas -enero de 1933-, tras un año en la imprenta, no había conseguido el éxito esperado, de ahí viene el enfado demostrado a García Lorca con su carta: «[...] la tarde aquella murciana, que he maldecido las putas horas u malas que di a leer un verso a nadie». En marzo de 1934 decide realizar su segundo viaje a la Corte, esta vez para una larga estancia y, además, lleva consigo su auto sacramental Quien te ha visto y quien te ve y sombras de lo que eras (título desacertado, largo y difícil de recordar según mi parecer). José Bergamín le publicaba dos actos el sacramental en la revista Cruz y Raya (número de julio). Entabla amistad con Enrique Azcoaga (poeta, ensayista y crítico literario madrileño) que produjo en él una influencia importante, inicia su colaboración en las Misiones Pedagógicas y visita Salamanca.

Conoce a José María Cossío, y éste le contratará como secretario al año siguiente, persona influyente que posteriormente tendría una decisiva participación en la formación y posterior tragedia de Miguel, puesto que fue don José María quien, según notas de Leopoldo de Luis y J. Urrutia «intercedió cerca del ministro del Ejército y Secretaría General», a través de sus amistades para que le conmutaran la pena de muerte por la inmediata inferior de treinta años y un día. Además de auxiliarle con anticipos numerosas veces o momentos de acuciantes dificultades como la de ocultarse en la Casona de Tudanca en Cantabria después de la desbanda republicana de abril de 39. Según Manuel Muñoz Hidalgo la presentación de don José María a Miguel la hizo el poeta y redactor de La Verdad de Murcia don Raimundo de los Reyes, quien también le había presentado, años antes, a Federico García Lorca.

A mediados de junio de 1935 es fecha trascendente para Miguel, en un banquete-homenaje conoció a Vicente Aleixandre en Madrid, con una anécdota curiosa según anotación de Juan Cano Ballesta «Miguel, siempre en estrecheces económicas, le pide a Vicente Aleixandre el libro La destrucción o el amor, una segunda edición con variantes, ya que en 1933 le dieron el Premio Nacional de Literatura por este libro. Para mí esta anécdota no es muy creíble, ya que a pesar de que el 23 de septiembre estuvo en casa de Vicente. Éste le invita y se lo regala». Y Miguel se lo agradece con «Oda entre arena y piedra» a Vicente Aleixandre. Poema con evidentes influencias surrealistas del sevillano.

Conoce a la filósofa veleña María Zambrano y Enrique Azcoaga, a la pintora gallega Maruja Mallo con la que tuvo relación amorosa según testigos de la época, entre los que figura Camilo José Cela.

El 18 de julio de 1936 Miguel tenía 25 años, se hallaba en Madrid se incorpora al 5.º Regimiento, de Valentín González «El Campesino» como Comisario de Cultura, su poesía se transforma, sus poemas son comprometidos, combativo, se convierte en arma de lucha, (poesía urgente o de guerra) recita en las plazas de los pueblos al servicio de «Altavoz del Frente». Publica Vientos del pueblo (1937), «los poetas somos viento del pueblo; nacemos para ser soplando [...]». El hombre acecha es un libro que disfrutamos gracias a la casualidad y a la fortuna, se salvaron dos capillas (ejemplares preparados par encuadernar) en abril del 39 de la Tipografía Moderna de la Calle Avellanas, 9 de Valencia, cuando entraron en esa ciudad las tropas de Franco. En la cárcel escribió su obra maestra Cancionero y romancero de ausencias, ampliamente comenta por José Carlos Rovira Soler y Carmen Alemany Bay.

La conclusión a la que llego es la siguiente, que si un poeta o artista no se auto-promociona, no lucha por su arte, no se mueve, o no arriesga, quedará en el anonimato, porque hay un axioma que dice que nadie hace nada por nadie.




