Al público: declaración dada por el herido Juan Nepomuceno Castiblanco y que se halla á la foja...

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  • Título: Al público: declaración dada por el herido Juan Nepomuceno Castiblanco y que se halla á la foja 30 de la causa que se sigue al Sr. José María de la Serna
  • Autor: Anónimo
  • Publicación original: Bogotá: José Ayarza, 1835
  • Descripción física: PDF
  • Nota general:
    • Declaracion dada por el herido Juan Nepomuceno Castiblanco y que se halla á la foja 30 de la causa que se sigue al Sr. José Maria de la Serna.
  • Notas de reproducción original: Digitalización realizada por la Biblioteca Virtual del Banco de la República (Colombia)
  • Notas:
    • Colombia
    • Resumen: D eclaracion dada p or el herido J uan .;Vepomuccno Castiblan co y que se halla á la foja 30 de la causa que se sigue al Sr. José Jllúria de la Serna. Yo el ju ez 1.0 parroquial de la Mesa, por oficio q ue se me pa s6 para q ue rejistrara al herido Nepom ucen o Castiblanco vecino de Rabo n, q uien asociado de los SS. Manuel Pach ón, J orje Shz, Manuel Vallesteros, Domingo Rincón , y Romu aldo Sanchez, vecinos de esta parroquia, pasé á la casa de Vicente Castañeda, como á las cuat ro de la tarde, en donde encontré á N ep omuce no Castiblanco aco stado en el suelo, y preguntándole que tenia Ó que le dalia, dijo : q ue el sábado siete de los cor rientes, se vino á. la Parroquia en paz de una ruana que le estaba t ejiendo Joaquín Barragan, la misma q ue le entregó, y que si se quedó las dos noc hes en casa de Ba r­ragá », y qu e el lu nes nueve, como á las nu eve del di a, se fué de esta par­roquia con un cordero bl anco; el mismo que le ven dió J oaq uín Montero, y qu e en todo el cam ino no en contró á ning una persona, qu e sí vió, cuando ib a en las pilita s á un hombre á caball o en el boqueron de la s mismas pi litas, y que cuando salió allí ya no lo vió, sigu iendo su camino se encont ró con un hombre á caball o en una mula retinta, en el sitio de la s Matas de Yoaquin, q uie n le habló y le dij o; ¿ dond e bueno? ¿ para donde vá ? respondiendo el declarante, pa ra Rabon, dice el homb re, yo tambien vengo de Payrne, d ice el hombre, camine me ay uda á sa car una mula q ue se me ha ca ido en la an gos- I tura, volviendo la la no dand ole la cara, diciendo amarre su cord ero y deje su palito, el que amarró á un fra ilcjon , y se fuero n, el hombre ad elante en su mula, y el declarante ar ras , y que llegando á la an gostura, se desmontó el h omb re de su montura, y lecnvistió con una .pufialeta, que le di6 por cerca ele la tetilla, y qu e luego asegu ndó con ot ra que le pasó el brazo y le apuntó á la cost illa , y qu e salió corrie ndo vistose herido, y que ya iba lejos volvió á mirar y vió que le ap un taba con boca de fuego , diciéndole: anda pícaro que me 'tienes en pecado mortal, que el vestu ario, ruana pard a tejida con lana negra, sombre ro de lana viejo con montera blanca de lana, montu ra de estribera de zapato, una rua na pintada en la cabeza de la silla, con samarros de cuero de cab ro medios blanqu iscos, de alpargates nu evos. Que esta es la verdad q ue puede declarar sin que se grave su concienci a, y no la firma por no saver. Por el ,S r. .Juez Manuel Maria Robayo, testigo Felipe Ga rcia, test igo Tomás Garcia, Copia del serto considerando de la sentencia de muerte pronunciada en pri­mera instancia por el Sr. Juez Letrado de hacienda de esta provincia Dr. Fortunato .Manuel de Gamba!} Valencia. Se rejistra á fojas 2 lG de los autos. 