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Sólo salgo de visita

Héctor David Gatica







Estaba rompiendo papeles cuando lo vi
se lo hace casi sin mirar me dijo
porque si no duele mucho
me recuerda a Fernández Moreno
«media vida me pasé juntando papeles
y la otra mitad rompiéndolos».

Lo sigo visitando casi diariamente
de su huerta arranca y me da unas plantas
cada vez que las riegue lo recordaré.

Plomero albañil carpintero
músico poeta periodista cuentista novelista.

Completados grandes baúles y otros cajones
donde va embalando su laboratorio fotográfico
cañas de pescar soldador
-Puedo ganarme la vida haciendo notas
escribiendo ensayos enseñando música
trabajando como fotógrafo o plomero.
-¿Por qué me miras así, Irma?
¡Qué poca confianza que me tienes, mujer!
habla y sigue embalando
libros ropas ropas libros
embalando veinte años de haber vivido en La Rioja.
Lo que más cuesta es salir
después desde el barco el mar nos abrirá otro horizonte.

Artistas de variedades La lombriz Una luz muy lejana
El niego interrumpido El oscuro El trino del diablo
El estuche del cocodrilo.

De tarde pasé por su casa
me llamó la atención ver tantos bultos descargados
entré sin llamar
era la casa de un amigo
rostros desconocidos me frenaron.

Lo fui a encontrar en lo del poeta Paredes
como te va poeta subdesarrollado de los llanos
me dijo y agregó
perdoname estoy en pedo.
Y en inglés alemán francés castellano italiano (idiomas que dominaba)
hace suyos estos versos tan simples como desgarrantes para la ocasión
«no me pregunten dónde voy
sólo salgo de visita».

Ya en la terminal nos juntamos unos pocos amigos
no quería que lo despidieran
-Comprendo tu dolor Daniel
mas no he podido no verte partir
antes era tan fácil
con caminar unas pocas cuadras bastaba
ahora habría que tragarse el Océano Atlántico y algo más.

-Me despedí de Ariel Ferraro
él me trajo a La Rioja hace veinte años
le dejé un abrazo a la Nena Lanzillotto
con ella compartí la cárcel.
Este pedacito de montaña que se ve desde aquí
y aquella luna
alcanzaba a ver en puntas de pie
por una hendija de la celda.

Todos sufrimos a la hora del adiós
al verla lagrimear a Irma
llorar a su hijo Ricardito
despedirse contenta a la pequeña María Inés
ciñendónos el cuello con sus bracitos
abrazarse fuertemente a nosotros y sollozar a Daniel.
Subió al colectivo
llevaba el violín enfundado.

Desde la ventanilla nos gritó:
El tiempo no es más que algo chiquito así
la distancia también
Madrid está apenas a doce horas de la Argentina
y a dos mil dólares... Esos sí son muchos.

Sonreímos.

No
no le pregunten al gran novelista adónde va
que se ausenta para poder escribir De Navíos y Borrascas,
Tres Golpes de Timbal, Dónde Estás con tus Ojos Celestes,
no le pregunten a Daniel Moyano adónde va
sólo sale de visita
...y para siempre.





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