Escena I
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El teatro representa
una galería del fuerte iluminada para celebrar la
victoria de VINTER. Guerreros portugueses que colocan a los
lados como trofeos las armas tomadas a los negros.
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VASCO, después ÁNGELA.
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VASCO | Todos
al general placer se entregan | | que causa la victoria;
esos trofeos, | | ganados en el campo, el regocijo | | aumentan
y el honor de los guerreros. | | Todos felices son; Vinter
dichoso | 5 | celebrará de Zinda el vencimiento, | | siendo esposo feliz de Ángela bella; | | Pereyra
ha consentido este himeneo, | | según ha dicho Vinter,
y yo dudo... | | (Mirando adentro.) | Pero ella viene. Amigos,
de este puesto | 10 | os podéis retirar. |
(Se van los portugueses.)
| Puede
que sepa | | si cede por amor o por respecto. | |
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ÁNGELA | (Sale.) | Cual víctima adornada, que previene
| | al sacrificio el inocente cuello,
| | así yo de
estas galas mal vestida | 15 | me preparo también a
ser el precio | | del común alborozo... Pero Vasco,
| | decidme ¿a quién buscáis en este puesto?
| |
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VASCO | Mas su fortuna ha sido que su esfuerzo.
| 20 | La victoria sin duda en este día | | se hubiera
declarado por los negros, | | si Zinda más prudente
que briosa | | a nuestros muros se acercara menos. | | Quiso
abatir las puertas del castillo; | 25 | Vinter, valido entonces
del extremo | | furor de Zinda, manda que la dejen | | penetrar
en la plaza; pocos fueron | | los que entraron con ella;
con que al verse | | cercada de enemigos, y que el riesgo
| 30 | era evidente, arroja el arco y flechas, | | como inútiles
armas, y esgrimiendo | | el hacha cortadora, hiere, mata
| | a cuantos a su vida se atrevieron. | | En vano su valor
en esta lucha | 35 | la multitud acosa; hasta que en medio
| | del combate, deshecha en mil pedazos | | el hacha le
faltó, cayó en el suelo,
| | y aprisionada
fue: la nueva corre | | desde la plaza al campo en breve
tiempo; | 40 | Nelzir sabe la suerte de su esposa, | | y manda
que suspendan sus guerreros | | el choque sanguinario, temeroso
| | de que a Zinda ultrajase sin respeto | | Vinter nuestro
caudillo; por su orden | 45 | nuestras tropas cargadas de
trofeos | | celebran la victoria, y vos, señora,
| | también celebrareis vuestro himeneo. | |
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VASCO | ¡Pues
qué! ¿Puede | | para vos este enlace ser violento? | 50 |
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ÁNGELA | Vasco, mi situación es muy funesta,
| | para que del amor logre mi pecho | | los felices placeres;
desconozco | | abatida el semblante del contento. | | Muerto
mi hermano, ¡oh Dios!, mi padre ausente. | 55 | ¿Qué
gozo para mí en el universo | | habrá que me
consuele? Mi honor sólo | | me obliga a consentir
en los deseos | | amorosos de Vinter, recelosa | | de que
pueda irritarlo mi desprecio; | 60 | y porque no atropelle
mi decoro, | | a su poder y a mi desdicha cedo.
| |
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VASCO |
Pues ¿qué vos no lo amáis?... Estáis
turbada. | |
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ÁNGELA | Y bien: no lo amo. Proseguid os
ruego | | ¿qué puedo hacer? |
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VASCO | Lo
ignoro. (Aparte.) No conviene | 65 | que Ángela entienda
que su padre ha muerto, | | según me ha dicho Vinter.
Si existiera | | (A ella.) | en la colonia alguno, cuyo afecto
| | pudiera con su mano los tesoros | | y el estado de Vinter
ofreceros; | 70 | entonces vos... |
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ÁNGELA | Yo
entonces, si dejaba | | mi padre a mi albedrío sus
derechos, | | puede que amase, no de las riquezas | | el
brillante esplendor que yo detesto; | | sino el valor y la
virtud que fuesen | 75 | capaces de romper este himeneo.
| |
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VASCO | Yo soy sólo un soldado... |
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ÁNGELA |
Yo
no aspiro | | a empeñaros a vos, ni lo pretendo:
| | Dios me protegerá. Vinter se acerca:
| | (Mirando adentro.) | mi dolor se sepulte en el silencio. | 80 |
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Escena II
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DICHOS, VINTER, ZINDA, desarmada, guerreros
portugueses.
