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Abajo

Antología poética

Enrique Falcón






ArribaAbajoLa marcha de 150.000.000: El Saqueo




ArribaAbajo1/I


AbajoPorque nada sé de ti
que no sea el paso de los bueyes por el rostro

no
de ti porque frente eres
alta de piedra y cordillera en lucha
empinándote con venas sobre todas estas marchas
gimiendo tú de fugas y estaciones secas en la cárcel

por
eso digo
que nada es tuyo y que dibuja
mi palabra nevados por la sangre
       que la hambruna habría de robarnos
(así los muertos) pájaros heridos y asco de montañas aullándote los ojos-
bien-
aventuradas estas manos es-
tas clavículas en paso incierto por las lomas
       dolorosas de mi cuerpo blanco,
porque sé que no eres cáncer
ni hierba triste torciéndote los hombros

Como un músculo mordido,
como un cuenco de salitre
vi tu huída de las chozas, tu muerte en matemática
oleada de sogas y puñales,
la mordaza de la hoja tras el ruido,
no yo,
antes que cayeran las sonajas de la noche.
       (Porque nada sé de ti,
para dejarme matar
he de dejar de mirarte):
Del
desastre entre nosotros, un hombre que escapa
un hombre
perdido de orinas, nuevamente como ciervos
mojándose de luto,
un hombre entre los dedos, una rabia
de arena a las bocas de la muerte,
(...porque sé que desconoces...)
la costa entre el infierno en los Estados de Sitio,
y el olor del amoniaco y el éter desgarrándote el espanto
allí donde los valles
y una siembra de mercurio te concentra,
porque nada sé de ti
que no sean tus muslos hablándome tan altos...

que la agitación
larga de las luces
-escarcha y baba de volcanes son mi rostro-
rechine tras la edad de los dioses absurdos
y al final se desentierren 20.000 flores negras
(«...que cien escuelas rivalicen...»)
20.000 espaldas con capuchas y electrodos:
una líquida mención
a reclusiones bajo régimen de aislamiento
       ... Sin ropa apenas
       acribillado de estrellas nueve veces,
       emboscado tras el miedo
       y el pulmón peleando por una nueva barricada boreal...

Porque nada sé de ti
ni el lugar donde te entierran látigo-de-barro,
que la tierra es de los pobres, cer-
vatillo de estaños tu mejilla y plática del tigre
Por eso las nieves se deslizan de tus ojos
parecida tú a ti cuando hablas
(frío adentro) y revives la revuelta
de los puños en Mayo
y el reparto de la tierra y la
necesaria expropiación del pan, o su conquista,
       porque el propio jirón del vuelo ha predicado tu nombre en las matanzas
       porque dices arrasal de arena entre las calles
       porque tú, parecida a ti,
nada eres sino cuerpo en horizonte
       y recodo de savia y bilis ansiosa de metal
(ansia tú, toda prodigio
hondo de la boca):

...”destruidnos juntos”.




ArribaAbajo1/V


ArribaAbajoDe línea en línea,
junto a esta alambrada de corazones, poderosa alga insolente,
si el fusil ha llegado a taladrarnos casi toda conciencia
y nuestros hijos han ido cayendo
como en un silencio de palmas
eternamente enrojecidas. Si
hasta entonces hemos levantado la mano y los clavos de la mano
y todas nuestras cartas han brindado en el color en quiebra del olvido
desbordadas de oro y níquel,
rudas como extrañas gargantas
o clavículas de nieve. Si
hemos soñado en una tierra que acoja
y alivie nuestro paso con un poco de agua,
si va a venir el día
fatídico del miedo descajado,
un nicho de pólvora apenas
aquí desclavándose en mitad de los ojos.

       También ellos embarcaron
       sueño adentro
       espantados de espirales y aguabravas
       allá donde el silencio
       y una nieve enmohecida
       crepitó el silencio, los caballos altos
       de la boca
       (sueño adentro),
       de la herida.

Hemos atado al madero el signo de las lilas
atrás abandonado
junto a nuestras madres, y las lilas
idénticas al beso,
al pie de las canciones que oíamos de niños
(un hombre que llegaba cubierto en tiznes y aceituna
y sembraba girasoles con el deje de un vocablo
encabalgando la tarde, para siempre ya imposible). Si
los muslos van doliendo el golpe, el filo,
y la Marcha debiera quedar
mansamente cubierta
con las maldiciones azules de nuestros antepasados,
y así rodar por las nucas como en un absurdo castigo
de olas y carne desclavada. Si
alguien ya ha rezado sin saberse
herido y olvidado por la cruz de los caminos,
cuchilladas de polvo, jirones de sangre arrebatada, espuma con las bocas. Si
la ceniza corona los miembros amputados,
y millones de agonías. Si
tierra maldita, si voces del despojo, si trenzas. Si
vuelco de los dedos, ateridos. Si
antebrazo y clavícula agrietada. Si
tendones, si caricia, caballo lento, si fusiles.
Si cólera atragantada en mitad del sueño
y del infante agotado,

       (como tres puñales
       tres adelfas destrenzadas),

la cólera atragantada en mitad del pecho abierto,
y el grito del padre, y el tejido, y la rabia, y el tejido desbordado.

Apenas hubiéramos estado dispuestos entonces
a salir de la casa del cautivo, de la casa prometida
por los dioses de los padres, y casa fuera
para relajar los músculos y reposar el hombro sobre el llanto de la hembra,
y detrás los arenales,
y detrás el campo ennegrecido,
y detrás las lluvias locas, detrás la madreselva,
la pena descunada poseedora de los sueños.
Del letargo entre nosotros escapa un hombre...
Cubierto de grano, sobre mis dedos un hombre que escapa
un hombre que es yo -ya he dado
finalmente su nombre, enrique-luto-de-los-ciervos,
mi yo desprendido de orina,
de arena.
Y hasta que volvamos,
el lino y el sonido de los perros cazadores
apostándose en la rabia
mineral de las viejas estaciones,
hasta que sea con regreso
regreso con la arruga y la boca calentada
en palabras enroscándose a la encía,
y en el diente perforado,
por todo aquello que quisimos hace tiempo
y que ahora es hombro, muslo, tendón herido,
o seno o labio o clavícula deshecha
e inmensa marcha concentrada en torno al árbol,
el Árbol de la Cruz, y contrahachado,
los tobillos del orgullo,
la mirada de la madre,
si el fusil.

