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Sobre las ediciones del siglo XVIII de las partes de comedias de Calderón

Jaime Moll





Juan de Vera Tassis, a la muerte de Calderón, preparó la edición de sus comedias, publicando nueve partes1, no siendo la décima anunciada2. En 1691, los múltiples aficionados a la lectura de las comedias calderonianas podían adquirir los nueve tomos. Su éxito editorial fue grande y obligó, en 1694, a la reedición de la quinta parte, la primera de esta serie, editada en 1682. Agotada la colección, un librero-editor la mantuvo en permanente existencia, valiéndose de un sistema usado ya anteriormente: reunir las comedias correspondientes a cada parte a base de ediciones sueltas de las mismas, encuadernándolas precedidas de una edición contrahecha de las respectivas portada y hojas de preliminares de la edición de Vera Tassis. A la falta de control de épocas anteriores, principalmente en el reinado de Carlos II, se unen los tiempos azarosos del inicio del reinado de Felipe V y la Guerra de Sucesión. En todas las épocas, incluso en las de mayor vigilancia del siglo XVIII, se da el hecho de ediciones contrahechas y falsificadas. Pero en los años iniciales de este siglo es muy abundante y en lo teatral persistirá, en varios autores clásicos de éxito, a lo largo de todo el siglo XVIII.

¿Quién fue el librero-editor de las nueve partes de Calderón contrahechas y facticias? Para lograr su esclarecimiento no hemos de limitarnos a Calderón. Nuestro análisis abarcará también las ediciones contrahechas y facticias de Moreto, junto con una colección de comedias sueltas numeradas, que se agrupó en tomos con portada común y, en una segunda hoja, un formulario para escribir a mano los títulos de las comedias que componían cada parte. Nos referimos al «Jardín ameno, de varias, y hermosas flores, cuyos matizes, son doce Comedias, escogidas de los mejores Ingenios de España. Y las ofrece a los curiosos, un aficionado».

Las comedias sueltas, que componen las partes contrahechas y facticias de Calderón, pertenecen a cuatro tipos distintos3:

  • a) Comedias sin indicaciones tipográficas ni número de serie.
  • b) Comedias sin indicaciones tipográficas y con número de serie.
  • c) Comedias con la indicación: «Hallaràse en la Librería de los Herederos de Gabriel de Leon, en la Puerta del Sol» y con número de serie.
  • d) En algunos ejemplares de la parte VIII, la segunda comedia, «Las manos blancas no ofenden», tiene las siguientes indicaciones: «En Barcelona: Por Joseph Llopis, à la plaça del Angel. 1699. Véndense en casa Iuan Pifarrer, à la mesma plaça»4.

Cotejadas las dos colecciones conservadas en la Biblioteca Nacional, 69 comedias -casi las dos terceras partes de las 108 que forman los nueve tomos- son de ediciones distintas. En tres casos5, en una colección figura la comedia con número de serie y en la otra sin él. En un caso, la comedia, con el mismo número de serie en las dos colecciones, figura en una de ellas sin indicaciones tipográficas, mientras que en la otra indica que se vende en la librería de los Herederos de Gabriel de León6, dato que también figura en otra comedia de las dos colecciones aunque en ediciones distintas7.

Ya Emilio Cotarelo señaló las ediciones contrahechas y facticias de las tres partes de Moreto8, precisando el contenido de varios ejemplares de las mismas. Un análisis basado en los volúmenes conservados en la Biblioteca Nacional nos ha permitido llegar a las siguientes conclusiones:

Existen dos versiones de portada e índice de comedias para las partes I y II, y tres para parte III9. Las dos primeras partes figuran como impresas en Valencia, en el año 1676, con Benito Macé como impresor y a costa de Francisco Duarte, mercader de libros, tomándose estos datos de la segunda edición auténtica de la primera parte y adjudicándolos a las dos contrahechas y facticias. Las dos versiones se diferencian -su composición tipográfica es distinta, pero bajo el mismo esquema y con la misma orla- por el uso de la V en lugar de la U: AGVSTIN, TITVLOS, en la más antigua, mientras en la más moderna figura AGUSTÍN, TÍTULOS. La tercera parte simula también estar impresa en Valencia, por Benito Macé, a costa de Vicente Cabrera, el año 1703, en la primera y tercera versiones, que se diferencian por el uso ya citado de la V (primera versión) y de la U (tercera versión) y por figurar en la primera versión dos hojas con aprobaciones y un escudo nobiliario en la portada. La segunda versión de la tercera parte adopta los datos tipográficos de las partes I y II, tiene las dos hojas de aprobaciones y usa V en lugar de U.

Las comedias que componen estos volúmenes contrahechos y facticios se caracterizan por lo siguiente:

Las primeras versiones de las tres partes están formadas exclusivamente por comedias sin indicaciones tipográficas y con número de serie -en un caso no figura el número10- pudiendo corresponder a una misma edición o a ediciones distintas. Las segundas versiones de las dos primeras partes y la tercera de la parte III están formadas por comedias impresas en Madrid, Sevilla, Salamanca, Barcelona, Burgos, Valladolid y Valencia, la mayoría de la segunda mitad del siglo XVIII, y por algunas comedias sin indicaciones tipográficas, con el mismo número de serie de las primeras versiones, o sin él. El único ejemplar visto de la segunda versión de la parte III nos ofrece diez comedias sin indicaciones tipográficas y con el mismo número de serie de la primera versión (en algún caso incluso de la misma edición de uno de los volúmenes de la primera versión), una comedia sin indicaciones tipográficas ni número de serie, en tanto que la primera comedia es de la imprenta sevillana de Diego López de Haro, de la primera mitad del siglo XVIII.

La primera conclusión que podemos deducir es que las partes contrahechas y facticias de Calderón y Moreto -de éste la primera versión- presentan una unidad de factura y son obra del mismo librero, que utilizó las comedias sueltas de una serie numerada, junto con otras de variada procedencia. La reedición de las nueve partes de Calderón, desde 1715 a 1731, cortó la continuación de las correspondientes partes contrahechas y facticias. Por el contrario, al no reeditarse las tres partes de Moreto, se siguió con el sistema de agrupar las correspondientes comedias sueltas y ponerles una portada, sistema que perduró a lo largo del siglo XVIII. Al agotarse las primeras portadas, se compusieron otras nuevas y fueron usadas las comedias sueltas impresas existentes en el mercado, con indicaciones tipográficas, que nos señalan claramente su procedencia. Si al principio pudo existir el intento de hacer una edición contrahecha, creemos que ya en la segunda mitad del siglo más bien se trata de ofrecer en tomos encuadernados, por lo tanto con más consistencia y facilidad de conservación, las obras de un autor leído, pero sólo reeditado en comedias sueltas. Este sistema se siguió, con datos tipográficos auténticos, en las partes de Tirso11 e igualmente en tomos colectivos preparados por algunos editores de comedias sueltas. Uno de estos casos es el del «Jardín ameno», ya citado, que vamos a analizar12.

