Compárese con el artículo citado de Bretón en que un aficionado a los teatros se lamenta «de los pocos recursos de distracción nocturna que hay en aquellas épocas en que los teatros permanecen cerrados». Alguien le replica: «¿Y por ventura es forzoso asistir a los teatros públicos para ver a cada momento farsa y mojigangas? El mundo es una vasta y permanente escena donde todos somos farsantes y espectadores». Sigue. un rápido apunte de farsantes en la vida de todos los días, para concluir diciendo: «Todo es farsa en este mundo. ¿Y quién dirige este inmenso teatro? El interés y la vanidad». Por su parte, Larra combina en su artículo las dos situaciones, la del carnaval y la del teatro: «Ya lo ves; en todas partes hay máscaras todo el año; aquel mismo amigo que te quiere hacer creer que lo es, la esposa que dice que te ama, la querida que te repite que te adora, ¿no te están embromando toda la vida? ¿A qué, pues, esa prisa en buscar billetes? Sal a la calle y verás las máscaras de balde. Sólo te quiero enseñar, antes devolverte a llevar donde te he encontrado -concluyó Asmodeo-, a una casa donde dicen especialmente que no las hay este año. Quiero desencantarte». Entonces pasan por el teatro en este proceso de desengaño. Ed. cit., I, págs. 145-46.

Cfr. Larra, «Donde las dan las toman», en El Duende Satírico del Día, ibíd., págs. 5z-53. En el núm. 78 del Correo, 9 de enero de 1829, aparece el nombre de Peñalver con el de Carnerero, como redactores, y el de Jiménez de Haro, como editor.