Llegado a este lugar
sería mejor que dispararais.
Que mi libro de aortas os dispare.

Y que entonces caigan los más fieros de nosotros,
que el sueño de la hambruna quede para siempre repartido
y repatriado el descaro y desmembrada nuestra rabia,
y los hijos de la marcha (poderosos amamantados de la arena)
se mezcan para siempre con el sueño ya imposible de los padres,
con el hambre genital de nuestros muslos,
con el hambre.




ArribaAbajo1/XI


ArribaAbajo01 Soy altura de perro.
02 Naceré en los instantes de cada luz volcada.
03 Mis nombres me los dieron el libro la bala la guerrilla.
04 Tuve amigos.
05 Los huesos se apagaran con una voz tranquila una voz prestada.
06 A lo lejos mis ojos se derrumban tras el humo de los tanques.
07 No sé si respirar.
08 Extrajeron las algas los caminos tus clavículas de estaño.
09 Extrajeron los gatos sus agujas de trampas policiales.
10 Sacaron los esófagos extirparon las camisas de su dueño.
11 No hubo ruido.
12 Soy altura de niño enloqueciendo todas estas tumbas.
13 Otra vez naciendo muerto en las matanzas de la boca.
14 No sé si respirar.
15 Hablaron como bucles en el plomo.
16 Hablaron como tengo que plantar un árbol nuevo.
17 Hablaron como si-has de respirar?
18 Soy la altura de un pueblo perseguido.
19 Naciendo a cada instante de una bala muerta.
20 He de ensuciar los patios los cuchillos los pozos ciegos.
21 Entierran a los hombres con un pañal de frío.
22 Algunas detenciones te incomodan.
23 Ruptura entre la sangre de las tardes tranquilas.
24 Quiero morder las averiguaciones.
25 Quiero levantar el mirto abierto.
26 Estas zonas ilegales.
27 Estas llagas.
28 No sé si respirar.
29 Poseeré todas las hojas las escuelas los fusiles.
30 Cuando ya me hayan convertido.
31 Repleto de estaciones y cuartillas estúpidas.
32 Cada lenguaje castiga las bocas.
33 He de poseerme refugio y estanques en flor.
34 He de levantar todas las ventanas.
35 He de conseguirte menta barricada pájaro y estampida.
36 A los voluntarios que dejaron la noche.
37 Al heno, al último peligro en los portales.
38 Soy el primer hombre en haberte avistado.
39 Altura de las lenguas en las masacres públicas radiadas.
40 Poseo todo lo advertido las canciones.
41 Naceré de las conchas que volcaron tu hambre.
42 A los sucios epitafios de la zona prohibida.
43 A tu nuca de aguaceros detenciones perfectas.
44 A tus ojos descritos en las cartas oficiales.
45 Soy amargo como un niño tremendo.
46 Yo no sé si respirar.
47 Un perro que baja entre el suicidio del agua.
48 Mis dedos despelados por el nervio de la sangre.
49 Y, sí, yo te he visto desde antes de nacer.
50 Besabas clavícula meseta funda de los muros.
51 Que te bebiste la muerte sobre el árbol del madero.
52 Todo lo que no pude contra el olivo.
53 O para ti, -ruedo a rabias de Revolución.
54 En los dedales de su puño hambriento.
55 A la espera de otra soledad.
56 Yo no sé si respirarte-decirte tierra, «aliento».
57 Con mis labios atravieso la historia niña de los desposeídos.
58 Diminuto como un pretexto blanco.
59 Quiero pasarte por encima - por debajo toda tu sed.
60 Quiero penetrar tu vientre hendido.
61 Yo no sé si respirar.
62 Una altura de mujeres dislocadas.
63 Por los campos rojos de las revueltas yo camino.
64 (Sólo las grietas que fusilan los caminos).
65 Solas las cenizas, arrasadas, todas marcha, liquen-boca, -y nevisca.
66 Yo no sé si respirar.
67 Como tú: loco y calentura.
68. Soy el primer hombre en decirte hermano.




ArribaAbajoLa marcha de 150.000.000: Los Otros Pobladores




ArribaAbajo2/III


ArribaAbajoDos minutos antes de la caída de la bomba
cuando quedan intactos los girasoles del labio y porque
lo peor parece ser la ternura de los ojos sobre el taller de los aullidos
entonces el hombre, ob-
jetivamente el hombre, cae por la ladera
y la Nestlé's Holding disfruta de exenciones fiscales y de secreto espacioso
a la hora de revelar sus estructuras internas, donde
se deduce tu manera de parecer intacta
tu obstinación color azul por creerte hermosa
arena cansada en el costillar de este pedazo de mundo
donde nadie va a esperarte
donde nada
-allá donde se enferma y muere-
va a amarte en el destrozo de tus campos, la torpeza de tu sangre
en levantarte el cuerpo,
en decirte tierra
en mirarte para siempre.
El ACUERDO MULTIFIBRA regula los límites en la exportación de tejidos, pro-
tegiendo así los intereses de las multinacionales
que trasladan los tejidos semielaborados de una parte del mundo
a otra, según resulte más barata la mano de trabajo,
según hayan decidido no mirarte
porque no has alcanzado la edad de las matanzas,
porque no
les has dicho el beso, la locura de tu frente, el árbol solo
de tu paso fronterizo dos metros antes de la bomba, antes de la espera
de que Marcos reciba
los 80 millones de dólares americanos prometidos por confiar en la ®Westinghouse,
y luego sólo es verte
tan luego escarbar el vientre hundido
y contar con maquinaria inglesa la fuerza de tus hijos,
dos kilocalorías antes de la bomba y del plan brady
cuando se extinga el miedo
cuando se vaya el aullido
cuando se extinga tu nombre
más acá de las políticas de ajuste estructural y te digan
que en Maronao han dejado sin comida a los ocho mil pescadores de la región
y que el residuo de los hornos en el proyecto extractivo
deglute 250.000 hectáreas de bosque por año,
el año de la bomba y el año de-no-mirarte,
de no perder tu carne tras este lado del pecho
este otro rincón del miedo
el lado de las canciones donde todo cabe en él salvo tu miedo
donde espera el miedo
dondo sólo hay miedo
a dos toneladas de la caída de la bomba
y de la venta farmaceútica a Merck de todo el patrimonio genético
y las mujeres que no entienden inglés y no saben
no lo saben
que el polvo blanco es bióxido de titanio
que es tu próxima espera,
que tu vientre postrero.
Dos minutos antes de la bomba tú eres el silencio
y lirio reseco en el canto de los nudos,
a la diestra de tu brazo
donde cabe el mundo y tu lugar en la marcha, la
marcha de 150
mil millones al año,
en concepto (tan sólo)
de devolución.