Bajo este título se fueron encuadernando por orden numérico, en tomos de doce, las comedias de una serie numerada. Una portada común13, una segunda hoja con orla igual a la de la portada y con el siguiente texto impreso: / ÍNDICE / DE LAS COMEDIAS / contenidas en este / Libro. / y, en líneas sucesivas, los números del 1 al 12. A mano, en tinta, se ponía en la portada el número de la parte y en la segunda hoja, después de los números impresos, el título y autor de cada comedia, precediendo a la línea del título de la primera comedia el número que tenía ésta en la serie y escribiendo igualmente a mano, después de la línea del título de la última comedia su correspondiente número dentro de la misma. Es un sistema de ofrecer una serie editorial numerada de comedias en volúmenes de doce. Este hecho, no único, nos interesa en este caso estudiarlo en relación con las comedias de las partes contrahechas y facticias de Calderón y primeras versiones, también contrahechas y facticias, de Moreto. La mayoría de las comedias contenidas en el «Jardín ameno» no tienen indicaciones tipográficas, pero en varias de ellas figura -como en algunas de las partes de Calderón- que se hallan en venta en la librería de los herederos de Gabriel de León14. En una comedia15 se indica sólo el año de edición, 1701, y otra lleva la noticia de que se vende en casa de Francisco Aviñó, librero de Barcelona16. Las comedias de Calderón y Moreto de las partes contrahechas y facticias, que se encuentran en los volúmenes vistos del «Jardín ameno», ostentan el mismo número de serie. Tres comedias, «El Caballero», núm. 187, de Moreto, «Antes que todo es mi dama», núm. 258, y «El conde Lucanor», núm. 311, de Calderón, figuran sin indicaciones tipográficas en los volúmenes contrahechos y facticios vistos y con la indicación de venderse en la librería de los Herederos de Gabriel de León y el mismo número de serie en las partes del «Jardín ameno». Todo apunta a que la serie numerada de comedias era editada por los herederos de Gabriel de León que, por otra parte, aprovecharon comedias existentes en el mercado, probablemente no todas madrileñas17, cuando no disponían de las mismas en sus propios fondos.

El origen común de las tres colecciones consideradas -Calderón, Moreto y «Jardín ameno»- que se deduce de lo expuesto, se ve reforzado, para las dos últimas, por un elemento decorativo que figura en las mismas. En la portada de la primera versión de la III parte de Moreto y en las portadas del «Jardín ameno» figura el mismo escudo nobiliario, impreso con el mismo taco. Esta madera debía estar en posesión de los herederos de Gabriel de León ya que encontramos dicho escudo en una obra editada en 1658 por su padre, el gran editor Gabriel de León. Se trata del libro de Antonio de Guevarra, «Libro áureo del gran emperador Marco Aurelio, con el relox de principes», impreso en Madrid, por Melchor Sánchez18. En el recto de la segunda hoja de preliminares (signatura p 2) figura la dedicatoria del propio Gabriel de León a Don Juan Ximénez de Góngora y Bocanegra, caballero de la Orden de Alcántara, del Consejo Real de Castilla y Cámara de su Majestad, Presidente de la Real Junta de Millones, etc. (a quien en 1663 le será otorgado el título de marqués de Almodóvar del Río) precedida por su escudo, grabado en madera. El mismo taco, conservado por el editor, será aprovechado medio siglo después.

Una confirmación de la dedicación a la venta de comedias sueltas por parte de los herederos de Gabriel de León la encontramos en el «índice» de Fajardo, compilado en 1717. Entre las abreviaturas que usa y describe en el fol. 1 figura: «Ln: dice venderla el librero León»19. El contacto con un público comprador aficionado a la lectura de comedias en unos años -primeros del siglo XVIII- de turbulencias, hizo que siguiesen el camino más fácil para suplir la falta de partes impresas, sin necesidad de arriesgar capital en una reedición: reunir comedias sueltas y encuadernarlas con una portada falsificada. La fecha de 1703 para la III parte de Moreto y de 1704 para el «Jardín ameno», las fechas de 1699 en una comedia de Calderón y de 1701 en otra del «Jardín ameno», nos sitúan cronológicamente en los años primeros del siglo XVIII, fecha que coincide con la propuesta por los profesores Cruickshank y Wilson en un reciente trabajo20. Sin embargo, no hay que pensar en una edición, en el sentido normal de la palabra. Impresas las portadas y preliminares, los tomos se irían «componiendo», o sea encuadernando, a medida que eran solicitados, a lo largo de varios años. Esto explica la variedad de ediciones de las comedias que integran los distintos ejemplares de una misma parte21.