ArribaAbajo 4.- El viaje de Miguel Hernández a Rusia

Si los viajes del poeta oriolano Miguel Hernández a Madrid fueron decisivos para su proyección poética y artística, el viaje que realizó a Rusia con motivo del V Festival de Teatro Soviético en Moscú, representando a la delegación de la República, le supondría un destino trágico al finalizar la guerra y marcaría en Miguel un cambio ideológico como así lo reflejó en un artículo que apareció en el diario alicantino Nuestra Bandera a su regreso, tras su viaje periodístico por el país de los bolcheviques. Porque Miguel ejerció una forma de periodismo como ya demostró J. Manuel Carcasés al defender su tesis doctoral en la Facultad de Ciencias de la Información en la Complutense, y dirigida por el profesor Francisco Esteve.

La verdadera vocación de Miguel fue el teatro más que la poesía, él deseaba ser dramaturgo como su «amigo» Federico García Lorca quien recorría España con su compañía La Barraca «en un teatro de acción social» con dramas rurales, puesto que esta actividad suponía un medio más eficaz de ganarse la vida que con la poesía, que siempre va aneja a toda creatividad artística. Miguel admiraba y conoció a Lorca en Murcia, cuando se lo presentó Raimundo de los Reyes en 1933 con motivo de una función de teatro en esa ciudad.

También admiraba al dramaturgo Rafael Alberti, al Bergamín de «Mangas y Capirotes». Aunque los del 27 son epígonos del teatro de Lope de Vega, en la representación del drama social Fuenteovejuna, o del mejor Zorrilla.

Las influencias de Lorca, Alberti, Azorín y la de otros autores en el teatro social de Miguel, han sido analizadas y expuestas por Jesucristo Riquelme en varios artículos publicados en la revista Empireuma, donde encuentra coincidencias en: (Los hijos de la piedra, 1935) y (El labrador de más aire, 1936), o analiza su Auto Sacramental.

En tiempos de la II República y durante la guerra civil era frecuente viajar a Rusia, por las relaciones de ayuda que esta nación aportaba a la causa republicana española, sin olvidarnos del oro de Moscú a cambio de armas. La Unión Soviética era para los intelectuales y artistas de todo el mundo el gran espejo donde mirarse, considerada como la «patria espiritual de los trabajadores del mundo», como dejó escrito M. Hernández. Alberti y su esposa M.ª Teresa, J. Bergamín habían viajado con anterioridad a Moscú.

El Ministerio de Instrucción Pública designó esta vez a cinco artistas para asistir al V Festival de Teatro Soviético en Moscú. Los cinco viajeros de la delegación hispana, según Cano Ballesta, eran: Francisco Martínez Allende (director del teatro popular de Madrid), Miguel Hernández (poeta y dramaturgo), Casai Chapí (músico y nieto de Ruperto), Miguel Prieto Anguita (pintor), Gloria Álvarez Santullano (actriz). He leído en un texto de Manuel Fernández Santamaría que un sexto artista estuvo en el Festival: Cipriano Rivas Cherif, autor y director teatral y cuñado de Manuel Azaña, aunque Cipriano debió de trasladarse desde Suiza, puesto que en esa época se hallaba de cónsul en Ginebra.

En esta expedición cultural, M. Hernández acudía como dramaturgo y no como poeta, como así se lo hizo saber en una carta a Josefina desde Valencia: «[...] que sirvan de estudios y beneficios del teatro que yo hago en España [...]».

El ferrocarril era el medio de transporte más usado y rápido, viajes larguísimos y con múltiples transbordos. La ruta férrea para llegar a Moscú, según un viaje que hizo el periodista Daniel Tapia Bolívar en los años treinta, era la línea Madrid-París-Berlín-Varsovia-Moscú (relatado en su libro Ha llovido un dedito (1935)). Los cinco viajeros de la representación española buscaron otra ruta alternativa, salieron en tren desde Valencia, punto de encuentro, el 29 de agosto de 1937, por ello algunos autores escriben que Miguel salió el día 26, pero desde Alicante. Escala en París el día 30 del mismo mes, según la fecha de otra carta que le escribiera a Josefina desde la capital del Sena. Y siguiendo las huellas de su poema: «España en ausencia», en la estrofa tercera nos revela que pasó por Francia, Holanda, Dinamarca y Suecia (para pasar de Francia de Holanda omite Bélgica), pero en «aeroplano». No podían viajar en tren a través de la Alemania nazi, aliada de Franco. A Hitler y a Mussolini les dedicó un piropo: «los dos mariconazos», (estrofa 15, del poema «Rusia»). Por cartas de Miguel a Josefina sabemos que el viaje continuó en «aeroplano» desde París hasta Moscú con escala técnica en Estocolmo. Gracias al vuelo, el 1 de septiembre ya se hallaban en la ciudad moscovita. Poco o nada nos orienta el verso: «a saludar a Rusia por Moscú y por Ucrania», (estrofa. 14, del poema «Rusia»).

