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Viaje segundo de Orellana por el río Amazonas

Marcos Jiménez de la Espada





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Francisco de Orellana, después de abandonar traidoramente con cincuenta y tantos compañeros á su jefe, amigo y paisano en los bosques andinos del Coca, para hacer por su cuenta el descubrimiento del río de las Amazonas hasta el Atlántico, terminado con rara felicidad su portentoso viaje, se presentó en la Corte á pretender la conquista, gobernación y población de una gran parte de los territorios por él descubiertos. No le fué muy difícil conseguirlas á pesar de la terrible acusación que de su felonía hizo ante S. M. y su Consejo Gonzalo Pizarro; porque el acusador en aquel tiempo comenzaba á levantar el Perú contra las imprudentes Ordenanzas de 1543; y en 13 de Febrero de 1544, el Teseo extremeño capituló con el Emperador la expresada conquista, que había de llamarse La Nueva Andalucía y extenderse por doscientas leguas á la margen derecha del río recién descubierto. Trasladóse luego á Sevilla, ya con el título de Adelantado, á ocuparse en los preparativos de su empresa, conforme á los capítulos ajustados. Padeció lo indecible buscando gente y barcos para su armada. En especial los pilotos le dieron mucho que hacer: los nuestros, ó no conocían las costas vecinas del Amazonas ó no querían ó no podían ir; los únicos prácticos de aquellos parajes marítimos que encontró dispuestos á conducirle á su   —314→   gobernación eran portugueses; mas como nuestro Gobierno recelaba de ellos y corría la voz por Sevilla y la Corte de que el rey de Portugal aprestaba ó por lo menos proyectaba una expedición á las mismas tierras, prohibiósele expresamente á Orellana que los llevase. Uniéronse á tan serias contrariedades las intrigas de sus émulos y las veleidades de sus amigos y favorecedores. Y á todo esto acabó con su hacienda, con 1.000 ducados que le facilitó Cosme de Chaves, su padrastro, y con otros préstamos de particulares, y para salir adelante no tuvo más remedio que hipotecar sus esperanzas y comprometer los futuros provechos de su gobernación en tratos y agiotajes inicuos con toda clase de logreros, unos vedados por su capitulación con la Corona, como el ajustado con los tratantes genoveses, otros tan escandalosos como el que negoció con mercaderes sevillanos mediando los oficiales de la Contratación, por el cual ayudaban al despacho y aviamiento de Orellana, con condición de ganar por cada 100 ducados la parte de uno de pié y por cada 200 tanto como uno de caballo, de los alistados para la conquista1. Y aun así los fondos á tanta costa reunidos no debieron bastar al cumplimiento de lo capitulado, porque sin aguardar la visita de despedida y licencia de los oficiales de la Contratación, se partió para la Nueva Andalucía en la forma y manera que dichos oficiales refieren en carta al Príncipe D. Felipe, de 22 de Mayo de 1545: «Mandonos V. A. despachásemos presto al Adelantado Orellana. Para ello hicimos que Fr. Pablo de Torres fuese á San Lúcar y que el visitador junto con él viesen si el Adelantado tenía cumplido cuanto era obligado. El Adelantado se anduvo escondiendo; y aunque se notificó que nadie saliese del puerto so graves penas, con todo, el lunes 11 del presente se hicieron á la vela, dejando en tierra á Fr. Pablo y su compañero y dos frailes franciscos de los ocho que debían ir»2.

Era Fr. Pablo de Torres dominico é iba por veedor de la Nueva   —315→   Andalucía (oficio impropio, al parecer, y hasta entonces ajeno á su hábito) con atribuciones para entender en los aprestos, aprovisionamientos y demás negocios concernientes al despacho de la armada. Sin esto llevaba á su cargo un misterioso cofre de tres llaves diferentes, que sólo se había de abrir por muerte de Orellana. Por varias cartas suyas dirigidas al Príncipe y al Consejo, parece que, á pesar de que su veeduría era realmente una libre fiscalización de todos los actos y operaciones del Adelantado, le ayudó de muy buena voluntad, con celo y verdadero desinterés. Propuso al Príncipe varias medidas de buen gobierno de la armada y conquista; algunas, por demasiado piadosas, con poco éxito, como la que mereció esta notable respuesta: «Cuanto á lo que decís que no es bien que por agora ningun español muestre ni enseñe por algunos años á los indios arte alguna fabril, mas de solo servir á Dios y obedecer á S. M. y labrar la tierra, acá parece que antes es provechoso que entiendan en artes fabriles, teniendo horas y tiempo para entender en la doctrina cristiana; y así proveed que se hagan»3.