Gabriel de León falleció en Madrid, el 21 de mayo de 1688. Viudo de Agustina de la Alameda, casó en 1683 con Josefa Mojarres, viuda a su vez de Gil Dravé, mercader de libros. De su primera mujer tuvo seis hijos: Pedro, militar, sucesor en el mayorazgo que fundó; Gabriel, presbítero y abogado; Alejandro, agustino en el convento de San Felipe el Real, de Madrid; Elena, viuda del librero Mateo de la Bastida y casada en segundas nupcias con Andrés del Prado; Antonia y Agustina (ésta fallecida en vida del padre), monjas clarisas de Villanueva de los Infantes. Iniciada su actividad editorial en 1636, fue el más importante editor madrileño de su época22. La librería continuó a su muerte, regida por sus hijos bajo la firma Herederos de Gabriel de León. Su actividad editora se caracteriza por su intervención en ediciones contrahechas, propia de una época de escaso control administrativo.

Redactado ya lo hasta aquí leído, hemos localizado recientemente en la Colección de folletos Bonsoms, de la Biblioteca de Catalunya, signatura F. B. 5576, un catálogo del surtido de comedias que se vendían en la librería de los Herederos de Gabriel de León23. Formado por seis hojas en 4.°, su encabezamiento es el siguiente:

/ † /SURTIMIENTO DE COMEDIAS, / que se hallan en casa de los Herede- / ros de Gabriel de León. /



Las comedias figuran por orden alfabético de títulos, con indicación del autor, seguida del número de serie. La numeración se extiende del 1 al 348, figurando duplicados los números 297 y 348, y una comedia carece de número, lo que hace un total de 351 títulos.

Cotejada la lista del «Surtimiento» con la reconstrucción parcial de la serie que habíamos hecho a partir de los tomos del «Jardín ameno» y las partes contrahechas y facticias de Calderón y Moreto, más algunas comedias sueltas en las que figura el nombre de los Herederos de Gabriel de León, se observa lo siguiente:

De 185 comedias que figuran en nuestra reconstrucción parcial de la serie -en lo sucesivo «reconstrucción»- 87 tienen el mismo número que figura en el «Surtimiento», y siete de ellas tienen la indicación de que se venden en casa de los Herederos de Gabriel de León. Las 98 restantes no coinciden y no hemos encontrado de las correspondientes al «Surtimiento» ejemplares con el número que figura en el mismo. ¿Indica esta disparidad que la «reconstrucción» carece de base? No lo creemos, ya que 18 comedias de la «reconstrucción», distintas de las que con el mismo número figuran en el «Surtimiento», presentan la indicación de ser vendidas por los Herederos de Gabriel de León. ¿Cuál es el motivo de esta disparidad?

La librería de los herederos de Gabriel de León tendría un surtido de comedias sueltas de distintas procedencias, en gran parte impresas en Valencia24. Para su más fácil localización les sería atribuido un número -aunque no figurase impreso en los ejemplares- que fue recogido en el «Surtimiento». El surtido variaría, en parte siguiendo las exigencias de la demanda, y nuevas comedias ocuparían los números de las agotadas, que ya no se volverían a reeditar. Esta primera fase puramente comercial de la librería de los Herederos de Gabriel de León fue completada más adelante con la edición de comedias en las que ya se imprimiría el número que en aquel momento tenían asignado, figurando en algunos casos -25 localizados hasta el momento- la indicación de que se vendían en su librería. La «reconstrucción» nos ofrece un estado posterior al del «Surtimiento». Y en este nuevo surtido tampoco estaban todas las comedias que necesitaban reunir para componer las nueve partes de Calderón, por lo que recurrieron a las correspondientes comedias de otros impresores o editores, que se encontraban en el mercado.

