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Villena: guía histórico-artística

José María Soler García






Villena

Fachada del asilo de ancianos

Fachada del Asilo de Ancianos Desamparados

Cabeza de partido judicial en la cuenca alta del Vinalopó, ocupa el ángulo NO de la provincia de Alicante, limitada al Norte y Nordeste por la de Valencia y, al Oeste, por las de Albacete y Murcia. Se halla situada a 504 metros de altitud sobre el nivel del Mediterráneo, y su término abarca unos 345 kilómetros cuadrados de extensión, en los que se incluyen las pedanías de La Encina, Las Virtudes y La Zafra. Dista de la capital de la provincia 57 kilómetros por carretera y 59 por ferrocarril. Según el último censo de 1982 su población sobrepasa de hecho los 30.000 habitantes.

Durante muchos siglos, la economía villenense fue fundamentalmente agrícola, favorecida por una proverbial riqueza de aguas subálveas de las que han venido aprovechándose y aún siguen haciéndolo los pueblos de las cuencas media y baja del Vinalopó. No hay sino recordar que, ya en el siglo XIII, el infante don Manuel, hermano de Alfonso «el Sabio», cedió graciosamente a Elche algunas de estas aguas de Villena. Pero en las últimas décadas, la industria del calzado absorbe la mayor parte de la mano de obra indígena, antaño campesina, y los zapatos de niño que en esta ciudad se fabrican están suplantando en el mercado el prestigio de que aún gozan los ajos villenenses, cuyo cultivo se remonta en esta comarca nada menos que a la Edad del Bronce, según puede comprobarse en el Museo Arqueológico Municipal.

Vinculada desde la Reconquista al señorío de los Manueles, descendientes directos de Fernando III el Santo; Principado y Ducado con el insigne escritor don Juan Manuel; Ducado de nuevo con las infantas doña María y doña Catalina, primero, y con don Enrique de Aragón después, uno de los infantes inmortalizados en sus coplas por Jorge Manrique; primer Marquesado que hubo en Castilla con don Alfonso de Aragón, dignidad transferida después al linaje de los Pachecos, pocas ciudades españolas podrán alardear de tan altos títulos. El emperador don Carlos le otorgó además el de Ciudad en 1525.

De sus pasadas grandezas, quedan todavía en Villena vestigios suficientes como para no defraudar a sus visitantes: el Castillo de la Atalaya; la iglesia arciprestal de Santiago; el edificio señorial que alberga el Asilo de Ancianos Desamparados y el Palacio Municipal, en una de cuyas dependencias se exhiben las espléndidas colecciones prehistóricas del Museo Arqueológico «José M.ª Soler».


Castillo de la Atalaya

Torre del castillo

Castillo. Torre del homenaje

Edificado por los árabes hacia el siglo XI, este «precioso ejemplar de nuestra arquitectura guerrera», como ha sido calificado, fue declarado «Monumento Histórico-Artístico» en 1931. Consta de dos cercas, sin foso, flanqueadas por cubos redondos y con el aditamento en la externa de un recinto poligonal de cuatro frentes, reforzados con cubelos en los vértices. La bella y grandiosa torre del homenaje es de planta cuadrada, con muros de tres metros de espesor, y consta de cuatro cuerpos, los dos primeros de argamasa morisca y los otros dos de sillería, levantados a mediados del siglo XV por el marqués don Juan Pacheco, que mandó esculpir sus armas en los paramentos exteriores. En el coronamiento resaltan unas graciosas torrecillas voladas de estilo luso-castellano. Las cubiertas de las dos primeras estancias están formadas por soberbias bóvedas almohades de arcos entrecruzados, de importancia excepcional por ser, con las del vecino castillo de Biar, las más antiguas de su estilo en nuestra patria. Reconquistado de los musulmanes en 1240, fue dado en señorío al infante don Manuel, hijo de San Fernando y hermano menor de Alfonso X «el Sabio». Pasó por herencia al insigne escritor don Juan Manuel, que debió escribir entre sus muros parte de su admirable labor literaria, y en el linaje de los Manueles permaneció hasta incorporarse a la Corona de Castilla por matrimonio de doña Juana Manuel con Enrique II de Trastámara, llamado «el de las Mercedes», una de las cuales fue la creación en 1366 del Marquesado de Villena, primero de su título que hubo en Castilla, a favor de su fiel servidor el infante don Alfonso de Aragón. Después de sucesivas enajenaciones, siempre en favor de personajes de estirpe real, Juan II otorgó el Marquesado a su favorito don Juan Pacheco.

Escalera de acceso al Castillo de Villena

Castillo. Puerta de acceso

El castillo de la Atalaya, que hasta el siglo XIV convivió con el más antiguo de Salvatierra, fue escenario de diversas luchas, tanto en tiempos de Carlos I, durante el levantamiento de los «agermanados» valencianos, como en el transcurso de la Guerra de Sucesión, que entronizó a los Borbones, o ya en el siglo XIX, durante la Guerra de la Independencia contra los franceses, que volaron las dos magníficas bóvedas almohades más arriba mencionadas.

