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291

A. U. S., libro de Claustros 243 bis, Junta de Derechos de 7 de diciembre de 1785.

 

292

Cf. J. SARRAIL: L'Espagne éclairée..., págs. 134 y 592.

 

293

«El Dr Meléndez Valdés en su lugar y viendo que un proyecto tan útil iba a sepultarse como otros por intereses que él cree particulares...» (A. U. S., libro de Claustros 243 bis, Claustro pleno de 25 de febrero de 1786).

 

294

Cf. infra., pág. 244 y apéndice 14, § 4.

 

295

BAE, t. LXII, p. 203. Podemos preguntarnos si el anónimo exaltado, cuyas feroces críticas sobre la Universidad salmantina refiere Antonio Ponz, no sería Meléndez: «Lo he encontrado hecho un predicador, o por mejor decir, un Menipo, muy otro de lo que era cuando le conocimos en Madrid». En todo caso, todas sus críticas coinciden con las del profesor de Humanidades. Observemos que el tomo XII del Viaje de España, donde se encuentran (Carta octava, págs. 268-283), apareció en 1788. Ponz era secretario de la Academia de San Fernando cuando Meléndez fue elegido miembro honorario de la misma en 1791. Sobre las relaciones entre ambos, cf. Jovellanos, primera carta a Ponz, BAE, t. L, págs. 272-273.

 

296

Sobre la pequeña guerra literaria ocasionada por el éxito de esta égloga, cf. COTARELO Y MORI: Iriarte y su época, obra citada, págs. 219 a 227.

 

297

Garcilaso utiliza esta misma estrofa en la Canción III; los críticos han demostrado que es una imitación de la «canzone» de Petrarca: «Chiare, fresche e dolci acque...»

 

298

Poesías inéditas, obra cit., págs. 201-215.

 

299

La sustitución de Arcadio por Tirsi podría indicar que la égloga fue escrita después de la muerte de Iglesias (1791): argumento suplementario para situarla durante el exilio, entre 1798 y 1800.

 

300

BAE, t. LXIII, pág. 211.