ArribaAbajo2/V


ArribaAbajoSi por ti
pasara
tristemente mi mano, mi revolución de dedos,
si tu cuerpo
hermano niño, bucle, hermana polvo
lo extendiera (yo)
por la aurora y te clavara
muñón de hambres, rabia, ala de tu risa-
un beso al viento para quienes danzaron sobre el aire
locos de camisas, caóticos de lunas, un
beso
estrangulador de olvidos, saqueos, matanzas públicas,
mi beso cayera entonces
fusilando amorosamente a los soldados
a las escuadras vueltas de los montes,
alzando ante los charcos lo más sucio de tu sangre
(lentamente sedienta en el declinar de los lobos).

Yo entraba en el coágulo empeñado de su voz
Crearon ellos la imagen sobre el torso y el mundo

(La marcha, cólera extendida)

Del otro lado del silencio
os llegaban a la frente el rosario de las balas,
como una mujer abierta os llegaban,
(más allá del grito)
os llegaban como mujer incendiándose las venas:
las balas, las cartillas
con sello y racionamiento
con la misma
palidez exacta de permanencia en otros meses,
en otras estaciones blancas,
incubando una generación hambrienta tras otra generación hambrienta
(la marcha, una flor de caballos y nervios larguísimos)
y en cuclillas os negaban el pan, el aguacero, el agrio vuelco de la sangre:
la desnudez del mundo destensara vuestros rostros,
porque aliento a cuatro patas el amor de las revueltas-
crucifico en el contacto vuestro muslo sobre el cielo,
       si por ti
pasara,
lentamente, mi mano.

Desde antes de nacer, ya perdí la inocencia
y los barcos desplegaban sobre mí la rabia como una lengua tímida
los horarios
cayeran luego resbalando sobre el muelle y he besado
en las caderas de los últimos
un rizo espeso de veranos y canciones levantadas
porque es hoy cuando envejecen las horas en el claustro de matanzas
hoy cuando toda tú, toda despojo,
más bello hoy que nunca, desdices esta espera
de terrones cocidos y cacerías colmadas
(en lugar de tu cuerpo habrían devastado los geranios del cuartito
y eras fértil como un fruto pegajoso
y a oscuras detuvieron, tú lo viste,
el paso lento en la corrupción del agua
y tu frágil modo de decir «revuelta»).

En el fondo
jamás debiste arrinconar tus trastos viejos
tus mentiras de domingo
el alto mirar sobre las tapias,
muchacho lento,
porque nunca te esperaron
nunca pretendieron evitarte la reclusión bajo régimen de aislamiento
ni polillas en la sangre
ni esta marcha
(alacrán de flores: mediodía)
de muslos y tendones mortalmente nuevos,
esta marcha, estas cinturas
sólo tú y tu soberbia milenaria y maricona
de ojos con azúcar como un viento altivo,
son tú y no quiero
verte el pelo rizándose de espantos, de nieves pasajeras
o látigos de alga cuando nada ocurra
cuando nadie quede
y mi boca sea golpeada por las botas con estrellas de los militares
(con estrellas y banderitas inútiles)
y esperen, otra vez, las amantes del Amo
tu locura de camisas y torsos extendidos,
son tú, no quiero
tensar tu piel tambor sobre el incienso
tu áfrica pequeña
jugando en el cuartito verde de los oficiales
batiendo bola entre culatas
sin ser tú su invierno ni su nieve aturdida
sin ser tú su odio como cuando lo de los arrozales
y el campesino colgado y la sangre deshecha
o la espera retardada de la madre
o el envío (certificado) al camposanto del solar perdido,
sin ser tú quien me hurgues las manos
en el dolor profundo de mis dedos
porque era yo quien jugaba a clavarte,
a mirarte amor haciéndote cosquillas,
finalmente a besar tu lepra de flores y manzanas,

o a extenderte el cuerpo sobre el cielo.




ArribaAbajo2/IX



la batalla...

ArribaAbajo He aquí la batalla en el cristal contra el licor del miedo.
A la salida de la fruta
cargando con la tarde sobre la pesadez del mundo,
siendo aullido, barrozal, lengua extinguida,
Rosales López nuca y piedad de incienso
sale a los espejos
rompe el agua
sus ojos suman agua a las vitrinas
de-
bidamente uniformados im-
pecablemente armados, y sin
pecado alguno,
con la misma exacta eternidad de espuela de otras veces,
entre los insistentes ruegos y súplicas del familiar de Rosales López
setenta y dos horas fermentando a las magnolias
y la tiza escupiendo el nombre (hasta que ya no te encuentren
dormido y espantado en las cunetas) se-
tenta y dos horas de que no se preocuparan
que ya no iban a torturarlo
que sólo unas preguntas;
pero no allí.


...en el cristal contra el licor...