La primera reedición del siglo XVIII de las nueve partes. El éxito de las comedias de Calderón en el siglo XVIII queda reflejado en 1 las tres reediciones de sus nueve partes y en las continuas ediciones y reediciones sueltas de muchas de sus comedias, de gran difusión, obra de editores e impresores de múltiples ciudades. La primera reedición de las 108 comedias, que integran las nueve partes preparadas por Juan de Vera Tassis y Villarroel, se realizó en Madrid, de manera discontinua, y presenta algunos problemas. Extrañará quizá que consideremos a los nueve tomos de esta reedición como del siglo XVIII, cuando uno de ellos lleva la fecha de 1698. Si en 1694 se reeditó el tomo V -el primero editado de los nueve, publicado en 1682- y, por otra parte, Vera Tassis había logrado el 29 de junio de 1694 la prórroga por otros diez años para imprimir los «nuebe tomos de Comedias y entremeses que recojió de Don Pedro Calderón de la Barca, que estavan fuera de sus obras»25, no extrañará que en 1698 se reedite el tomo noveno. El problema se presenta al encontrar los nueve tomos en ediciones contrahechas y facticias, forjadas a principios del siglo XVIII, y la aparición de la reedición de 1698 del tomo IX, formando habitualmente parte de la misma colección que contiene los ocho editados de 1715 a 1731. Una hipótesis sería que dicha reedición de 1698, apenas iniciada su distribución, permaneció varios años almacenada y que, al reeditarse los demás tomos, se puso de nuevo en circulación, completándose así los ocho tomos reimpresos. Era la única explicación posible, si se aceptaza la veracidad de la fecha. Pero ¿es verdadera dicha fecha de 1698? Como después veremos, no creemos que pueda aceptarse. En 1715, con privilegio a favor de María Fernández de Villarreal, salen al público las partes VI y VII, impresas por Juan Sanz. Es curioso el hecho de que desaparezca de la portada el nombre de Juan de Vera Tassis. Once años más tarde, en 1726, se publican cuatro nuevos tomos -en estos se copia la portada de la primera edición, y por lo tanto aparece en la misma el nombre de Juan de Vera Tassis- con privilegio de 19 de octubre de 1725, a favor de Joseph García de la Plaza, nieto y heredero de Miguel de Lequeder26, que si nos atenemos a las fechas de sus tasas aparecieron en este orden: VIII (7 de enero), III (24 de marzo), I (27 de junio) y II (16 de diciembre), todos ellos bajo la indicación de impresos por la Viuda de Blas de Villanueva. Y, hecho curioso, en la portada de los cuatro ejemplares que hemos visto del tomo I27 aparece la siguiente indicación:

Se hallarán los nueve Tomos en la Librería de Vicente de Senosiayn, en la Puerta del Sol, frente los Peyneros.



¿Cómo podía Vicente de Senosiayn ofrecer las nueve partes si no habían sido todavía editadas las partes IV, V y IX? ¿Es que pensaba editarlas y ya lo anunció? ¿Es que completaba las reediciones con las partes contrahechas y facticias? ¿Se trata de una nueva emisión de la portada, impresa en 1731 al disponer de ejemplares de las nueve partes? Es un problema a resolver.

En 1730, imprimen los Herederos de Juan García Infanzón la parte V, seguida en 1731 de la IV. Los documentos exigidos por la ley y que han de figurar en los preliminares son los que llevaban las ediciones correspondientes del siglo XVII, en el caso de la parte V, los de su reedición de 1694. Nos encontramos ante una edición ilegal, sin licencias, pues repite unas autorizaciones que carecen de validez legal. Esta situación no pudo mantenerse para la parte IX y se acudió a realizar una edición falsificada. Se repitieron todos los preliminares de la edición de 1691, variando sólo el nombre -no el texto ni las erratas señaladas- del corrector y la fecha de su certificación: Martín de Ascarça y 8 de febrero de 1691 en el primer caso, Simón Joseph de Olivares y Balcázar y 9 de agosto de 1698 en la edición del siglo XVIII. El pie de imprenta también varía, usando el nombre que tenía en dicho año la imprenta donde se realizó la falsificación: Juan García Infanzón. La edición se copió a plana y renglón, manteniéndose las erratas señaladas y existentes en la edición de 1691, que, como hemos indicado, se repiten en la fe de erratas. Sin embargo, la página de la última errata señalada por el corrector, la p. 524, número que tenía en la edición de 1691, al figurar anteriormente duplicadas las páginas 520 y 521, se mantiene en la fe de erratas de la reedición, pero corresponde a la página 526, por no tener ésta el error de paginación señalado.