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VINTER | Ángela hermosa, el
triunfo de mis armas | | rendido a vuestros pies amante ofrezco
| | porque me haga más digno de la gloria | | que
me espera de ser esposo vuestro. | | Ved la soberbia Zinda,
que altanera | 85 | pensó cobrar a su hijo por los
medios | | de la guerra, rendida, aprisionada, | | y pronta
a ser esclava de los mesmos | | que insultó su furor.
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ZINDA |
Sí;
yo espero | 90 | no ser jamás esclava de los blancos;
| | y para conseguirlo tengo un medio | | digno de mí,
y seguro. Vinter, sabe | | que ni tu astucia ni tus iras
temo. | | Mi hijo Zelido y yo libres nacimos; | 95 | infelices,
mas libres moriremos.
| |
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VINTER | En tanto que tu orgullo
mis enojos | | insulta vanamente, ya veremos | | si vives
libre, o mueres prisionera. | | Ángela, acepta el
don que te presento | 100 | en esta esclava. |
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ÁNGELA |
Vinter,
ese nombre | | no conviene a una reina: si merezco | | algún
favor de vos, dejad que a Zinda | | según se debe
trate mi respeto. | |
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VINTER | Arbitra sois, señora,
de su suerte, | 105 | y también del destino de los
negros, | | que al lado suyo dentro de la plaza | | fueron
en el combate prisioneros: | | en la torre del fuerte asegurados
| | están por mi mandato; pero cedo | 110 | a vuestro
corazón piadoso y noble | | el placer de aliviarlos
de sus hierros. | | Recibid esta prueba convincente | | del
amor y la fe con que os venero; | | y en tanto que reparto
los despojos | 115 | de esta feliz victoria a mis guerreros,
| | disponed vuestro afecto en favor mío, | | porque
encienda su antorcha el himeneo. | |
(Aparte lo que
sigue.)
| Poco falta, fortuna, para el logro
| | de mi altiva ambición y mis deseos. | 120 |
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(Se va con VASCO y los portugueses.)
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Escena III
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ZINDA, ÁNGELA.
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ZINDA |
Dime ¿cuál es la suerte de mi hijo? | | ¿Qué
hizo de él ese infame? ¿Podré verlo? | |
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ÁNGELA |
Y abrazarlo también: vive a mi lado | | el príncipe
tu hijo, y sin recelo | | gozarás de su vista. |
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ZINDA |
¡Oh
hijo mío! | 125 | Ángela, tus piedades agradezco;
| | y pues queda a tu arbitrio que me traten | | según
mi dignidad, haz que al momento | | hable con esos tristes
que quedaron | | por seguir a su reina prisioneros; | 130 | y si pudiese libertarse alguno, | | yo prevendré
a mi esposo, que los negros, | | que hizo en Angola esclavos,
no permita | | se vendan a los viles europeos. | |
|
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ÁNGELA |
Ha tiempo que las leyes de la guerra | 135 | hacen de los
esclavos el comercio; | | y si tú las derogas, tus
vasallos | | harán sacrificar sus prisioneros. | |
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ZINDA |
No; yo voy a mandar que les den armas; | | que perezcan
con ellas, combatiendo | 140 | a mis soldados; y que libres
queden | | si salen victoriosos. |
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|
ÁNGELA | De
tu pecho | | la diferencia admiro; y por servirte | | ejecutar
tus órdenes ofrezco. | |
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ZINDA | Del nombre de Pereyra
reconozco | 145 | la compasión en ti; pero no entiendo
| | por qué causa abatida a tu enemigo | | tu mano
entregas. |
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|
ÁNGELA | Zinda,
yo la entrego | | para salvar mi honor de una violencia.
| | No le queda ya en todo el universo | 150 | amparo a mi
dolor, si de un esposo | | el partido honorífico desprecio.
