Córdoba

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Vinculación cervantina

Córdoba estuvo y está muy presente en la vida de Cervantes. No ha de olvidarse la vinculación cordobesa de su familia: su abuelo paterno, el licenciado Juan de Cervantes, así como su abuela, doña Leonor de Torreblanca, eran de Córdoba. Esta vinculación familiar llevó a Rodrigo Cervantes a viajar y pasar temporadas por Córdoba cuando Cervantes era un niño. Miguel de Cervantes bien pudo conocer la ciudad siendo niño, acompañando a su padre y bien pudo entrar por el Camino Real, embocando la puerta de Andújar (luego Puerta Nueva). Córdoba, que por entonces tendría unos 40000 habitantes, casi tres veces más que Alcalá, era una ciudad rebosante de vida, bulliciosa, industrial y hay que pensar que para aquel niño sería un descubrimiento, un mundo que debió dejarle huella y alimentar su memoria. Como no podía ser de otro modo, Cervantes cita el Potro en sus obras, ese lugar donde Cervantes pudo comenzar a conocer la picaresca.

Lugares cervantinos

Posada del Potro

Se trata de una vivienda típica del siglo XV, que fue destinada a posada desde el siglo XVI hasta 1972. Entrar en ella es hacerlo a los espacios que pudo haber conocido Cervantes y su familia cordobesa. Cuando Cervantes, en el capítulo tres de la primera parte del Quijote traza el panorama de la picaresca en España, que luego amplía en las primeras páginas de La ilustre fregona, el Potro va asociado a los Percheles de Málaga, a las islas de Riarán, al Compás de Sevilla, al Azoguejo de Segovia, a la playa de Sanlúcar, el barranco de Lavapiés en Madrid o el Zocodover en Toledo. En 1947 Enrique Romero de Torres solicita la adquisición por parte del Estado de la posada del Potro, a esta petición se adhieren el Ayuntamiento de la ciudad y la Real Academia. La posada, comprada por el Ayuntamiento, es desde 2005 la sede del Centro de Flamenco Fosforito.

Más información: Centro de Flamenco Fosforito

Azulejos cervantinos

Como sucediera en Sevilla, en 1917, para conmemorar el III Centenario de la muerte de Cervantes, se pusieron dos azulejos cervantinos en la Plaza del Potro y en la calle Osario, recordando que fueron espacios cordobeses citados por Cervantes en sus obras.