{ «...transparencia de la voz en una cumbre esbelta
donde hay peines, y espejos, y agua en el desorden,
sin perfil como el tuyo nadie va a tocarnos
no habrá presa en el desierto nadie que nos diga
ven, salgamos más despacio, na-
die más sino su nombre
en esta carne otra en la carencia de palomas
cicatrices pero no del junco
donde nadie va a temerte, donde nadie
-intemperie, espera, maleficio blanco- va a sangrarte
amor, nadie
va esta vez a asustarte, duerme
y duerme en la corteza de las norias...» }


...contra el licor del miedo

A la salida del silencio
sepultando el golpe en un lugar prohibido,
siendo rabia, agosto, santidad de bueyes,
Rosales López que no ve los agujeros
es subido al camión de las cigüeñas
prende las ortigas
sus caderas alarido a las canciones
de-
bidamente identificados im-
pecablemente armados y sin
duda alguna honestos,
con la misma exacta ebriedad de zarza de otras veces,
ante las insistentes peticiones de habeas corpus rosales lópez
noventa y tres horas en los caudales del aullido
y la estrofa temblando como un ciervo antiguo
(hasta que ya no seas
páramo y hoguera en el declinar del frío) no-
venta y tres horas de que no se preocuparan
que en algún lugar estaría triste y mudo,
que sólo unas preguntas
que sólo las pocas, las/ necesarias.
*** Pero no vivo.




ArribaAbajoLa marcha de 150.000.000: Para los que aún viven




ArribaAbajo3/I


ArribaAbajo«PARA LOS QUE AÚN VIVEN          TODO EL QUE NO VIVE
HA SUFRIDO UNA DERROTA          (NO SER SUPERVIVIENTE)
NO PUEDE CONFORMARSE          CON ELLO ES NATURAL
QUE QUIERA INFLIGIR          A OTROS          ESE SUPREMO DOLOR
QUE LE HA SIDO          OCASIONADO»

-esto es lo que oyeron en la casa del mundo

que la vida en los amantes cosiera tan despacio
una cuerda en el bolsillo
una enredadera
si quiero pronunciarte
lo que oyeron nuestros muertos cuando fuimos perdidos

       ...nacen nesta celda los incendios del mundo...

en régimen de aislamiento, sin acceso a un abogado,
son ciertos los caminos que parten de mi boca
y buscan tiempo arriba mirando hacia el oeste
lo firme que se pudre mansamente en la tierra

esto es lo que oyeron en la casa del mundo
la noche en que uno a uno nos los fueron matando
(los niños sin descanso de las barandillas
-las estrellas aún más lejos-
devoran entretanto los perfiles del bosque).

Oíd:

tempranos hombres negros han estado en mi casa
cargados con poemas y fusiles azules
les sigue una jauría con el resto dormido
de todo lo que oyeron en las cercas del mundo:

que la vida en los amantes cosiera tan despacio
un temblor en estas sienes
y una sed sobrecogida
humana sombra extensa
la siempre lenta trampa que nos ponen los amos:

    lo que sobrevive
cuando mudan los hombres
y la chusma encerrada
       ya no puede quebrarse :

que un inútil huésped
    con tu nombre en los dedos
       entrará por la puerta
sin su lista de azúcar:

que un arcángel mudo
    rasgará los uniformes
       las banderas asesinas
los himnos nacionales tras tu sangre tasada.

Yo

soy la tierra perpleja que inclinan los soldados
-tremendas uñas rotas se me llevan dormido-,
en los límites del agua y en régimen de aislamiento
me atrevo a pronunciarte
y a ponerte en la lengua una loncha de tiza

:esto es lo que oyeron los muertos previamente:
caminan las palabras con un niño en las manos
un niño blanco y loco que baila y amontona
los sueños de los presos cantándole y perdiendo.

       [...que los presos sean liberados,
       se haga justicia a los oprimidos...]

humana sombra extensa y sal sobrecogida
la que besa el agua
y hay perros en mi boca si voy a pronunciarte,
tú ya eres aquello que en la muerte se esconde
con el pan compartido de las celdas del mundo,
su piel y los incendios,
       la fatiga del mundo
       la carne muda y fría que te espera nel mundo

(las palabras del hombre
       son el límite del mundo)

«EL MOMENTO DE SOBREVIVIR          ES          EL MOMENTO DEL PODER
EL ESPANTO ANTE LA          VISIÓN DE LA MUERTE
SE DISUELVE EN SATIS-          FACCIÓN PUES NO ES
UNO MISMO          EL MUERTO
(PARA LOS QUE AÚN VIVEN)
ÉSTE YACE: EL SUPERVIVIEN-          TE SE MANTIENE EN PIE
COMO SI HUBIERA ANTE-          CEDIDO UN COMBATE
Y COMO SI UNO          MISMO HUBIESE
DERRIBADO          AL MUERTO»

Lo que pronunció
       el comunicante a la prensa
(el informe anual sobre tortura política)
-lo que pronunció: las palabras
del informe, los muchos resultados
soltándose y diciendo
lo que él pronunció, lo que
pronunció (el informante
de la instrucción especial investigadora)
lo que no pudo evitar decir:
lo que tenía que decirse,
las palabras,
mencionadas,
dichas finalmente
(por fin así diciéndose
lo que fue pronunciado).

       El informante
       (las palabras).

:La tormenta del encierro en las bocas del hombre.

«ENTRE ESTOS MON-          TONES DE CAÍDOS
EL SUPERVIVIENTE SE YERGUE          COMO AFORTUNADO Y PREFERIDO
-QUE ÉL CONSERVE SU VIDA          MIENTRAS QUE TANTOS OTROS
LA HAYAN PERDIDO          ES          UN HECHO MONSTRUOSO

INDEFENSOS YA-          CEN LOS MUERTOS
ENTRE ELLOS ERGUIDO          ÉL (DE PIE)          COMO SI EL COMBATE
SE HUBIERA LIBRADO          PARA QUE ÉL SOBREVIVA»

Para los que aún viven,
son ciertos los caminos que avistan la protesta.

Oíd:

bajo las cañadas azules yo espero entre vosotros
que llegue el mediodía con un cántaro vivo
-agua para el hombre tatuado de muertos,
va la sed cambiada con mi niño en el vientre

:y vengo ante vosotros
seco y empotrado por ángeles sucios
me pongo en la cola de quienes cantaron
la jauría del hombre y sus miedos con lumbre

Oíd:

son ciertas las historias que nacen con heridas
las noches que, tapiadas, nos marcaron el cuello;
son ciertos los caminos y esta marcha invisible,
el vuelco innecesario y la sangre en el mártir

PERO

yo vengo ante vosotros con agua en mis caderas:
por detrás de vuestras hambres va la casa del mundo
y el mar no existe ya.