| |
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|
ZINDA | Y ¿qué resuelves dar tan dulce nombre | |
a un malvado, que cubre los excesos | | de su vil avaricia
con cautelas? | 155 | ¿Entregarás tu mano a ese perverso,
| | manchado con los crímenes atroces | | que causan
tu desgracia? |
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ÁNGELA | No
comprendo | | lo que me dices, Zinda. |
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ZINDA | Pues
¿que ignoras | | que es su infame ambición la que
ha dispuesto | 160 | la muerte de tu hermano? |
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ZINDA | Sí; no lo dudes,
Ángela: el veneno | | que le quitó la vida,
preparado | | fue por orden de Vinter. |
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ÁNGELA | De
ira tiemblo. | | Zinda, ¿cómo lo sabes? |
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|
ZINDA | Por
el mismo | 165 | esclavo que, el mandato vil cumpliendo,
| | el tósigo dispuso, y fugitivo | | se refugió
en mi propio campamento, | | huyendo de la muerte con que
Vinter | | se quiso asegurar de su silencio. | 170 |
|
|
ÁNGELA |
¡Oh monstruo de crueldad! ¡Oh padre mío! | | ¿Cuál
será tu dolor, cuando los cielos
| | te descubran
el vil a quien me entregas, | | y el horror de mi estado?
|
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ZINDA | Esos
extremos | | reserva cautelosa a la venganza. | 175 |
|
|
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|
ÁNGELA | Zinda, ¿qué puedes
tú rendida y presa? | | Yo sin amparo alguno, di,
¿qué puedo | | sino morir ¡oh Dios!, morir mil veces
| | antes que dar la mano a ese perverso? | 180 |
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ZINDA | No
desesperes, Ángela, y escucha. | | Si al estado en
que estoy el furor ciego | | me condujo, me quedan las astucias
| | para lograr vengarme del soberbio. | | En vano ha pretendido
de su crimen | 185 | hacer culpables los leales negros, | | que a mi hijo acompañaban en el fuerte; | | en vano
ha reducido al cautiverio | | de Zelido la infancia: si mi
rabia | | no pudo conseguir el vencimiento, | 190 | vendrá
para salvar al hijo mío | | Pereyra a confundir ese
perverso.
| |
|
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ÁNGELA | Mi padre..., ¡oh Dios!..., pues
cómo... |
|
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ZINDA | Mis
piedades | | la vida le conservan a despecho | | del traidor,
que intentaba darle muerte. | 195 |
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|
ÁNGELA | ¡Oh
consuelo | | dulce e inesperado! Deja, Zinda, | | que a tus
pies... |
|
|
ZINDA | En
mis brazos tus extremos | | modera, y oye. Alcaypa en el
combate, | | que sostuvo a mi lado, prisionero | 200 | quedó
conmigo; pues su suerte pone | | el tirano a tu arbitrio,
harás que luego | | te informe del destino de tu padre.
| | Solamente él lo sabe: los momentos | | son preciosos.
|
|
|
ÁNGELA | Bien
dices; a la torre | 205 | voy para hablar a Alcaypa. No comprendo
| | por qué habrá publicado el comandante
| | de la nave holandesa, que el deseo
| | de mi padre es
la unión abominable, | | que Vinter me propone, y
yo detesto. | 210 |
|
|
ZINDA | Ese es otro traidor. El mismo Alcaypa
| | te informará de todo: este secreto | | no conviene
que Vinter lo comprenda. | | Disimula con él; y pues
los medios | | de calmar tu aflicción por mí
consigues, | 215 | logre mi corazón otro consuelo,
| | si tú dispones, Ángela, que abrace | |
a mi querido hijo. |
|
|
ÁNGELA | Sí;
al momento | | lograrás tu esperanza. (Mirando adentro.)
Pero, Vasco... | | No pudiera llegar a mejor tiempo. | 220 |
|
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Escena IV
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DICHAS, VASCO.