El día 1 de septiembre se inauguraron los actos en el Teatro Bolchoi de Moscú, el Coro Piatnitski interpretó la canción rusa «La Estepa», según dio cuenta el rotativo soviético Izvestia el 2-09-37, y donde se recogen entrevistas a la representación española, según la traducción de Andrés Santana (miembro de la embajada de España en Moscú), y cuya copia se halla hoy día en la Fundación Miguel Hernández de Orihuela. Salieron de Moscú y visitaron durante los días 12 y 13 Leningrado (cuna bolchevique) antigua San Petersburgo (en la foto que hay de Miguel en Rusia, detrás se ve la cúpula de la catedral de San Isaac); el día 17 bajaron a Yarkov en Ucrania, donde compuso el poema «La fábrica-ciudad». El 5 de octubre embarcaron para Copenhague, no sabemos ciertamente desde qué puerto, lo más lógico es salir desde Kaliningrado, tocar algún puerto danés, hasta el puerto del Támesis, y visitan Londres, cruzan el Canal de la Mancha y a París. En esta ciudad visitó a Octavio Paz y esposa Elena Cegarra, a León Felipe, según notas de Ramón Pérez Álvarez. Aprovechando esos días, Alejo Carpentier le graba la voz en un poema: «Canción del esposo solado». Regreso en tren a Barcelona, Valencia y Alicante. Y según cuenta Vicente Escudero: «[...] y allí fue recibido (Alicante) por un grupo de amigos dispuestos a acompañarle en el viaje de regreso a Orihuela». Convertido en el de «Visenterre» comentó a su amigo Vicente Escudero que Rusia era como un pastel de gloria de Orihuela (arriba el soplillo, debajo la yema).

Miguel aprovecha la pesadez del viaje para escribir artículos, cartas o poemas. En el poema «Rusia», de su libro El hombre acecha, 1939, nos comenta el viaje, nos habla de los trenes, de la extensión de Rusia y de las minas de hierro de los Montes Urales, y, las describe como «vacas de oro yacente / que ordeñan los mineros [...]». De cómo protegían a los niños españoles que salieron para salvarlos de los desastres de la guerra. Alaba al camarada Stalin como ya lo había hecho Alberti, en la tumba de Lenin da vivas y escribiría: «Lenin con pie de mármol y voz de bronce quieto». Y finaliza con el deseo de dos naciones unidas: «Rusia y España, como fuerzas hermanas», verso que daría título al artículo que publicó en Nuestra Bandera de Alicante, (núm. 108, 10 de nov. 1937), a su regreso de la Unión Soviética. Según nota de Juan Cano Ballesta (pág. 160, El hombre y su poesía), donde se transcribe parte del artículo, escribió: «Al pisar tierra de la URSS, volví a sentir sobre mi rostro el viento humano respirado por los hombres [...]. En los trenes, en las calles, en los caminos, donde menos se esperaba, el pueblo soviético venía hacia nosotros con los brazos tendido de sus niños, sus mujeres, sus trabajadores [...]». Sin duda alguna el poder económico de la URSS difería en gran medida de la situación campesina y obrera que se vivía en España de los años treinta.

