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Juan Pérez de Montalbán

Sinopsis de las comedias del segundo volumen de Montalbán

Sinopsis de La deshonra honrosa (edición de Daniele Crivellari)

Acto primero

La pieza se abre (vv. 1-365) con una clásica escena nocturna de galanteo: Ordoño, príncipe de León, ha organizado una serenata bajo la ventana del palacio de la duquesa Flora. Esta última, al oír la música, espera en realidad que se trate de Leonardo, un «humilde caballero» (v. 107) del que, sin embargo, la dama está prendada. Al enterarse de la identidad del hombre, Flora se muestra fría, pero el encuentro entre los dos es observado por Leonardo, quien llega en ese momento con su criado Teodoro para cortejar a la Duquesa. Cuando esta deja el escenario, el Príncipe le declara al caballero su amor por la dama y le pregunta si él también la galantea; Leonardo, para evitar la ira de su rival, le dice que un amigo suyo galantea a Flora, aunque sin desvelar la identidad de este galán. Ordoño llega a concluir que debe tratarse del marqués Ludovico, con el que Leonardo tiene una estrecha amistad.

El cuadro siguiente (vv. 366-499) se desarrolla en el palacio real: el rey Alonso está consultando a algunos consejeros, ya que quiere casar a su hijo con la Princesa de Castilla, pero está al corriente de su amor por Flora. Ludovico propone que la Duquesa sea llevada a palacio, impidiendo así que Ordoño tenga ocasión de estar a solas con ella. En ese momento llega el Príncipe y habla en privado a Ludovico: le pregunta si está enamorado de alguien y este dice que sí, aunque sin desvelar el nombre de la mujer. Creyendo que se trata de Flora, Ordoño le ordena que deje de amarla; Ludovico entiende que el Príncipe se refiere a la Duquesa y no tiene inconveniente en prometer que no la galanteará.

En el cuadro sucesivo (vv. 500-737) Flora está hablando con su criada, Claudia, del amor que siente por Leonardo; este último llega para llevar a la dama a palacio y se muestra celoso por lo que vio la noche anterior. Flora le dice a Leonardo que tiene un papel en el que le explica sus sentimientos por él, pero su diálogo es interrumpido por la llegada de Ordoño, que quiere hablar a solas con la Duquesa. Mientras el príncipe declara su amor a Flora, a la dama se le cae el papel; Ordoño, fingiendo recogerlo para devolvérselo, consigue sustituirlo con otro que había preparado para declararle a Flora su amor. La mujer, sin darse cuenta del cambio, le entrega el mensaje a Leonardo cuando el Príncipe se marcha.

Sigue un cuadro breve (vv. 738-857) en el que Ludovico está galanteando a la dama que realmente ama, Laura: aunque su relación ha empezado hace poco tiempo -y esto hace surgir inicialmente algunas dudas en la mujer-, los dos enamorados acaban declarándose amor recíproco.

En el último cuadro del acto (vv. 858-1079), mientras Flora es recibida en palacio por Laura, Leonardo lee el papel que le ha entregado la dama y se desespera al ver que se trata de un mensaje de amor de otro hombre. Flora, por su parte, insiste en decirle al caballero que en ese papel ha dicho la verdad acerca de sus sentimientos, ya que no se ha enterado del engaño de Ordoño, lo cual hace sumir a Leonardo en una profunda aflicción.

Acto segundo

Unos días después (vv. 1080-1329), Ordoño se está quejando porque ha leído el papel que hurtó a Flora y se ha enterado, así, del amor que la dama siente por otro hombre -Ludovico, en su opinión. Al encontrar a Leonardo, el Príncipe decide darle el mensaje para que lo entregue al Marqués; el caballero, leyéndolo, se desespera y cuando encuentra a Flora la trata fríamente. La Duquesa, sin entender el porqué de la conducta de su enamorado, se enfada y los dos acaban rompiendo su relación.

