Saltar al contenido principal

Exploradores y viajeros por España y el nuevo mundo

1535, Pedro de Valdivia
(Villanueva de la Serena, 1497-Tucapel (Chile), 1553)

De muy joven estuvo con los ejércitos españoles en Italia, tomando parte en la batalla de Pavía y en la conquista de Milán. Marchó hacia las Indias, a Venezuela, y luego pasó al Perú, en donde aparece en 1535 como uno de los más fieles y valiosos colaboradores de Francisco Pizarro, que le nombró en 1537 maestre de campo. En la batalla de las Salinas, entre las tropas de Pizarro y las de Almagro, Pedro de Valdivia era portador del real estandarte, como alférez de caballería. Fracasada la misión a Chile de Almagro, y derrotado y muerto éste, quedaba en pie la conquista de aquel territorio que Pizarro encomendó a Valdivia. Otro español, Pedro Sancho de Hoz esgrimiría una real cédula por la que tenía permiso para conquistar el país situado al sur del Perú por lo que Pizarro no tuvo más remedio que obligarles a que se asociaran en esta empresa. A comienzos de 1540 inició Valdivia su marcha hacia Chile, llevando con él a 150 soldados, 3.000 indios de servicio, animales, semillas y herramientas para colonizar el territorio. Con Valdivia iba su amante Inés Suárez. Pasó el desierto de Atacama y, a comienzos del año siguiente, fundó la ciudad de Santiago, en la Nueva Extremadura, fortificándola y haciéndola centro de sus exploraciones y conquistas (12 de febrero de 1541). Una vez creada la nueva ciudad y establecido su Ayuntamiento, Valdivia se hizo nombrar gobernador en nombre del Emperador y dejó de figurar como teniente de Pizarro.

Los constantes ataques que sufrían los españoles por parte de los indios araucanos, que llegaron a destruir la incipiente capital chilena, obligaron a Valdivia a pedir refuerzos a Pizarro, enviándoselos éste por barco, pilotado por Bautista Pastene, quien exploró aquellas costas y descubrió las islas de Chiloé. Con estos refuerzos, Valdivia continuó su expansión por Chile, fundando hacia el sur la ciudad de La Serena (1544), en recuerdo de su comarca natal. Como necesitaba más recursos para incidir en la conquista chilena, Valdivia regresó al Perú para conseguir los recursos imprescindibles, dejando como gobernador sustituto suyo a su segundo Francisco de Villagra, que ahorcó a Sancho de Hoz por conspirar contra él, liquidando de esta forma abrupta la sociedad que se había montado entre los dos, Sancho de Hoz y Valdivia.

Cuando llegó allí se encontró metido de lleno en la vorágine de la dura batalla entre Gonzalo Pizarro y el gobernador La Gasca. Valdivia decidió tomar partido por el bando realista y contribuyó mucho al triunfo de estas tropas en la batalla de Xaquixaguana (1548).

Esto, claro está, le valió el favor de La Gasca, quien le confirmó como gobernador de Chile, volviendo allí Valdivia para continuar su expansión. A su llegada, Pedro de Valdivia se dedicó en principio a restablecer la concordia entre los españoles y la disciplina entre sus tropas. También se dedicó a reedificar las poblaciones asoladas por los araucanos, como La Serena, que repobló Francisco de Aguirre y a preparar las conquistas que debía acometer por el sur del país. En esta etapa fundó las ciudades de la Concepción (1550), la Imperial, Villarrica y la de Valdivia, con su propio nombre (en 1552 estas tres ciudades). También fundó Angol o Los Confines y tres fuertes: Arauco, en la costa; Tucapel y Purén. Al mismo tiempo, Valdivia envió una expedición al otro lado de la cordillera de los Andes al mando del capitán Francisco de Aguirre, quien fundaría la ciudad de Santiago del Estero. Por la costa envió al capitán Francisco de Ulloa, en 1552, con dos barcos para reconocer el estrecho de Magallanes, con el fin de facilitar las comunicaciones con España.

Mientras tanto, los indios araucanos, muy celosos de su perdida libertad y que aguantaban, como es lógico suponer, de mal grado los pesados trabajos en las minas que les imponían los conquistadores, al observar la excesiva extensión de las conquistas de Valdivia, se levantaron en armas. La poca cuantía de las guarniciones españolas no pudo evitar el levantamiento dirigido por Caupolicán, el héroe del levantamiento araucano, inmortalizado por Alonso de Ercilla en su poema épico La Araucana.

Valdivia se enfrentó a los indígenas en Tucapel, foco de la rebelión, y en la llanura de esta plaza fue atacado por los araucanos dirigidos muy inteligentemente por Lautaro. En esta acción murió Pedro de Valdivia con todos sus soldados, menos uno, que logró escapar y dar cuenta del desastre sufrido por los españoles. Ante estas noticias, los conquistadores abandonaron la Concepción, refugiándose en la Imperial. También en Valparaíso embarcaron otras muchas gentes, despoblándose y perdiéndose casi todo el territorio conquistado hasta el momento. Se dice que el cuerpo de Valdivia fue descuartizado y comido por los araucanos, que, con sus huesos, hicieron flautas. Aunque Pedro en su testamento dejaba como sucesor en el gobierno de Chile a Jerónimo Alderete, no fue respetada su decisión por la Audiencia peruana, que encargó a los propios alcaldes del gobierno de sus ciudades. Mientras tanto, Francisco de Villagra se hizo cargo momentáneo del gobierno de Chile.

Bibliografía básica

  • VV. AA. Diccionario de Historia de España. Madrid: Alianza Editorial, 1979, 1981 y 1986. Tomo III, pp. 884-885.
  • VIVAR, Jerónimo de. Crónica de los reinos de Chile. Edición de Ángel Barral Gómez. Madrid: Historia 16, 1988.
Subir