El poema «La Fábrica-Ciudad», está dedicado a la ciudad de Jarkov, junto a río Donets, en la región de Ucrania (al sur de Rusia y límite con Rumanía), al este de Kiev. Un poema de elogio a la industria, en la primera estrofa hace una metáfora de «tractores como ganadería sólida con cadenas», y más adelante con «titán laborioso», o con una metáfora apasionada y potente: «tractores capaces de arar el mundo». A los que compara con bueyes metálicos y con las cadenas que siempre llevan los tractores en la parte de atrás para enganchar a los remolques o arrastrar maquinaria accesoria, remarcando la idea de fuerza: «con los metálicos dientes», elogios a la libertad por medio del trabajo, con adjetivos sobre el hierro, clamor de metales, laten motores, leones de azabache, fraguas «el tornillo penetra como un sexo seguro».

Un tercer poema y que no se recoge en El hombre acecha, es el ya mencionado «España en ausencia» da la sensación que es el primero de los que escribiera en el viaje, en el que nos aporta datos del itinerario, meditaciones e impresiones, salvo el pareado final que evidencia su amor a España y sus añoranzas:


Ayer mandé una carta y un beso para España
donde está la mujer que yo más quiero.



(Josefina estaba embarazada).

Este viaje a Rusia llenó al poeta oriolano de entusiasmo socialista, sobre todo al contemplar el evidente progreso industrial que habían logrado los obreros del antiguo país de los zares tiranos, asombrando al mundo obrero, ante la maquinaria agrícola, las ciudades, fábricas, y escribiría: «Rusia edifica un mundo feliz y transparente / para los hombres llenos de impulsos fraternales».

La conclusión a la que llego es que, este viaje a la Rusia bolchevique representado al teatro social y de acción política de estilo lopesco y lorquiano (a Lorca le costó la vida), fueron las pruebas que argumentaron en el Consejo de Guerra, procedimiento sumarísimo urgente 21001, presidido por Alfaro, para condenarle a muerte por un contrasentido: «adhesión a la rebelión». Los tres poemas comentados no pudieron ser publicados hasta después de su muerte. Pero Miguel Hernández no ha muerto, él vive entre nosotros a través de su legado personal, literario y la Universidad que lleva su nombre.




ArribaAbajo 5.- Miguel Hernández miliciano y periodista en la Guerra Civil

Su condición de soldado o miliciano en el frente populistas o Ejército Popular, más la de «poeta de la revolución», fueron pruebas para condenar al poeta Miguel Hernández a la pena de muerte, tanto es así que en el sumario 21001, se unió el poema «El soldado...» para de alguna forma implicarle de facto en las milicias republicanas, y poder ser condenado a muerte.

Por estas razones creo conveniente analizar pormenorizadamente la militancia y destinos de Miguel durante la Guerra Civil o incivil que han llamado otros, de acuerdo a los datos que se han ido publicando hasta la fecha.

El 18 de julio de 1936 Miguel Hernández tenía 25 años, y se encontraba en Madrid, aunque el día 29 viaja a Orihuela, el 13 de agosto unos anarquistas asesinan en Elda al padre de Josefina Manresa en un tiroteo, guardia civil llamado Manuel Manresa Pamies junto a cinco guardias más y un cabo, según entrevista con Carmen Manresa. El día 25 de septiembre de 1936 Miguel toma partido por la República, es decir, por el Gobierno elegido en las urnas y legalmente constituido, «se entregó con entusiasmo a la lucha en la contienda civil, y actuó generosa, casi ingenuamente». Y decide tomar parte activa con las armas, más su poesía combativa o del compromiso que duele y perdura en el tiempo más que las heridas de los proyectiles. Es consecuente con la situación de la zona republicana, hemos de recordar que Alicante no se sublevó.

Miguel tomó partido por la República como todos sus compañeros de la Alianza de Intelectuales Antifascistas sita en C/. Marqués del Duero, 5 de Madrid: Alberti, Emilio Prados, Aparicio, María Zambrano, Aleixandre, Plaja o José Bergamín. En la A. I. A. conocerá a Langston Hugles y a Stepfen Spender. Además esta actitud suponía ser soldado útil, ya que se le negó el servicio militar por exceso de cupo, y quizá era la oportunidad que no tuvo, una pequeña satisfacción personal. Porque también es verdad que para la mentalidad de aquella época, los hombres que se libraban del servicio militar parecían menos hombres. Téngase en cuenta que todo Madrid fue republicano, defendían el orden constitucional establecido en las urnas.

