I |
| La pasión del Señor inspira a Roma, y Roma
ordena; | | | | pero nadie obedece: | | | | torrente de criaturas, los pies del reino sobre la testa del
monarca, | | | | sigue cayendo en las tinieblas. | | |
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| ¿Cómo hacer sin tristeza el camino de cruz,
Cireneo, | | | | fuera de la alegría, fuera de la obediencia, | | | | si has de llevar la cruz, aunque no quieras? | | | | Porque mal para ti, de toda eternidad, | | | | si consigues burlar a los soldados y hartar el hombro a la
fatiga: | | | | se te llenará de insultos la boca, y de saliva. | | |
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| ¿Cómo aceptar el cetro de escarnio y la bebida
acre, | | | | y la postura incómoda levantado en el aire, sin
saber | | | | que esas cosas convienen exactamente a Dios y al hombre? | | | | ¿Cómo hablar sin tener la palabra? | | | | ¿Cómo callar sin tener el silencio? | | | | ¿Cómo llegar sin camino? | | | | ¿Cómo recordarán los hombres, sin
saber? | | | | ¿Cómo se alegrarán, sin haberse
dolido? | | |
—118→
| | Danos hambre, Señor, pues vamos ahítos a tu
mesa; | | | | y hay quienes tragan pan y eructan soberbia. | | |
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II |
| Qué horror, Dios mío, la luz sin luz, el amor
sin amor de tus hijos deformes: | | | | mueven la lengua vertiginosamente y no dicen palabra; | | | | y si callan, el ruido aumenta y les da miedo; | | | | y recuerdan, pero no saben. No tienen hambre, no tienen
alegría: | | | | sus carcajadas hacen temblar al pobre pájaro | | | | en lo obscuro del bosque | | |
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| Vale más seguir que volver: dice el necio. | | | | Y dice: el árbol miente y las estrellas; | | | | es falso, dice, el testimonio de mis manos, | | | | e indiferente la semejanza de mi prójimo. | | | | Y entretanto, sobre los montes de donde viene nuestro
auxilio, | | | | la infinita paciencia destila sangre y agua. | | |
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| Señor asoma tu clemencia y mira al rey como se arrastra
henchido, | | | | vuelto de espaldas a la luz, vendido a los amores
subterráneos, | | | | partida en dos la lengua, y los ojos de lodo lúcidos
bajo el lodo. | | | | Mira a la sierva mal regida meter las mulas del rey en
palacio, | | | | y cómo viene abajo con las audiencias de la chusma la
inocente sala del trono. | | |
—119→
| | ¿Quién nos dará que el rey vuelva a
cantar en comunión católica la alegre historia de su miseria? | | | | ¿Quién nos dará que el rey vuelva a
llorar ante la perfección de la rosa? | | |
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