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1

M. Baquero Goyanes, Perspectivismo y contraste (Madrid, 1963); Estructuras de la novela actual (Barcelona, 1970), etc.

 

2

Vid., p. ej. el Diccionario Histórico, s/v abrochamiento.

 

3

Texto de 1941, recogido en Esthétique et théorie du roman (París, 1975), 472.

 

4

Este trabajo, como el mencionado sobre la Gran Crónica de Alfonso XI, los citamos por la reproducción antológica Historia y crítica de la literatura española, t. I, La Edad Media (Barcelona, 1980), ed. por A. Deyermond, 207-212.

 

5

En el caso concreto de la anécdota en que aparece un gran personaje (generalmente un rey o príncipe) sometido por los azares de la existencia a pasar anónimamente por una etapa de sumisión a gentes del pueblo y a ejercer oficios serviles, vemos que aparece en este caso del rey de Sujulmencia, y en el «roman réaliste» de Jean Renart en el siglo XIII (Cit. por Fernando Carmona, Narrativa románica a finales de la Edad Media [Murcia, 1982], 57).

 

6

No estará de más recordar aquí que todavía en este siglo, y de manera cíclica, persiste o reaparece la moda de las biografías noveladas y de las novelas históricas, y que si, efectivamente, hoy nos parecen casi novelescas las obras historiográficas del siglo XIX (un Guizot en Francia, o un Ballesteros Beretta, por citar un autor más cercano, que todavía estudiábamos manualmente en los años 50), es porque cada vez más el discurso histórico se hace preciso, metódico, científico, también la novela histórica pretende ajustarse cada vez más al discurso científico. (Baste comparar la novela de Espronceda o de Gil y Carrasco con la de Alejandro Núñez Alonso, o considerar obras difícilmente clasificables entre historia o novela, como las de Luis Romero: Tres días de julio, Desastre en Cartagena).

 

7

Véase el capítulo en que Garci Pérez de Vargas, hermano menor del famoso «Machuca», tiene que enfrentarse con un joven aspirante a héroe que, por casualidad, lleva en sus armas el mismo diseño y los mismos colores que Garci Pérez, El bisoño, desconociendo la personalidad del otro, pretende ser el único con derecho a llevarlos. La lección que le da Garci Pérez no está exenta de humor socarrón, y, en más de un aspecto, la narración de dicho capítulo merece emparejarse por su técnica narrativa, con el que hemos visto aquí.