91
A mi fórmula de entonces -en mi libro Teoría y realidad del otro- añado ahora temáticamente el enamoramiento homosexual. Así lo exige una contemplación objetiva y leal de la realidad. ¿Cómo llamar, si no, al estado del ánimo de aquel enfermero de la leprosería de Fontilles que por no separarse de un enfermo al que amaba se inoculó voluntariamente la lepra?
92
En su breve análisis de la amistad como forma de la relación social (La estructura social, VII, 54), Marías apunta la necesidad de un mínimo de holgura económica como condición de aquella.
93
No resisto la tentación de copiar un vivaz y expresivo texto de Erich Fromm en La revolución de la esperanza:
94
«Yo creo -escribe Descartes- que la verdadera generosidad, la cual hace que un hombre se estime hasta el punto más alto en que legítimamente pueda él estimarse, consiste, por una parte, en que él conoce que sólo le pertenece de veras la libre disposición de su voluntad propia, y que sólo puede en verdad ser alabado o vituperado por usar bien o mal de ella, y por otra parte, en que él siente en sí mismo una firme y constante resolución de usarla bien, es decir, de no carecer jamás de voluntad para emprender y ejecutar todas las cosas que juzgue mejores»
(Les passions de lâme, III, art. 153). Hijo de su tiempo, Descartes piensa que no hay otra virtud a cuya posesión contribuya más la bonne naissance (la generosidad, como en la antigua Grecia, virtud de los «nobles»), y en este juicio aristocratizante basa su creencia en la nativa desigualdad de las almas (art. 161); mas no por ello deja de admitir cierta influencia de la educación en el empeño de lograr que los hombres con défauts de naissance lleguen a ser generosos.
95
La insuficiencia de la que él llama «comunicación psicológica», cuando es insuficiente o viciosa la «comunicación social», ha sido estudiada por Castilla del Pino, desde sus personales puntos de vista en el libro antes mencionado.
96
Chang Tze-Han, Yang Teh-Ching y Tu Jui-Fen, «Treatment of unstable diabetes mellitus in the light of Mao Tse-Tung's thought» y «How'we have struggled against unstable diabetes mellitus in the light of Mao Tse-Tung's thought», China's Medicine, 7 july 1968. Ese pensamiento de Mao Tse-Tung a cuya luz pueden ser eficazmente tratadas las formas inestables de la diabetes sacarina consiste en afirmar una vez más lo que ya habían dicho Marx y, por lo que parece, Feuerbach; que el sabio no debe limitarse a conocer la realidad, sino que debe aspirar a modificarla. No otra cosa hicieron Banting y Best -valga su ejemplo-, cuando propusieron aplicar al tratamiento de la diabetes la insulina que ellos mismos habían descubierto. Y mucho antes que ellos, los médicos hipocráticos que después de sus diagnósticos recetaban purgantes a sus enfermos o les punzaban un empiema.