Fr. Pedro de Mondragón y Fr. Luís de Solís (alibi Siles) eran dos de los ocho franciscanos destinados á la Nueva Andalucía. Entre ellos iban otros dos de mala gana, Fr. Miguel de Roa, lego, y Fr. Alonso de Salamanca, y el Rey rogó y encargó al Provincial, que en su lugar designase á Fr. Marcos del Rincón y Fr. Bernaldino de Herran, que residían en el Monasterio de San Francisco de Valladolid4.

La relación que sigue es, según creo, el único documento formal y de alguna extensión que se conoce sobre el segundo viaje de Orellana al río de las Amazonas. Es muy posible que su autor la hiciese en la Casa de la Contratación de Sevilla, como estaba mandado ó era de costumbre. El cronista A. de Herrera la aprovechó olvidándose de Guzmán y equivocando el año de la partida de Orellana, que fué el de 1545, no el de 1544. (Déc. VII, lib. IX, caps. VIII-IX.)

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Relacion de lo que dize Francisco de Guzman que bino en la carabela nombrada la Consebicion de que es Maestre Pero Sanchez Vezino de Cadiz el qual es uno de los que fueron con el Adelantado Orillana.

Dize que horillana partió á onze de Mayo de Sanlucar de Barrameda partió con quatro nabios rredondos en que sacó quatrocientos hombres de guerra, fué aportar a Tenerife donde estubo tres meses, de alli fué con la mesma arrmada á cabo verde donde estubo dos meses, y por causa de ser la tierra enferma se le morieron alli noventa y ocho presonas y se le quedarian asta cinquenta que no estaban para seguir la jornada de los quatro nabios que llevaba, fué menester hechar al uno al trabes para guarnecer, los otros de cables, y anclas, porque en el dicho Puerto habia perdido onze anclas al tiempo que de alli salio, salio del dicho puerto, con tres navios en que en cada uno llebava desde setenta y siete hasta cient presonas tomando su derrota para la costa del Brasil5, le fueron los tiempos muy contrarios y pereciera toda la gente sino fuera por aguazeros de donde se probeyó de algun agua y con esta nesecidad el uno arribó diciendo que no tenia agua el qual nabio llebaba setenta é siete personas gente sana y honze caballos y un bergantin del qual dicho nabio asta oy no se sabe; los dos nabios que quedamos con viento Norte nostornamos á encabalgar todo lo que habiamos decaydo con los tiempos contrarios fuimos arreconocer los bajos de San Roque y tomando la Costa en la mano pasamos por cerca abista de Marañon, y hasta cient leguas bajo la costa en medio grado, doze leguas en la mar, topamos agua dulze donde Horillana digo ser, aquel el Rio donde el abia salido; otro dia siguiente dia de Santa Maria de la O; allegamos dentro del rio, en dos Islas que alli   —317→   allamos pobladas donde se nos dió por nuestro rescate toda comida de maiz, y casabi, y pescado, y frutas de la tierra, alli algunas personas diximos al dicho Orillana por quanto traya la gente muy fatigada de los trabajos que habian pasados y asi mismo por traer honze caballos muy fatigados por no haber bebido mas de dos azumbres de agua cada dia y pues aquella tierra hera para rreazer á su gente y caballos y porque hera bien que un bergantin que alli traya se harrmase para conocer el brazo principal donde abian de subir con las naos y á esto nos respondio que el Sabia ser la tierra muy poblada y aber mucho aparejo para hazer lo sobre dicho y asi subimos con las dos naos hasta cient leguas el rrio arriba donde topamos quatro ó cinco buyos de Indios donde paramos hazer un bergantin y dimos en tierra que abia poca comida de lo qual se nos morieron alli cinquenta y siete presonas hestubimos alli en hazer el Bergantin tres meses, salimos de alli con el bergantin y una nao, que la otra se desyzo para la clavazon y tablazon del bergantin esta nabegacion que hezimos fué al Sur y para buscar el brazo principal fué menester nabegar al sueste, y acabo de aber andado veinte leguas estando surtos la gran creziente de la marea nos hizo rebentar un cable que teniamos por donde, de la nao no nos podimos aprobechar sino fué de la clavazon para hazer una barca porque dimos al trabes