Miguel se incorpora al Quinto Regimiento de Zapadores, Miradores, 2.ª Cía. 3.ª Sección, es destinado a Cubas (Madrid), Miguel dice que por su reemplazo, otras opiniones que voluntario. Recibe instrucción y adoctrinamiento, donde su amistad con el malagueño Emilio Prados Such de la Asociación de Intelectuales Antifascistas y le destinan a la 1.ª Compañía del Cuartel General de Caballería como Comisario Cultural, estuvo en varios frentes como: Alcalá de Henares donde conoció al jefe cubano Pablo de la Torriente, en Valdemoros, Boadilla del Monte, Pozuelo de Alarcón. En febrero del 37 es destinado al «Altavoz del Frente Sur», que le da oportunidad de hacer viajes por los pueblos para declamar sus poemas en los lugares públicos, escribe en diferentes periódicos republicanos, algunos firmados bajo el seudónimo de Antonio López. El 9 de marzo se encuentra en la provincia de Jaén con el Comandante Carlos (Vittorio Vidali, italiano) existe una foto de MH junto a Vittorio y al diputado Martínez Cartón, jefe de la XVI Brigada, del ejército frentepopulista. En los frentes estuvo recitando poemas de Viento del Pueblo y El hombre acecha, poemas como el de «Aceituneros». Estuvo en la conquista del Santuario de la Virgen de la Cabeza defendido por el capitán Cortés de la Guardia Civil, según contó en el Ateneo de Alicante. (El Santuario se rindió el 15 de mayo de 1937) Pasó a Extremadura y estuvo en el frente de Castuela. Donde escribió «Canción del esposo soldado». Luego destinado en la 6.ª División, encuadrada en el XXI Cuerpo de Ejército, figuró en el Ejército de maniobras del Sector de Levante. Combate en el frente de Teruel, nos da testimonio en «El soldado y la nieve».

En 1 de julio de 1937 viaja a Valencia, para II Congreso Internacional de Escritores en Defensa de la Cultura. Firmó junto a otros escritores la «Ponencia colectiva» que se publicará en la revista Hora de España, Valencia, número 8. Donde además se reunieron numerosos intelectuales internacionales. Recojo la nota de Gonzalo Santonja: «En ese Congreso Miguel conoció a Octavio Paz, en [revista] Letras de México 1942 escribió: "[...] llevaba la cabeza casi rapada y usaba pantalones de pana y alpargatas [...]"».

En dicho Congreso asistió además de Octavio Paz, otros escritores extranjeros: Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Ernest Hemingway, César Vallejo, Vicente Huidobro, Raúl González Tuñón, Andrés Malraux, Luis Aragón, Jean Causso. La ya célebre y referida «Ponencia colectiva» se puede leer completa por Internet, pero quiero recoger un párrafo de ella por alusiones a Miguel Hernández y a Juan Gil-Albert.

Porque lo que menos importa ya es el hecho en sí mismo de que este grupo, esté total, absolutamente integrado, no sólo por distintos significados de sensibilidad, no sólo por distintas concepciones de nuestra profesión y decidida vocación de artistas, escritores y poetas, sino por individuos que, como procedencia social, pueden marcar distancias tales como las que hay entre el origen enteramente campesino de Miguel Hernández, por ejemplo, y el de la elevada burguesía refinada que pueda significar Gil-Albert; [...]



En 21 de agosto de 1937 Miguel recibió un Homenaje en el Ateneo de Alicante, que fue presentado por el músico José Juan Pérez, y como testigo de excepción asistió Vicente Ramos. La noticia apareció en Nuestra Bandera, de Alicante, órgano del Partido Comunista. Discurso que también apareció publicado el 10-11-37 en Nuestra Bandera, con una alocución que empieza: «Siempre será la guerra la vida de todo poeta [...]». Días después salió en viaje para Rusia junto a cuatro españoles más, que nos merece un apartado.

