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Retórica y Poética

Protágoras de Abdera (481‑411 a. C.)

José Antonio Hernández Guerrero
María del Carmen García Tejera

Obras

Protágoras constituyó, probablemente, el ejemplo más ilustrativo del profesor de oratoria que cobra cantidades sustanciosas por enseñar. Sus teorías fueron ridiculizadas por Aristófanes en Las Nubes y provocaron la indignación de Platón en su diálogo Protágoras. Entre sus obras cuya autenticidad parece segura, la más importante es La Verdad (Alétheia) citada por Sexto Empírico con el título de Discursos demoledores (Lógoi katabállontes). Esta obra se abría con la famosa afirmación El hombre es la medida de todas las cosas.

Según la interpretación de Platón, la proposición protagórica se basa en la teoría heraclitea de la perpetua fluidez de la materia, y en una concepción sensualista del conocimiento: si las cosas están en flujo permanente y el conocimiento se reduce a las manifestaciones que llegan de los sentidos, las afirmaciones de distintas personas ‑e incluso las de una misma en diferentes condiciones‑ sobre un objeto concreto o sobre una situación determinada, siempre serán verdaderas aunque parezcan diferentes y hasta contradictorias. De ahí que Protágoras pudiera afirmar en su tratado El arte de disputar que sobre cada cosa hay dos argumentos recíprocamente enfrentados (J. L. Calvo, en López Férez [ed.], 1988: 604).

Frente a la interpretación moral de los pitagóricos, Protágoras da al término kairós -«oportuno»‑ una explicación y una aplicación formal: en un discurso, afirma, pueden ser oportunas, según los casos, la concisión y la amplitud, y una misma materia puede constituir el objeto de un discurso breve o de otro extenso.

Protágoras enseñó con originalidad y con éxito la doctrina de la antítesis como fórmula eficaz y como idea‑fuerza para la articulación de la argumentación. Mostró cómo un mismo argumento puede presentarse desde puntos de vista opuestos. Esta técnica de la contradicción o «antilogía» ‑la aportación más innovadora de la retórica sofista (Mortara Garavelli, 1991: 20)‑ defendía que sobre cada cuestión se pueden elaborar dos discursos que se oponen entre sí, y que todos los problemas ofrecen, al menos, dos aspectos, dos caras, que deben ser examinadas con la misma atención. En todo asunto, dice él, hay que conocer el pro y el contra. De ahí sus famosas Antilogías, de las que se infiere sin razón que a Protágoras le daba lo mismo lo blanco que lo negro, el «pro» que el «contra».

Como recuerda Mortara Garavelli (ibidem), son abundantes los testimonios literarios, desde Eurípides hasta Aristófanes y Platón, sobre las competiciones retóricas, concursos de virtuosismo «erístico» (disputa) que se desarrollaban según la técnica antinómica enseñada por Protágoras:

«En el despreocupado relativismo que la inspiraba y que tanto indignó a los enemigos de los sofistas (en primer lugar, a Platón, que reprobó en el Eutidemo la práctica de la antilogía) pueden hallarse, sin embargo, sorprendentes intuiciones acerca de la facultad probatoria, opuesta a presuntas verdades absolutas. Recuerdan, aunque lejanamente, la noción moderna de relativismo científico, que, aplicada a las experiencias humanas, significa tan sólo que, en materia de hechos opinables (no menos en el conjunto de lo real y de lo posible), lo que cuenta es encontrar la razón más convincente» (ibidem).

Bibliografía

  • Carmen Bobes y otros (1995), Historia de la Teoría literaria, 2 vols., I: La Antigüedad grecolatina, Madrid, Gredos.
  • José Luis Calvo (1988), «Los sofistas» en J. A. López Férez (ed.), Historia de la Literatura griega, Madrid, Cátedra, pp. 598-612.
  • José Antonio Hernández Guerrero y M.ª del Carmen García Tejera (1994), Historia breve de la Retórica, Madrid, Síntesis.
  • Antonio López Eire (2002), Poéticas y Retóricas griegas, Madrid, Síntesis.
  • Antonio Melero Bellido (1996), Introducción, traducción y notas de Sofistas. Testimonios y fragmentos, Madrid, Gredos.
  • Bice Mortara Garavelli (1989), Manual de Retórica, Madrid, Cátedra, 1991.
  • James J. Murphy (ed.) (1983), Sinopsis histórica de la Retórica clásica, Madrid, Gredos, 1988.
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