En el cuadro siguiente (vv. 1330-2079), Laura y Ludovico están hablando y sellan su encuentro dándose la mano; en ese momento llega Ordoño y queda confundido al verlos, ya que está convencido de que Ludovico galantea a Flora. Para descubrir la verdad, pregunta al Marqués si ama a la Duquesa: este contesta afirmativamente para no desmentir a Leonardo, aunque la confesión produce el enfado de Laura. Al observar la reacción de la dama, Ordoño decide averiguar quién corteja realmente a Flora; por ello, hará llegar a Leonardo un mensaje en el que un desconocido lo cita para un duelo esa misma noche: de esta manera, según quién acuda a la reja de la dama, el Príncipe entenderá qué está pasando. Acto seguido, al encontrar a Flora, Ordoño le dice que ha visto a su galán «en brazos ajenos» (v. 1705); creyendo que se trata de Leonardo, la Duquesa se muestra muy fría en su sucesivo encuentro con él. El caballero, entonces, amenaza con suicidarse delante de ella si no le concede un encuentro en el que pueda explicar sus razones; la dama accede y lo cita para esa noche. Poco después, sin embargo, un paje entrega a Leonardo el papel con el que el anónimo caballero lo reta a duelo; el galán no sabe qué hacer, ya que está debatido entre el honor y el amor. En ese momento llega Ludovico ofreciendo una solución: él acudirá embozado al desafío, dejando así libre a Leonardo para ir a encontrar a Flora.

Acto tercero

En el primer cuadro (vv. 2080-2245) el criado de Ordoño le dice al Príncipe que Leonardo acudió al duelo nocturno: el servidor, en efecto, no reconociendo al galán, cree que se trata de él cuando en realidad el hombre embozado era Ludovico. Ordoño, por su parte, habiendo presenciado esa misma noche el encuentro de un hombre con Flora, deduce que debe ser Ludovico quien galantea a la Duquesa. El Príncipe, por tanto, decide vengarse: pedirá a su padre que case a Flora con Leonardo y luego le dirá a este último que su esposa le fue infiel.

Sigue un cuadro breve (vv. 2246-2346) en el que Ludovico y Leonardo cuentan lo ocurrido esa noche: el Marqués habla brevemente del duelo, mientras que Leonardo relata cómo consiguió hacer las paces con su enamorada.

Sucesivamente (vv. 2347-2555) asistimos a la petición al Rey, por parte de Flora, de casarse con Leonardo; el monarca consiente y, acto seguido, el caballero vuelve a declarar su amor a la Duquesa. Paralelamente, el criado Teodoro pide la mano de Claudia, que acepta encantada.

En el cuadro siguiente (vv. 2556-2835) Ordoño, acongojado por la situación y sediento de venganza, convoca a Leonardo y le dice que su prometida «es fácil» (v. 2712) y que le fue infiel con un hombre más noble que él. El galán, asombrado y entristecido por la noticia, piensa que se trata del mismo príncipe y concluye un dolorido monólogo con la decisión de vengarse matando a Flora.

El último cuadro (vv. 2836-3153) se abre en el jardín del palacio de Flora: la Duquesa ha decidido pasar allí la noche, a la espera de su enamorado, y se duerme. Poco después aparece Leonardo quien, después de descubrir a su prometida y escuchar cómo habla en sueños con palabras que parecen dirigidas a Ordoño, está dispuesto a apuñalarla con una daga. Sin embargo, una «fuerza más que humana» (v. 2989) lo detiene; la mujer se despierta y llama a los criados que acuden enseguida. Mientras Leonardo intenta huir, se encuentra con el Rey y su séquito: el caballero confiesa sus intenciones, pero también el Príncipe admite sus culpas y disculpa tanto a Leonardo como a Flora. La pieza termina con los casamientos de Leonardo y Flora, Laura y Ludovico y Teodoro y Claudia.

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