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Europeístas españoles

Biografía de Javier Solana sobre su pensamiento europeo (Madrid, 1942)

Por Víctor Gavín Munté (Universitat de Barcelona)

Javier Solana (Madrid, 1942). Físico, Alto Representante del Consejo de la Unión Europea para la Política Exterior de la Unión Europea entre octubre de 1999 y noviembre de 2009. Ha sido Secretario General de la OTAN (1995-1999) y Ministro de Asuntos Exteriores (1992-1995), Educación y Ciencia (1984-1992) y Cultura (1982-1988). Nacido en Madrid el 14 de julio de 1942, de Javier Solana puede decirse que el europeísmo ya corría por sus venas desde el inicio de su vida al ser sobrino de Salvador de Madariaga, político, escritor y diplomático español receptor del Premio Carlomagno en 1973.

Hombre vinculado al Partido Socialista Obrero Español (PSOE) desde los últimos tiempos del franquismo, su formación ya fue internacional realizando estancias en el Reino Unido y obteniendo una beca Fullbright con la que estudió en diversas universidades norteamericanas entre 1965 y 1970, lugar en el que también mostró sus inquietudes políticas vinculadas con el pacifismo tomando parte en las protestas contra la intervención de los Estados Unidos en Vietnam.

De regreso a España su actividad académica se alejó por completo de la política centrándose en la Física y obteniendo una cátedra en tal especialidad en la Universidad Complutense de Madrid en el año 1973.

Al margen de la actividad universitaria su estrecha relación con el secretario general del PSOE, Felipe González, le vinculó con el devenir del partido tanto a nivel electoral como internamente. Elegido diputado por Madrid en 1977, tras las primeras elecciones democráticas desde febrero de 1936, fue designado Ministro de Cultura tras la victoria socialista por mayoría absoluta en octubre de 1982.

En la campaña de 1982, Javier Solana fue el autor del manifiesto 50 razones para decir No a la OTAN en línea con un partido que se había distinguido por su rechazo al ingreso de España en la Alianza, hecho que había tenido lugar en 1982 durante el gobierno de Leopoldo Calvo Sotelo (UCD). Dicho posicionamiento le colocaría en el centro del viraje del partido y gobierno socialistas hacia las posiciones atlantistas que cristalizaron en el referéndum de 1986 en el cual el voto afirmativo a la presencia de España en la OTAN obtuvo la victoria. Viraje que en el caso de Javier Solana sería incluso más acentuado al ocupar la Secretaría General de la Alianza Atlántica años después.

Su encaminamiento definitivo hacia la política internacional tendría lugar el 22 de junio 1992 cuando asumió la cartera de exteriores en sustitución de Francisco Fernández Ordóñez. Tres años después, durante el segundo semestre de 1995, España asumía la presidencia rotatoria de la Unión Europea lo que colocaba a Javier Solana al frente de la agenda comunitaria. Poco podía imaginar que, a finales de dicho año, abandonaría, para no regresar a su lugar en el ejecutivo español, para ocupar el cargo de Secretario General de la OTAN. Cargo vacante tras la dimisión del belga Willy Claes, en octubre, Solana se convierte en un candidato de consenso, tomando posesión el 5 de diciembre.

Javier Solana con Jean Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo (2003-2011) en el acto de entrega del Premio Carlomagno 2008 en Aquisgrán. Desde su nuevo cargo, Javier Solana, desarrolló un papel central en el conflicto en la antigua Yugoslavia, iniciado en 1991, a la vez que se ocupaba de otros temas relevantes como eran la elaboración de los nuevos conceptos estratégicos y operativos, la reorganización de las estructuras de la Alianza y el establecimiento de un nuevo marco de relaciones con Rusia, imprescindible para el ingreso en la OTAN de los Estados de la Europa del Este, ya alejados del bloque soviético propio de la Guerra Fría. Fue en los Balcanes donde llevó a cabo su actuación más controvertida, ejecutando la decisión tomada previamente por los Estados miembro, ordenando el bombardeo aéreo sobre posiciones serbias en su conflicto con Kosovo tras los repetidos y fallidos intentos de alcanzar una solución diplomática ante la intransigencia del serbio Slobodan Milosevic. Era el año 1999. Y la acción se llevó a cabo sin la autorización del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, por el veto ruso, constituyendo el primer ataque de la Alianza a un Estado soberano con el fin de detener un conflicto. Solana culminaría su ejercicio como secretario general atlántico con el ingreso de Hungría, Polonia y la República Checa en la Alianza, el 12 de marzo de 1999.

Tres meses después, en junio de 1999, el Consejo Europeo elegiría a Javier Solana, Alto Representante para la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) con la misión de representarle en dichos temas. La creación de dicho cargo no suponía en ningún caso la sustitución de las políticas respectivas de cada uno de los Estados, sino un complemento de aquellas. Capacidad de acción claramente limitada pero que Solana intentó compensar con su dinamismo y personalidad. Su implicación es incuestionable en la cuestión de dotar a la UE de unas capacidades de acción propias, sin depender de terceros, para poder intervenir en escenarios de crisis, aunque siempre topó con las reticencias de los Estados a ceder poder en áreas consideradas vitales en su soberanía.

Aun y con ello hay tres acciones que cabe destacar. En una clara línea de continuidad con su actividad anterior al frente de la OTAN, Javier Solana estuvo especialmente activo en la finalización del conflicto en los Balcanes con la separación de Montenegro de Serbia en 2006 y la independencia de Kosovo en 2008. Previamente elaboró el primer documento de estrategia de la Unión Europea, Una Europa segura en un mundo mejor. Estrategia europea de seguridad, en diciembre de 2003, el cual, en un claro contraste con la estrategia de la administración estadounidense de George W. Bush, abogaba por un orden internacional basado en el multilateralismo a la vez que llamaba a los europeos a ser más activos, coherentes y a dotarse de las capacidades necesarias.

Toda su actividad fue reconocida en 2007 con el Premio Carlomagno, el mismo que había recibido su tío Salvador 34 años antes.

Tras abandonar el cargo de Mr. PESC en 2009, regresó a la vida académica pero no a la física de la que llevaba alejado más de tres décadas, sino a la geopolítica y las relaciones internacionales que habían sido el centro de su actividad desde que, en 1992, había asumido el cargo de Ministro de Exteriores de España, incorporándose a la Escuela Superior de Administración y Dirección de Empresas (ESADE), con sede en Barcelona, asumiendo la Cátedra de Liderazgo y Gobernanza Democrática a la vez que presidía el nuevo Center for global Economy and Geopolitics adscrito al mismo centro.

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