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VASCO | Vinter vuelve, señora, hacia este sitio
| | a disponer su plácido himeneo. | |
|
|
ÁNGELA |
Yo lo aguardo; tú, Vasco, a Zinda lleva | | sin detención
alguna a mi aposento;
| | donde abrace a su hijo: haz que
la traten | 225 | todos en el castillo con respeto, | | y
espérame en la torre, adonde en breve | | iré
para aliviar los tristes negros. | |
|
|
VASCO | Seréis obedecida;
Zinda, vamos. | |
|
|
ZINDA | Ángela, tu bondad paguen los
cielos. | 230 | ¡Ah!, volveré a estrechar un hijo amado,
| | infeliz como yo, contra mi seno. | | Pero en tanto, no
olvides tus deberes, | | Ángela; de cumplirlos llegó
el tiempo. | |
|
|
|
(Se va con VASCO.)
|
ÁNGELA |
Sí; yo los cumpliré; verá el tirano,
| 235 | que engaña mi inocencia, el fin horrendo | | de su execrable vida. ¡Oh padre mío! | | Si sabes
que me he visto en el extremo | | de sufrir el amor de este
malvado, | | ¡cuál será tu furor y sentimiento! | 240 | Pero él llega; | (Mirando adentro.) | mis
quejas suspendamos, | | y a su vista el dolor disimulemos.
| |
|
|
Escena V
|
|
VINTER, ÁNGELA.
|
VINTER | Ángela hermosa, ya de la victoria
| | se repartió el despojo a mis guerreros, | | y
la tranquilidad y el regocijo | 245 | reina entre los soldados,
mis deseos | | son solos los que mal recompensados | | no
han recibido del amor el premio. | | Al esplendor del triunfo
no le falta | | más que el hermoso lazo de himeneo
| 250 | que debe unirme a vos. Todo está pronto; | | venid, señora, a coronar mi afecto. | |
|
|
ÁNGELA |
Vinter, yo os ofrecí ser vuestra esposa | | por mi
suerte infeliz; mi hermano muerto | | por la traición
de un bárbaro asesino | 255 | me dejó sin amparo;
mas mi pecho | | consintió en este enlace, si mi padre
| | daba su aprobación al amor vuestro. | | Me habéis
asegurado lo consiente, | | y anhela nuestra unión;
pero yo espero | 260 | hablar al comandante de la nave | |
que hoy llegó a esta colonia, y si es tan cierto
| | como decís el gusto de mi padre, | | obedeceré
humilde sus preceptos.
| |
|
|
VINTER | Pues ¿qué dudáis
de mí?... |
|
|
ÁNGELA | No;
yo os conozco, | 265 | y mi esperanza conseguir deseo. | |
|
|
|
(Se va.)
|
VINTER | Su esperanza... ¿Cuál
es? En su discurso | | sin duda que se oculta algún
misterio. | | ¿Si sabrá que la muerte de su hermano
| | obra fue de mi astucia? No lo creo, | 270 | pues el esclavo
cómplice en el crimen | | desde entonces aquí
jamás ha vuelto. | | ¡Ah!, no pudo en su vida mi cautela
| | por siempre asegurarse del silencio. | | Si acaso de
la suerte de su padre | 275 | Ángela sospechosa...
Mas ¿qué temo?... | | No puede ser... El que lo conducía
| | en su nave a las costas de este imperio | | es mi amigo
leal; él su fortuna | | espera de mi mano, y mis recelos
| 280 | son vanos; pero importa a mi cautela | | que Ángela
no le hable, cuando espero | | que afirme mi poder su blanca
mano. | | Triste de ella si intenta con pretextos | | alejar
este enlace; ya oprimidos | 285 | con la prisión de
Zinda están los negros; | | y ya no es tan preciso
ser amante | | para ser poderoso; si el desprecio
| | de
Ángela me insultare, que perezca | | víctima
de mi agravio y mis deseos. | 290 |
|
|
Escena
VI
|
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VINTER, VASCO.
|
VASCO | Señor,
Nelzir se acerca a nuestros muros | | con un séquito
débil de guerreros | | desarmados; de paz dieron señales,
| | y hablaros solicitan. |
|
|
VINTER | (Aparte.) | Mis
intentos | | ayuda la fortuna. (A él.) ¿,Adónde
se halla | 295 | Zinda? |
|
|
VASCO | Con
su hijo está en el aposento | | de Ángela.
|
|
|
VINTER | Pues
al punto a los dos lleva | | al cubo de la torre con secreto,
| | donde, mientras Nelzir habla conmigo, | | estén
asegurados. |
|
|
|
|
(Quiere irse, y VINTER lo detiene.)