En la primera edición publicada por Vera Tassis figura un retrato de Calderón, grabado por G. Fosman. Ausente en los tomos contrahechos y facticios, reaparece en ocho de la reedición del siglo XVIII -falta en la parte V, de 1730- usándose la misma plancha. Un excesivo uso de la misma favoreció su desgaste. Para obviar el mismo, fue sucesivamente regrabada, no repitiéndose los surcos en el mismo sentido primitivo. Al cabo de varios retoques, la mayor parte de los trazos siguen direcciones distintas de su primitiva versión, tanto que si se comparan dos grabados separados por varios retoques parece que se trata de una plancha nueva, imitando el grabado original. Además, al irse adelgazando la plancha se inició una pequeña grieta en la misma, hacia la altura del cuello, que se fue agrandando. Apenas visible en el grabado de la parte VI (1715) alcanza su mayor dimensión en los grabados de las partes IV (1731) y IX («1698»), concordantes no sólo en esto, sino que ofrecen el mismo estado de retoque de la plancha, el último que ha sufrido. La parte IX no pudo imprimirse en 1698; su impresión es coetánea a la parte IV, de 1731, y obra del mismo impresor, la oficina de los Herederos de Juan García Infanzón.

Las ediciones de Fernández de Apontes y Sapera-Suriá. La reedición de las nueve partes de las Comedias de Calderón, cortó la «edición» contrahecha y facticia, mientras que al no reeditarse las partes de Moreto continuó la «edición» de nuevos volúmenes facticios, con portadas nuevas al agotarse las existencias de las mismas, como ya hemos señalado. La prohibición, que figura en el privilegio otorgado a Joseph García de la Plaza para reeditar las partes preparadas por Vera Tassis (partes I, II, III y VIII), de publicar comedias sueltas de Calderón28 no se acató y en todas las series de los distintos editores de comedias sueltas del siglo XVIII figura dicho autor bien representado. La situación editorial que nos presenta Juan Fernández de Apontes al inicio de la década de los sesenta -que transcribimos más abajo- asimila de nuevo a Calderón con Moreto, con la diferencia de que para las partes facticias calderonianas no se imprime ninguna portada contrahecha. Se reúnen las doce comedias de cada parte y, todo lo más, una portada manuscrita indica el número de la parte correspondiente, a la que sigue el índice, también manuscrito, de comedias. Tal es el caso de cuatro partes, que hemos logrado localizar, pertenecientes a Fernando José de Velasco29, fiscal de la Sala de lo Criminal del Consejo de Castilla y conocido bibliófilo, que se conservan en la Biblioteca Nacional, procedentes de la colección del Marqués de la Romana. Son las partes II (T. 3.155), III (T. 7.497), IV (T. 3.154) y VII (T. 3.153), en las que las doce comedias correspondientes van precedidas por dos hojas escritas por la misma mano, en la primera de las cuales figura:

/ † / Verdadera Segunda [Tercera, Quarta, Séptima] Parte / De las Comedias, de Don / Pedro, Calderón, de la Barca /



mientras que en la segunda hoja se escriben los títulos de las comedias. Las cuatro partes presentan la misma encuadernación y en el lomo figura, precedido por la cruz, la inscripción

/ COMEDIAS / DE / Calderón /



seguida del numeral, en cifras arábigas, de la parte correspondiente, todo ello también de la misma letra.

Las 48 comedias de estas cuatro partes pueden agruparse así:

  • 15: sin indicaciones tipográficas ni número de serie.
  • 9: sin indicaciones tipográficas, con número de serie igual al que figura en la correspondiente comedia de la edición contrahecha y facticia de principios del siglo XVIII.
  • 1: Sevilla, Herederos de Tomás López de Haro.
  • 3: Sevilla, Diego López de Haro.
  • 3: Sevilla, José Antonio de Hermosilla.
  • 2: Sevilla, Francisco de Leefdael.
  • 2: Sevilla, Viuda de Francisco de Lefdael.
  • 2: Sevilla, Imprenta Real.
  • 2: Sevilla, José Padrino.
  • 1: Madrid, Antonio Sanz, 1751.
  • 5: Barcelona, Pedro Escuder, 1757 (tres comedias) y 1758 (una comedia).
  • 3: Salamanca, Imprenta de la Santa Cruz.