Esta importante e histórica fortaleza se halla actualmente en proceso de restauración.


Bibliografía principal

AZUAR RUIZ, R., Castellología Medieval Alicantina, Alicante, 1981.

BOX, Juan Mateo, Historia de los castillos de la provincia de Alicante, Alicante, 1953.

DOTOR, Ángel, «Castillos de Levante o del antiguo reino de Valencia», Revista Geográfica Española, n.º 41, 6, Madrid, 1961.

GONZÁLEZ SIMANCAS, Manuel, «El castillo de Villena», La Ilustración Española y Americana, Madrid, número XXXII, 30 agosto 1911.

SEIJO ALONSO, Francisco G., Castillos del País Valenciano, Alicante, 1978.

SOLER GARCÍA, José María, «El Castillo de Villena», Información, Alicante, 7-XII-1951.






Iglesia Arciprestal de Santiago

Puerta de la iglesia de Santiago

Iglesia Arciprestal de Santiago. Puerta de entrada

Es uno de los «Monumentos Histórico-Artísticos» más hermosos del gótico final hispánico, edificado a impulsos del ilustre villenense Sancho de Medina a fines del siglo XV y principios del XVI, sobre una iglesia anterior del siglo XIV. Su planta es rectangular, con ábside poligonal de cinco frentes, girola y contrafuertes internos que cobijan las capillas. De crucería flamígera y arcos ojivales, su tema fundamental son las columnas heliáceas de arista viva, rematadas por capiteles labrados con decoración floral, zoomorfa y heráldica.

Alberga el templo una bellísima pila bautismal de piedra alabastrina, atribuída al gran escultor Jacobo Florentín, que se sabe murió en Villena en 1526, y los restos de una magnífica verja de hierro, dorada a fuego y fundida en Murcia en 1553. Los ventanales del ángulo nordeste se atribuyen a Jerónimo Quijano, discípulo de Florentín.

El muro norte lució en tiempos un extraordinario plafón con los escudos de los Reyes Católicos y de Sancho de Medina, que fueron eliminados a pico durante la Guerra Civil. En ese mismo muro se conserva el patrón longitudinal del lado de la tahúlla.

Este bello templo, de autor anónimo hasta el momento, tuvo enorme resonancia regional. Prestigiosos autores como Calzada, Tormo, Lampérez, Torres Balbás y María Belén Portillo, aluden con repetida insistencia a la influencia que la «escuela» del maestro de Santiago de Villena ejerció sobre los constructores de diversos templos regionales que tienen como tema predominante la columna torsa helicoidal.

Pila bautismal

Pila bautismal


Bibliografía principal

ASSAS, Manuel de, Iglesia arcedianal de Santiago de Villena, Madrid, 1878, edición bilingüe en español y francés.

PORTILLO, Marta Belén, «Santiago de Villena y el gótico Reyes Católicos en el Sudeste español», Archivo Español de Arte, número 141, Madrid, 1963.

——, «Una forma barroca del gótico español», revista Goya, Madrid, n.º 62, 1964.

——, Santiago de Villena y el barroquismo gótico en el reino de Valencia, Colegio Oficial de Arquitectos, Valencia, 1967.






Palacio municipal

Fachada del Ayuntamiento

Fachada del Ayuntamiento

Edificado por Pedro de Medina a principios del siglo XVI para morada de los beneficiados magistrales del templo de Santiago, erigido por su tío Sancho de Medina, fue enajenado en 1576 por el cabildo eclesiástico, del que formaba parte como maestro de capilla el famoso compositor Ambrosio Cotes, y adquirido por el Concejo de la Ciudad para Casas Consistoriales, destino que sigue cumpliendo en la actualidad.

Su hermosa fachada conserva dos ventanas renacentistas, obra también del insigne escultor Jacobo Florentín, y una portada blasonada, con el escudo de la Ciudad mantenido por tenantes y enmarcado por orla de temas zoomorfos y florales. El ala norte del edificio fue destruida por los ingleses en la Guerra de Sucesión y reconstruída por Cosme Carreras en 1707. Estas reconstrucciones se acusan en el estilo de los ventanales, claramente barrocos.

En el interior del edificio es de señalar el sobrio y elegante patio claustral, de arcos escarzanos apoyados en columnas de orden dórico, así como la balaustrada de la segunda planta, de piedra labrada. El salón de sesiones está totalmente decorado con pinturas decimonónicas. En una de las dependencias del patio se alberga el Museo Arqueológico «José M.ª Soler».

Por decreto de 6 de octubre de 1964, el Palacio Municipal de Villena fue declarado Monumento Histórico-Artístico, que ha sido restaurado en 1981 por la Dirección General del ramo.

Patio del Ayuntamiento

Patio claustral del Ayuntamiento


Bibliografía principal

SOLER GARCÍA, José María, «Pequeña historia de la Casa de la Ciudad», revista Villena, n.º 10, 1960.





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