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Exploradores y viajeros por España y el nuevo mundo

1502, Hernando o Fernando Colón

Bibliógrafo y cosmógrafo español, hijo natural de Cristóbal y de Beatriz Enríquez de Arana. Nació en Córdoba en 1488 y falleció en Sevilla en el 1539. Se crió al lado de su madre y con su hermano mayor Diego, acompañó a su padre en el último viaje a América (1502-1504), el más desgraciado de los que hizo y que inspiró a Hernando muy pocas simpatías por la vida en Indias. Educado en la Corte como paje del príncipe don Juan, Hernando se convertiría, al pasar de los años, en un afamado cosmógrafo e incansable lector. Escribió, entre 1537 y 1539, una Vida del Almirante don Cristóbal Colón. Pese a las críticas que han rodeado esta biografía, sigue siendo, en palabras de su estudioso Luis Arranz, una valiosa fuente de conocimiento, tanto para la historia de los descubrimientos colombinos como para los primeros asentamientos españoles en el Nuevo Mundo. Aunque esta obra fue escrita, lógicamente, con el objetivo de enaltecer todo lo relativo a los viajes y descubrimientos colombinos, Hernando utilizó material de primera mano, procedente del descubridor y de otros protagonistas. Algunos documentos, hoy perdidos, nos han llegado a través de esta obra como, por ejemplo, la famosa Relación del ermitaño fray Ramón Pañé, auténtico tesoro sobre la mitología, creencias y costumbres de la población indígena antillana. Hernando dispuso, en todo momento, de los Diarios de a bordo y de las Relaciones de su padre. Arranz advierte que cualquier lector que se acerque a la obra de Hernando deberá hacerlo con enorme cautela y sentido crítico, del que, obviamente, careció su hijo, alma de los pleitos colombinos.

Su padre, Cristóbal, le profesó un cariño especial y apreciaba mucho su precocidad de juicio y su despierta inteligencia, lo que se manifestó en la cuantiosa participación que le dejó en su herencia. En 1509 efectuó un segundo viaje a América, acompañando a su hermano Diego, que había sido nombrado gobernador de La Española, pero regresó muy pronto para estudiar y, sobre todo, para atender los pleitos de su familia con la Corona, por el incumplimiento de los pactos hechos con el Almirante. Su hermano le otorgó el mando de la escuadra de regreso para humillar al ex-gobernador Ovando, enemigo de su padre, que volvía en la misma flota.

En Sevilla, continuó Hernando con el pleito y redactó diversos alegatos para robustecer, en forma omnímoda, la autoridad de los Almirantes de las Indias. La sentencia de 5 de mayo de 1511, aun cuando reintegrara a los Colón en sus privilegios, los reduciría sensiblemente, restringiendo la Capitulación de Santa Fe y reduciendo a Diego Colón a la categoría de un gobernador como tantos otros, aunque reconociendo el carácter hereditario de sus cargos.

En el reparto de mercedes que se otorgaron para satisfacer a los Colón, a Hernando le tocó en suerte 300 indios encomendados en La Española, y en años siguientes se añadieron más. Descontento Hernando, solicitó permiso para dedicarse a descubrir nuevos territorios, pero Fernando el Católico se lo negó (1512).

Por esta época, Hernando ya había compuesto dos obras, que hoy en día se encuentran desaparecidas, De concordia y Forma de descubrir y poblar en Indias, que Emiliano Jos cree plagios de obras de su padre. De 1512 a 1513 estuvo en Italia para la cuestión de un pleito de su hermano en Roma y con una misión diplomática para el Papa que le confió Fernando después de la batalla de Rávena, siendo robado a su vuelta por los turcos. En 1517 comenzó una obra científica de vasto empuje: una cosmografía de España, para la cual, provisto de apoyos oficiales, recogió informes de muchos pueblos, en dos libros provisionales, Itinerario y Vocabulario, anticipándose a las Relaciones que recogió más tarde Felipe II, trabajo que quedó truncado por habérsele prohibido en 1523, por motivos que se ignoran.

Acompañó Hernando al monarca Carlos I en su primer viaje por Alemania, a raíz de su elección, y con él estuvo en los Países Bajos -donde conoció y trató a Erasmo de Rotterdam- y en Worms, durante la célebre Dieta. En 1524 fue nombrado, en su calidad de cosmógrafo, miembro de la comisión encargada de resolver en Badajoz con los portugueses el problema de la situación y pertenencia de las islas Molucas; su opinión era que se trataba de un problema jurídico -es decir, político- y no científico, por la imposibilidad de determinar exactamente la longitud geográfica, y por tanto, el meridiano de Demarcación. Redactó varios informes al respecto y en uno de ellos sostenía que el hemisferio portugués terminaba en el cabo de Buena Esperanza, y de este modo podría el Emperador reclamar los países asiáticos; quizás le movió a tal pretensión el deseo de acrecentar paralelamente los derechos de su familia.

También censuró duramente la doble graduación y los errores de los mapas náuticos, por lo que se le encargó la composición de una carta de navegación que sirviera de patrón (1526). Hombre culto, renacentista, con suficientes medios de vida, amigo de viajar incesantemente, aficionado al arte, coleccionista, cultivador de la pintura, de la música y de la poesía, tuvo una verdadera pasión por los libros, y fue un entusiasta bibliófilo: para digno alojamiento suyo y de su biblioteca, comenzó a construir, en 1526, una casa suntuosa en la que instaló aquélla, que llegó a constar, según su bibliotecario, el bachiller Juan Pérez, con más de 15.000 volúmenes. A su muerte, la biblioteca quedó legada a su sobrino Luis Colón, nada aficionado, curiosamente, a la lectura, por lo que, en virtud de una cláusula del testamento de Hernando, pasó la biblioteca al cabildo de la catedral de Sevilla, que logró el reconocimiento de su derecho en 1551. Allí se conserva con el nombre universalmente famoso de Biblioteca Colombina, aunque desgraciadamente muy mermada de sus primitivos y riquísimos fondos.

Sin desatender los pleitos, Hernando viajó mucho por Europa y cuando se disponía a marchar de nuevo a La Española, falleció el 12 de julio de 1539. No estuvo casado. Su testamento, minuciosamente redactado, revela su honda pasión por su biblioteca, y también su marcada predilección por los genoveses y cierto despego por España, al punto de querer pasar por italiano en el extranjero.

Bibliografía básica

  • COLÓN, Hernando. Descripción y Cosmografía de España. Madrid: Real Sociedad Geográfica, 1910 y 1917, 2 volúmenes.
  • _____. Historia del Almirante. Edición de Luis Arranz. Madrid: Historia 16, 1984, colección Crónicas de América, 1.
  • FERNÁNDEZ DE NAVARRETE, Martín. Biblioteca Marítima Española. Barcelona: Palau y Dulcet, 1995, tomo I, pp. 616-633, reedición facsímil.
  • Hernández DÍAZ, J. y MURO OREJÓN, A. El testamento de Don Hernando Colón y otros documentos para su biografía. Sevilla, 1941.
  • JOS, Emiliano. Investigaciones sobre la vida y obras iniciales de don Fernando Colón. Sevilla, 1945.
  • VV. AA. Diccionario de Historia de España. Madrid: Alianza Diccionarios, 1979, 1981, 1986, 3 volúmenes, tomo I, pp. 894-896.
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