Oíd:

Para los que aún viven,
son ciertos los caminos que anuncian la revuelta:
los niños sin sus sombras ya ruedan como amantes
por las tercas mortajas que cosisteis vosotros:

¿podréis
entonces levantaros
de las tumbas de vuestro corazón?

       -con el ojo del tiempo,
       lo que fue pronunciado?

(y oíd):

«LA SATISFACCIÓN          DE SOBREVIVIR
SE CONVIERTE EN UNA          PELIGROSA INSACIABLE
PASIÓN          CRECE
AL MISMO TIEMPO          QUE SUS OCASIONES
CUANTO MAYOR ES EL          MONTÓN DE MUERTOS
TANTO MÁS INTENSA          Y MÁS INELUDIBLE
SE HACE LA NECESIDAD          DE ESTA SUPERVIVENCIA»

Cuanto mayor el montón de muertos
cuanto mayor
lo que aquí no sobrevive lo que espera brutalmente entre vosotros
y cuanto más seco lo que oyeron en la casa del mundo,

un arcángel sucio
tendrá que visitarte.

Tú eres la muerte que mece mi boca
la herida que asoma en los dientes del hombre
luto largo adentro
la que asoma por encima de todas las mortajas
y todo lo que va
de una estancia hambrienta
       a otra estancia hambrienta.

Y:

:tú subes por el frío a encontrarme dormido
a pleno pie del aire
levantas a los muertos en sus briznas de escarcha

(son ciertos los caminos que invocan la protesta
y tú ya eres aquello que en mi mano se esconde).

-prohibido arrodillarse,
trepan por el alma las desdichas del mundo
mugiendo como un toro ensillado a tu vientre,
y una enredadera,
y una mano tendida
son el fértil desecho que amontona esta casa

Y:

:tú subes por su frío hasta abrirme la boca
a pleno pie del hombre
avisas con tus gestos el final de mi vida.




ArribaAbajoLa marcha de 150.000.000: La caída de Dios


ArribaAbajo4/I

Es así como se mueve, desde que murieron, tenso aún y amargo para un tiempo de incertidumbre fabricada; contra todo descanso, así como merodea, a un tiempo en los límites del mundo y en el estallido de su ritmo previsible. En los márgenes de la historia, para el vértigo del pensamiento que abisman los que luchan, plantada a mitad de los conflictos del lenguaje y la resurrección de lo que todavía resiste, E se despeina para las matanzas, volcada en la suerte de los hombres y los pueblos, como para decir de pronto -y así expresarlo-: yo. Nosotros. En la intemperie del deseo. Es así como se mueve, como rearmo el arco en la garganta; así como comienzo. En


tonces
habló por su boca la mitad de su memoria
y un ojo de niño se volcó de parte a parte. No
más: de E habréis de oír más tarde (no todavía), de sus venas
para siempre ya azules -de la cruz a mil metros de distancia,
... el terror de la lengua al mediodía.
De momento, habrás de levantarte
y salir al mundo con los pies encendidos,
tantearte en los muslos, abrazar alguna cosa
hasta que pueda parecerte piel, olor a cuerpo -pan
que se reparte y te da miedo.
Canta en Santuario, atraviesa sus paredes:
despierta los fusiles en el cuajo de tu lágrima.
Entra en quienes te acogieron y remátales el clavo,
el dolor inútil a quienes escogiste
y eleva tu silencio:
No más, recuerda.
Prepararás la mesa con incendios blancos y detonaciones,
a la noche su cordero y su voz de hilo,
trepanarás el vaso por su holgura rota
y 150.000.000 de nervios tensísimos cubrirán tu ojo.
Para entonces nosotros ya seremos la garganta violada
y no se arrancará del poema
una sílaba más
de la que dijiste:
una voz en Santuario, el cerco a tus hermanos, ...todo el mar
tu cansancio de siglos con sabor a tabaco.
Los que aquí murieron
te abrieran las manos con su pan encendido.
Para entonces nosotros
solamente nosotros
ya seríamos tu mano estrellada,
la indócil paciencia del pueblo y la caída de Dios.
Nada más, recuerda: «-ponedle a mi flor flores de lehua».
Si hablamos ahora es por lo que ahora tendrá que venir.
Por lo que habrás de llorar.
Por lo que hay que mentir.
    (Si ahora, por el tiempo de los hijos
       -y con ellos, la cal de la laringe-
    la ciudad trepanada: su ocaso en los rincones.)
Para entonces nosotros
abriremos tu cuerpo con la sal que nos dejaste,
       miraremos dentro y te creerás desnudo:
con tu lengua sin llagas nombraremos la caída
con una lengua de hombres vaciarán tu tierra extraña
hasta poseerla y volverla infértil.
Beberán tu vino y sembrarán tus campos,
por lo que habrás de llorar, colmarán el árbol muchos días
       con poemas muertos y con fusilamientos.
A la caída del mundo, ya todo habrá empezado:
la mirada de Dios, la matanza de los hombres, un tiro azul
       sobre el cuerpo en aspa de las novias:
tu canción será canción para jamás nombrarte
para jamás decirte
(en una lengua inútil) lo estéril de tu canto.