Miguel Hernández se hallaba en Madrid el día sábado 18 de julio de 1936, le dio tiempo regresar a Orihuela pensárselo bien, y regresar a Madrid, para incorporarse a finales del mes de septiembre al 5.º Regimiento de Milicianos del Ejército popular, Zapadores y Miradores, de la 2.ª Compañía, Sección, destacado en Cubas (Madrid) a cavar trincheras, con intención de frenar a los llamados fuerzas nacionales que venían avanzando desde Talavera de la Reina. Conoció al malagueño Emilio Prados y lo destinó a la 1.ª Compañía de Caballería como Agregado Cultural.

Estuvo en Andújar en los últimos meses de la rendición del Santuario de la Cabeza, defendida por 300 guardias civiles al mando del Capitán Cortés, según dijo Miguel en la conferencia que dio en el Ateneo de Alicante el 22 de agosto de 1937, antes de partir para Rusia (viaje ya comentado en estos artículos monográficos).

Periodista.- Tomo notas de mi trabajo El hombre acecha. «Escribe artículos en periódicos en revistas y hojas de guerra», el uso poético y creativo de su lenguaje periodístico se refleja hasta en momentos de máxima crispación política e ideológica desde las mismas trincheras según la tesis de María Gómez y Patiño (Propaganda poética de MH, pág. 27), en un trabajo imprescindible para los expertos, recoge los 29 textos que escribiera Hernández al servicio de la propaganda republicana con cierto «contenido panegírico que exaltaba sus rasgos militares [...]», (nota del prólogo de Miguel Roiz a la Tesis de María Gómez y Patiño). Según esta autora, Miguel tenía un discurso-poético-propagandístico. Sin perder ni un momento de vista la contextualización de su producción discursiva.

«La propaganda de esa época, por ambos bandos, era una manipulación periodística de la realidad. Miguel ejerció una forma de periodismo». Tesis de J. Manuel Carcasés, y dirigida por el profesor Francisco Esteve.

Al finalizar la guerra huye a Portugal y fue detenido en Rosal de la Frontera (Huelva), junto a Portugal y encarcelado en varias prisiones españolas, hasta su muerte en Alicante el 28 de marzo de 1942, sin que se le pudieran cerrar los ojos. Está enterrado en el cementerio de Alicante.




ArribaAbajo6.- Proceso y muerte de un poeta

Los trabajos más completos sobre el proceso contra Miguel Hernández Gilabert, son los libros de Juan Guerrero Zamora (Dossat, Madrid, 1990) y el de Miguel Gutiérrez Carbonell (Compás, Alicante, 1992).

En El foro por la Memoria (www.pce.es) de 3-12-2003, comentan sobre Juan Guerrero: «sus biografías son tendenciosas en defensa del régimen franquista y además, repasando su libro, no encontramos con que el autor niega algo tan conocido como la adscripción del poeta al partido Comunista Español». A mi entender esto no son argumentos suficientes para creer en una actitud tendenciosa de Juan Guerrero Zamora contra Miguel, creo que la documentación aportada es tan contundente que no nos cabe otra cosa que elogiar su labor de investigación.

El libro de Gutiérrez Carbonell aporta el Expediente Penitenciario, y además una información jurídica muy clarificante sobre la época del franquismo: Uno de los posibles ensayos sobre el derecho represivo franquista (1936-1945), páginas 6 a 10. Critica el proceso a MH que fue como dice Gutiérrez Carbonell: «vulneración al derecho a Recursos, garantías universales reconocidas, ahora y siempre». Es decir un juicio sumarísimo sin garantías y sin derechos a recurrir contra las sentencias sumariales, el abogado defensor había de ser militar como el Fiscal. El Presidente del Tribunal era el comandante Pablo Alfaro Alfaro. Lo inadmisible -dice Gutiérrez Carbonell- los autos se ponen de manifiesto al defensor, que antes no ha intervenido, «por un término que nunca excederá de tres horas». Tres horas para preparar la defensa. Inaudito.

A MH le detuvo la policía portuguesa en Moura, el día 4 de mayo de 1939, lo entregaron la policía española en Rosal de la Frontera (Huelva) y «estrechado a preguntas» le interrogaron durante 5 días.