6. o Que permaneciendo Serna ocuJto en la últi ma vez en la estanc ia. d e JoaquinBarragan es t uvo dos dias en casa de este mismo J uau N . Cas­ti blanco, y yendose este para su vecinda rio en la parroquia de R abo n, se en­c ontró enel si tio de las matas de Yoaq uin con unhombre montado en un a mu la retinta, con ru ana pa rda , samar ros de ca bro y sombre ro viejo el cual le convidó á que' fuera á ayudarl e á saca r un a mula que se le habia atollado, y qu e babiendole cond ucido con este pr etesto aci a ade ntro de la montaña haciendole ántes dejar su palo y un corde ro qu e llevaba, le dió un a puña­lada hacien dole arrojar 'las t ripas, '1 q ue cuando el pa ciente huya vió qu e le apun taba una boca 'de fueg o diciendole, "picara que me tienes en pecado mortal . " Esta exposicicn la hizo Ca stib lan co, añadiendo q ue su concie ncia le d ictaba qu e Pepe Serna e ra su asesi no, pues no tenia idea de otro. ( asi concluye) 'Los hombres imparcia les , amant es del órde n y de las garantias, no pod rán menos g ue esca nda liza rse al leer los dos documentos qu e a nte ceden. E l J uez que ha fallado condenan.lo .al Sr. ,.Serna á la pena de último sup lí- I, I Los mismos. CIO qn e es la mas grave que puede imponerse, se funda en la declaracion de Jua n Nepornuce no Castiblanco y supone, que este aseguró, " le dicta­ba su conciencia que el Sr. Serna era su asesino" cuando no se I~en cu entra n semejantes espresiones, y cuando no suena siquiera el ap ellido de Serna en toda aquella dec laracion. De este modo, y finjiendo documentos que no ex ­ciste n en los autos puede ser condenado á muerte el hombre mas inocen­te, y cntónces ¿ cual es la seguridad con q ue pu eden contar los ciudadanos -en sus vidas y propiedades? ¿ cual la confianza qu e pueden tener en los jueces qu e deciden de sus mas importantes negocios ? ninguna absoluta­mente. Es tanto mas absurdo el sexto considerando, cuanto que Castiblanco en su ex poslclon refiere estensamente el hecho con todas las circunstancias q ue "precedieron: el vest ido del hombre (dice) era una ruana parda tejida de lana negra, somb rero de lana viejo con montera blanca, montura de es­tribera de sapato, sama rros de cuero de cabro &c . Si conoció al agresor, y este era el Sr. Serna, no habi a tenido necesidad de hacer una esplicacion tan minuciosa y bastaba que le hubiese nombrado. Los ciudadanos que ten­gan alguna duda sobre la exactitud de los dos documentos á que se hace referencia pu eden ver la causa orijina l que existe en la secretaria del Tri­bu nal de este distrito Judicial, y quedarán mas convencidos de la injus­tic ia ó por lo menos de la lijer eza con q ue ha sido ' condenado á muerte el Señor Serna . Boorot á Abrit 5 de 1835 . Unos ciudadanos que oye¡'oll la relaclon en la barra de! tr ibunal. jVOT;1.-No hacemos otras reflecciones sobre la materia, por que ya se ha pu­blicado la brillante defensa que presentó al tribunal el Sr. Dr. Sebastian Esguerra, y en ella se hallan contenidas. D eseariamos sí que los R epresentantes del pueblo Granadino acusasen de oficio ante e! Sellado al Juez de hacienda por una infrac­cion tan manifiesta de las leyes. Jmpr. porJosé Ayarza,
    • Resumen: Declaraciones; Delitos contra la persona; Justicia; Carta; Crítica e interpretación; Reseña
    • Dominio público
  • Forma/género: unidad documental
  • Idioma: español
  • Institución origen: Biblioteca Virtual del Banco de la República
  • Encabezamiento de materia:

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