|
VINTER | Escucha. Si se opone a mis mandatos
| | Ángela... ¿adónde está? |
|
|
VASCO |
Viendo
los negros | | que en el combate al lado de su Reina | |
dentro del fuerte hicimos prisioneros. | |
|
|
VINTER | Corre, Vasco,
y si acaso sus piedades | 305 | quieren dar libertad a alguno
de ellos, | | que no se le permita. |
|
|
VASCO | Pues
vos mismo | | a mi presencia ¿no la hicisteis dueño
| | de la suerte de todos? |
|
|
VINTER | Sí;
que entonces | | complacerla rendido era mi objeto. | 310 |
|
|
VASCO | Ángela, usando del favor que os debe, | | hizo
libre un esclavo. |
|
|
VINTER | Ve
al momento, | | Vasco, a impedir que salga de estos muros;
| | y que llegue Nelzir, que aquí lo espero. | |
|
|
|
|
(Se va.)
|
VINTER | La
fortuna | 315 | en mi favor conspira. Llegó el tiempo
| | de que la ingrata Holanda por mi astucia | | logre el
dominio de este vasto imperio. | | Tan heroico servicio,
de la patria | | alcanzará el perdón de mis
excesos; | 320 | se elevará mi suerte y mi grandeza,
| | y de Vinter el nombre será eterno. | | Contraste
a los altivos portugueses | | la comerciante Holanda, que
si llego | | en África a fundar su poderío,
| 325 | ni a mis contrarios ni al destino temo. | |
|
|
Escena VII
|
|
NELZIR, VINTER.
|
NELZIR | Jamás, Vinter, pensé que el odio mío
| | humillado se viera hasta el extremo | | de proponerte
paces; más la suerte | | opone su influencia a mis
deseos; | 330 | y la prisión de un hijo y de una esposa
| | desarma mi altivez. Vinter, yo vengo | | a pedirte que
libres me los vuelvas; | | y por salvar sus vidas te prometo
| | mis huestes alejar de estas murallas,
| 335 | y que amparen
mis armas el comercio | | de Portugal en Congo, conservando
| | con todo mi poder los privilegios | | que concedió
mi esposa a esta colonia | | fundada por Pereyra; excluyendo
| 340 | de estas ricas y fértiles riberas | | a las
otras naciones de europeos. | |
|
|
VINTER | Nelzir, si el odio
tuyo cede sólo | | a la necesidad, si tus esfuerzos
| | para mi destrucción, por las dos vidas | 345 |
de Zelido y de Zinda, están suspensos, | | no extrañarás
que cauto me asegure | | de tu ferocidad por otros medios.
| | Las ventajas, Nelzir, que me propones | | no serán
duraderas, si consiento | 350 | en volverte las prendas que
me pides, | | bajo las condiciones que has propuesto. | |
Apenas Zinda libre en sus estados | | recobrase el dominio
de su imperio, | | cuando armada en el campo al lado tuyo | 355 | excitará el valor de sus guerreros, | | para
lograr mi muerte y su venganza; | | y del furor guiada y
el despecho | | arrasará estos muros, y aún
tú mismo, | | ayudarás sus bárbaros
proyectos. | 360 |
|
|
NELZIR | ¡Qué propio de un traidor
es, por el suyo
| | juzgar astuto el corazón ajeno!
| |
|
|
VINTER | No me insultes; o teme... |
|
|
NELZIR | No
amenaces, | | que soy un soberano, aunque soy negro, | |
y tú... bien te conoces a ti mismo. | 365 | En fin,
si los partidos que te ofrezco | | no sacian tu maldad, resuelve
pronto. | | Di ¿qué pretendes? O la guerra... |
Intento
| |
|
|
VINTER | asegurar la paz. Nelzir, descubre, | | para que fomentar
logre el comercio, | 370 | y para rescatar tu hijo y esposa
| | las ricas minas de este vasto reino. | |
|
|
NELZIR | Calla,
malvado. Yo... ¿qué? ¿Yo podría | | fundar
la esclavitud en este imperio | | por saciar tu avaricia?
¿Yo del oro | 375 | las minas descubrir a un europeo | | infame
y codicioso, que arrojado | | de su propio país con
vilipendio, | | quiere, a costa de todos mis vasallos, | | elevar su fortuna? No, perverso; | 380 | no lo conseguirás.