Elvio Romero, escribe en el Prólogo de la Edición de Lautaro, de Buenos Aires de 1958:

Ocho días duraron las vejaciones y las interrogaciones infamantes en Rosal de la Frontera. Fuerte siempre, sin que haya sufrido suplantación su firmeza ni su pujanza, comienza a cobrar conciencia de lo que le esperaba; abarca con una sola mirada lo que la prisión tiene de sobrante tiniebla y de malos momentos.



Pasó el atestado al Juzgado Militar permanente n.º 5 (Rodicio Arias) el cual se inhibe -según Gutiérrez Carbonell (pg. 14)- al Juzgado Especial de Prensa por tratarse de un periodista. Ante la falta de libertad de imprenta había un juzgado especial para estos temas. Se le instruye: «procedimiento sumarísimo de urgencia n.º 21001, consta de unas 75 páginas». Nos dice Carbonell que este tipo de procedimientos sumarísimos se amparaban en el Código Penal Militar, artículo 649 y Decreto 11-04-1931, se volvió a regular en 1936, y se amplió a todo los delitos derivados del Movimiento Nacional. El procesado permanecía preso (art. 653-1.º). Este procedimiento vulneraba el derecho de defensa, porque era secreto, el defensor es militar y no interviene en el previo al Juicio Oral. El mismo Instructor es quien realiza el Auto resumen de calificación. El tribunal no tenía independencia.

Del ya referido Elvio Romero tomo un párrafo de la página 13, sobre el peregrinar en las cárceles:

Sus verdugos no van a darle un respiro. De Madrid [Toreno] lo trasladan a la Prisión Provincial de Palencia. Allí no ha de quedar por mucho tiempo, aunque de allí, de Palencia sale con el organismo quebrado "enfermo y con una hemorragia muy grande" [...] De Palencia lo retoman a Madrid, en el mes de noviembre, esta vez en la Prisión de Yesera; sección de transeúntes, porque unos días después será enviado al Penal de Ocaña, en donde las cosas van a ponerse negras, "Sigo haciendo turismo", escribe a su mujer amargamente.



El Penal de Ocaña tenía una superpoblación de presos, la mayoría enfermos, en mayo tiene fuertes dolores de cabeza a consecuencia de una bronquitis, sueña con su traslado a Alicante, cerca de su familia, el 29 de junio de 1941 ingresa en el Reformatorio de Adultos de Alicante (actual edificio de los Juzgados de Benalúa) hasta su muerte ocurrida el Sábado Santo 28 de marzo de 1942.

Fue condenado a pena de muerte, por lo que llama Gutiérrez Carbone «rebelión invertida», «la calificación de estos casos como delito de rebelión militar es aberrante; además se aplicó retroactivamente». La Ley que se le aplicó a Miguel estará recogido en el artículo 237 y 238-2, del C. J. Militar, de 1898, y un Decreto modificación del 2 mayo del 31, de la propia II República. Es decir, le aplicaron una ley anterior a la guerra civil. Increíble pero cierto.

Luego, la pena de muerte le fue conmutada a treinta años, posteriormente por 20 años y un día, después de muerto. El expediente penitenciario, que consta de sesenta (60) documentos se halla actualmente en la Fundación Cultural Miguel Hernández de Orihuela.

Como ya se ha dicho, sus restos mortales descansan actualmente en el cementerio de Nuestra Señora de los Remedios de Alicante. Primero en el nicho número 1009, cuyo epitafio decía simplemente. POETA. En 1952 cumplía el plazo para comprar el nicho, de lo contrario los restos mortales del poeta hubieran ido a la fosa común, una suscripción entre amigos reunió las 2042 pesetas que costaba, entre los que se encontraba el poeta Gabriel Celaya, María de Gracia Ifach y Vicente Ramos. En una nueva sepultura lápida de mármol blanco, están enterrados: su hijo Manuel Miguel fallecido en 1984 y Josefina Manresa en 1987.

¡Descansen en paz!






Arriba Bibliografía consultada

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