Sonetos
(Sacadas a la luz por Ramón García González)
Biografía
Comedias, autos y otros repasados
Soneto a un altar de Santa Teresa
De La primera flor del Carmelo
Soneto del pecador herido
Crisanto
De El José de las mujeres
De La exaltación de la cruz
De El príncipe constante
De Los tres mayores prodigios
De Argenis y Poliarco
De El mayor monstruo, los celos
De Mañana será otro día
De A secreto agravio, secreta venganza
De Nadie fíe su secreto
De Bien vengas, mal
Imagen de María inmaculada
De Sueños hay que verdad son
De El purgatorio de San Patricio
De La dama duende
De El galán fantasma
De El mayor encanto, amor
De También hay duelo en las damas
De La banda y la flor
De El gran príncipe de Fez
De La Virgen del Sagrario
De El sacro Parnaso
De La hija del aire
De La traición en propia sangre
De Antes, que todo, es mi dama
De No son todos ruiseñores
De El pastor Fido
De La codicia rompe el saco
De El gran teatro del mundo
Ama el tierno pimpollo de las flores,
Apenas el invierno helado y cano
Aquí, Señor inmenso y soberano,
Ara la tierra el sembrador, y ella
Bella Beatriz, mi fe es tan verdadera,
Bellísima deidad, que repetida
Crece el álamo verde, alimentado
Cuando de mi confuso pensamiento,
Cuando la fama en lenguas dilatada
Cuando sutil pincel me repetía,
Cubra, fino con rayos, triste amante,
De contrarios afectos esta llama,
El cadáver del hombre, cosa es, cierto,
El General valiente a las murales,
Era mi pecho una montaña fría,
Esos rasgos de luz, esas centellas
Estas que fueron pompa y alegría,
Este Cárdeno lirio enamorado
¿Porqué muerto aún no dejes de quererme,
¿Qué género de ardor es el que llego
¿Quién en la humana suerte habrá tenido
¿Quién eres, ¡oh mujer!, que aunque rendida
¿Ves esa rosa, que tan bella y pura
¿Vivo o muero? Cierto es, que si viviera
La muerte y el amor una lid dura
La que ves en piedad, en llama, en vuelo,
«Cinta verde, que en término sucinta,
«Leonor, si yo pudiera obedecerte,
«Licio, ¿la obstinación de tu porfía,
No miras ese monte, o nuevo Atlante,
Pensad con su Hijo en brazos a María
Pues si amor se perdiera, no se hallara
Que alma informa al hombre es asentado;
Que el río jeroglífico haya sido
Racional, vegetable y sensitiva
Si Clori, que quisiese me dijera
Si el amor se perdiera, en mí se hallara,
Si el instrumento de mis labios templo
Si esta sangre, por Dios, hacer pudiera
Si la elección se debe al albedrío,
Sin cuidado el cabello, y tan incierta
Torpe el discurso, atado el pensamiento,
Vengativa deidad, deidad ingrata,
Vengativa y cruel, porque te asombres,
Viendo el cabello, a quien la noche puso
Viendo estoy mi beldad hermosa y pura;
Viendo estoy mis imperios dilatados,
Ya, generoso pensamiento mío,
Yo me firme rendida antes que os viese
Yo soñé que de un río a la ribera
One fine body…