con ella, y ansi nos fuimos a un buyo de Indios donde de tablas de caxas hezimos una barca en que seguir nuestro biaje estubimos en el hazer della dos meses y medio en donde quedamos hasta treinta presonas y Orillana se fué deziendo que se yba á buscar el brazo, principal del rio, y acabo de veinte y siete dias andados, no le hallando se bolvio adonde estabamos y biendo que de alli á treinta dias no podriamos hechar la barca á la agua se bolvió deziendo que el andaba enfermo y no podria aguardarnos, y por abrebiar tiempo pues no tenia gente para poder poblar que el se queria tornar abuscar el brazo del rrio y subir asta la punta de San Juan arrescatar algun horo ó plata para enbiar á su Magestad, y que si, nos otros le quisiesemos seguir despues de hecho nuestra barca que por alli [le] allariamos y asi nosotros quedamos haziendo la barca y nos dimos buena mana á tomar amistad con los Caciques de aquella tierra que venian arrescatar   —318→   con nosotros la comida, y asi al tiempo que hechamos la barca en el agua se fué con nosotros con seis canoas un cazique dandonos por nuestro rescate toda la comida que abiamos menester y dandole nosotros á entender que ybamos azer guerra á los de Caripuna porque segund dellos conoscimos ser sus contrarios y asi nos llebaron el rio arriba treinta y siete leguas asta las Islas de Marribiuque y Caritan y de alli aquel Cacique que nos proveyo de tanta comida que fué de menester alçarnos de allí por no caber en la barca, porque tres dias que estubimos alli nunca faltaron de sesenta hasta cient canoas de abordo y alli se quedo el Cacique que con nosotros yba y nos fué amostrar el camino el Cacique del Marribiuque y asi tornamos á caminar el rrio arriba asta mas de treinta leguas, donde allamos tres brazos principales y subiendo mas arriba allamos ser toda aquella cantidad de agua, ser en un brazo, el qual terna de ancho bien doze leguas y por la barca azer mucha agua y faltarnos la gente del rremo por ser poca, y por tanbien faltarnos el rescate, biendo que á su Magestad no podiamos hazer ningund servicio, y por asegurar nuestras presonas acordamos de bolbernos, y asi nabegando el rio abajo quarenta leguas antes de salir del rio topamos un pedaço de tierra la qual tubimos por tierra firme el qual hera de muy grandes sabanas y tierra muy probeida de sementeras de comidas de los mesmos Indios por medio desta tierra y tiene un estero de agua el qual nos paresció benir de tierra alta y del la mayor parte desta tierra se puede regar del estero esta tierra llaman los Indios Comao los quales nos salieron de pas, y nos dieron por nuestro rrescate casabi y maiz en grand abundancia batatas, y names, pescado, patos y gallinas y gallos despaña, aqui se alló un pabo, despaña en esta tierra abia pueblos de sesenta y setenta buyos entraba de nuestra gente diez ó doze hombres en quatro ó seys leguas la tierra adentro traian por su rescate cinquenta y cient Indios cargados de comida, al tiempo de la partida se nos quedaron seis6 hombres por su voluntad y por que les parescio la tierra buena, quatro leguas el rio abajo se nos bolbio un marinero   —319→   y tres soldados con el batel que traiamos, tubimos por cierto se bolbieron con los otros7, y asi nabegamos el rio abajo asta benir á la Margarita donde allamos á su muger de Orillana la qual nos dixo que su marido no abia azertado á tomar el braço principal que buscaba y asi por andar enfermo tenia determinado de venir a tierra de Cristianos y en este tiempo andando buscando comida para el camino le flecharon los Indios diez y siete hombres; desta congoja y su enfermedad murió Orillana dentro en el Rio, este rrio está de norte, sur la costa, se corre de Leste, U-Este tomada el altura por donde entramos y por donde salimos tiene de boca cinquenta y siete leguas y ase de entender que todo este rrio está lleno de Islas. La muger de Orillana andubo con su marido toda la jornada asta que murio y ella se bino á la Margarita donde la alló, este pasajero, y le dijo ella lo que arriba dize8.







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