Nacieron libres; | | nuestro obscuro color no os da derecho
| | para ser los tiranos detestables
| | de nuestra libertad:
en este suelo | | la tierra nos prodiga los tesoros, | 385 | que la inocencia mira con desprecio, | | porque la sencillez
de nuestra vida, | | y de nuestras costumbres el objeto,
| | es ser valientes, francos, virtuosos, | | mas con los
enemigos siempre fieros. | 390 | Aprenda tu ambición
a contentarse | | con la industria y las artes que dio el
cielo | | a la Europa en herencia, y no presumas | | que
ceda a tu demanda; no, primero | | perezca Zinda, muera un
hijo amado, | 395 | y yo, si sus dos vidas no liberto. | | (Quiere
irse.) |
|
|
|
|
(Señalando
a ZINDA y a su hijo.)
|
Escena VIII
|
|
DICHOS, VASCO, ZINDA, ZELIDO rodeados de guardias.
|
VINTER | (A NELZIR.) | Ese
es el fruto | | de tu barbarie. |
|
|
NELZIR | ¡Oh
dioses, qué estoy viendo!
| | Zinda, ¿adónde
te llevan? Hijo mío, | | ¿Adónde te conducen?
|
|
|
ZINDA | Los
extremos | 400 | templa de tu dolor; aunque el tirano | |
nos mande aprisionar, jamás su intento | | logrará
esclavizarnos: Nelzir, niega | | cuantos viles tratados el
soberbio | | se atreva a proponerte por rescate | 405 | de
tu esposa y tu hijo: hay en mi pecho | | odio, ferocidad,
furor, constancia | | para sufrir la muerte, si los cielos
| | no descargan un rayo, que eternice | | de su execrable
vida el escarmiento. | 410 |
|
|
|
|
| (A los guardias que se la llevan.) |
NELZIR |
Esposa,
hijo... | | (Queriendo seguirlos.) | Bárbaro (A
VINTER.) , de mí tiembla; el fin horrendo | | de tu
maldad llegó; la horrible guerra | | de ti me vengará;
furioso vuelo | | a exterminar aún la memoria odiosa,
| 415 | de que en Congo tus gentes existieron. | | (Quiere irse.) | No podrás. | (A él.) | Ola.
| (A los guardias que salen a esta voz.) | No
dejéis que salga | | Nelzir de este castillo; y si
los negros | | intentan asaltarlo, sobre el muro | | a las
agudas flechas quede expuesto. | 420 |
|
|
NELZIR | ¡Qué escucho!
¿Así atropellas, alevoso, | | de todas las naciones
los derechos? | | ¿Desarmado me prendes? |
|
|
VINTER | Tu
persona | | es mi seguridad; y haré lo mesmo | | con
tu esposa y tu hijo. |
|
|
NELZIR | La
nobleza | 425 | de Zinda te ha librado de igual riesgo, | | cuando al nacer el sol fuiste a mi campo. | |
|
|
VINTER | Pues
¿de qué te lamentas? Si yo intento | | hacer lo mismo
aquí, que tú quisiste | | se hiciera en mi
perjuicio. |
|
|
NELZIR | Tú
primero | 430 | me aprisionaste un hijo. |
|
|
VINTER | No
perdamos
| | en discursos inútiles el tiempo. | |
Llevadlo a la prisión; resuelve en ella | | descubrirme
las minas que este imperio | | encierra en su distrito, o
ser esclavos | 435 | Zinda, Zelido y tú de mis preceptos.
| |
|
|
|
(Se va.)
|
NELZIR | La pavorosa muerte
no asombrara | | con su horrible semblante de mi pecho | | la constancia, como ese odioso nombre | | postra mi corazón
de rabia lleno. | 440 | ¡Oh nombre de ignominia, que inventaron
| | los blancos en oprobio del derecho | | de la naturaleza!
¡Oh afrentosa | | esclavitud, del hombre vituperio! | | Yo
me horrorizo al contemplar tu imagen; | 445 | y moriré
mil veces, si los cielos, | | para evitar tan bárbaro
destino, | | no me ofrecen piadosos otro medio. | |
|
|
|
(Se va con los guardias.)
|