ArribaAbajo4/VII


ArribaAbajoA la hora exacta de la sal,
en que tu cuerpo se mueve como un perro chico,
nos llegaban noticias del incendio
y «pobrecitas las criaturas que no tienen papá,
porque las mamás ya no van a venir»,
tu cuerpo se me hacía por entonces muy oscuro
la tarde despertaba las matanzas, pobrecitas,
las niñas, los pequeños caracoles en el humo, pobres
en un número superior a ocho
mostrando perforaciones de bala en la región del cráneo algunos
en miembros superiores e inferiores,
en el tórax, por arma de fuego de grueso calibre
y todos identificados por familiares, hijos o esposos,
en uno de los casos por nueve huérfanos casi como tu piel
ahora sacudiéndome el beso de a escondidas
antes de que todo tiemble
justo antes del incendio
tu cuerpo intacto desde el año cuarenta
huele a golpe, a hoguera, a labranza oscura
para quienes viviremos pocos años
para quien se cae despacio contra el frío
para quien invisible se pasea por los cuerpos
y luego nos observa
la primera versión manifestaba un enfrentamiento
entre efectivos del Batallón Jiboa (adscrito a la 5ª Brigada)
y elementos del Frente de La Cebadilla
así como la versión del látigo y las piernas
cruzándose en mi espalda con un dolor en fiebre
ahora pisando por mis manos todas las caricias
todos los susurros permitidos
(cómo
pudo suceder que de todos ellos
sólo yo esté viva)
-ha sido dicho
cuando es débil los incendios
pasean por la boca y ya eres de otro mundo
donde no se mata al inocente
o en caso contrario (ha sido dicho)
al menos él no muere no
quiere morir, y la boca se abre
lastimosamente al cielo, en un número superior a ocho,
en un número superior al miedo
ahora superior a la desmembración de los caballos
siembran con sus dientes las brújulas del mundo,
la saliva en la catástrofe,
volcando todo el pie en una lengua oscura
una minoría muda
un asco de espera
los cinco sentidos de la rebelión,
crucificas al pueblo tercamente amando
ahora contra mí (no yo): el abrazo, un héroe por mis muslos, una
enredadera
de agua y flores desnucadas, no,
tu cuerpo para siempre interminable, inadecuado, lindo de ventanas
en el tórax, por arma de fuego de grueso calibre
por apretón de ingles y veneno
por desecación del vientre con descargas eléctricas
por detención en tu cuarto, nocturna, des-
apacible
en un número superior a ocho:
mientras nos dura el amor,
las noticias -la
matanza- de los ocho para siempre dormidos,
posibles,
incendiados.






ArribaAbajo4/XI


ArribaAbajoSólo entonces
os he visto.

En la nuca partida del suelo iraquí.
Y en la sangre bramando por la grava de Atocha.

Y en el Pozo:
izando sus calambres tras una siembra triste,
los ombligos de los hombres
abiertos y a cuchilla por los perros del Amo.

Yo cuido de los vientres de las novias perdidas
-los hombros de los niños se han quedado sin hora;
cuido de las oraciones cansadas de la tierra
y del largo cabello de todos nuestros muertos.

Soy el pueblo sin puñal y tres veces devastado,
el silbo de una cuenta enmudecida.
Yo cuido de las flores y los peines:
soy un hombre en la altura de todas vuestras muecas.

Y escarbo en las costillas de la bestia
besando lo imposible que habla en vuestra sangre:
soy el hombre que cuelga de un ombligo,
la cólera enterrada en los pozos del mundo.

Y os digo:

que la lumbre tronará por los espejos
que un caballo volteará por vuestra boca
que siempre las heridas
de todos estos hijos
saldrán casi estallando por un fundado cielo.

Sólo entonces
os he visto,
a los unos y a los otros, sangre terca unida ahora.

Desde entonces sea el hombre:

yo bramo en vuestro propio
cordón umbilical.






ArribaAbajoLa marcha de 150.000.000: Canción de E




ArribaAbajo5/II


ArribaAbajoQuebrándose en la herida cerrada en el fondo del cielo,
Saint-Pierre,
sobrevive Ludger Sylbaris
del que apenas hay postales ni consta que pudiera haber nacido
antes de la escupida incandescente de todas las montañas:
el único preso de la ciudad de Saint-Pierre
se mira las manos impacientes de espuma,
voltea las nubes y las vuelve añicos
para luego entregarse a la piel de las tormentas.
La gran blasfemia
fue haberse salvado y saludar con los dedos
sobre el vientre torcido de los 28.000 hombres,
preguntarles la hora y mirar hacia la nube,
menear la cabeza como en una alucinada pose de muerto.
Las paredes aguantaron a la montaña rompiéndose
y haciéndose pedazos en un último bostezo,
pero no aguantó la mirada, ni el olvido de entonces
en que él era un crío llamándose Sylbaris:
destrozaba su mundo y perdía a las cartas.
El único preso de la ciudad de Saint-Pierre, calcinada de hoy para siempre,
caerá bajo las balas en el frente de Teruel,
no saldrá en las tv's a causa de ser serbias sus miradas
-o nada sus canciones-,
reensayará su risa resistiendo por la tierra
después en Palestina.
Pero aún no ha llegado para él su futuro
y en nada, desde luego, su resurrección postrera y por palpar,
de olor a menta y bucle en sus caderas:
Sylbaris se mira las manos y olisquea a Sylbaris
un sólo siglo antes de las bombas en Freetown,
en el único minuto en la montaña que rompió sus dos mitades
para mirarle la pena, a Sylbaris (frente a frente), los ojos
SÓLO SE SALVA EL CONDENADO
y se vuelca de alacranes en todas las estrellas.
Llevaría él la venganza.
El único preso de la ciudad de Saint-Pierre
apenas se fuma el dolor que le queda:
incendiado de olores que le vienen de tarde,
recuerda noticias y avisos de luego,
llenándose de cosas que todavía habrán de ocurrirle
cuando él mismo Roque Dalton se llame
y otras paredes de cárcel -de puro derrumbadas-,
le pongan las tetas del mundo a sus pies.

{ Dal
ton amueblado de cabezas por sus tres costados de alacrán,
externo a las palabras y cal en la guerrilla,
Ro-
que Dalton-Sylbaris-del-revés
no ve las cigüeñas, sus agujeros de trapo-
la muerte se le acerca a besarle de niño
y no ve las tormentas.
       Ciego de Sylbaris, lud-
geroquedalton,
de pie con tres manzanas
desafía el cantador:

       ¿Para qué debe servir
       la poesía revolucionaria?

