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Exploradores y viajeros por España y el nuevo mundo

1509, Diego Colón

Hijo mayor de Cristóbal. Nació en Lisboa o en Porto Santo, en el año 1476, 1478 ó 1479, y falleció en Puebla de Montalbán en 1526. Hijo de Cristóbal Colón y de Felipa Moniz de Perestrello. Fallecida ya su madre durante la estancia de su padre en Portugal, le llevo éste, al pasar a España, hacia 1485, y le dejó en La Rábida, tras la primera y célebre visita, en que Diego juega un famoso y sentimental papel, al decir de algunos historiadores. También permaneció Diego en Huelva con sus tíos Muliart y Violante Moniz. Allí debió de permanecer hasta el regreso triunfal de su padre en 1493, en que fue nombrado, como Hernando, su hermano natural, paje del príncipe don Juan.

En adelante quedó agregado varios años a la Casa Real y al morir el príncipe, en 1497, pasó al servicio de la reina Isabel, y siguió adscrito a la Corte durante bastante tiempo. La institución del mayorazgo y el testamento de 1498, así como los siguientes, le declaraban heredero, en primer término, de todos los cargos, honores y privilegios concedidos a su padre. Al partir éste para su cuarto y último viaje, le dejó encomendada la defensa de sus intereses y la gestión de las reclamaciones por la suspensión de sus privilegios; ya se trataba por entonces de su futuro casamiento pero Cristóbal prefirió aplazarlo hasta su regreso. En 1503, la reina le nombró contino de su Casa, con 30.000 maravedíes de sueldo, prolongando su carrera de cortesano.

Cuando volvió Colón de su viaje, sostuvo con su hijo una correspondencia muy importante como fuente histórica (1504-1505), encargándose Diego de defender sus intereses ante los Reyes Católicos. A Cristóbal le acuciaba el deseo de recobrar sus privilegios para sí y para transmitirlos a su heredero; en una de esas cartas es donde tributa grandes elogios hacia Américo Vespucio. Diego debió permanecer al lado de su padre al producirse el fallecimiento del Almirante y no fue hasta 1508 cuando contrajo matrimonio con doña María de Toledo, hija de Fernando Álvarez de Toledo, comendador mayor de León y hermano del duque de Alba. Interesaba a los Colón emparentar con una familia aristocrática capaz de defender eficazmente sus derechos, mientras que a los Alba les atraían los copiosos privilegios y honores otorgados al descubridor, aunque estuviesen entonces en suspenso.

Las presiones del duque de Alba hicieron que Diego heredara los derechos de su padre, a pesar de la oposición del rey Fernando, y desde 1508 hasta su muerte, fue almirante y virrey de las Indias por gracia del monarca Fernando el Católico y no como reconocimiento de sus derechos hereditarios, con asiento en Santo Domingo, en sustitución del virrey Ovando, adonde llegó en 1509 acompañado por su esposa, sus tíos Bartolomé y Diego Colón y su hermano Hernando.

Tras los pleitos entablados por la familia Colón en reconocimiento del cumplimiento de las Capitulaciones otorgadas al Almirante en Santa Fe, el Consejo Real dictó sentencia en Sevilla el 5 de mayo de 1511, reconociendo la mayor parte de los derechos: se otorgaba al Almirante el virreinato y gobierno hereditario de La Española y demás islas descubiertas por Cristóbal Colón, la administración de justicia, el quinto de las granjerías del oro y el diezmo de los beneficios económicos; el repartimiento de indios correspondería al rey, y el virrey estaría sujeto a juicio de residencia. El monarca sancionó la declaración del Consejo en Sevilla, el 17 de junio de 1511; resultaba una sentencia ecléctica pues si los privilegios otorgados a los Colón eran de estricto cumplimiento, quedaban disminuidos al reducir su jurisdicción a lo descubierto por Cristóbal y no al resto de las Indias.

No quedó contento, lógicamente, Diego y entabló un nuevo pleito de apelación contra la sentencia, lo que provocó un enorme descontento en Fernando el Católico, que le dirigió severas advertencias. Finalmente, la sentencia de La Coruña del año 1520 confirmó la reducción del virreinato a las islas, la sumisión de los virreyes a juicios de residencia y a visitas, y limitó en gran cuantía sus atribuciones. Diego, mientras tanto, había ejercido el gobierno en La Española, y durante su mandato se conquistó Cuba por parte de Diego Velázquez, y Puerto Rico por Ponce de León, actuando ambos bajo su autoridad, haciendo ocupar, además, la isla de Jamaica por Esquivel.

Para cortar la autoridad de Diego Colón se creó en La Española una Audiencia, a petición de los vecinos (1511), compuesta de tres jueces de apelación, y presidida por Diego, que estuvo en constantes conflictos entre los miembros de la misma. También se eliminaron de su jurisdicción los territorios de tierra firme y, por si faltaba algo, el monarca envió a Ibáñez de Ibarra y Rodrigo de Albuquerque (1514) como repartidores de indios, que procuraron, obviamente, perjudicar a Diego Colón y a sus amigos.

Como quiera que los dominicos se oponían cada vez con mayor dureza al sistema de las encomiendas, Diego Colón endureció sus posturas y, poco a poco, su conducta se fue haciendo cada vez menos discreta en cuanto a la rigidez e independencia de criterio que mostraba con respecto a la Corona, llegando a formarse un partido real, dirigido por el tesorero Miguel de Pasamonte, y otro del Almirante, y a elevarse peticiones a la Corte para que Diego fuese relevado de su puesto. Mientras tanto, Diego fue montando una cada vez más suntuosa corte que intentaba rivalizar con la de España, muy poco adecuada, además, a la insipiencia de la colonia. Pasamonte arrebató, a su vez, a Diego la autoridad en los asuntos económicos, y el Rey y el secretario Conejillos le abrumaban con sus continuas censuras.

Finalmente, el monarca sometió a juicio de residencia a sus oficiales e hizo volver a Diego Colón a España (1515), mientras el cardenal Cisneros nombraba a tres religiosos jerónimos para regir las Indias. Después de la sentencia de La Coruña (1520), se reintegró Diego Colón a su virreinato, protestando previamente contra la misma. Su segunda etapa se distinguió por acaecer la primera insurrección de negros y por los continuos conflictos con la Audiencia y los oficiales reales, culminando todo el proceso en el año 1523, en que Carlos I le suspendió en sus funciones y le obligó a regresar a España, donde prosiguió los pleitos y siguió acompañando a la Corte en sus continuos viajes. Mientras se dirigía a Sevilla para asistir a la boda del Emperador con Isabel de Portugal, le sorprendió la muerte.

El título de virrey de Diego fue meramente honorífico, pues la Corona sólo le hizo efectivo el de gobernador. Su viuda, la enérgica y tenaz virreina María de Toledo (fallecida en el año 1549), asesorada por su cuñado Fernando, prosiguió los pleitos hasta el arbitraje de 1536, que hizo perder a la familia los honores y privilegios otorgados en las Capitulaciones de Santa Fe. De este matrimonio quedaron siete hijos, resultando el heredero Luis Colón, tercer almirante de las Indias y primer duque de Veragua, hombre, al parecer, inmoral e indigno, que pasó su vida en pleitos, a pesar de la sentencia de 1536.

Bibliografía básica

  • VV. AA. Diccionario de Historia de España. Madrid: Alianza Diccionarios, 1986. 3 vols., tomo I, pp. 892-894.
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