Estos volúmenes se corresponden con lo que Juan Fernández de Apontes dice:

... se encuentran unas comedias impresas en Madrid, otras en Sevilla, y no pocas en Valencia, y en los grados de letra, entredós, lectura gorda y chica, cuyo efecto es tan notorio, como lo es el ser papel que tienen estraza, y del precio de nueve reales la resma...30



Frente a ello, dicho impresor inició en 1760 la reedición de las nueve partes de Calderón31, aunque rompió con el número de comedias habitual desde la primera parte de Lope (1604) y con el orden de la edición de Vera Tassis, como anuncia en el mismo prólogo del que he sacado el texto anterior:

... has notado, que en cada Tomo no hay aquel número de Comedias, ni por el orden que las tienen los antecedentes...



Publicó las 108 comedias en once tomos, los dos últimos formando un volumen, con paginación separada cada uno, al quedar reducido el tomo XI a cinco comedias, por no disponer el editor de nuevas comedias de Calderón, que le habían sido prometidas32. Aunque poco después diga: «yo no sé qué juego será el que elegí , para presentarle a la superioridad, e impetrar las licencias», podemos afirmar que se basó en el ejemplar de la reedición del siglo XVIII de las nueve partes preparadas por Vera Tassis, conservado en la Biblioteca de la Real Academia Española33, que están, como se indica en el privilegio a Fernández de Apontes, «rubricadas, y firmadas al fin de mi firma», o sea de la firma del escribano del Consejo, Joseph Antonio de Yarza. Ello es una confirmación a lo ya sabido: ningún interés textual ofrece la edición de Juan Fernández de Apontes, aunque sí un gran interés sociológico, una muestra más de la gran difusión de la obra de Calderón, no sólo por medio de las innumerables ediciones de comedias sueltas.

Aunque no vamos a reseñar los editores de comedias sueltas calderonianas -de hecho todos los que publican dicho tipo de comedias, exceptuando algunos de fines del siglo XVIII dedicados exclusivamente a las novedades teatrales coetáneas-, sí nos corresponde ahora señalar un intento editorial iniciado el año en que Juan Fernández de Apontes terminaba su edición, el cual presenta características especiales y constituye la última reedición dieciochesca de las nueve partes de Calderón preparadas por Vera Tassis. Dos impresores barceloneses, Carlos Sapera y Francisco Suriá, publican en colaboración las 108 comedias calderonianas en forma de comedias sueltas, en un intento editorial único -distinto es intercalar comedias de Calderón en una serie editorial de comedias- y previamente planeado34. Sapera y Suriá inician su serie numerada de comedias sueltas con la publicación de las que se incluían en las nueve partes de Calderón, y su edición, iniciada en 1763, no terminará hasta 1767. Sin embargo, antes de terminar la edición de las comedias de Calderón, prosiguen en 1764 la serie con comedias de otros autores, pero reservan los números previstos para el conjunto calderoniano y esta continuación se inicia con el número 109. Sapera imprime las comedias correspondientes a las partes primera, tercera, quinta, séptima y segunda mitad de la parte novena, mientras que Suriá imprime las comedias de las restantes partes completas y de la primera mitad de la última parte. La boga de esta serie, difundida por toda España, obliga a numerosas reediciones debidas a distintos impresores y a costa de una compañía de libreros barceloneses, la cual, a partir de 1770, financia además la continuación de esta serie iniciada por Sapera y Suriá.

Si, a principios del siglo XVIII, sólo era posible reunir las 108 comedias de Calderón a base de sueltas de distintas procedencias, desde 1767 será posible hacerlo con comedias todas ellas editadas por los barceloneses Carlos Sapera y Francisco Suriá35.





 
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