       ¿Para hacer poetas
       o para hacer la revolución?}

Según la calculada
       ley de las canciones,
sobrevive Sylbaris
del que no hay reprografías ni constan sus desastres
de niño lobo escupiendo a las montañas
antes de estallar:
el único preso de la ciudad de Saint-Pierre
disloca sus heridas,
rodea a las nubes para después saquearlas
y sacar de todas ellas el ojo de las víctimas.
La gran blasfemia, la de haberse salvado,
saludó con los dedos la saliva del mundo,
nueve décadas apenas tras la pérdida de E.
Caída de esta forma la ciudad
-SÓLO SE SALVA EL CONDENADO-,
no aguantó la mirada ni su pose de muerto:
Ludger Sylbaris, de pie frente a la cárcel,
se mira las manos y olisquea a Sylbaris,
       se dobla interminable
la piel de las tormentas
nos abre los ojos con un puñal de ruido
en los ojos nosotros
       evadiendo la memoria
de sus ojos con asco
se cose a Palestina con un collar de arena
y después a las trein-
ta y cuatro mil cabezas hundidas en Teruel
       no aguanta su deriva
ni el olvido de entonces
en que Roque Dalton amorrándose a una flauta

       i) resistía por la tierra,
       ii) despertaba a los insectos,
       iii) escapando de prisión.




ArribaAbajo5/XIII


ArribaAbajoY la caña se abría como un ciervo al sol:

En 1989 cayó Ellacuría, ocho asfixias rojas se turnaron
en un beso verde interminable:
al año siguiente se firmó la paz
mi boca se estrió en una glándula de besos
la ciudad -más violenta que nunca, en tiempos de paz
más muertos que cuando la guerra.

Y la caña se abría como un ciervo al sol:

Un hombre encendió su pipa en el 81,
la apagó once años después tras la sed encendida
de Orton Chirwá, muerto en prisión:
al año siguiente un referéndum
forzó en Malawi la apertura del régimen
mis uñas se calmaron en un perfil de espejos
el programa de privatizaciones -más violento que nunca,
en tiempos del amor que cuando la guerra.

Y la caña se abría como un ciervo al sol:

En 1995 a Ken Saro-Wiwa le segaron los labios
en un junco de caídas todavía por cubrir:
tres años después el dolor se llevó al asesino
hubo elecciones democráticas
mi sangre se empapó de peces y maderas
las siguientes elecciones Obasanjo presidente
de la república nigeriana -importantes irregularidades
durante el proceso electoral.

Y la caña se abría como un ciervo al sol:

En el 91 un golpe militar
provocó el exilio de Jean-Betrand Aristide:
tres años después regresó a la zona, hubo elecciones,
resistió a los programas de austeridad exigidos
por los proveedores de fondos internacionales
mi piel se arrastró en un verano espléndido
a veces con los ojos vendados la recién creada
Policía Nacional Haitiana -torturas en las comisarías,
en cinco meses veinte muertos.

Y la caña se abría como un ciervo al sol:

Una mujer indígena ganó el Nobel de la Paz
exiliada en México desde 1981:
dos años después acabó la guerra civil en Guatemala
150.000 muertos, 250.000 huérfanos
mi cabello se estiró por un lazo de estrellas imposibles
dos días después de haber denunciado las responsabilidades del ejército
durante los treinta años que durara la matanza
a golpes mataron a Gerardi -las cosechas de café
perdidas bajo el paso del huracán nel 98.

Y la caña se abría como un ciervo al sol:

Acusado-de-Traición-al-Estado Mandela
cadena perpetua y punta de lanza de la nación:
veintisiete años después fue liberado,
presidente en el 94 de la República Sudafricana
abolió la pena de muerte y el temor de los ojos
mis dedos arrancaron algas al desierto
un fusil de alta velocidad para Shulani, en agosto
Thulani Nzuza abatido a tiros en su cama -20 policías
entrando por la fuerza en su casa de Durbán.

Y la caña se abría como un ciervo al sol:

Era tu cuerpo una estación con mimbres
y un golpe de sal mis aullidos, la raíz del canto:
treinta y cinco años escarbando en tu vientre
una voz a la esperanza y poder así decirte
«en diciembre caerán las ataduras
y el silencio en la boca en la mitad del mundo,
la memoria en cal del sueño de las víctimas»
tu cuerpo como un ciervo tranquilo entre mis muslos
haciéndose semilla con el pan de los otros
-engendrarte, a este lado, siempre-
el olor a la luz que extirpan las mañanas
y el que ofrece un puñado de tierra
la canción de nuestro hijo
a este lado de la piel con que me acerco
en ti puro latido
la voz, raquel, con que te nombro

y la caña se abría como un ciervo al sol.




ArribaAbajo5/XIV


ArribaAbajoYa no quiero descender por tu patria
ni saltar de dos en dos escalera abajo
por delante la luz
desabre las puertas hasta merecer sus astillas
de caliza rota y nieve aguardándote:
ya no quiero entregarte mi patria.

Recuesta entonces esta tierra de trapo
a buscarse entonces la luz y las vitrinas,
asciende a tus tumbas de salón idiota,
ya no quiero dispararte a la cabeza
ni bajar al sobresótano
a comprarte la mentira la risa la escafandra.

Ya no puedo decirte aullido
ni reclamar derecho a tus incendios
dulces y manchados como un niño largo.
Desde luego entonces
voy a privarte de las cosas
que se han roto y se desprenden
de tu modo de plantarte ante la casa
y ocupar sus chimeneas y vivir en sus rincones.
Ya no puedo acoger a tus hermanos
(los que aquí murieron
te abrieran la lengua con su pan encendido).

Deberías salir por tanto de mis dedos lentamente
renunciar a tus enigmas y partir muy pronto:
ya no puedo recoger tu bandera
y guardarla en el cajón-de-meter-los-miedos-;
podría (desde luego)
olvidar tu asco pobre y de mentira
a tu pizca de amistad hecha masacre
y a razón de cinco balas por segundo
colocarte en tus agujeros y traerte más bufandas.

Ya no tengo intención de cuadrarte más las cuentas
ni salir por consiguiente con tu niño muerto
a estrujarte en las palabras o a posarme nuevamente
en tu puzzle de conquistas. No reparo en tu derecho
a intervenir sin sal en las partes del mundo
donde se juega a otras mentiras y se mata otras palabras.
Desde luego, que no cuentes ya conmigo
ni aparezcas en las fiestas del Ashura en Muharram:
para desquiciar las puertas y abatirlas sobre el miedo
bastan tus aullidos y tu sangre ronca.

Al final de la tarde
no podrás descender a mi casa
ni danzar por más tiempo por los codos del cuarto.
Ni podrás desvestir a las muñecas
ni podrás esconderte más del lobo
no podrás atiborrarte de cenizas-
son otros mis amigos y no hay tiempo
ya casi no hay más tiempo
no sobran ni dos balas más de tiempo
en vomitar tu nombre Europa, aullido,
tras el cementerio blanco.




ArribaAbajoAmonal y otros poemas




ArribaAbajoProtección de testigos


«La conciencia de que esta ecuación era posible: dolor que finalmente deviene rabia. La conciencia de que esta ecuación era aplicable a todo o casi todo».


(Roberto Bolaño: 2666)                


ArribaAbajoPoco deben importarle
la disolución del pentotal en los días de trabajo
y la lenta inhalación de estrellas por su espalda.
Le pagaron por callarse
la dirección de las palomas, el remite en las postales
certificadas de tan lejos, la piel de una mujer
que él no ha visto y no ha besado,
-el corazón de los inviernos-,
las sedes comunistas, su necesidad de ir ardiendo
por una extremidad de la cara.
Toca apenas con los dedos
nuestro inútil portal, y la luz de todos los aullidos
que pincelan la tarde, por encima
de muertos y estaciones,
a un paso sólo del domingo
vuelve a casa, toma de su llave
se maquilla una lágrima con cuchillas de afeitar.




ArribaAbajoMinisterio de agricultura y defensa


ArribaAbajoY quién desde luego prefiere
sentarse a ver morir sus trece años
en los bolsillos felices
de salir a tomar tierra. Quién
desde luego a pedazos
no despierta a los críos con una armónica triste
compadeciendo el parto y el fusilamiento de anoche.
Para que nadie lo vea
y desecar los pantanos
con la nueva ley de retribución en ajuste
       los cultivos los muertos
se atiborran de brújulas
y se asoman al mundo con un gesto sin frío:
quien cuente con la espiga y la mañana
que venga
que venga
que venga




ArribaAbajoCuidado con el perro


ArribaAbajoY con el amo.
Huele a padre de la novia, a
tejado a revisar trimestralmente
cuando faltan camas
en los depósitos para transeúntes de los urinarios,
cuando falta la estricnina en su corazón de buque.
Las uñas se escurren por los nombres entonces
tocando madera,
y al perro le bautizan Alicia,
otro hombre dispara.
Cuidado con el perro. No se admiten apuestas
para ver sobrevivir a los quiénes,
los cuálos,
los que han de morir
y etcétera.




ArribaAbajoCodeína




ArribaAbajoHoja de conquistas


-a Diana Bellessi y Eliana Ortega




ArribaAbajolas mujeres enfermas que jugaron con burros
las que cavaron tumbas en las palmas de un trueno
las sólo voz dormidas en los centros solares
las hambrientas de todo
las preñadas con todo
las hijas del golpe y de los sueños mojados
las que fijan continentes que dejaron atrás
las niñas con pimienta en sus quince traiciones
las de pan-a-diez-céntimos sin cafetería
las del turno de visita con oficios de muerte
las madres eternas de los locutorios
las arrasadas, las caratapiadas, las comepromesas
las terribles solitas en las salas de baile
las clandestinadas pariendo futuros
las oficinistas que ahogaron sus príncipes
las acorraladas
las desamparadas, las sepultureras
las del polvo sobreimpuesto y el trago a deshora
las poquito conquistadas
las niñitas vestidas con mortajas azules
las que cosen el mundo por no reventarlo
las mujeres con uñas como mapas creciendo
las hembras cabello-de-lápida
       (todavía más grandes que su propio despojo)
las corresquinadas, las titiriteras,
las que tierra se trajeron atada a los bolsillos
las nunca regresadas
las nunca visibles
las del nunca es tarde
las del vis-a-vis sin un plazo de espera
las reinas en los parques y en los sumideros

todas ellas las mujeres que me llegan con todos sus cansancios,
todas, en sigilo: las amantes

y mis camaradas.




ArribaAbajoMoltmann 1964


-a Raquel



... el «final de la historia» cobra de este modo una cercanía palpable...


-Jürgen Moltmann: Theologie der Hoffnung
(1964, veinticinco años antes)
               


ArribaAbajoLo mejor de todo
no es que en el 89 Fukuyama
-asesor del Departamento de Estado de EE.UU.-
no dijera nada nuevo
o viviera del cuento hasta el momento presente.
Lo mejor de todo
es que vienes tú a desmentirlo
de noche cansada, tú cuando regresas
y ocupas la casa, mi temblor y tu boca.
Lo mejor de todo entonces
es que abres el futuro
y recoges sus víctimas para ya no olvidarlas
reventando mis llagas en las llagas del mundo.
Lo mejor de todo entonces:
abrirme así las manos,
tantearme en lo imposible
y amarte mientras pueda.




ArribaEspaña y poesía, viejita y regañada


con la complicidad de Eladio Orta




ArribaEn mi país cocido de lejos buenamente con las tripas afuera
los poetas comen jeringuillas con leche
carne de avestruz
brotan de las cuevas con un poco de saliva
se derraman por el campo como niños sin dientes.

En mi país cuchillo en las trenzas de los buenos empresarios
no hay huelgas generales:
los poetas las evitan con un trapo en la boca
brotan de las cuevas con temblores de piel
y lamen los cercados de los hombres ricos.

En mi país castigo en periferia de los barrios más bellos
se prohíben cosas que no sean de madera:
con blancos mondadientes se arrancan los colmillos
los poetas honestos de todo el país
brotan de las cuevas con los párpados mudos
para luego calmarse con trescientos espejos
los poetas honestos de todo el país.

Mi
verdadero conflicto:
que me muerden mis versos,
que no tengo país.





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